el hambre invade los contenedores de basuras
por Fernando Repiso
Lunes, 17 de Septiembre de 2012 14:49
Sólo el 20% de los supermercados entrevistados por el Ministerio de
Agricultura entregan las sobras o con caducidad inmediata, alimentos
perecederos a alguna ONG para aliviar algo tercermundista: EL HAMBRE...
Se trata del jinete del Apocalipsis de este siglo XXI que se ceba con los más débiles. Mientras sigue el despilfarro y la dependencia
de la Merkeleuropea, miles de familias vuelven a la posguerra, a la
“jambruna” del bloqueo franquista. Y la culpa tiene muchos nombres,
siglas y parientes, quienes no la tienen son los que de madrugada
asaltan los contenedores para que su familia sobreviva a los recortes
sociales, a salarios indecentes, a los palos al agua de un gobierno que
piensa más en la minoría pudiente que en la mayoría ingente. Es una
cruda realidad, pónganle nombre a la situación, yo los tengo todos
agotados.
En la etapa de la dictadura, los sobrantes de las empresas de alimentación se enviaban a los servicios sociales y Cáritas se encargaba de distribuirlos, unos a las cárceles, otros a los hospicios, especie de mercado de niños para las estériles con posibles, las madres biológicas sólo recibían (cuando más) la noticia de que su parto ha sido inútil, el niño nacería “oficialmente muerto”. Miles de familias buscan a su hijo o nieto, seguras de que nació vivo. Hoy, los hospicios se han sustituido por cientos de Bancos de Alimentos que se las ven y desean para disponer de la demanda.
Largas colas en los comedores sociales, largas colas en las oficinas de empleo, largas colas en los contenedores cercanos a los supermercados, largas colas para las míseras ayudas prometidas, mientras los imperios de las finanzas y las grandes superficies lamentan que cierran el año con algún milloncejo menos que el anterior.
Cuando nos vendieron que comprar era elevar nuestro bienestar, desde el ladrillazo, a la cosmética que quita la belleza de la arruga o los cientos de fórmulas para un cabello sedoso, vitaminado, reluciente, o los coches de lujo siguen insistiendo, el material escolar hay que pagarlo. Sí las cosas siguen así, apuesto que saldrá un loco cualquiera, desesperado de entre tantos miles y meta la pata. Desde el cuento de la lechera al hambre, hay un trayecto corto: si ahora los grandes nos prometen bajos precios ¿qué nos vendían antes?. Muy sencillo, vaciar nuestros bolsillos, dejarnos sin esperanza y trazarnos un futuro desalentador. Lo ganado, atracado, financiado con intereses vergonzosos, ni están aquí, están en paraísos fiscales incapaces de localizar, algunos en la misma Europa a la que dicen que pertenecemos.
Miles de familias asaltan contenedores, gritan y no son escuchados, además de no saber quien es la prima del tal Riesgo (valiente puta tiene que ser) ni el Ibex, ni para qué sirve y que produce la Bolsa, sólo saben que la suya sigue vacía, su casa embargada mientras se acumulan los ladrillos en falsos activos de los bancos y la historia se repite alimentando o amnistiando al rico y castigando con menos jornal al pobre. Veremos cuantos Urdgarines, EREs, Gurtel, Malayas, Bankias, … devolverán lo robado o pagarán en justicia sus desmanes
.
De El libro del Apocalipsis o Apocalipsis de Juan , «Revelación de Juan» del Nuevo Testamento
“El tercer jinete monta un caballo negro y se entiende generalmente como la hambruna. El jinete lleva un par de balanzas o básculas de pesaje, lo que indica la forma en que el pan se pesa durante una hambruna.
De los cuatro hombres a caballo, el caballo negro y su jinete son los únicos cuya aparición se acompaña de una pronunciación vocal. Juan oye una voz, no identificada, pero procedente de los cuatro seres vivientes, que habla de los precios del trigo y la cebada, también se dice "pero no dañes el aceite ni el vino." Esto sugiere que el hambre es el de aumentar el precio del grano, pero sin afectar a los suministros de aceite y vino. Una explicación de esto es que los cultivos de cereales hubieran sido más susceptibles en años de hambruna que los cultivos de olivos y vides; la declaración también podría sugerir una continua abundancia de lujos para los alimentos básicos, mientras que tales ricos como el pan son escasos, aunque no totalmente agotados. Por otra parte, la preservación del aceite y el vino podría simbolizar la preservación de los fieles cristianos, que utilizan aceite y vino en sus sacramentos. Otra interpretación basada en Ezequiel 45:13 es que el trigo y la cebada representan la contribución de la gente a sacrificar al templo en las tradiciones judías de edad cuando el templo de Salomón se levantó. La escala representa el equilibrio y la medida de la contribución de la gente, con el fin de distribuirlo por igual entre las 12 tribus. Sin embargo, uno de los cuatro seres vivientes dice que va a costar el salario de un día para obtener la cebada y el trigo. Por lo tanto, el jinete utiliza su escala para distribuir igualmente unos días de salario entre las naciones, resultando con un tercio para el Templo, paro no dañar al ungido de Dios y de sus riquezas".
Una vieja forma de salvar los poderes y a los “autorizados”. Así cierra el Nuevo Testamento. Lo que estamos viviendo es más la resurrección de La Apocalipsis que la restauración del estado de bienestar, por mucho que se nos haya repetido que de los humildes será el reino de los cielos.
La historia nos demuestra que el poder siempre se alimentó del trabajo de los “simpoder”. Este es el panorama, cuidado con el loco que le ponga el cascabel al gato.
http://cosasdeandalucia.com/ web/index.php/tribuna-libre/ 2850-el-tercer-jinete-de-el- apocalipsis-de-juan-el-hambre- invade-los-contenedores-de- basuras.html
En la etapa de la dictadura, los sobrantes de las empresas de alimentación se enviaban a los servicios sociales y Cáritas se encargaba de distribuirlos, unos a las cárceles, otros a los hospicios, especie de mercado de niños para las estériles con posibles, las madres biológicas sólo recibían (cuando más) la noticia de que su parto ha sido inútil, el niño nacería “oficialmente muerto”. Miles de familias buscan a su hijo o nieto, seguras de que nació vivo. Hoy, los hospicios se han sustituido por cientos de Bancos de Alimentos que se las ven y desean para disponer de la demanda.
Largas colas en los comedores sociales, largas colas en las oficinas de empleo, largas colas en los contenedores cercanos a los supermercados, largas colas para las míseras ayudas prometidas, mientras los imperios de las finanzas y las grandes superficies lamentan que cierran el año con algún milloncejo menos que el anterior.
Cuando nos vendieron que comprar era elevar nuestro bienestar, desde el ladrillazo, a la cosmética que quita la belleza de la arruga o los cientos de fórmulas para un cabello sedoso, vitaminado, reluciente, o los coches de lujo siguen insistiendo, el material escolar hay que pagarlo. Sí las cosas siguen así, apuesto que saldrá un loco cualquiera, desesperado de entre tantos miles y meta la pata. Desde el cuento de la lechera al hambre, hay un trayecto corto: si ahora los grandes nos prometen bajos precios ¿qué nos vendían antes?. Muy sencillo, vaciar nuestros bolsillos, dejarnos sin esperanza y trazarnos un futuro desalentador. Lo ganado, atracado, financiado con intereses vergonzosos, ni están aquí, están en paraísos fiscales incapaces de localizar, algunos en la misma Europa a la que dicen que pertenecemos.
Miles de familias asaltan contenedores, gritan y no son escuchados, además de no saber quien es la prima del tal Riesgo (valiente puta tiene que ser) ni el Ibex, ni para qué sirve y que produce la Bolsa, sólo saben que la suya sigue vacía, su casa embargada mientras se acumulan los ladrillos en falsos activos de los bancos y la historia se repite alimentando o amnistiando al rico y castigando con menos jornal al pobre. Veremos cuantos Urdgarines, EREs, Gurtel, Malayas, Bankias, … devolverán lo robado o pagarán en justicia sus desmanes
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De El libro del Apocalipsis o Apocalipsis de Juan , «Revelación de Juan» del Nuevo Testamento
“El tercer jinete monta un caballo negro y se entiende generalmente como la hambruna. El jinete lleva un par de balanzas o básculas de pesaje, lo que indica la forma en que el pan se pesa durante una hambruna.
De los cuatro hombres a caballo, el caballo negro y su jinete son los únicos cuya aparición se acompaña de una pronunciación vocal. Juan oye una voz, no identificada, pero procedente de los cuatro seres vivientes, que habla de los precios del trigo y la cebada, también se dice "pero no dañes el aceite ni el vino." Esto sugiere que el hambre es el de aumentar el precio del grano, pero sin afectar a los suministros de aceite y vino. Una explicación de esto es que los cultivos de cereales hubieran sido más susceptibles en años de hambruna que los cultivos de olivos y vides; la declaración también podría sugerir una continua abundancia de lujos para los alimentos básicos, mientras que tales ricos como el pan son escasos, aunque no totalmente agotados. Por otra parte, la preservación del aceite y el vino podría simbolizar la preservación de los fieles cristianos, que utilizan aceite y vino en sus sacramentos. Otra interpretación basada en Ezequiel 45:13 es que el trigo y la cebada representan la contribución de la gente a sacrificar al templo en las tradiciones judías de edad cuando el templo de Salomón se levantó. La escala representa el equilibrio y la medida de la contribución de la gente, con el fin de distribuirlo por igual entre las 12 tribus. Sin embargo, uno de los cuatro seres vivientes dice que va a costar el salario de un día para obtener la cebada y el trigo. Por lo tanto, el jinete utiliza su escala para distribuir igualmente unos días de salario entre las naciones, resultando con un tercio para el Templo, paro no dañar al ungido de Dios y de sus riquezas".
Una vieja forma de salvar los poderes y a los “autorizados”. Así cierra el Nuevo Testamento. Lo que estamos viviendo es más la resurrección de La Apocalipsis que la restauración del estado de bienestar, por mucho que se nos haya repetido que de los humildes será el reino de los cielos.
La historia nos demuestra que el poder siempre se alimentó del trabajo de los “simpoder”. Este es el panorama, cuidado con el loco que le ponga el cascabel al gato.
http://cosasdeandalucia.com/
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