lunes, 30 de enero de 2012

CUATRO CARTAS A LAS IZQUIERDAS

Boaventura de Sousa Santos

Boaventura de Sousa Santos es una de las referencias reconocidas internacionalmente del Foro Social Mundial y uno de los intelectuales de mayor prestigio. Su discusión con las principales escuelas y pensadores de ayer y de hoy se completa con una epistemología inversa que acude a la experiencia para encontrar, en una recuperación arqueológica de lo escondido y lo silenciado, las propuestas científicas para una emancipación que es posible pero que necesita una teorización que hasta ahora no ha recibido. Aquí, sus ya famosas "Cartas a las izquierdas".

PRIMERA CARTA A LAS IZQUIERDAS (28.08.11)
No pongo en cuestión que exista un futuro para las izquierdas, pero su futuro no será una continuación lineal de su pasado. Definir lo que tienen en común equivale a responder la pregunta: ¿qué es la izquierda? La izquierda es un conjunto de posiciones políticas que comparten el ideal de que los seres humanos tienen todos el mismo valor, y que son el valor más alto. Ese ideal es puesto en cuestión siempre que hay relaciones sociales de poder de-sigual, esto es, de dominación. En este caso, algunos individuos o grupos satisfacen algunas de sus necesidades transformando a otros individuos o grupos en medios para sus fines. El capitalismo no es la única fuente de dominación, pero es una fuente importante.
Las diferentes comprensiones de este ideal produjeron diversas fracturas. Las principales fueron respuestas opuestas a las siguientes preguntas. ¿Puede el capitalismo ser reformado para mejorar la suerte de los dominados, o esto sólo es posible más allá del capitalismo? ¿La lucha social debe ser conducida por una clase (la clase obrera) o por diferentes clases o grupos sociales? ¿Debe ser conducida dentro de las instituciones democráticas o fuera de ellas? ¿El Estado es, en sí mismo, una relación de dominación, o puede ser movilizado para combatir las relaciones de dominación?
Las respuestas opuestas a estas preguntas estuvieron en el origen de violentas fracturas. En nombre de la izquierda se cometieron atrocidades contra la izquierda; pero, en su conjunto, las izquierdas dominaron el siglo XX (a pesar del nazismo, el fascismo y el colonialismo) y el mundo se volvió más libre e igualitario gracias a ellas. Este siglo corto de las izquierdas terminó con la caída del Muro de Berlín. Los últimos treinta años fueron marcados, por un lado, por una gestión de ruinas y de inercias y, por el otro, por la emergencia de nuevas luchas contra la dominación, con otros actores y otros lenguajes que las izquierdas no pudieron entender.
Mientras tanto, liberado de las izquierdas, el capitalismo volvió a mostrar su vocación antisocial. Ahora vuelve a ser urgente reconstruir las izquierdas para evitar la barbarie. ¿Cómo recomenzar? Con la aceptación de las siguientes ideas:
Primero, el mundo se diversificó y la diversidad se instaló en el interior de cada país. La comprensión del mundo es mucho más amplia que la comprensión occidental del mundo; no hay internacionalismo sin interculturalismo.
Segundo, el capitalismo concibe a la democracia como un instrumento de acumulación; si es preciso, la reduce a la irrelevancia y, si encuentra otro instrumento más eficiente, prescinde de ella (el caso de China). La defensa de la democracia de alta intensidad debe ser la gran bandera de las izquierdas.
Tercero, el capitalismo es amoral y no entiende el concepto de dignidad humana; defender esta dignidad es una lucha contra el capitalismo y nunca con el capitalismo (en el capitalismo, incluso las limosnas sólo existen como relaciones públicas).
Cuarto, la experiencia del mundo muestra que hay inmensas realidades no capitalistas, guiadas por la reciprocidad y el cooperativismo, a la espera de ser valoradas como el futuro dentro del presente.
Quinto, el siglo pasado reveló que la relación de los humanos con la naturaleza es una relación de dominación contra la cual hay que luchar; el crecimiento económico no es infinito.
Sexto, la propiedad privada sólo es un bien social si es una entre varias formas de propiedad y si todas están protegidas; hay bienes comunes de la humanidad (como el agua y el aire).
Séptimo, el siglo corto de las izquierdas fue suficiente para crear un espíritu igualitario entre los seres humanos que sobresale en todas las encuestas; éste es un patrimonio de las izquierdas que ellas han estado dilapidando.
Octavo, el capitalismo precisa otras formas de dominación para florecer, del racismo al sexismo y la guerra, y todas deben ser combatidas.
Noveno, el Estado es un animal extraño, mitad ángel y mitad monstruo, pero, sin él, muchos otros monstruos andarían sueltos, insaciables, a la caza de ángeles indefensos. Mejor Estado, siempre; menos Estado, nunca. Con estas ideas, las izquierdas seguirán siendo varias, aunque ya no es probable que se maten unas a otras y es posible que se unan para detener la barbarie que se aproxima.
SEGUNDA CARTA A LAS IZQUIERDAS (11.10.11)
La democracia política presupone la existencia del Estado. Los problemas que vivimos hoy en Europa muestran dramáticamente que no hay democracia europea porque no hay Estado europeo. Y porque muchas prerrogativas soberanas fueron transferidas a instituciones europeas, las democracias nacionales hoy son menos sólidas porque los Estados nacionales son post–soberanos. Los déficit de las democracias nacionales y el déficit democrático de Europa se retroalimentan y se agravan porque, mientras tanto, las instituciones europeas decidieron transferir a los mercados financieros (es decir, a media docena de grandes inversores, al frente de los que está el Deutsche Bank) parte de las prerrogativas transferidas a ellas por los Estados nacionales. Al ciudadano común hoy le será fácil concluir (lamentablemente sólo hoy) que fue una trama bien urdida para incapacitar a los Estados europeos de desempeñar tanto sus funciones de protección de la ciudadanía contra riesgos colectivos como de promoción del bienestar social. Esta trama neoliberal ha sido urdida en todo el mundo, Europa sólo tuvo el privilegio de ser “tramada” a la europea. Veamos cómo sucedió.
Está en curso un proceso global de desorganización del Estado democrático. La organización de este tipo de Estado se basa en tres funciones: la función de confianza, por medio de la cual el Estado protege a los ciudadanos contra fuerzas extranjeras, crímenes y riesgos colectivos; la función de legitimidad, a través de la cual el Estado garantiza la promoción del bienestar, y la función de acumulación, con la cual el Estado garantiza la reproducción del capital a cambio de recursos (tributación, control de sectores estratégicos) que le permitan desempeñar las otras dos funciones.
Los neoliberales pretenden desorganizar el Estado democrático a través de la inculcación en la opinión pública de la supuesta necesidad de varias transiciones.
Primera transición: de la responsabilidad colectiva a la responsabilidad individual. Según los neoliberales, las expectativas de la vida de los ciudadanos derivan de lo que ellos hacen por sí mismos y no de lo que la sociedad puede hacer por ellos. En la vida tiene éxito quien toma buenas decisiones o tiene suerte, y fracasa quien toma malas decisiones o tiene poca suerte. Las condiciones diferenciadas de nacimiento o de país no deben ser significativamente alteradas por el Estado.
Segunda transición: de la acción del Estado basada en la tributación a la acción del Estado basada en el crédito. La lógica distributiva de la tributación le permite al Estado expandirse a costa de las ganancias más altas, lo que, según los neoliberales, es injusto, mientras que la lógica distributiva del crédito obliga al Estado a restringirse y a pagar todo a sus acreedores. Esta transición garantiza la asfixia financiera del Estado, la única medida eficaz contra las políticas sociales.
Tercera transición: del reconocimiento de la existencia de bienes públicos (educación, salud) e intereses estratégicos (agua, telecomunicaciones, correos) que deben ser cuidados por el Estado a la idea de que cada intervención del Estado en un área potencialmente rentable es una limitación ilegítima de las oportunidades para el lucro privado.
Cuarta transición: del principio de la primacía del Estado al principio de la primacía de la sociedad civil y del mercado. El Estado es siempre ineficiente y autoritario. La fuerza coercitiva del Estado es hostil al consenso y a la coordinación de los intereses y limita la libertad de los empresarios, que son quienes crean riqueza (a los trabajadores no se los menciona). La lógica imperativa de gobierno debe ser sustituida en la medida de lo posible por la lógica cooperativa de gobierno entre intereses sectoriales, entre ellos el Estado.
Quinta transición: de los derechos sociales a la filantropía y a las ayudas en situaciones extremas de pobreza o incapacidad. El Estado social exageró la solidaridad entre ciudadanos y transformó la desigualdad social en un mal cuando, de hecho, es un bien. Entre quien da limosna y quien la recibe no hay igualdad posible, uno es sujeto de la caridad y el otro es objeto de ella.
Ante este perturbador recetario neoliberal, es difícil imaginar que las diferentes izquierdas no estén de acuerdo sobre el principio “mejor Estado, siempre; menos Estado, nunca”, y que de eso no saquen conclusiones.
TERCERA CARTA A LAS IZQUIERDAS (23.12.11)
Cuando están en el poder, las izquierdas no tienen tiempo para reflexionar sobre las transformaciones que ocurren en la sociedad y, cuando lo hacen, siempre es como reacción a cualquier acontecimiento que perturbe el ejercicio del poder. La respuesta siempre es defensiva. Cuando no están en el poder, se dividen internamente para definir quién será el líder en las próximas elecciones, de modo que las reflexiones y los análisis están relacionadas con este objetivo.
Esta indisponibilidad para la reflexión, que siempre ha sido perniciosa, hoy es suicida. Por dos razones. La derecha tiene a su disposición a todos los intelectuales orgánicos del capital financiero, de las asociaciones empresariales, de las instituciones multilaterales, de los think tanks y de los grupos de presión, que le proporcionan a diario datos e interpretaciones que no son siempre faltos de rigor y siempre interpretan la realidad llevando el agua a su molino. Por el contrario, las izquierdas no disponen de instrumentos de reflexión abiertos a los no militantes e, internamente, la reflexión sigue la línea estéril de las facciones.
Hoy en día, circula por el mundo una ola de informaciones y análisis que podrían tener una importancia decisiva para repensar y refundar las izquierdas tras el doble el colapso de la socialdemocracia y el socialismo real. El desequilibrio entre las izquierdas y la derecha en relación con el conocimiento estratégico del mundo es hoy mayor que nunca.
La segunda razón es que las nuevas movilizaciones y militancias políticas por causas históricamente pertenecientes a las izquierdas se están realizando sin ninguna referencia a ellas (con excepción, tal vez, de la tradición anarquista) e incluso, muchas veces, en oposición a ellas. Esto no puede dejar de suscitar una profunda reflexión. ¿Se está haciendo esta reflexión? Tengo razones para creer que no y la prueba de ello está en los intentos de captar, educar, minimizar o ignorar a la nueva militancia.
Propongo algunas líneas de reflexión. La primera se refiere a la polarización social que está emergiendo de las enormes desigualdades sociales. Vivimos en una época que tiene algunas semejanzas con la de las revoluciones democráticas que convulsionaron Europa en 1848. Entonces la polarización social era enorme porque el proletariado (en ese momento una clase joven) dependía del trabajo para sobrevivir, pero (a diferencia de lo que ocurría con los padres y abuelos) el trabajo no dependía de él, dependía de quien lo daba o quitaba a su arbitrio, es decir, el patrón; si uno trabajaba, los salarios eran tan bajos y la jornada tan larga que la salud peligraba y la familia vivía al borde del hambre; si era despedido, no tenía ningún tipo de apoyo, salvo el de alguna economía solidaria o el recurso a la delincuencia. No resulta extraño que en estas revoluciones las dos grandes banderas de lucha fueran el derecho al trabajo y el derecho a una jornada laboral más corta. Ciento cincuenta años después, la situación no es exactamente la misma, pero las banderas siguen siendo actuales.
Y probablemente hoy lo sean más de lo que lo eran hace treinta años. Las revoluciones fueron sangrientas y fracasaron, pero los gobiernos conservadores que siguieron tuvieron que hacer concesiones para que la cuestión social no desembocara en una catástrofe. ¿A qué distancia estamos nosotros de la catástrofe? Hasta ahora, la movilización contra la escandalosa desigualdad social (similar a la de 1848) es pacífica y tiene una fuerte tendencia moralista de denuncia.
No asusta al sistema financiero-democrático. ¿Quién puede garantizar que siga así? La derecha está preparada para responder represivamente a cualquier alteración potencialmente amenazadora. ¿Qué planes tienen las izquierdas? ¿Volverán a dividirse como en el pasado, unas tomando la postura represora y otras la de la lucha contra la represión?
La segunda línea de reflexión también tiene mucho que ver con las revoluciones de 1848 y consiste en cómo volver a conectar la democracia con las aspiraciones y decisiones de los ciudadanos. Entre las consignas de 1848, sobresalían liberalismo y democracia. Liberalismo significaba gobierno republicano, separación entre Estado y religión, libertad de prensa; democracia, por su parte, significaba sufragio “universal” para los hombres. Se ha avanzado mucho en este aspecto en los últimos ciento cincuenta años. Sin embargo, en los últimos treinta años las conquistas logradas han sido cuestionadas y la democracia, últimamente, parece más bien una casa cerrada y ocupada por un grupo de extraterrestres que decide democráticamente sus propios intereses y dictatorialmente los de las grandes mayorías. Un régimen mixto, una democradura.
El movimiento de los indignados y el movimiento Occupy rechazan la expropiación de la democracia y optan por tomar decisiones por consenso en sus asambleas. ¿Están locos o son un indicio de los retos que vienen por delante? ¿Ya han pensado las izquierdas que, si no se sienten cómodas con formas de democracia de alta intensidad (dentro de los partidos y en la república), deberían retirarse o refundarse?
CUARTA CARTA A LAS IZQUIERDAS (19.01.12)
Las divisiones históricas entre las izquierdas se justificaron por una construcción ideológica imponente, pero en realidad su sostenibilidad práctica (la credibilidad de las propuestas políticas que les permitieron captar seguidores) se basó en tres factores: el colonialismo, que permitió desplazar la acumulación primitiva de capital (por desposesión violenta, en general ilegal y siempre impune, con incontables sacrificios humanos) fuera de los países capitalistas centrales, donde se libraban las luchas sociales consideradas decisivas; la emergencia de capitalismos nacionales con características tan diferentes (capitalismo de Estado, corporativo, liberal, socialdemócrata) que daban verosimilitud a la idea de que habría varias alternativas para superar el capitalismo; y, por último, las transformaciones que las luchas sociales fueron produciendo en la democracia liberal, permitiendo alguna redistribución social y separando, hasta cierto punto, el mercado de las mercancías (los valores que tienen precio y se compran y venden) del mercado de las convicciones (las opciones y valores políticos que, por no tener precio, ni se compran ni se venden). Si para algunas izquierdas esta separación era un hecho nuevo, para otras era un engaño peligroso.
Sin embargo, en los últimos años estos factores han cambiado tan profundamente que nada será como antes para las izquierdas tal y como las conocemos. En lo que respecta al colonialismo, los cambios radicales son de dos tipos. Por un lado, la acumulación de capital por desposesión violenta ha vuelto a las antiguas metrópolis (robo de salarios y pensiones; transferencias ilegales de fondos colectivos para rescatar a bancos privados; total impunidad del gangsterismo financiero).
Es por ello que la lucha anticolonial también tendrá que librarse en ellas, una lucha que, como sabemos, nunca se pautó por las cortesías parlamentarias. Por otro, aunque el neocolonialismo (el mantenimiento de las relaciones coloniales entre las antiguas colonias y metrópolis o sus sustitutos, como el caso de Estados Unidos) ha permitido hasta hoy la continuidad de la acumulación por desposesión en el antiguo mundo colonial, parte de él está asumiendo un nuevo protagonismo (India, Brasil, Sudáfrica y el caso especial de China, humillada por el imperialismo occidental durante el siglo XIX), hasta el punto de que no sabemos si habrá nuevas metrópolis y, por tanto, nuevas colonias.
Las izquierdas del Norte global (y, salvo algunas excepciones, también las de América Latina) empezaron siendo colonialistas y más tarde aceptaron acríticamente que la independencia de las colonias eliminaba el colonialismo, desvalorizando así la emergencia del neocolonialismo y el colonialismo interno. ¿Serán capaces de imaginarse como izquierdas frente a nuevos colonialismos y de prepararse para luchas anticoloniales de nuevo tipo?
En cuanto a los capitalismos nacionales, su final parece estar marcado por la trituradora del neoliberalismo. Es cierto que en América Latina y China parece que están emergiendo nuevas versiones de dominación capitalista, pero curiosamente se aprovechan de las oportunidades que el neoliberalismo les confiere. No obstante, el 2011 ha demostrado que la izquierda y el neoliberalismo son incompatibles. Sólo hay que ver cómo las cotizaciones bursátiles suben en la misma medida en que aumenta la desigualdad social y se destruye la protección social. ¿Cuánto tardarán las izquierdas en extraer conclusiones?
Finalmente, la democracia liberal agoniza bajo el peso de los poderes fácticos (las mafias, la masonería, el Opus Dei, las transnacionales, el FMI, el Banco Mundial…), la impunidad de la corrupción, el abuso de poder y el tráfico de influencias. El resultado es una fusión creciente entre el mercado político de las ideas y el mercado económico de los intereses. Todo está en venta y nada se vende porque no hay quien lo compre. En los últimos cincuenta años, las izquierdas (todas) han contribuido fundamentalmente a que la democracia liberal disponga de una cierta credibilidad entre las clases populares y a que los conflictos sociales se puedan resolver en paz. Como a la derecha sólo le interesa la democracia en la medida en que sirve a sus intereses, las izquierdas son hoy la garantía de su rescate. ¿Estarán a la altura del reto? ¿Tendrán el coraje de refundar la democracia más allá del liberalismo? ¿Defenderán una democracia sólida contra la antidemocracia, que combine la democracia representativa con la democracia participativa y la directa? ¿Abogarán por una democracia anticapitalista frente a un capitalismo cada vez más antidemocrático?
Primera y Segunda cartas traducidas por Javier Lorca
Tercera y Cuarta cartas traducidas por Antoni Jesús Aguiló y revisado por Àlex Tarradellas
LUNES 30 DE ENERO DE 2012 - COMCOSUR / MONTEVIDEO

miércoles, 25 de enero de 2012

AAA = Avaricia, Atraco y Alienación

Robert Sae

¿Por qué desde hace algunos meses, se inunda las noticias y las mentes con este tema de las "AAA"?  ¿Por qué las agencias de calificación, cuya creación remonta a principios de 1900, se convierten, de repente, en el ombligo del mundo?

Una máscara para la avariciamercantil
 
Las agencias, en el fondo, son laboratorios pagados por los tenedores del capital para asegurar la rentabilidad de los valores que ellos quieren adquirir.

En un artículo muy informativo, publicado en el sitio web "investig'action" Xavier Dupret nos recuerda que: "Hasta mediados de los 70, todo quien quisiese invertir una parte de su capital en acciones financieras tenía libertad de acudir a una agencia de calificación para evaluar los activos en los que había puesto su mira.  A la postre, son los emisores de valores que vienen a pagar directamente a sus evaluadores, a costa de numerosos conflictos de interés.  Con el riesgo de muchos abusos."

El autor también afirma que: "Con el tiempo, el campo de la investigación de las agencias de calificación, hasta entonces limitado sólo al sector privado, ha incorporado cada vez más la calificación de las deudas públicas."

Recientemente, se enfatiza en los medios de comunicación el hecho de que las autoridades locales y empresas públicas (como la SNCF*) están también sometidas a la evaluación de estas agencias.  En última instancia, es a partir de estas calificaciones que los bancos deciden a quién prestar y a qué tasa.

Queda claro que las agencias de calificación están estrictamente al servicio de los especuladores.  Hoy en día, se busca someter a todos los actores económicos y políticos a su calificación única.

Si tenemos en cuenta que las tres agencias que controlan la mayor parte del mercado de la calificación (Standard and Poors, Fitch y Moody's) tienen sede en Estados Unidos y están sometidos al control de la SEC (Securities and Exchange Commission- autoridad que supervigila los mercados financieros en ese país), se pone en evidencia que quienes hacen depender las políticas gubernamentales de la calificación de estas agencias (y eso en todas las áreas) no son sino agentes al servicio de la especulación internacional.

Una vasta empresa de alienación

Bien se sabe que en este mundo llamado moderno, la "comunicación" sustituye a la información.  La "comunicación" de la cual se trata aquí no se refiere al intercambio de mensajes entre interlocutores.  ¡No!  Es más bien una mezcolanza de acoso publicitario, propaganda, intoxicación y condicionamiento, transmitida por quienes quieren captar a una clientela (comercial o política) o mantener el dominio de un sistema sobre un público o más ampliamente sobre la sociedad.  Lo peor es que las víctimas inconscientemente retransmiten la ofensiva y que la alienación se auto-reproduce en la opinión.

Para tal periodista, hablando de un cineasta que recibió un premio en Estados Unidos: "al menos allí, Francia tiene su AAA!" Para aquel dirigente de un club de fútbol: "si ganamos este partido vamos a tener nuestra AAA! "  Tout moun adan! (expresión creole - todo el mundo está en eso!)

Allí está el negocio de la alienación que "priva al hombre de sí mismo en provecho de fines que él no ha elegido libremente."

Es así que cuando los líderes y economistas autorizados afirman que "¡los mercados financieros han reaccionado bien!" a sus medidas, muchos de quienes se han dejado condicionar se conforman, voluntaria o involuntariamente.  Denunciamos, al paso, la confusión que se mantiene abusivamente entre "el mercado" y los especuladores.

Los bancos centrales, instituciones financieras internacionales, el FMI y otros emisores de bonos institucionales, ¿no son actores de los mercados financieros?  ¿Sus políticas no son más que reacciones a las calificaciones y a las fluctuaciones en el mercado de valores?

Lo que esconde el atraco

Aquí es donde hay que exponer lo que hay detrás de la estafa.
- El primer objetivo de la campaña en torno a la calificación es eludir cualquier reflexión sobre el fracaso del propio sistema.
 
Si algún país merece que se le rebaje su nota, es porque "no ha hecho lo suficiente!"  Los gobiernos, brazo político del liberalismo, ¡ahora pueden usar tanto sus buenas calificaciones como las malas para justificar su política!

Alimentan la esperanza de que, al conservar o recuperar una "triple A" -que requiere, según dicen, "el rigor y el sacrificio"- garantizarán poner fin al desempleo, a los despidos, a las quiebras, o sea, a todas las dificultades.

No, ¡mil veces no!  La AAA sólo sirve para señalar a los especuladores que pueden esperar la máxima rentabilidad de su capital al invertir en un país dado, haciendo caso omiso del hecho que su gobierno pueda provocar el empobrecimiento de una franja cada vez mayor de la población.
 
- El segundo objetivo de la campaña es aún más pernicioso.
 
Después de haber institucionalizado el poder de las multinacionales sobre el comercio mundial a través de la OMC, después de haber usurpado la soberanía de las naciones en el Consejo de Seguridad de la ONU, se trata ahora para los dueños del sistema de instaurar formalmente el poder de los especuladores sobre las finanzas mundiales, a través de sus agencias de calificación.

Por lo tanto, con o sin "AAA", el sistema debe desaparecer.  Lo único que debe justificar la asignación de buenas calificaciones a los distintos gobiernos y países, es la distribución equitativa de la riqueza, el desarrollo masivo de los servicios públicos, la prioridad dada a optimizar la protección social y la posibilidad de una realización plena para todos. (Traducción de ALAI)

- Robert Sae es periodista martiniqués.
 
* NdT: SNCF: empresa francesa de ferrocarriles.
 


http://alainet.org/active/52255

lunes, 23 de enero de 2012

En 2012, se acelerará el reajuste económico global

23-01-2012

En 2012, se acelerará el reajuste económico global, llevando inevitablemente a tensiones políticas
Los peligros de 2012

Al-Jazeera

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

El año 2011 se recordará como el momento en el que muchos ciudadanos estadounidenses, siempre optimistas, comenzaron a abandonar toda esperanza. El presidente John F. Kennedy dijo una vez que una marea ascendiente hace subir todos los botes. Pero ahora, en la marea descendiente, los que están en EE.UU. comienzan a ver no solo que los que tienen mástiles más altos han subido más todavía, sino también que después muchos de los botes pequeños han resultado despedazados.
En ese breve momento, cuando la marea ascendiente todavía iba creciendo, millones de personas creyeron que tendrían una buena probabilidad de realizar el “Sueño Estadounidense”. Ahora esos sueños siguen disminuyendo. En 2011, los ahorros de los que habían perdido sus empleos en 2008 o 2009 se gastaron. Los cheques del desempleo se acabaron. Los titulares que anunciaban nuevos empleos –todavía insuficientes para corresponder a la cantidad de los que normalmente se hubieran sumado a la fuerza laboral– tenían poco significado para los de 50 años, con pocas esperanzas de volver a encontrar un puesto de trabajo.
Por cierto, las personas de mediana edad que pensaban que sólo estarían desempleados unos meses ahora se dan cuenta de que en realidad los jubilaron a la fuerza. Los jóvenes que se graduaron en las universidades gracias a miles de dólares de deuda educacional no pueden encontrar empleo. La gente que se había mudado a casas de amigos y parientes ahora carece de vivienda. Las casas compradas durante el auge de la propiedad todavía están en el mercado o se han vendido con pérdidas. Más de siete millones de familias en EE.UU. han perdido sus casas.
Las lóbregas entrañas del auge financiero de la década anterior también ha salido plenamente sacado a la luz en Europa. El entramado de Grecia y la devoción por la austeridad de los gobiernos nacionales empezó a cobrarse muchas víctimas el año pasado. El contagio se propagó a Italia. El desempleo en España, que había sido de cerca de un 20% desde el comienzo de la recesión, aumentó aún más. Lo impensable –el fin del euro– comenzó a parecer una posibilidad real.
El año 2012 será todavía peor. Es posible, claro está, que EE.UU. solucione sus problemas políticos y termine adoptando las medidas de estímulo que necesita para reducir el desempleo al 6-7% (la tasa anterior a la crisis del 4-5% es demasiado baja para esperarla).
Pero esto es tan poco probable como que Europa descubra que la austeridad por sí sola resuelva sus problemas. Al contrario, la austeridad solo exacerbará la ralentización económica. Sin crecimiento, la crisis de la deuda –y la crisis del euro– solo empeorarán. Y la prolongada crisis que comenzó con el colapso de la burbuja de la vivienda en 2007 y la consecuente recesión continuarán.
Además, es posible que los principales países emergentes, que navegaron exitosamente a través de las tormentas de 2008 y 2009, no logren capear con el mismo éxito los problemas que amenazan en el horizonte. El crecimiento de Brasil ya se ha atascado, dando alas a la ansiedad entre sus vecinos de Latinoamérica.
Mientras tanto, los problemas a largo plazo –incluidos el cambio climático y otras amenazas medioambientales y la creciente desigualdad en la mayoría de los países de todo el mundo– no han desaparecido. Algunos han empeorado. Por ejemplo, el alto desempleo ha llevado a la reducción de salarios y al aumento de la pobreza.
La buena noticia es que el enfrentamiento de esos problemas a largo plazo podría ayudar realmente a solucionar los problemas a corto plazo. El aumento de la inversión para acondicionar a la economía al calentamiento global ayudaría a estimular la actividad económica, el crecimiento y la creación de empleo. Una tributación más progresiva, redistribuyendo efectivamente los ingresos de arriba al medio y hacia abajo, reduciría simultáneamente la desigualdad y aumentaría el empleo al estimular la demanda total. Los impuestos más altos en la cumbre podrían generar ingresos necesarios para la inversión pública y para suministrar una cierta protección social a los de abajo, incluidos los desocupados.
Incluso sin aumentar el déficit fiscal, semejantes aumentos de impuestos y gastos en un “presupuesto equilibrado” reducirían el desempleo y aumentarían la producción. La preocupación, sin embargo, es que la política y la ideología a ambos lados del Atlántico, pero especialmente en EE.UU., no permiten que nada de esto ocurra. La fijación en el déficit inducirá a recortes de los gastos sociales, empeorando la desigualdad. De la misma manera, la continua atracción de la economía basada en la oferta, a pesar de toda la evidencia en contra (especialmente en un período de alto desempleo), impedirá el aumento de impuestos en la cumbre.
Incluso antes de la crisis hubo un reajuste del poder económico, de hecho la corrección de una anomalía histórica de 200 años, en la cual la parte de Asia en el PIB global cayó en un momento de casi el 50% a menos de un 10%. El pragmático compromiso con el crecimiento que se ve en Asia y en otros mercados emergentes está actualmente en contraste con las políticas descaminadas de Occidente que, impulsadas por una combinación de ideología y de intereses creados, casi parece reflejar un compromiso para no crecer.
Como resultado, es probable que el reajuste económico global se acelere, ocasionando casi inevitablemente tensiones políticas. Con todos los problemas que enfrenta la economía global, tendremos suerte si esas tensiones no comienzan a manifestarse en los próximos doce meses.
Joseph E. Stiglitz es profesor de la Universidad de Columbia y premio Nobel de Economía, y autor de Freefall: Free Markets and the Sinking of the Global Economy.
Este artículo se publicó primero en Project Syndicate.
Fuente: http://www.aljazeera.com/indepth/opinion/2012/01/201211416122556461.html
rCR

miércoles, 18 de enero de 2012

Uruguay, Polemica: Repuesta al Viejo Julio

Domingo 18 de diciembre de 2011


Respuesta al Viejo Julio


17 diciembre de 2011
JULIO MARENALES | Integrante del Ejecutivo Nacional del MPP
“El impuesto a la concentración
de la tierra es una limosna”

El Frente Amplio es una herramienta pasajera para cumplir con una etapa "progresista" que "mejora" lo "malo" del sistema capitalista, pero a partir de ello y sin la herramienta de la coalición, se construirá una nueva "vía" para ir a "más". El razonamiento pertenece al histórico dirigente del Movimiento de Liberación Nacional - Tupamaros, Julio Marenales, que forma parte del Ejecutivo Nacional del Movimiento de Participación Popular (MPP), el sector que fundó el presidente José Mujica, mayoría en el conglomerado de grupos de izquierda.


 Por Martín Viggiano
 Polémico, romántico, pasional (¿marginal?), el ex guerrillero defiende sin tregua sus ideas y mantiene -a su estilo- las banderas del ‘60 que muchos compartieron pero que ahora pocos reivindican. En medio de una recepción diplomática en una coqueta residencia venezolana en Carrasco, Marenales dialogó con Ultimas Noticias. Whisky escocés en una mano, canapé en otra, el “obrero de toda la vida” (como se autodefine) aseguró que el impuesto a la concentración de la tierra es una “limosna”, pero advirtió a los empresarios del campo que “no se aflijan” porque su partido piensa “meterle una ley” para “limitar” la actividad.

-Hay mucha gente en la izquierda que habla de una “crisis” en la coalición. El vicepresidente Danilo Astori, por ejemplo, dijo en una entrevista con Ultimas Noticias que hay quienes en el Frente Amplio deberían tener claro los valores superiores como libertad, justicia y democracia. ¿Usted qué piensa?

-Está equivocado (Piensa). Este es un proyecto progresista, el Frente Amplio es una fuerza policlasista, que tiene a trabajadores y patrones, quienes son diferentes. Desde el punto de vista político tenemos que revisar eso, ¿por qué? Yo lo dije el otro día en un comité de base: Yo soy frenteamplista, ¿saben por qué? Porque el que come de la basura o no come, nosotros, los que intentamos cambiar la sociedad, no tenemos fuerza suficiente para corregir eso. Y a esa persona no le interesa la política, la democracia… no le interesa nada. Quiere comer. Entonces, como una fuerza progresista policlasista estamos avanzando y mejorando. Tenemos la posibilidad de seguirlo mejorando, porque el progresismo quiere mejorar el sistema y no cambiarlo. Yo lo digo públicamente y si alguien discrepa que me lo diga: el progresismo quiere mejorar lo más negativo del sistema capitalista. Estoy de acuerdo. ¿Hay que hacerlo? Bárbaro. Pero cuando lo logramos, ¿qué se debe hacer? Y ahí entra el trabajo político e ideológico que yo quiero desarrollar. O sea, soy interesado frenteamplista. Es más: el Frente Amplio entra dentro de nuestra estrategia, pero es la herramienta para esta etapa. Yo lo veo así. Ahora: yo quiero más…

-Y ese “más”, ¿qué implica, cambiar la herramienta Frente Amplio o qué?


-El “más” no me interesa cuál es. Yo estoy haciendo todo un cuestionario con interrogantes para presentar en talleres en febrero. La conclusión de una parte dice que estamos construyendo socialismo, pero no es socialismo, lo actual es una vía de transición hacia un objetivo. Entonces, en la construcción de esa vía, ¿cómo podemos construirla desde ahora en esa sociedad? Los que leemos historia sabemos que esa burguesía que domina al mundo ahora se gestó en los pequeñísimos grupos de la Edad media. Entonces nosotros, con una visión análoga de esta sociedad, ¿qué es lo que podemos ir construyendo diferente? Porque si queremos ser una vía para cambiar la sociedad, si todo lo que hacemos es con la escala de valores del presente, no generamos ningún cambio. Yo no tengo la solución, pero sí la inquietud, y por eso lo planteo. ¿Qué tenemos que hacer para ir construyéndola? Esa vía, ¿qué fundamento económico tiene?, ¿se puede hacer bajo la base de la concentración de la tierra o hay que ir creando otras cosas? Yo no tengo contestación, porque no la tiene nadie, y porque esa vía no se ha construido.

-No entiendo. Usted dice que para ese “más” del socialismo, ¿el Frente Amplio no es la herramienta?


-No, es para la etapa progresista, pero no para superarla.

-Entonces, ¿cómo es esa herramienta?

-Bueno, justamente, hay que meter cabeza. El problema de la vía hacia una nueva sociedad no está resuelto en ninguna parte del mundo. En Cuba están haciendo un experimento, ¡es un experimento! Y los venezolanos son otro experimento.

-Y en el MPP, ¿le siguen la cabeza?

-Ahí está el problema… abajo sí, pero arriba todavía no.

-Le pregunté sobre el encare de la política económica y sobre si considera que hay una disputa.

-Nosotros, en realidad, no tenemos un planteo alternativo. Así que tenemos que respetarla. Ahora, en donde sí he tenido críticas es en la inversión extranjera. Ahí sí. No sé lo que hay que hacer, pero así no debe seguir…

-El gobierno dice que es buena...

-Eso pasa porque en este país, con la seguridad de que van a cobrar, no tienen mucho dónde invertir, no me jodan, ¿a dónde se van a ir? ¿África? No, no tienen. Entonces vamos a aprovechar. Queremos que las cosas sean de otra manera.

-¿Qué se debe hacer con la tierra?


-Es un problema gravísimo. Hay una cosa que les dije a los compañeros: yo me voy a embarullar si avanzado este período no le dimos tierra a (Andrés) Berterreche (director de Colonización). Si no lo hacemos, ¿a quién tenemos que echarle la culpa?

-¿Comparte el proyecto del gobierno para gravar la concentración de la tierra?

-El impuesto a la concentración de la tierra es una limosna. Dicen que no va a contribuir a desconcentrar la tierra…

-Porque el que tiene para mantener un campo grande puede pagar el impuesto…

- Que no se aflija el campo, porque le metemos una ley limitándolo. Este es un problema y yo no veo preocupación por la discusión de estos temas.

Sin candidato del MPP a interna

-Hay mucha fantasía sobre su figura y la función que cumple en el MPP, ¿en qué temas trabaja?

-En la herramienta, en el MPP, que está débil y le falta ideología. La mayoría de los votantes del MPP no tienen ni idea de que somos socialistas, que somos el socialismo.

-¿Y por qué considera que están flojas esas ideas?

-Entre otras cosas porque hubo mucho tiempo en cuestiones electorales. Creo que vamos a tener que cortar con eso de pasar casi dos años de elecciones, con la interna y esto, que lo otro… que nos quita tiempo para hacer otras cosas. Aunque en las elecciones también tenés que jugártela, porque si no, quedás ahí, en banda.

-¿Considera que el MPP debe llevar un candidato a las elecciones internas del Frente Amplio?

-Que no sea nuestro. Yo no estoy de acuerdo en meter ningún compañero ahí.

-¿Por qué?

-Porque lo perdés, es como el presidente (José Mujica) y no tenemos tantos compañeros preparados como para andar perdiendo a uno siendo candidato en la interna. No, no, yo soy partidario de apoyar un candidato pero que no sea del MPP.




Respuesta al viejo Julio
Contradicciones existenciales del marenalismo

La “tesis Marenales” es avanzar en democracia con un frente progresista y policlasista para mejorar lo más negativo del capitalismo, proceso que permitiría acumular fuerzas en conciencia y organización hasta estar en condiciones de pasar a una etapa superior, la de la “vía” para cambiar la sociedad.


Esa tesis está siendo contrastada con la práctica desde que el progresista Vázquez asumió la presidencia de la república. A casi siete años de “mejora del capitalismo”, Marenales debería estar en condiciones de exhibir algún logro que permita avizorar, por lo menos, el pasaje a “otra etapa”. Por el contrario, mientras el progresismo se ha consolidado como primera fuerza electoral y electoralista, el MPP se transformó, de la mano de Marenales, Lucía, Bonomi y Agazzi, en un bruto pedazo de “gigante estúpido”,como lo ha definido el propio Marenales.


“Mujica trae los votos y con ellos formo los militantes revolucionarios ”, decía Marenales, pero el balance indica que en la misma medida que las ideas liberales llevaron de las riendas al progresismo, éste tironeó del cabresto al MPP (y al PCU) reduciéndolos a una política de lo “menos malo”, un camino de retroceso sin fin.


Mientras tanto Marenales goza de un espacio para presentar interrogantes cada año o cada semestre, en los congresos del MPP, en los comités de base y ahora en los talleres de febrero... interrogantes para los que no tiene soluciones. Parece más bien un proceso de des-acumulación de fuerzas... ¡todo lo contrario del propósito de Marenales!


Durante el período 2005/2011, en el camino de “limar las aristas más feas del neoliberalismo”, se instaló en Uruguay el capital extranjero. El paradigma fue el “modelo sojero”, un proyecto internacional que transforma al Uruguay en país productivo de materias primas para el desarrollo de los centros industriales. Al mismo tiempo, se instala el proyecto forestal-celulósico que tampoco es un proyecto propio para el desarrollo de un capital nacional; la propiedad privada entra a saco en las empresas públicas, se amplía y profundiza la brecha social y la enorme mayoría de los asalariados se transformó en “diez mil pesistas” que pueden comprar motos y comer un poco mejor, pero trabajan en negro y sus salarios se fijan por afuera de lo laudado en los consejos de salarios. Probablemente Marenales sienta que se avanza hacia algún otro lado, pero a uno, de cabeza dura nomás, se le ocurre que, como los dos gobiernos progresistas han facilitado y estimulado la instalación del capital extranjero, salvaje y depredador, se está empujando al pueblo asalariado hacia un desbarranque por el estilo de los de Grecia y España.


Marenales sostiene que apoya ese nefasto proyecto de “Uruguay productivo para el capital extranjero” porque no conoce nada alternativo para oponerse al discurso cotidiano de Astori, Lorenzo, Bergara y Yerú Pardiñas.


No hay tanto misterio, Marenales ¿qué tal si discutimos públicamente cómo luchar por el programa de Raúl Sendic?, aquel que apoyó el MLN con entusiasmo en el Acto del Franzini en 1987. Que en lugar de los “impuestitos a la concentración, que propuso el MPP (en cuya dirección está Marenales), Sendic proponía expropiar el latifundio sin indemnizaciones pasando la propiedad excesiva al control del Estado. Claro que, en lugar de ensañarse con Ney Thedy, la gente de Marenales que está en el Instituto de Colonización, tendría que pelear en serio contra los grandes propietarios de la tierra... En lugar de un presupuesto nacional cuya ley primera es pagar los servicios de la Deuda, Sendic proponía lisa y llanamente una auditoría para NO PAGAR, porque consideraba que esa deuda obedecía a necesidades de los prestamistas y bastante nos había robado ya. En lugar de financiar un presupuesto militar de un millón de dólares diarios para la compra de armas viejas para nuevos usos y para aumentar los sueldos de militares y policías, Sendic proponía recolonizar el campo abriendo oportunidades de trabajo a quienes pueblan los barrios periféricos de Montevideo y las ciudades del interior.


Tu propuesta de “avanzar en democracia para mejorar el capitalismo” no es muy novedosa, Marenales. Tomó estado público en 1955, cuando la aprobó el Congreso del PCU. Claro que, como Rodney Arismendi no ignoraba el despeñadero al que podía conducir el camino parlamentario y electoral, puso énfasis que “la clase trabajadora debía hegemonizar ideológicamente ese frente progresista y policlasista”, o sea, todo lo contrario de lo que ocurre hoy día, donde el 76% de los frenteamplistas, piden que regrese Tabaré Vázquez consintiéndole su actitud pro-imperialista de pedir ayuda a George Bush . ¿qué se puede esperar?.


Tal vez todavía es tiempo de discutir seria y públicamente la alternativa “volver a Raúl Sendic”, pues su propuesta va en sentido de “un país para los que trabajan” y confronta con las ideas socialdemócratas de los que gobiernan el Frente Amplio y el país (incluyendo a TU presidente y TU ministro de defensa). Tal vez esta sea el medicamento idóneo para que el MPP logre salir de su bobera.


Dicho sea al pasar: cuando la prensa de derecha te da tribuna, aunque no forman parte de tu discurso habitual, sería bueno que recordaras a los “cinco fusilados de Soca”, a Julio Castro y a todas las víctimas del terrorismo de Estado. También podrías haber dado tu opinión sobre la maniobra del comandante en jefe Pedro Aguerre (hijo)... ¿le crees o no? ¿piensas que es una “operación mentira” más o que es un gran primer paso como dijo Mujica?

Jorge Zabalza
tomado de:http://zurdatupa.blogspot.com/ 

martes, 17 de enero de 2012

Destacado Uruguay. Que los mas infelices sean los mas privilegiados

por Alberto Vidal
Martes, 17 de Enero de 2012 12:26

"Qué los mas infelices sean los mas privilegiados" Artigas Corresponde la frase de Artigas que todos hemos aprendido desde la Escuela. A dos siglos casi de que el General de Hombres Libres la pronunciara, el objetivo artiguista permanece incumplido. Aunque sigue vigente,
"Qué los mas infelices sean los mas privilegiados" Artigas

Corresponde la frase de Artigas que todos hemos aprendido desde la Escuela. A dos siglos casi de que el General de Hombres Libres la pronunciara, el objetivo artiguista permanece incumplido. Aunque sigue vigente, de la misma manera que sigue vigente el postulado del Reglamento Provisorio, de que la tierra sea del que la trabaja y que esta sea repartida entre los pobres y desheredados del campo.

No es casual entonces que el problema salte de cuando en cuando a los titulares de los diarios. En esta semana, por ejemplo, con una nueva ocupación de tierras malhabidas por usureros que las tienen para la especulación y no las trabajan. Nuevamente familias del Norte uruguayo se enfrentan a todo el aparato estatal, a policías, jueces, ministros, subsecretarios, institutos y toda la flora burocrática que reacciona con celeridad cuando un grupo de trabajadores sin tierra las quiere para trabajar. Es en estas circunstancias cuando cae estrepitosamente todo el discurso presidencial, y con él, el discurso de toda la coalición FA y de cada uno de sus partidos, "espacios" corrientes y agrupamientos diversos. Cae estrepitosamente porque pone al desnudo que a pesar de las promesas, a pesar de los discursos preelectorales en el Interior del país, y a pesar de los Congresos del FA, programas y proclamas, la tenencia de la tierra es sagrada. Intocable. Permanente. Por los siglos de los siglos. Amén.

El Presidente Mujica predica con insistencia casi religiosa de que todos los problemas del Uruguay se arreglarían fácil si la gente quisiera trabajar, poner el hombro en lugar de poner palos en la rueda del "progresismo". Por eso va a proceder a la amenazante y tenebrosa "reforma del Estado" que solo por el nombre ya debería hacer temblar a todos los que van a ser afectados, para de una vez por todas - se sostiene - eliminar a todos "los burros" que hoy en día llenan los espacios del aparato estatal. Por la misma razón considera que todo tipo de conflictos o huelgas, de reclamos por mejoras, o de aspiraciones de poder participar cuando se vaya a cambiar de raíz todo el sistema, por ejemplo el educativo, no son más que los famosos "palos en la rueda" o "huelgas malas" como se calificó a la metalúrgica con dirección sindical del Partido Comunista, o las peores, casi, casi, sabotajes y todo lo colindante, los paros de los bancarios o los de los recolectores de basura.

Pues bien, ahora estamos frente a un caso concreto, de familias de trabajadores del campo, que ocupan unas tierras no trabajadas para, justamente, trabajarlas. Es decir que es gente que quiere trabajar, que quiere poner el hombro como le gusta decir al Presidente en sus prédicas, encima son trabajadores que están apoyados por el sindicato, la UTAA, lo que significa el sostén de todos sus dos mil afiliados, trabajadores del campo también ellos. Ocupan protestando porque los llevan a cuentos, nadie responde, les dan largas, en dos palabras, los tramitan, y en este caso los responsables no son los temibles "burros" de la administración estatal, sino los inteligentes, vivos y capacitados integrantes de las instancias de decisión de este gobierno. Se les da un aumento del 22% a los oficiales como premio consuelo por haber tenido que soportar todo el vendaval de asco y repudio que se generó cuando se dió a conocer que habían aparecido los restos del Maestro Julio Castro, y cuando se supo de la vil manera que lo habían asesinado. Con la misma celeridad se podrían haber tramitado esas tierras o,en su defecto, hacerlo ahora y mostrar que hay una intención de solucionar los problemas de los desheredados del campo que quieren tierras para trabajar.

En cambio, de nuevo la de siempre, policía, juez, amenazas de desalojo, combinadas con palabras y promesas de estudiar el caso.  Palabras, qué esas sí que nos dividen. Los hechos que unen a todos los trabajadores del campo, a los sindicatos de la ciudad, a los estudiantes y también a toda la base militante y votante frenteamplista, son los hechos concretos como ahora con la ocupación de tierras abandonadas. Las palabras que nos dividen o mejor dicho que dividen al gobierno de sus propios votantes, son éstas respuestas que encontramos ante los justos reclamos de los trabajadores, las palabras para diferir, desgastar, alargar, cansar, que viene caracterizando la política laboral de este gobierno. Ya que no puede ser casualidad de que todos y cada uno de los gremios en conflicto se haya quejado de haber sido sometidos a este tratamiento. Es indudable que es así y que también es táctica. Como lo es con el problema de la tierra. No se la toca. Y por supuesto que menos que menos si esta en manos privadas,sean tierras bien, o malhabidas  como es en este caso. Se cita a los dirigentes de UTAA ante la justicia, de hecho, por presuncion de delito, y por lo menos, instigacion al mismo. El usurero que figura hoy en los registros como propietario de esas tierras nunca ha sido llamado a aclarar,pese a las denuncias. Podría también ser el momento, ahora, cuando esta en el foco de atención. Nada. Es decir que las injusticias siguen y ya van para dos siglos.

Pero de esto no sería necesario ni hablar con gente que inicia su militancia revolucionaria tratando de conseguir armas, expropiadas por supuesto, para defender una planeada ocupación de tierras improductivas. Ocupación planeada por la misma UTAA de hoy en día, que ahora tiene que ir ante juez a explicar que la gente quiere trabajar en esas tierras improductivas, en tanto que ayer, entonces, planeaba éstas acciones bajo la conducción de Raúl Sendic. No se necesita explicar mucho, todos y cada uno, en todo el  país , Presidente o de base, frenteamplistas o blancos y colorados, Senadores y terratenientes o habitantes de los asentamientos expulsados del campo por la miseria. Todos saben de qué se trata. Muchos dan su inmediata solidaridad con la UTAA y los ocupantes. Saben bien cual es el problema. Capáz que estuvieron presos , perseguidos, torturados, por saber ya entonces de que se trataba. Muchos otros se hacen los desentendidos, como si no supieran, o, reaccionan negativamente con la artilleria ya cansadora de los palos en la rueda. Pero todos los desentendidos saben muy pero muy bien de que se trata. Se trata nada menos que del problema capital, sustancial. de este país. Sin solucionar el problema de la tierra, sin la Reforma Agraria, sin tierra para el que la trabaja, sin que los mas infelices sean los mas privilegiados, sin eso, Uruguay no funciona como país, y no funcionará.

Funciona sí, para algunos, al costo de los más, como hace ya casi dos siglos que viene siendo así. Entonces, los que verdaderamente estan poniendo palos en la rueda son los políticos del progresismo, no solo el gobierno, que están poniendo palos en la rueda al real desarrollo nacional cuya base decisiva se encuentra precisamente en la tenencia de la tierra por parte del latifundio,de la vieja oligarquía, ahora repartido con las multinacionales saqueadoras.

Desde hace mucho la izquierda analizó con "toneladas"(como le gusta despectivamente decir al actual Ministro de Defensa) de artículos, estudios y libros, conferencias, charlas y discursos, en la Universidad o en el Norte agrestre, en el Uruguay profundo como se dice ahora. Siempre se llegó a la misma conclusión: la clave económica y para el desarrollo nacional estriba en la tierra, de ahí la necesidad de la Reforma Agraria. Postulados éstos que fueron refrendados y tomados por el Congreso del Pueblo, cuando la fundación de la CNT y del mismo Frente Amplio. En torno a éstos postulados se aglutinó la izquierda. La derecha no hizo más que insultar pero nunca contrapuso un análisis serio que demostrara que el latifundio y las 500 familias propietarias de casi todo eran algo que aseguraba el progreso para todos los habitantes de éste país. El único que se atrevió, desde la derecha, fué Ferreira Aldunate con su proyecto de Reforma Agraria, que por ahí anda juntando polvo bajo el ojo avizor del Directorio del Partido Nacional, no vaya a ser cosa que  algunos correligionarios tengan la mala idea de volver a divulgarlo. Los técnicos y entendidos dicen que ese proyecto es mucho mejor que la que tenemos ahora. Bueno pues, al menos se podría intentar con algo ya que estamos para el reformismo. Pero ni eso.

Ni eso porque el "progresismo" esta jugado a los cánones neoliberales. En todo. La economía en primer lugar, pero - como se sabe- para que la economía neoliberal funcione, los salarios,por ejemplo, deben estar por debajo del costo de la vida, mano de obra barata
se la llama, que "estimula la competitividad" y "nos hace capaces de competir internacionalmente" y "atraer inversores", se sostiene. Inversores que siempre andan de cacería internacional atrás de bajos costos, cero impuestos y posibilidades de ganancias rápidas y suculentas que sean facílmente transferibles a otras latitudes ya qué como es sabido, y se lo repite hasta el cansancio, estamos globalizados.

A pesar de que esa globalización se viene demostrando como lo que era, un verdadero globo, un inmenso globo inflado por el saqueo
y las estafas. Sin embargo el "progresismo" está completamente jugado a esa línea. Cuando decimos EL progresismo , nos referimos a TODOS los agrupamientos componentes del Frente Amplio. Ya que si bien muchos pueden tener críticas al neoliberalismo, protestar y quejarse, nadie, lo que se dice nadie, le pone palos en la rueda al monstruo del neoliberalismo en Uruguay. Eso, a pesar de que el globo se ha desinflado de manera dramática y viene arrastrando al mundo entero y a millones de personas, a una crisis sin precedentes. Seria, hasta por oportunismo nomás, ponerle palos en la rueda al neoliberalismo. Digamos para estar a tono con lo que son las críticas que se oyen en todo el mundo. Se podría arrancar con la Reforma Agraria, por ejemplo.

Hubo un Congreso del Frente Amplio para elegir al candidato a Presidente. La lucha de tendencias fue dura y las acusaciones también. Se decía en ese entonces, que era la confrontación entre los partidarios de la candidatura de Astori, apoyada porTabaré Vázquez, claramente socialdemocratas se decía, y portadora de un proyecto de aceptación de la estrategia neoliberal, y por otro lado la candidatura de Mujica sostenida por los sectores que se proclaman revolucionarios y por el socialismo y  por la independencia de clase. Se consideró una gran victoria de los sectores que se proclaman socialistas revolucionarios, digamos así, los partidarios de la liberación nacional qué tambíen estaba en juego se aseveraba, pero que ahora, habiendo logrado la mayoria, el candidato, y posteriormente el Presidente electo, ahora sí que se abrían las puertas para un proceso verdaderamente de liberación nacional camino al socialismo, o algo parecido.

Hoy en día vemos que esas ilusiones no fueron más que eso. Ilusiones. La política económica la orienta, dirije y determina el sector que supuestamente había sido aplastado en el Congreso frentista. De la misma manera como Mujica no desarrolló ninguna política radical cuando fue Ministro de Tabaré Vázquez, tampoco ahora han habido cambios. Se sigue con la misma labor de administración del capitalismo, pretendiendo hacerlo decente. Mujica, que ya a estas alturas ha recorrido medio mundo nos podría decir como anda ese capitalismo decente, nos podría decir que esta pasando en el mundo. De lo único que se habla es que estamos blindados. Lo que se dice blindados , blindados, no hay nada, ni cajas fuertes, ni bancos, ni tanques de guerra, ni economías nacionales, justamente en el mundo globalizado del que nos hablan. Y que el que no lo haya entendido es un nabo. O globalizados y estamos en ese barco, o blindados qué querría decir qué solos y con algunos socios vamos a sobrevivir el tsunami que viene haciendo pedazos a las economías de los más poderosos, y sigue. Se habla de que va a ser peor en el 2012, o de que hay que prepararse para el 2013 que ahí sí que se viene, o se habla de que la "recuperación" empezará a mostrar efectos mas perdurables ahí por el 2018.

No son palos en la rueda, lo dicen los gobiernos más poderosos, lo dicen los más poderosos entre los poderosos, lo dice el FMI y el Banco Mundial y aprietan a enormes países con sus exigencias, también lo dice la prensa,desde el 2008, y cualquiera que sepa leer o que sepa mirar la tele ahí lo vera. No hay blindaje y eso se sabe. Así que hay que ver si no es una falsa seguridad que se esta dando, como en el caso de ese crucero que se hundió en Italia, "tenemos un problema eléctrico, calma" le dijeron a los pasajeros, cuando en realidad tenían un boquete de 70 metros de largo que los hundió en 20 minutos, y ese crucero de lujo era lo que se dice, lo moderno, lo seguro. Ahora se acusa al capitán y  a su vez éste acusa a los mapas de ruta qué según él estaban mal. Da para pensar.

Pero mientras tanto: toda la ayuda y la solidaridad con UTAA, que sigue demostrando su persistencia y perseverancia en la lucha por soluciones. Hoy en día la UTAA y los trabajadores del campo de Bella Unión son los que MAS AUTÉNTICAMENTE Y EN LOS HECHOS, ESTÁN ACTUANDO DE ACUERDO AL ESPÍRITU FUNDACIONAL DEL FRENTE AMPLIO. Vea estos extractos:

30 Primeras Medidas de Gobierno (1971)

Documento del 25 de Agosto de 1971. Las Bases Programáticas señalan cuatro medidas fundamentales a adoptar, como pilares del proceso transformador:
a) Reforma Agraria;
b) Nacionalización de la banca privada;
c) Nacionalización de los principales rubros del comercio exterior;
d) Enérgica acción industrial del Estado, incluyendo la nacionalización de la industria frigorífica.
Ellas son esenciales para iniciar el proceso de cambio social, porque enfrentan a los grandes grupos económico-financieros nacionales y extranjeros responsables de la crisis estructural del país.
En consecuencia, el Frente Amplio adoptará las siguientes primeras medidas:
7 - Iniciaremos el proceso de Reforma Agraria, presentando de inmediato el proyecto de ley correspondiente. Hasta su sanción, utilizaremos la ley de creación del Instituto Nacional de Colonización, dando participación en su Directorio a los pequeños y medianos productores, asegurando a éstos el asentamiento en la tierra y, con la colaboración de la Universidad de la República, brindando la asistencia técnica que procure una acción planificada en favor del productor y del país. Promoveremos en un plazo de 120 días, la sanción de una ley de arrendamientos rurales que contemple la situación de arrendatarios y propietarios de condición modesta. Hasta entonces, se suspenderán los desalojos rurales. Iniciaremos un proceso de redistribución de tierras y fomentaremos la formación de cooperativas entre los pequeños y medianos productores rurales.

Fijaremos los precios de los principales productores agropecuarios, asegurando su cumplimiento mediante el poder comprador del Estado.

Aseguraremos créditos y pago al contado, atendiendo especialmente a los pequeños y medianos productores.

Tomaremos medidas apropiadas para impedir el contrabando de ganado y de lanas.
Liber Seregni dió término a su discurso del 26 de marzo de 1971, proclamando de la fundación del Frente Amplio, dirigiéndose a Artigas, el padre de la patria dijo, pidiéndole que nos guiara.
Hoy corresponde retomar ese pedido a Artigas e inspirandose en el Reglamento de Tierras, volver a lo ya sabido por todos:
QUE LOS MAS INFELICES SEAN LOS MAS PRIVILEGIADOS

BLOG "EL MUERTO"
BLOG "ZURDA TUPA" JORGE ZABALZA

COLECTIVO DEL BLOG "NOTICIAS URUGUAYAS"

lunes, 16 de enero de 2012

Aniversario del asesinato de Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht gritamos a toda voz Socialismo o Barbarie!!

16-01-2012

Aniversario del asesinato de Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht

Mundo Obrero


Hace 93 años, la noche del 15 de enero de 1919, en Berlín, fue detenida Rosa Luxemburgo: una mujer indefensa con cabellos grises, demacrada y exhausta. Una mujer mayor, que aparentaba mucho más de los 48 años que tenía.

Uno de los soldados que la rodeaban, le obligó a seguir a empujones, y la multitud burlona y llena de odio que se agolpaba en el vestíbulo del Hotel Eden le saludó con insultos. Ella alzó su frente ante la multitud y miró a los soldados y a los huéspedes del hotel que se mofaban de ella con sus ojos negros y orgullosos. Y aquellos hombres en sus uniformes desiguales, soldados de la nueva unidad de las tropas de asalto, se sintieron ofendidos por la mirada desdeñosa y casi compasiva de Rosa Luxemburgo, “la rosa roja”, “la judía”.

Le insultaron: “Rosita, ahí viene la vieja puta”. Ellos odiaban todo lo que esta mujer había representado en Alemania durante dos décadas: la firme creencia en la idea del socialismo, el feminismo, el antimilitarismo y la oposición a la guerra, que ellos habían perdido en noviembre de 1918. En los días previos los soldados habían aplastado el levantamiento de trabajadores en Berlín. Ahora ellos eran los amos. Y Rosa les había desafiado en su último artículo:

“‎'¡El Orden reina en Berlín!’ ¡Estúpidos secuaces! Vuestro ‘Orden’ está construido en arena. Mañana la revolución se “alzará ella misma con un estruendo” y anunciará con una fanfarria, para vuestro terror: ¡YO FUI, YO SOY, YO SERÉ!”

La empujaron y golpearon. Rosa se levantó. Para entonces casi habían alcanzado la puerta trasera del hotel. Fuera esperaba un coche lleno de soldados, quienes, según le habían comunicado, la conducirían a la prisión. Pero uno de los soldados se fue hacia ella levantando su arma y le golpeó en la cabeza con la culata. Ella cayó al suelo. El soldado le propinó un segundo golpe en la sien. El hombre se llamaba Runge. El rostro de Rosa Luxemburgo chorreaba sangre. Runge obedecía órdenes cuando golpeó a Rosa Luxemburgo. Poco antes él había derribado a Karl Liebknecht con la culata de su fusil. También a él le habían arrastrado por el vestíbulo del Hotel Eden.

Los soldados levantaron el cuerpo de Rosa. La sangre brotaba de su boca y nariz. La llevaron al vehículo. Sentaron a Rosa entre los dos soldados en el asiento de atrás. Hacía poco que el coche había arrancado cuando le dispararon un tiro a quemarropa. Se pudo escuchar en el hotel.

La noche del 15 de enero de 1919 los hombres del cuerpo de asalto asesinaron a Rosa Luxemburgo. Arrojaron su cadáver desde un puente al canal. Al día siguiente todo Berlín sabía ya que la mujer que en los últimos veinte años había desafiado a todos los poderosos y que había cautivado a los asistentes de innumerables asambleas, estaba muerta. Mientras se buscaba su cadáver, un Bertold Brecht de 21 años escribía:

La Rosa roja ahora también ha desaparecido.
Dónde se encuentra es desconocido.
Porque ella a los pobres la verdad ha dicho.
Los ricos del mundo la han extinguido.

Pocos meses después, el 31 de mayo, se encontró el cuerpo de una mujer junto a una esclusa del canal. Se podía reconocer los guantes de Rosa Luxemburgo, parte de su vestido, un pendiente de oro. Pero la cara era irreconocible, ya que el cuerpo hacía tiempo que estaba podrido. Fue identificada y se le enterró el 13 de junio.

En el año 1962, 43 años después de su muerte, el Gobierno Federal alemán declaró que su asesinato había sido una “ejecución acorde con la ley marcial”. Hace sólo doce años que una investigación oficial concluyó que las tropas de asalto, que habían recibido órdenes y dinero de los gobernantes socialdemócratas, fueron los autores materiales de su muerte y la de Karl Liebknecht. Rosa Luxemburgo fue asesinada por las tropas de asalto al servicio de la socialdemocracia. Junto a ella murió su camarada Karl Liebknecht. Había nacido el 5 de marzo de 1871. Mucha gente sigue la tradición de la Alemania oriental de asistir a la manifestación para recordarla, su respeto lo demuestran depositando claveles rojos en el monumento dedicado a la «Rosa Roja» y a los socialistas y comunistas que trabajaron por un mundo mejor.”Qué extraordinario es el tiempo que vivimos”, escribía Rosa Luxemburgo en 1906. “Extraordinario tiempo que propone problemas enormes y espolea el pensamiento, que suscita la crítica, la ironía y la profundidad, que estimula las pasiones y, ante todo, un tiempo fructífero, preñado”. Rosa Luxemburgo vivió y murió en un tiempo de transición, como el nuestro, en el que un mundo viejo se hundía y otro surgía de los escombros de la guerra.

Sus compañeros intentaron construir el socialismo, sus asesinos y enemigos ayudaron a Adolf Hitler a subir al poder. Hoy, cuando el capitalismo demuestra una vez más que la guerra no es un accidente, sino una parte irrenunciable de su estrategia. Cuando los partidos y organizaciones “tradicionales” se ven en la obligación de cuestionar sus formas de actuar ante el abandono de las masas. Cuando la izquierda transformadora aboga exclusivamente por el parlamentarismo como vía para el cambio social. Cuando nos encontramos ante una enorme crisis del modelo de democracia representativa y los argumentos políticos se reducen al “voto útil”. Hoy, decimos, Rosa Luxemburgo se convierte en referente indispensable en los grandes debates de la izquierda. No es sino su voz la que se escucha bajo el lema, aparentemente novedoso: “Otro mundo es posible”. Ella lo formuló con un poco más de urgencia: “Socialismo o barbarie”. Su pensamiento, su compromiso y su desbordante humanidad nos sirven de referencia en nuestra lucha para que este nuevo siglo no sea también el de la barbarie.”
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes

sábado, 14 de enero de 2012

Immanuel Wallerstein La izquierda mundial después de 2011


Bajo cualquier parámetro con que se mida, 2011 fue un buen año para la izquierda en el mundo –no importa lo amplio o estricto que se defina la izquierda mundial. La razón básica fueron las condiciones económicas negativas que sufrió casi todo el mundo. El desempleo era alto y creció aún más. Casi todos los gobiernos tuvieron que enfrentarse a elevados niveles de deuda con ingresos reducidos. Su respuesta fue tratar de imponer medidas de austeridad a sus poblaciones mientras que intentaban proteger a sus bancos al mismo tiempo.
El resultado fue un revuelta por todo el mundo que los movimientos que conformaron Ocupa Wall Street (OWS) llamaron el 99 por ciento. La revuelta ocurrió en contra de la excesiva polarización de la riqueza, contra los gobiernos corruptos, y contra la naturaleza esencialmente antidemocrática de estos gobiernos –sea que contaran o no con un sistema multipartidista.
No es que los OWS, la Primavera Árabe o los indignados consiguieran todo lo que esperaban. El hecho es que lograron cambiar el discurso mundial, y lo alejaron de los mantras ideológicos del neoliberalismo acercándolo a temas como la inequidad, la injusticia y la descolonización. Por primera vez en un largo tiempo, la gente común discutía la naturaleza misma del sistema en que vivían; ya no se les podía dar por hecho
.
Para la izquierda mundial la cuestión ahora es si puede avanzar y traducir este éxito discursivo inicial en una transformación política. El problema puede plantearse de un modo muy simple. Aun si en términos económicos existe una brecha clara y creciente entre un muy pequeño grupo (uno por ciento) y un grupo muy grande (99 por ciento), esto no significa que así ocurra la división política. A escala mundial, las fuerzas de centroderecha siguen representando a algo así como la mitad de las poblaciones del mundo, o por lo menos a aquéllos que son activos en lo político de alguna manera.
Por lo tanto, para transformar el mundo, la izquierda mundial necesitará un grado de unidad política que todavía no tiene. De hecho, existen profundos desacuerdos en torno a los objetivos de largo plazo y las tácticas de corto plazo. No es que estos puntos no se debatan, por el contrario, están en debate candente, y hay pocos progresos en cuanto a remontar las divisiones.
Estas divisiones no son nuevas. Eso no las hace más fáciles de resolver. Hay dos que son importantes. La primera tiene que ver con las elecciones. No hay dos, sino tres posiciones con respecto a las elecciones. Hay un grupo que sospecha profundamente de las elecciones, y argumenta que participar en ellas no es sólo ineficaz en lo político sino que refuerza la legitimidad del sistema-mundo existente.
Los otros piensan que es crucial tomar parte en el proceso electoral. Pero este grupo se divide en dos. Por un lado, quienes argumentan que son pragmáticos. Quieren trabajar desde dentro –desde el partido principal de centroizquierda cuando funcione un sistema multipartidista, o dentro del partido único de facto, cuando la alternancia parlamentaria no esté permitida.
Y por supuesto hay quienes denuncian esta política de escoger el mal menor. Insisten que no hay una diferencia significativa entre los principales partidos alternativos y respaldan la idea de algún partido que genuinamente sea de izquierda.
Todos estamos familiarizados con este debate y hemos escuchado los argumentos una y otra vez. Sin embargo, es claro, por lo menos para mí, que si no hay cierto acercamiento entre los tres grupos en lo que respecta a las tácticas electorales, la izquierda mundial no tiene mucha oportunidad de prevalecer ni en el corto ni en el largo plazo.
Creo que hay un modo de reconciliación. Implica distinguir entre las tácticas de corto plazo y la estrategia de más largo plazo. Concuerdo mucho con quienes argumentan que obtener el poder del Estado es irrelevante para (y posiblemente hace peligrar la posibilidad de) una transformación de más largo plazo del sistema-mundo. Como estrategia de transformación, se ha probado muchas veces y ha fallado.
Esto no significa que esa participación electoral en el corto plazo sea una pérdida de tiempo. El hecho es que una gran parte del 99 por ciento está sufriendo agudamente en el corto plazo. Y es este sufrimiento de corto plazo su principal preocupación. Están intentando sobrevivir, y ayudar a sus familias y amigos a sobrevivir. Si pensamos en los gobiernos no como agentes potenciales de transformación social sino como estructuras que pueden afectar el sufrimiento de corto plazo mediante sus decisiones en torno a políticas públicas, entonces la izquierda mundial está obligada a hacer lo posible por conseguir decisiones de los gobiernos que minimicen las penurias.
Trabajar por minimizar las penurias requiere de la participación electoral. ¿Y qué pasa con el debate entre quienes proponen el mal menor y quienes proponen respaldar a genuinos partidos de izquierda? Ésta se vuelve una decisión de táctica local, que varía enormemente de acuerdo a varios factores: el tamaño del país, la estructura política formal, la demografía, la localización geopolítica, la historia política. No hay una respuesta estándar, ni pueda haberla. Ni tampoco la respuesta de 2012 va a ser válida para 2014 ó 2016. Para mí, por lo menos, no es un debate de principios sino una situación táctica que evoluciona en cada país.
El segundo debate básico que consume a la izquierda mundial es la que existe entre lo que yo le llamo desarrollismo y lo que podría llamarse la prioridad de un cambio civilizatorio. Podemos observar este debate en muchas partes del mundo. Uno lo ve en América Latina en los debates en curso, impulsados con bastante enojo entre los gobiernos de izquierda y los movimientos de pueblos indígenas –por ejemplo en Bolivia, Ecuador o Venezuela. Uno lo ve en América del Norte y en Europa en los debates entre los ambientalistas/verdes y los sindicatos que le dan prioridad a retener y expandir el empleo disponible.
Por un lado, la opción desarrollista, sea que la pongan en marcha los gobiernos de izquierda o los sindicatos, es aquélla de que sin crecimiento económico no hay modo de rectificar los desequilibrios económicos del mundo actual, sea que hablemos de la polarización al interior de los países o de la polarización entre naciones. Este grupo acusa a sus oponentes de respaldar, al menos objetiva y posiblemente subjetivamente, los intereses de las fuerzas del ala derecha.
Los proponentes de la opción antidesarrollista dicen que concentrarnos en la prioridad del crecimiento económico está mal por dos razones. Es una política que simplemente continúa los peores rasgos del sistema capitalista. Y es una política que ocasiona un daño irreparable –ecológico y social.
Esta división es todavía más apasionada, si eso es posible, que la participación electoral. La única manera de resolverla es proponiendo arreglos, sobre la base de caso por caso. Para hacer esto posible, ambos grupos deben aceptar de buena fe las credenciales de izquierda del otro. Y no será fácil.
¿Pueden remontarse estas divisiones de la izquierda en los próximos cinco a 10 años? No estoy seguro. Pero si no se remontan, no creo que la izquierda mundial pueda ganar la batalla en los próximos 20 a 40 años en torno a qué clase de sistema sucesor tendremos conforme el sistema capitalista se colapsa definitivamente.
© Immanuel Wallerstein
Traducción: Ramón Vera Herrera
Publicado en www.jornada.unam.mx

viernes, 13 de enero de 2012

EL SALARIO MÍNIMO NO IGUALA LA LÍNEA DE LA POBREZA Y CON EL SMN SE TRABAJA PARA SOBREVIVIR

Sirio López Velasco (*)
En trabajo reciente hemos registrado como Uruguay logró mejoras en los índices de indigencia y de pobreza durante el primer gobierno del Frente Amplio y lo que va del segundo (o sea, en total, de marzo de 2005 a diciembre de 2011).
Recuerda el Instituto Nacional de Estadística (de Uruguay) que: “En cada sociedad y momento dado, el valor de la línea de pobreza debe equivaler a un nivel de gasto de consumo del hogar tal que:
i) permita un gasto en alimentación que satisfaga los requerimientos nutricionales, respetando los rasgos fundamentales de los hábitos alimentarios de la población,
y ii) simultáneamente, permita afrontar los otros gastos necesarios para satisfacer las necesidades más básicas como Vivienda, Salud, Educación, Transporte y Vestimenta.
El estrato de referencia debe satisfacer las condiciones anteriores. En términos más concretos debe respetar que:
i) el promedio de consumo calórico implícito en el gasto en alimentación resulte superior a los requerimientos nutricionales mínimos estimados para la población,
y ii) que la estructura de gastos de consumo en los otros bienes y servicios no debe presentar evidencias de privaciones en la satisfacción de las necesidades más básicas”.
La Canasta Básica Total reúne, marcando la Línea de Pobreza, la canasta básica alimentaria y la canasta básica no alimentaria; la canasta alimentaria define la línea de indigencia. El INE de Uruguay traza en noviembre de 2011 la Línea de Indigencia en un ingreso mensual per cápita de 1.899 pesos uruguayos para Montevideo (redondeando, unos 95 dólares, valor de una canasta básica alimentaria para un hogar unipersonal), en 1765 pesos en el interior urbano, y 1589 pesos en el interior rural; y la Línea de Pobreza la sitúa en 7.746 pesos uruguayos (unos 380 dólares, valor de una canasta básica total para un hogar unipersonal) en Montevideo, 5.204 pesos en el interior urbano, y 3.379 pesos en el interior rural del país.
En Uruguay la población en situación de pobreza y de indigencia disminuyó del 15,4% y 2,5% respectivamente desde 2002 (o sea desde 3 años antes del primer gobierno frenteamplista) a 8,6% y 1,4% respectivamente a fines de 2010 (o sea, tras 6 años de gobierno del Frente Amplio, FA).
Ahora bien, el 29/12/2011 el Ministro uruguayo de Trabajo, Brenta, declaró orgulloso que el Salario Mínimo Nacional (SMN) alcanzaba su mayor valor desde 1990, siendo fijado a partir del 1 de enero de 2012 en 7.200 pesos uruguayos (redondeando, unos 360 dólares). Y dijo el Ministro que eso significó un fuerte impacto en el crecimiento de los salarios más bajos, y citó como “ejemplos más claros” aquellos del sector Comercio (comercio y minorista de alimentación), que subió 53,2 % en dos años, panificadoras con 70% en 2 años, fábricas de pastas con 58% en 30 meses, y peluquerías con 65% en 30 meses.
Mas recordemos que según el INE en noviembre de 2001 la Línea de Pobreza se sitúa en 7746 pesos uruguayos en Montevideo (donde vive el 40% de la población del país). O sea que el glorioso SMN vigente a partir del 1/1/2012 en Montevideo (y todo el país) no iguala la Línea de Pobreza de Montevideo trazada para un hogar unipersonal en noviembre de 2011.
Según datos del Banco de Previsión Social (BPS) correspondientes al año 2008, el 37% de sus cotizantes (o sea, asalariados del sector formal) ganaba una suma que no superaba el Salario Mínimo Nacional (SMN); no hemos podido obtener ese dato para 2011 ni precisar qué porcentaje de los trabajadores montevideanos gana actualmente menos o igual que el SMN. En octubre de 2010 el Ministerio de Economía y Finanzas estimó que el 44% de los trabajadores informales en Uruguay ganaba menos que el SMN; en Uruguay de fines de 2011 la informalidad sería de algo como el 30%, según dedujimos de un informe del Instituto Cuesta Duarte, de la central obrera única PIT-CNT.
Simultáneamente es importante determinar si realmente el SMN cubre, y en qué medida, el alquiler (para lo que es preciso saber su precio mediano en la localidad de que se trate), para tener una idea de qué es lo que resta disponible para hacer frente a las otras necesidades computadas en las canastas básicas. Pues bien según el INE (citado en la entrevista concedida por Matilde Morales a radio “El Espectador” de Montevideo) la mediana (no confundir con media, pero muchas veces la mediana representa mejor una distribución que la media, sobre todo cuando hay gran desequilibrio entre los valores extremos de la distribución) del precio de los alquileres en Montevideo se ubicó en 5.750 pesos en junio de 2011. Podemos suponer que el 1 de enero de 2012, cuando empieza a regir el nuevo SMN de 7200 pesos, ese valor ya se incrementó; pero en la mejor de las hipótesis en la que aquella mediana se mantenga, se percibe que lo que sobra de un SMN después de pagar el alquiler mediano montevideano es tan sólo 1450 pesos (o sea un quinto del ingreso equivalente a la Línea de Pobreza, de 7746 pesos en Montevideo), manifiestamente insuficiente para cubrir las necesidades restantes de las canastas básicas alimentaria y no alimentaria.
Mas supongamos que los montevideanos viven en pareja (de igual o diferente sexo). Una pareja en la que cada integrante gane el SMN tendrá un ingreso de 14400 pesos; a ambos, una vez descontado el alquiler mediano, les sobrarán de su ingreso conjunto 8650 pesos (o sea tan sólo 904 pesos, unos 45 dólares, más allá de la Línea de Pobreza, que ahora sabemos no puede incluir un alquiler mediano real, o sea no computa el valor real del rubro “vivienda”, si de verdad quiere incluir los otros gastos reales en los rubros restantes). Así en un hogar montevideano constituido por una pareja cuyos dos integrantes ganen el SMN, un miembro de la pareja trabaja para cubrir el alquiler mediano y muy poco más, mientras que el otro lo hará para cubrir la canasta básica alimentar y no alimentar en los rubros de vestimenta, educación, transporte, higiene y salud (y apenas si incluirá algo de la indispensable diversión) en niveles que van poco más allá de la Línea de Pobreza.
En resumen, esa pareja (que puede tener hijos que no trabajen, con lo que la cantidad de bocas que alimentar, vestir, educar, transportar, cuidar en su salud, etc., aumenta) en la que cada miembro gana el SMN trabaja para sobrevivir poco más allá de los límites de la Línea de Pobreza.
Ahora bien, recordemos que Marx (en especial en “El Capital”) había defendido la tesis de que (como caso patrón del modelo, para analizar el capitalismo sin incorporar muchos desvíos posibles) el valor de una mercancía es el tiempo de trabajo socialmente necesario para producirla. Y como en el capitalismo la fuerza de trabajo es la mercancía que el trabajador vende al capitalista, Marx afirmó que el valor de esa fuerza de trabajo estaba determinado por el valor de las mercancías necesarias para reponerla (y generar y criar a los hijos del trabajador, que el capital necesita para seguir valorizándose; de ahí el nombre de “proletario”, derivado de “prole”, dado al trabajador). En el caso modélico (repetimos, pasible de desvíos) Marx sustenta que el capitalista paga al trabajador como salario el valor de su fuerza de trabajo; en resumen, concluye Marx, el salario representa el monto indispensable para que el trabajador sobreviva y crie a los hijos que lo sustituirán (en provecho de la continuidad de la valorización del capital que los empleará, no raramente personificado por el mismo capitalista que empleó al o a los padres de esos hijos, como sucede en las fábricas donde se suceden las generaciones de una misma familia de obreros).
Pues bien, los números del Uruguay de fines de 2011 e inicio de 2012 nos muestran que la pareja montevideana cuyos dos miembros perciben el SMN, trabaja para cubrir ese valor de sobrevivencia (y cría de los hijos), que equivale a poco más de la Línea de Pobreza estipulada por el propio organismo del gobierno uruguayo especializado en la materia.
Según un informe del Instituto Cuesta Duarte de 2011 habría en Uruguay 1,6 millón de ocupados, siendo 460 mil de ellos informales. Si cruzamos este dato con los del BPS y Ministerio de Economía antes citados para 2008 y 2010, respectivamente, extrapolándolos al 2011, concluiríamos que en 2011 un total de 624.200 trabajadores estarían ganando menos o igual al SMN (número que sale del 37% de los formales sumados al 44% de los informales), lo que representa el 39% del total de los ocupados. (Ese número es compatible con un estudio reciente del Instituto Cuesta Duarte que dice que hay 800 mil trabajadores uruguayos que ganan hasta 10 mil pesos mensuales). Cuánto le falta a ese más de un tercio de trabajadores uruguayos que gana menos o igual al SMN (y aquí hemos hecho números más detallados tan sólo para los montevideanos), sumados a los desocupados (hoy el 5,5% de la población activa) para llegar a la situación del orden comunitario poscapitalista defendido por Marx en el que cada uno contribuiría a la comunidad según su capacidad y recibiría de ella lo correspondiente a sus necesidades (respetando los equilibrios ecológicos, agregamos nosotros desde nuestra propuesta ecomunitarista), para que cada individuo pudiera realizarse plenamente en convivencia recíprocamente solidaria con los otros (y preservando-regenerando una naturaleza no humana sana, agregamos nosotros)!
(*) Uruguayo-brasileño (1951). Dr. en Filosofía por la Université Catolhique de Louvain (Bélgica). Desde 1989 es professor titular de Filosofía en la Fundação Universidade Federal de Rio Grande (FURG, en Rio Grande, Brasil) donde ayudó a crear la Maestría y luego el Doctorado en Educación Ambiental (los primeros del Brasil). Desde 1996 ha encontrado el fundamento último de la ética y desarrolla la ética argumentativa ecomunitarista. Libros: "Reflexões sobre a Filosofia da Libertação" (1991), "Ética de la Producción" (1994), "Ética de la Liberación" Vol. I ["Oiko-nomia"] (1996), " Ética de la Liberación" Vol. II [Erótica, Pedagogía, Individuología] (1997), "Ética de la Liberación" Vol. III [Política socioambiental ecomunitarista] (2000), "Fundamentos lógico-lingüísticos da ética argumentativa" (2003), "Ética para o século XXI. Rumo ao ecomunitarismo" (2003), “Ética para mis hijos y no-iniciados” (2003), “Alias Roberto – Diario ideológico de una generación” (2007) e “Introdução à Educação Ambiental Ecomunitarista” (2008). E-mail: lopesirio@hotmail.com

jueves, 12 de enero de 2012

Atilio A Boron Los “desaparecidos” del imperio

12-01-2012


Un artículo reciente firmado por John Tirman, director del Centro de Estudios Internacionales del Massachusetts Institute of Technology (MIT) y publicado en el Washington Post, plantea con crudeza una reflexión sobre un aspecto poco estudiado de las políticas de agresión del imperialismo: la indiferencia de la Casa Blanca y de la opinión pública en relación a las víctimas de las guerras que Estados Unidos libra en el exterior.1 Como académico “bienpensante” se abstiene de utilizar la categoría “imperialismo” como clave interpretativa de la política exterior de su país; su análisis, en cambio, revela a los gritos la necesidad de apelar a ese concepto y a la teoría que le otorga sentido. Tirman expresa en su nota la preocupación que le suscita, en cuanto ciudadano que cree en la democracia y los derechos humanos, la incoherencia en que incurrió Barack Obama –no olvidemos, un Premio Nóbel de la Paz- cuando en su discurso pronunciado en Fort Bragg (14 de Diciembre de 2011) para rendir homenaje a los integrantes de las fuerzas armadas que perdieron la vida en la guerra de Irak (unos 4.500, aproximadamente) no dijo ni una sola palabra de las víctimas civiles y militares iraquíes que murieron a causa de la agresión norteamericana. Agresión, conviene recordarlo, que no tuvo nada que ver con la existencia de “armas de destrucción masiva” en Irak o con la inverosímil complicidad del antiguo aliado de Washington, Saddam Hussein, con las fechorías que supuestamente cometía otro de sus aliados, Osama Bin Laden. El objetivo excluyente de esa guerra, como la que amenaza iniciar en contra de Irán, fue apoderarse del petróleo iraquí y establecer un control territorial directo sobre esa estratégica zona para el momento en que el aprovisionamiento del crudo deba hacerse confiando en la eficacia disuasiva de las armas en lugar de las normas de aquello que algunos espíritus ingenuos en la Europa del siglo XVIII dieron en llamar “el dulce comercio.”

En su nota Tirman acierta al recordar que las principales guerras que Estados Unidos libró desde el fin de la Segunda Guerra Mundial –Corea, Vietnam, Camboya, Laos, Irak y Afganistán- produjeron, según sus propias palabras, una “colosal carnicería”. Una estimación que este autor califica como muy conservadora arroja un saldo luctuoso de por lo menos seis millones de muertes ocasionadas por la cruzada lanzada por Washington para llevar la libertad y la democracia a esos infortunados países. Si se contaran operaciones militares de menor escala -como las invasiones a Grenada y Panamá, o la intervención apenas disimulada de la Casa Blanca en las guerras civiles de Nicaragua, El Salvador y Guatemala, para no hablar de similares tropelías en otras latitudes del planeta- la cifra se elevaría considerablemente.2 No obstante, y pese a las dimensiones de esta tragedia, a las cuales habría que agregar los millones de desplazados por los combates y la devastación sufrida por los países agredidos, ni el gobierno ni la sociedad norteamericana han evidenciado la menor curiosidad, preocupación, ¡ni digamos compasión!, para enterarse de lo ocurrido y hacer algo al respecto. Esos millones de víctimas fueron simplemente borrados del registro oficial del gobierno y, peor aún, de la memoria del pueblo norteamericano mantenido impúdicamente en la ignorancia o sometido a la interesada tergiversación de la noticia. Cómo lúgubremente reiteraba el criminal dictador argentino Jorge R. Videla ante la angustiada pregunta de los familiares de la represión, también para Barack Obama esas víctimas de las guerras estadounidenses “no existen”, “desaparecieron”, “no están”.

Si el holocausto perpetrado por Adolf Hitler al exterminar a seis millones de judíos hizo que su régimen fuese caracterizado como una aberrante monstruosidad o como una estremecedora encarnación del mal, entonces ¿qué categoría teórica habría que usar para caracterizar a los sucesivos gobiernos de Estados Unidos que sembraron muertes en una escala por lo menos igual, si no mayor? Lamentablemente nuestro autor no se formula esa pregunta porque cualquier respuesta habría puesto en cuestión el crucial artículo de fe del credo norteamericano que asegura que Estados Unidos es una democracia. Más aún: que es la encarnación más perfecta de “la democracia” en este mundo. Observa con consternación, en cambio, el desinterés público por el costo humano de las guerras estadounidenses; indiferencia reforzada por el premeditado ocultamiento que se hace de aquellos muertos en la voluminosa producción de películas, novelas y documentales que tienen por tema central la guerra; por el silencio de la prensa acerca de estas masacres –recordar que, luego de Vietnam, la censura en los frentes de batalla es total y que no se pueden mostrar víctimas civiles y tampoco soldados norteamericanos heridos o muertos; y porque las innumerables encuestas que a diario se realizan en Estados Unidos jamás indagan cuál es el grado de conocimiento o la opinión de los entrevistados acerca de las víctimas que ocasionan en el exterior las aventuras militares del imperio.

Este pesado manto de silencio se explica, según Tirman, por la persistencia de lo que el historiador Richard Slotkin denominara el “mito de la frontera”, una de las constelaciones de sentido más arraigada de la cultura norteamericana según la cual una violencia noble y desinteresada -o interesada solo en producir el bien- puede ser ejercida sin culpa o cargos de conciencia sobre quienes se interpongan al “destino manifiesto” que Dios ha reservado para los norteamericanos y que, con piadosa gratitud, los billetes de dólar recuerdan en cada una de sus denominaciones. Solo “razas inferiores” o “pueblos bárbaros”, que viven al margen de la ley, podrían resistirse a aceptar los avances de la “civilización”. El violento despojo sufrido por los pueblos originarios de las Américas, tanto en el Norte como en el Sur, fue justificado por ese racista mito de la frontera y edulcorado con infames mentiras. En el extremo sur del continente, en la Argentina, la mentira fue denominar como “conquista del desierto” la ocupación territorial a sangre y fuego del habitat, que no era precisamente un desierto, de los pueblos originarios. En Chile la mentira fue bautizar como “la pacificación de la Araucanía” al nada pacífico y sangriento sometimiento del pueblo mapuche. En el norte, el objeto del pillaje y la conquista no fueron las poblaciones indígenas sino una fantasmagórica categoría, apenas un punto cardinal: el Oeste. En todos los casos, como lo anotara el historiador Osvaldo Bayer, la “barbarie” de los derrotados, que exigía la perentoria misión civilizatoria, era demostrada por su … ¡desconocimiento de la propiedad privada!

En suma: esta constelación de creencias -racista y clasista hasta la médula- presidió el fenomenal despojo de que fueron objeto los pueblos originarios y liberó a los píos cristianos que perpetraron la masacre de cualquier sentimiento de culpa. En realidad, las víctimas eran humanas sólo en apariencia. Esa ideología reaparece en nuestros días, claro que de forma transfigurada, para justificar el aniquilamiento de los salvajes contemporáneos. Sigue “oprimiendo el cerebro de los vivos”, para utilizar una formulación clásica, y fomentando la indiferencia popular ante los crímenes cometidos por el imperialismo en tierras lejanas. Con la invalorable contribución de la industria cultural del capitalismo hoy la condición humana le es negada a palestinos, iraquíes, afganos, árabes, afrodescendientes y, en general, a los pueblos que constituyen el ochenta por ciento de la población mundial. Tirman recuerda, como ya lo había hecho antes Noam Chomsky, el sugestivo nombre asignado a la operación destinada a asesinar a Osama Bin Laden: “Gerónimo”, el jefe de los apaches que se opuso al pillaje practicado por los blancos. El lingüista norteamericano también decía que algunos de los instrumentos de muerte más letales de las fuerzas armadas de su país también tienen nombres que aluden a los pueblos originarios: el helicóptero Apache, el misil Tomahawk, y así sucesivamente.
Tirman concluye su análisis diciendo que esta indiferencia ante los “daños colaterales” y los millones de víctimas de las aventuras militares del imperio socava la credibilidad de Washington cuando pretende erigirse en el campeón de los derechos humanos. Agregaríamos: socava “irreparablemente” esa credibilidad, como quedó elocuentemente demostrado en 2006 cuando la Asamblea General de la ONU creó el Consejo de Derechos Humanos, en reemplazo de la Comisión de Derechos Humanos, con el voto casi unánime de los estados miembros y el solitario rechazo de Estados Unidos, Israel, Palau y las Islas Marshall.3 Lo mismo ocurre cuando año tras año la Asamblea General condena por una mayoría aplastante el criminal bloqueo a Cuba impuesto por Estados Unidos.
Pero no es sólo la credibilidad de Washington lo que está en juego. Más grave aún es el hecho de que la apatía y el sopor moral que invisibilizan la cuestión de las víctimas garantiza la impunidad de quienes perpetran crímenes de lesa humanidad en contra de poblaciones civiles indefensas (como en los casos de My Lai en Vietnam o Haditha en Irak, para no mencionar sino los más conocidos). Pero esto viene de lejos: recuérdese la patética indiferencia de la población norteamericana ante las noticias del bombardeo atómico en Hiroshima y Nagasaki, y los cables que enviaba el corresponsal del New York Times destacado en Japón diciendo que ¡no había indicios de radioactividad en la zona bombardeada! Impunidad que alentará futuras atrocidades, motorizadas por la inagotable voracidad de ganancias que exige el complejo militar-industrial, para el cual la guerra es una condición necesaria, imprescindible, de sus beneficios. Sin guerras, sin escalada armamentista el negocio arrojaría pérdidas, y eso es inadmisible. Y son las ganancias de esos tenebrosos negocios, no olvidemos, las que financian las carreras de los políticos norteamericanos (y Obama no es excepción a esta regla) y las que sostienen a los oligopolios mediáticos con los cuales se desinforma y adormece a la población. 
No por casualidad Estados Unidos ha guerreado incesantemente en los últimos sesenta años. Los preparativos para nuevas guerras están a la vista y son inocultables: comienzan con la satanización de líderes desafectos, presentados ante la opinión pública como figuras despóticas, casi monstruosas ; sigue con intensas campañas publicitarias de estigmatización de gobiernos desafectos y pueblos díscolos; luego vienen las condenas por presuntas violaciones a los derechos humanos o por la complicidad de aquellos líderes y gobiernos con el terrorismo internacional o el narcotráfico, hasta que finalmente la CIA o algún escuadrón especial de las fuerzas armadas se encarga de fabricar un incidente que permita justificar ante la opinión pública mundial la intervención de los Estados Unidos y sus compinches para poner fin a tanto mal. En tiempos recientes eso se hizo en Irak y luego en Libia. En la actualidad hay dos países que atraen la maliciosa atención del imperio: Irán y Venezuela, por pura casualidad dueños de inmensas reservas de petróleo. Esto no significa que la funesta historia de Irak y Libia vaya necesariamente a repetirse, entre otras cosas porque, como lo observara Noam Chomsky, Estados Unidos sólo ataca a países débiles, casi indefensos, y aislados internacionalmente. Washington ha hecho lo imposible para establecer un “cordón sanitario” que aísle a Teherán y Caracas, pero hasta ahora sin éxito. Y no son países destruidos por largos años de bloqueo, como Irak, o que se desarmaron voluntariamente, como Libia, seducida por las hipócritas demostraciones de afecto de una nueva camada de imperialistas. Afortunadamente, ni Irán ni Venezuela se encuentran en esa situación. De todos modos habrá que estar alertas.

NOTAS

1. “ Why do we ignore the civilians killed in American wars?” (The Washington Post, 5 Diciembre 2011)

2. Expertos internacionales aseguran que el número de víctimas ocasionadas por Estados Unidos en Vietnam ronda las cuatro millones de personas. La estimación total de seis millones subestima grandemente la masacre desencadenada por el imperialismo norteamericano en sus diferentes guerras.

3. Añadamos un dato bien significativo: cuando la Asamblea General tuvo que decidir la composición del Consejo, el 9 de Mayo del 2006, Estados Unidos no logró los votos necesarios para ser uno de los 47 países que debía integrarlo. ¡Toda una definición sobre la nula credibilidad internacional de Estados Unidos como defensor de los derechos humanos!

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.