lunes, 23 de septiembre de 2019

¿Por qué funciona la economía boliviana?

Tomado de

Rebelion

Guillermo Oglietti y Alfredo Serrano Mancilla

CELAG

La gestión de Evo Morales ha conseguido desdolarizar la economía de Bolivia gracias a un contundente pragmatismo y voluntad soberanista, no a un “milagro económico”

Bolivia era un país bimonetario. Justo antes de la llegada de Evo Morales, en el año 2005, sólo el 15 % de los depósitos estaban en moneda nacional; en materia de crédito, únicamente el 7 % se otorgaba en pesos bolivianos. En esos años, siempre bajo gobiernos neoliberales, todo el mundo usaba el dólar para refugiarse de la desvalorización del peso. Aquellos que podían compraban dólares mensualmente y los vendían a medida que necesitaban gastar. La economía estaba más dolarizada que la de la Argentina actual. Sin embargo, después de algo más de una década, en apenas unos 13 años, la situación se revirtió completamente. En 2019 el 99 % de los depósitos y el 87 % de los préstamos son en pesos bolivianos. En la actualidad, todos prefieren prestar en pesos y tomar depósitos en pesos porque es una moneda fuerte y rentable.

Esta transformación económica no tuvo lugar por arte de magia. En economía los milagros no existen. Todo tiene que ver con todo. Cada resultado económico es la consecuencia de un gran conjunto de decisiones que poco o nada tienen que ver con la creencia “paranormal” de que los mercados, por sí solos, nos llevarán a un equilibrio virtuoso. No. La economía no funciona así. Ni mucho menos.

Evo logró la bolivianización del sistema financiero al mismo tiempo que hacía crecer la economía más que nadie en toda Latinoamérica. Supo, además, combinar el bienestar macroeconómico con el bienestar microeconómico de las familias, algo diferente a lo que sucede en Perú, Colombia o Paraguay, que sólo pueden presumir de buenos indicadores macroeconómicos, y muy diferente de Argentina, que no disfruta bienestar macro ni microeconómico.

 ¿Cómo lo hizo? He aquí una breve enumeración de las principales acciones:

1. Evo recibió el Gobierno con un tipo de cambio de 8 pesos por dólar, a poco de asumir “apreció” la moneda a 7 pesos y, actualmente, se mantiene estable (cotiza en 6,95). Le generó una pérdida a los tenedores de dólares con la que rompió la inercia y mandó la señal de que no siempre el que apuesta al dólar gana.

2. Desalentó la compra-venta de divisas ampliando el diferencial cambiario entre compra y venta de divisas hasta una diferencia de 10 centavos.

3. Aumentó a un 66,5 % el encaje líquido que los bancos deben tener por cada depósito en dólares, mientras que el encaje para los depósitos en pesos es de 11 %. La medida encarece el costo de los créditos en dólares.

4. Se ofrecieron tasas ligeramente más altas a los ahorristas en pesos.

5. Se estableció un impuesto a las transacciones financieras en dólares, que afecta sólo a las cajas de ahorros con más de 2.000 dólares y a los depósitos a plazos menores al año

6. Se aumentaron los requisitos para otorgar créditos en moneda extranjera y se facilitó el crédito en moneda nacional, por lo que aumentó mucho la preferencia a otorgar préstamos en pesos.

7. Se utilizó la Unidad de Fomento a la Vivienda, unidad de cuenta actualizada con la inflación local, como instrumento para realizar todo tipo de contratos en moneda local y desalentar el uso del dólar como unidad de cuenta.

8. Se emitieron títulos públicos en moneda nacional y desaparecieron los títulos en dólares.

9. Se emitieron títulos especiales en pesos para pequeños tenedores.

10. Usando varios instrumentos, en especial los coeficientes de reservas y cupos máximos, se orientó el crédito bancario a las actividades productivas, especialmente vivienda, vivienda social, empresas, microcréditos y Pymes, expandiendo la cartera de créditos en casi 7 veces. Los tipos de interés que resultaron de esta política son envidiables: por debajo del 10 % para los créditos hipotecarios, por debajo del 7 % a los créditos de vivienda social, cercanos al 20 % para el consumo, por debajo del 5 % si es crédito empresarial y de 7 % cuando se trata de Pymes.

11. Se prohibió indexar las tarifas en función de la evolución del dólar.

12. Se creó un fondo contracíclico de reservas internacionales que ronda el 25 % del PIB.

13. Implementó una política deliberada de control del monopolio y abuso de posición dominante, con seguimiento casi diario y control directo por parte de Presidencia sobre precios relevantes de la economía.

14. Se llevó a cabo una obsesiva política de apoyo a la producción, con crédito dirigido a la inversión productiva y una vasta inversión en infraestructura que tuvo el efecto de extender el área geográfica desde donde se provee a las grandes ciudades, por lo que la oferta productiva se amplió y, con ello, muchos precios cayeron.

Y por si todo esto fuera poco, se hizo en un contexto de nacionalizaciones que, según un informe de Celag, tuvo un impacto en la economía boliviana de generación de riqueza por 74.000 millones de dólares (dos PIB del año 2017), 670.000 puestos de trabajo, ahorro de divisas del 45 %, aumento de consumo del 125 % y subida de la inversión hasta 11.200 millones de dólares (29,9 % del PIB). Además, ello tuvo lugar en un clima de inflación a la baja; 1,5 % en el último año, igual o más baja que la de EE.UU. a pesar del fuerte ritmo de crecimiento sostenido y de la mejora en absolutamente todos los indicadores de bienestar social y económico.

Después de todo lo expuesto, y mirando lo sucedido con Macri en Argentina, ¿quién se atreve a decir que no hay alternativa ni pragmatismo en esta propuesta económica boliviana?

Fuente: https://www.celag.org/por-que-funciona-la-economia-boliviana/






¿Hacia una crisis económica mundial? - Internacionales - Opciones



tomado de

opciones.cu

5-6 minutes



Varios factores se han unido en las últimas semanas para que los analistas y medios de comunicación especializados insistan en que se avecina una crisis económica mundial a semejanza de la ocurrida en 2008.

Entre las cuestiones más álgidas aparecen la disminución de la producción industrial mundial, la caída de la confianza de las empresas, algunos importantes países al borde de la recesión, el desmedido aumento de la deuda global, la guerra comercial entre Estados Unidos y China, así como la incapacidad de los bancos centrales del orbe en adoptar las medidas adecuadas para estabilizar la situación.

En un artículo publicado en el portal SHTFplan, el analista Max Slavo señala que según un informe del Instituto de Finanzas Internacionales, la deuda global aumentó en 3,3 billones de dólares en 2018 y asciende actualmente a 243 billones de dólares. Asegura el articulista que se trata de una cifra tres veces mayor que el Producto Interno Bruto (PIB) total del mundo, es decir, superior al valor de todos los productos y servicios del planeta. Estados Unidos es el más endeudado con alrededor de 72 billones de dólares.

Para Slavo, el sistema está basado en la deuda, e “irremediablemente quebrado pero aún está siendo respaldado por las mentiras de los banqueros centrales que otorgan créditos, y los gobiernos que desean mantener su poder sobre otros”.

Es un mecanismo que utiliza constantes emisiones de dólares, mientras los bancos otorgan créditos lo cual impulsa una abundante deuda mundial con la consecuente quiebra de empresas, caídas de gobiernos y empobrecimiento de los habitantes.

Si hace un año la mayoría de las economías se hallaban en una cierta prosperidad, en la actualidad parecen acercarse al borde de otra crisis.

Organismos financieros internacionales rebajaron los pronósticos de crecimiento mundial a 2,7 % en 2019 y 2020 en comparación con 3,2 % en los dos años anteriores.

El proteccionismo impulsado por Estados Unidos también hace mella en el comercio global, afirma Moody’s Investors Service al asegurar que solo crecerá 2,5 % la tasa más baja de los últimos tres años.

Los aranceles y extorsiones impuestos por la administración de Donald Trump a China y a otras dos decenas de países, crean gran incertidumbre sobre la economía internacional y el poder adquisitivo de los estadounidenses que tendrán que pagar más por las mercancías que adquieran sin que, a la par, sus sueldos se incrementen.

Algunas naciones enfrentan embarazosos problemas y están al borde de la recesión como le ocurre a Brasil, la mayor economía de América Latina que tiene su Producto Interno Bruto (PIB) en cifras negativas durante dos trimestres consecutivos, afectada por la baja producción industrial, el alto
desempleo y las políticas contra los sectores públicos encaminadas por el actual presidente Jair Bolsonaro.

Alemania, la cuarta economía más grande del orbe, con dos trimestres seguidos de contracción; un descenso en las exportaciones sobre todo de automóviles, equipos y maquinarias, se enfrenta a nuevos retos por la casi segura salida de Gran Bretaña de la Unión Europea (UE) y la posibilidad de que Washington aplique nuevos aranceles a las exportaciones de las industrias automotrices de la UE. Los analistas estiman que la economía alemana ya está al borde de la recesión.

Otro país europeo que desde hace años da visos de inestabilidad política y económica, con baja productividad, el alto desempleo juvenil, elevados niveles de endeudamiento, es Italia, que se mantiene con un debilitado PIB.

Los revuelos producidos por el Brexit ya motivaron que el PIB del Reino Unido disminuyera en el segundo trimestre, lo que significó la primera reducción desde 2012.

A esto se une el temor a un posible caos después de la salida del país sin un acuerdo equilibrado con el bloqueo europeo (denominado Brexit duro) lo que podría tener un fuerte impacto en su economía y que según los analistas lo llevaría a una inevitable recesión.

En caos económico total se encuentra Argentina, con vaticinios de caer en default al no poder pagar su abultada deuda adquirida con el Fondo Monetario Internacional, sin divisas en las arcas del Banco Central y poca liquidez. Durante los años de presidencia del neoliberal Mauricio Macri, la quiebra de pequeñas y medianas empresas ha sido cotidiana, la pobreza alcanza a 38 % de la población con una galopante inflación en alimentos, electricidad, transporte, gas y combustible.

China, aunque el PIB se prevé este año en 6,2 %, su economía se mantiene entre las más fuertes del mundo pero la guerra de aranceles lanzada desde Washington podría dañar algunas de sus producciones e importaciones con el consecuente daño a países como Chile y Australia que exportan cobre y hierro, respectivamente hacia el Gigante asiático. Se percibe un panorama no muy halagüeño para la economía mundial.