sábado, 30 de diciembre de 2017

La más ilustre de las damas de Cuba

cubadebate.cu
La más ilustre de las damas de Cuba
Mónica Sardiña Molina

3-4 minutes







Aquella dama nació en el lejano 1868. Pronto se convirtió en la musa de Céspedes, de Agramonte, de Perucho Figueredo, y de otros tantos que se batieron en un encarnizado duelo de diez años por conquistarla.

A Martí también lo cautivó. Fue amor a primera vista, por ese amor hizo sacrificios y locuras inimaginables. Maceo, Gómez y Calixto García sucumbieron tan solo a la idea de conquistarla, hicieron de la manigua un hogar y resistieron las heridas de tres guerras.

Bautizó a los hijos de Mariana, de Ana Betancourt y de María Cabrales. Los albergó en su regazo y sufrió en carne propia la muerte de cada uno de ellos.

A finales del siglo XIX otro invasor la sumió en un duelo de más de cincuenta años. Pero no dejó de engendrar titanes, no dejó de parir corazones. Desde su balcón saludó a Juan Gualberto Gómez, a Carlos Baliño y a un grupo de veteranos dispuestos a sostener la lucha aun sin armas.

Los más jóvenes admiraron su madurez y la consagraron su frescura: Mella, Villena, Guiteras, Alfredo López. Solo ella entendió el disparo de Chibás después del último aldabonazo y puso toda la fe en el intento de Echeverría de ajusticiar al tirano en su propia madriguera.

Cansado de que la mancillaran un joven abogado denunció el zarpazo del 10 de marzo de 1952 y nucleó a un grupo de aventureros que aprovecharon la noche como trinchera, refugio y campo de batalla.

Aquella dama crió cuervos y recibió a cambio la ingratitud de muchos. Vistieron uniformes, portaron armas y las dispararon contra ella, escribieron sus leyes con la sangre de otros y en sangre ahogaron las esperanzas de aquel tiempo.

Quienes la adoraban hicieron una peregrinación hasta el punto más alto de Cuba. Caminaron hasta que las llagas dejaron marcas definitivas, ayunaron, se encomendaron al Martí de Celia, pagaron el diezmo con vidas humanas… y vencieron.

Sí, fue aquel joven abogado, aquel que hizo del presidio un campo de entrenamiento, aquel que viajó a México y regresó con más de 80 seguidores, aquel que vertió su fanatismo en ocho hombres y siete fusiles para ganarla guerra.

Aquel abogado vestido de verdeolivo y de pueblo la llevó definitivamente al altar, el primero de enero de 1959. Defendió a su amada hasta la muerte y se aseguró de dejarla en las mejores manos.

Si alguien pregunta por ella, vive en Cuba, todos conocen a sus padres y a sus hijos, bebió de la fuente más digna para alcanzar la eterna juventud y se llama REVOLUCIÓN.

(Tomado del blog HORIZONTES)

martes, 26 de diciembre de 2017

Dos pasos adelante, uno atrás y el nuevo orden geopolítico mundial


lahaine.org

Dos pasos adelante, uno atrás y el nuevo orden geopolítico mundial

lahaine.org

Una clase acelerada de geopolítica. A eso estamos asistiendo desde hace algo más de dos meses, justo cuando comenzó la crisis de Ucrania, junto a la constatación –inapelable- de la decadencia y declive de EEUU como superpotencia. Sin embargo, la situación a la que estamos asistiendo tiene un calado mucho mayor en el tiempo que esos dos meses largos y hay que remontarse algo más atrás, casi un año. Con la crisis de Ucrania (un país fallido, donde el único poder es el que representan los neonazis amparados por Occidente) ha habido quien ha centrado el foco de la atención en si EEUU era capaz de derrocar tres gobiernos a la vez –Siria, Ucrania y Venezuela- pero no en lo realmente importante: la chulería y prepotencia estadounidense le ha llevado a cometer un error de grueso calibre, del que ya no se va a reponer: enfrentar a dos grandes potencias, China y Rusia, de forma simultánea y eso ha reforzado la alianza entre ellas.
La actualidad que nos marcan los medios corporativos capitalistas no debe hacernos olvidar que todo lo que está aconteciendo tiene unos orígenes, que no son otros que la aprobación, en enero de 2012, de la nueva Doctrina de Seguridad Nacional de EEUU en la que se certifica el “giro” hacia Asia por parte de una superpotencia en decadencia acelerada (1). Era el último intento de mantener el dominio mundial y conviene realizar una lectura del artículo mencionado para tener unos antecedentes de lo que está ocurriendo ahora.
En esa DSN Rusia sólo jugaba un papel secundario. EEUU consideraba que estaba neutralizada en el Occidente europeo –rodeaba de bases de la OTAN por todos los lados, menos por uno: Ucrania- y sólo tenía que preocuparse por los países orientales (Turkmenistán, Azerbaiján, Uzbekistán, Kirguizistán, Tayikistán) para que no tuviesen la tentación de caer en la órbita de Moscú, ya aislada del resto de Europa. Por lo tanto, siguió adelante con su política asiática azuzando las tensiones con China, negando las reivindicaciones de Beijing sobre el Mar de China o exacerbando las disputas entre este país y Filipinas y Vietnam. La prepotencia estadounidense ha sido tal que o no se ha percatado de que tanto Moscú como Beijing habían tomado buena nota de lo que significaba esa DSN o ha hecho caso omiso considerándolo, poco menos, que un juego de críos. Y eso pese a que el acercamiento entre los dos países, escenificado para los profanos en los vetos conjuntos a las pretensiones occidentales sobre Siria, se fortalecía con cada iniciativa estadounidense.
La colaboración entre Rusia y China ha ido cada vez a más. Lejos parece que están los enfrentamientos ideológicos y políticos de la década de 1960 y nunca han estado más cerca que ahora. Mientras Occidente azuzaba a los neonazis de Kiev a la revuelta en lo que considerada último movimiento para cerrar el cerco contra Rusia, Moscú y Beijing realizaban maniobras militares conjuntas (dos en lo que va de año) y estrechaban lazos económicos, políticos y militares (la última reunión entre los jefes de los respectivos ejércitos se produjo durante los Juegos de Invierno de Sochi) que se sancionarán de forma definitiva en la visita que Putin va a realizar a China este mes de mayo. Rusia está preparando el terreno para un progresivo cierre de la UE al gas ruso y nada menos que el 30% de la producción de gas y petróleo va a ir destinada a China, país que ve los cielos abiertos con la crisis de Ucrania porque, de un plumazo, mata una de las bazas de EEUU: el cerco marítimo a China. EEUU tiene en la actualidad el 60% de toda su flota de combate en los mares asiáticos y podrían dificultar el suministro energético y de alimentos que llega a China de otros continentes como América Latina o África. Pero el acuerdo con Rusia hace ineficaz ese bloqueo porque los dos países tienen frontera terrestre.
Con la retaguardia segura, Rusia ya sólo tenía que preocuparse por el flanco occidental, donde EEUU movía sus piezas para completar el control del tablero de ajedrez del que hablaba Brzezinski: Ucrania. Primero, quitando a Rusia su acceso al mar Mediterráneo (no lo pudo hacer en Siria, donde Rusia mantiene la base de Tartus); segundo, poniendo la OTAN a las mismas puertas de Moscú. Así que no había tiempo que perder y Rusia actuó en consecuencia, con determinación y con dureza. Como dice un refrán, “los rusos tardan mucho en ensillar, pero luego montan deprisa”.
Masivo rechazo a Occidente
Hay un dato que conviene resaltar: la anexión de Crimea a Rusia, previa votación en un referéndum de autodeterminación, contó con el apoyo unánime de todo el parlamento ruso, desde la derecha nacionalista hasta los comunistas. Este dato es crucial para entender lo que está pasando en Rusia y el por qué de la actitud de Putin. Ese apoyo unánime no es más que la constatación de un sentimiento, cada vez más extendido entre los rusos, de romper cualquier vínculo con las instituciones europeas a quienes consideran –con toda la razón- como “los perros falderos de EEUU” (2). Desde hace dos meses no hay encuesta en la que no aparezca un número cada vez mayor de rusos que no quieren saber nada de Occidente (72%, cinco puntos más que en 2013) mientras que aumenta de forma significativa el de quienes apuestan por “un camino de desarrollo propio” (46%, en 2006 este porcentaje era sólo del 15%) sin descartar “el retorno de Rusia al socialismo” al que aspira el 28%, cuatro puntos más que en 2013 (3). Por si todo ello fuese poco, una nueva encuesta certifica que el 56% de los rusos consideran que la famosa “perestroika” de Gorbachov “causó más daño que provecho” para el país (4). Estas son algunas de las razones por las que hoy la tercera ciudad de Rusia en número de habitantes, Novosibirsk –un millón y medio de habitantes-, cuenta con alcalde comunista desde el 9 de abril de este año ganando ampliamente a la candidatura de Rusia Unida, la formación de Putin.
Está claro que Putin está aprovechando el momento y, de esta forma, romper de forma definitiva con cualquier veleidad “euro-yeltsinista” en Rusia. Los “liberales” pro-occidentales están en las catacumbas en estos momentos y sin posibilidad alguna de recuperar la influencia que tuvieron durante la presidencia de Yeltsin o, en menor medida, pero la tuvieron, durante la etapa en la que Medvedev fue presidente (ahora es primer ministro). Este sector abogaba, entre otras cosas y sin entrar en consideraciones de política interna, por una mayor colaboración con la OTAN o una alineación sin fisuras con Occidente en lo referente a la cuestión nuclear de Irán –Medvedev incluyó los misiles S-300 en el material bloqueado como consecuencia de las sanciones aprobadas por la ONU pese a que no es material ofensivo, sino defensivo y, por lo tanto, no incluido en las sanciones (5)- y no se opuso a la agresión militar occidental contra Libia (recuérdese el enfrentamiento, público, que tuvieron Medvedev y Putin sobre este tema).
Como bien entendieron Rusia y China tras la aprobación de la DSN de Obama, la UE no pinta nada a nivel geopolítico y sólo hay que tener en cuenta a EEUU. De ahí que ambos países hayan incrementado sustancialmente su presupuesto de defensa que, en el caso de Rusia, ha llegado hasta extremos muy similares a los que tuvo el Ejército de la URSS. Esta es la razón por la que EEUU no sabe muy bien qué hacer tras el puñetazo encima de la mesa dado por Putin y se limita a movimientos prácticamente simbólicos con la OTAN, pero sin una estrategia clara, puesto que no todos los integrantes europeos de la OTAN están por la labor de molestar a Rusia. Es el caso de Alemania.
Pongamos, por ejemplo, el caso de las famosas sanciones. Las que ya han impuesto tanto EEUU como la UE son de risa, y “las serias consecuencias” –el mantra recurrente occidental- a las que se enfrentaría Rusia si la crisis sigue adelante no son más que humo. No es la primera vez que los occidentales se tienen que tragar sus bravatas. Ya ocurrió en 2008, cuando Rusia intervino militarmente tras la agresión de Georgia contra Osetia del Sur, y lo mismo cuando los más aguerridos congresistas de EEUU pidieron al gobierno de Obama la imposición de sanciones por el apoyo de Rusia a Siria o por otorgar asilo a Snowden.
Rusia no es otro país más, de esos que Occidente –que dice representar los “valores democráticos”, como acaba de demostrar en Ucrania respaldando un gobierno filofascista- suele incluir en su lista de imposición de sanciones si no hacen lo que Occidente dice que hay que hacer. Aunque haya sido un país cándido, incluido Putin, como cuando aceptó plagar Asia Central de bases estadounidenses con la pretendida misión de “combatir el terrorismo” a raíz de la invasión a Afganistán en 2001. Esa candidez ha desaparecido y ya nada será igual.
La crisis de Ucrania ha dejado bien patente que Rusia ha vuelto a lo más alto de la geopolítica. Ya lo había hecho con Siria, pero ahora ha dado un paso más. Está escenificando que está madura para romper con la dependencia occidental y recuperar el componente nacional de toda la industria. Esta fue una de las consecuencias que, para Rusia, tuvo el ingresar en la Organización Mundial del Comercio. Hoy no es pequeño el número de historiadores que consideran que los logros de la política de industrialización de Stalin en la década de 1930-1940 se explican por los bloqueos comerciales y crediticios occidentales contra la URSS. El resultado es que la URSS supo aprovechar la situación para crear un poder económico e industrial que le permitió ganar la II Guerra Mundial pese a la brutal invasión nazi. No es infrecuente leer este símil en los periódicos rusos y no es porque nos acerquemos a una nueva conmemoración, el 9 de mayo, de la derrota nazi.
Téngase en cuenta la encuesta antes mencionada y los últimos movimientos rusos. Ha habido analistas que han considerado la conferencia de Ginebra sobre Ucrania como una “cesión” de Rusia frente a las presiones de Occidente. Sin embargo, no es más que un movimiento geopolítico inspirado en Lenin, un paso atrás cuando antes lo que se ha hecho ha sido dar dos pasos hacia adelante: un retroceso táctico cuando se ha ganado una posición estratégica. La retirada táctica de Rusia ha sido aceptar en la mesa al gobierno filofascista de Kiev, al que había negado –y sigue negando- cualquier representatividad, y la ganancia estratégica es que en dicha conferencia no se ha dicho ni una sola palabra sobre Crimea. Si es que ha habido retroceso, puesto que ese gobierno filofascista está sumido en un absoluto caos y asistiendo impotente al fortalecimiento gradual y constante de la resistencia popular antifascista –y sí, prorrusa- en el Este. Aquí también hay una cierta confusión entre quienes dicen que esta resistencia popular está alentada por oligarcas y la realidad, donde quien está haciéndose con el control son milicias y movimientos claramente populares y de corte socialista. Las banderas con la estrella roja de cinco puntas sobre la bandera rusa son cada vez más patentes. Además, el gobierno filofascista de Kiev no es nada de fiar (¿o no hay que recordar que un día antes del golpe contra Yanukovich la llamada “oposición” que hoy forma ese gobierno filofascista había firmado otro acuerdo certificando la celebración de elecciones y el levantamiento de las protestas del famoso Maidan?) como acaba de quedar claro con el ataque a un puesto civil en Slavianks en violación flagrante de lo acordado en esa conferencia.
Rusia, ahora, devuelve la jugada porque en ese acuerdo lo que se recoge es el desarme de los neonazis, algo que ni siquiera se plantean los títeres de Kiev y sus patronos occidentales que, por el contrario, insisten en que quienes se tienen que desarmar son las milicias populares de Donetsk y otros lugares. Pero, algo que ha pasado desapercibido, este acuerdo de Ginebra se produjo casi en el mismo momento en el que Putin recomendaba a las empresas rusas anular su registro en el extranjero y llevar sus acciones a la Bolsa de Moscú para protegerse así de posibles sanciones futuras y “proporcionar seguridad económica al país” (6).
La hipótesis de la autosuficiencia industrial, en absoluto descartable, serviría para que Rusia completase el “giro asiático” que está poniendo en marcha con la Unión Euroasiática… y el reforzamiento de su alianza estratégica con China y los BRICS.
El fin de Occidente: el acuerdo ruso-chino y los BRICS
Porque este es el otro componente del tablero ucraniano: pese a las alucinaciones occidentales sobre la existencia de un malestar en Pekín por el movimiento de Moscú, y ponen como “ejemplo” la abstención en la ONU –por esa regla de tres, también habría que hablar de malestar de Israel con EEUU puesto que también se abstuvo en la votación de la Asamblea General que rechazó el referéndum de autodeterminación de Crimea-, China está con Rusia.
Sólo hay que leer lo que publican periódicos como el “Diario del Pueblo”, el órgano de expresión del Comité Central del Partido Comunista: “Las teorías políticas, económicas y de seguridad de la Guerra Fría aún influyen a mucha gente en su concepto del mundo, y algunos occidentales siguen imbuidos de resentimiento hacia Rusia” (7). O la agencia estatal “Xinhua”: “Rusia podría no estar más tiempo interesada por competir por la preeminencia global con Occidente, pero cuando esto se refiere a la limpieza del caos que Occidente creó en su patio trasero, los líderes rusos una vez más dan prueba de su credibilidad en la planeación y ejecución de acciones eficaces para contrarrestarlo” (8). ¿Aún hay dudas? Pues la coincidencia de criterios a nivel de ministros de Asuntos Exteriores entre los dos países, Sergei Lavrov y Wang Yi, es total respecto a Ucrania (9). Entre otras cosas, porque también China tiene que enfrentarse a una mentalidad de “guerra fría” como sucedió cuando en julio del año pasado amplió su Zona de Identificación de la Defensa Aérea en el Mar de China Meridional, movimiento que fue rechazado por EEUU y sus aliados, como Japón. Y, por si todo ello fuese poco, aquí está el esclarecedor artículo de un general, Yang Yucai, integrante del Grupo de Estudios de Crisis del Ejército Popular de Liberación: “la alta eficiencia de la Administración Putin en la gestión de la crisis regional es impresionante; esta alta eficiencia se deriva de una institución de seguridad unida, de un alto nivel de planificación estratégica y de una sólida base jurídica [en referencia a la defensa del derecho internacional]. China debe sacar sus conclusiones al respecto” (10).
Muy atrás están ya las críticas que China realizó a Rusia por la guerra de Georgia (2008) puesto que China siempre ha insistido en la no injerencia en los asuntos internos. Porque nada en la situación actual de Ucrania garantiza a China que el gobierno filofascista que se ha instalado en Kiev cumpla los acuerdos firmados en diciembre de 2013 con Yanukovich por los que ambos países se convertían en “socios estratégicos” garantizando la inversión china en áreas como infraestructuras, aviación, industria aeroespacial, energía, agricultura y finanzas por un importe de 30.000 millones de dólares. Los chinos tienen muy presente lo que pasó en Libia (2011), donde los acuerdos que había firmado con Gadafi fueron “suspendidos” –y no reanudados hasta ahora- por el gobierno títere impuesto por Occidente. Además, China está deseosa de aumentar su cooperación energética con Rusia. El comercio entre los dos países no ha hecho más que crecer desde 2011, estipulándose que en 2020 se alcanzarán los 200.000 millones de euros (11) con un dato significativo: rusos y chinos ya vienen poniendo en marcha que ese intercambio comercial no tiene por qué estar basado en el dólar y hay datos concretos de utilización de sus propias monedas (rublo y yuan) en este intercambio.
Un aspecto importante de esta cooperación hace referencia al suministro de petróleo y gas y Rusia encuentra un consumidor ávido de ambos productos en China, a un nivel muy superior al que ambos países tienen ahora, como ya se ha dicho más arriba y que se sancionará en la visita de Putin a Beijing en mayo. Y a la inversa. Anticipándose a la supuesta retirada de capital europeo y estadounidense de Rusia si la cosa en Ucrania va a más, los chinos ven el cielo abierto para sus inversiones: “se creará un vacío que debe ser rellenado porque Rusia necesita inversiones foráneas; todo eso abre oportunidades para inversores chinos” (12). Vamos a ver cómo en la visita de Putin estos factores aparecen en primer plano.
Pero, con ser importante esta alianza, que pone fin a la supremacía occidental, no lo es menos que se está reforzando como nunca el eje BRICS, del que Rusia y China son los principales motores. El enojo de los BRICS ante la falta de interés de Occidente en ir más allá de la palabrería –en 2010 se acordó reformar el sistema de cuotas del FMI, acorde con el mayor papel económico de los países BRICS, sin que hasta el momento haya habido iniciativa alguna en ese sentido- está generando movimientos inéditos a nivel geopolítico: ya hay un Banco Mundial alternativo, el Banco de Desarrollo de los BRICS, con capital de 50.000 millones de dólares y será en junio, tras el mundial de fútbol de Brasil, donde en la cumbre que ha de celebrarse en este país se dé un paso más reforzando dicho banco y ampliando a otros países su ámbito de intervención. Al mismo tiempo, en la última reunión del FMI (11 de abril), los BRICS no sólo criticaron el estancamiento a la reforma de cuotas que impone Occidente sino que dieron un ultimátum para su reforma con la amenaza, también, de poner en marcha una “alternativa al viejo sistema” en la que ya se ha dado un primer paso: un fondo de reservas propio en el que desaparece el dólar y se relega al euro en favor de las monedas nacionales de los BRICS, al tiempo que se apuesta por la internacionalización de la moneda china, el renminbi (yuan).
El fin de una era
Gramsci dijo hace 100 años que la crisis se produce cuando lo viejo no termina de morir y lo nuevo lo termina de nacer. En eso estamos. La postura de Rusia en Siria y ahora en Ucrania es un claro desafío a la prepotencia hegemónica estadounidense, aunque en este último país se está defendiendo del “castigo” que pretendía imponerle EEUU por haberse atrevido a desafiar la hegemonía estadounidense para reemplazarla por un sistema multipolar –que no es lo mismo que “multilateral”- donde se respete el derecho internacional. Está claro que ya no va a haber una vuelta atrás en el viejo orden mundial y que esta es una de las razones por las que los filofascistas de Kiev y sus patronos occidentales aceptaron ir a la mesa de negociaciones con Rusia.
Estamos asistiendo al nacimiento de una nueva era donde se cuestiona, cuando no se rechaza, el paradigma occidental envuelto en valores que sólo sirven a una minoría pequeña, arrogante y capitalista tal y como hoy se entiende la globalización neoliberal. EEUU sabe que ya no tiene el poder que tenía y se defiende como una fiera herida, lo que le hace mucho más peligroso. Por eso no sería extraño que dentro de poco asistiésemos a un contraataque contra Rusia que no será ni en Siria –donde los “contras” puede que estén recibiendo material sofisticado, y es muy aleccionador ver las páginas web de los neonazis ucranianos “hermanando” sus “luchas” en Siria y Ucrania- ni en Ucrania –un país que no es país, en bancarrota y desestructurado- sino en la retaguardia rusa de Asia Central. EEUU tiene que dejar este verano la base de Manas en Kirguizistán y Rusia ya ha tomado posiciones en dicho aeropuerto junto a un sustancioso acuerdo comercial firmado con el país ex soviético. Otras antiguas repúblicas de la URSS están mirando con mucha atención lo que ocurre en Ucrania, y EEUU lo sabe como ya indicaba en la DSN de 2012.
Por lo tanto, será aquí donde EEUU intente responder a Rusia. Más en concreto, en Turkmenistán. En este país ya se vienen produciendo curiosos ataques provenientes de Afganistán y no será sorprendente que se incrementen en los próximos meses oscuros episodios de violencia que serán utilizados para que el gobierno turkmeno, formalmente neutral, se vea desestabilizado y tenga que optar entre EEUU –que ya ha ofrecido su colaboración militar para “combatir a los terroristas afganos”- o Rusia.
El nuevo mapa geopolítico está tomando forma; el nuevo orden, también. No va a ser un proceso ni fácil ni tranquilo pero, por el momento, Rusia y China tienen en sus manos las principales cartas de la baraja y las están jugando bien. Tanto que periódicos como el International New York Times (nombre actual del Internacional Herald Tribune) se ven obligados a editorializar sobre la crisis de Ucrania haciendo un llamamiento a la clase política estadounidense sobre “los fallos” cometidos por EEUU y la UE en el espacio post-soviético, y no sólo en Ucrania, en lo referente al aislamiento y cerco a Rusia –“EEUU y la UE actuaron alegremente sin tener en cuenta las consecuencia de sus actos”, dice textualmente-, para terminar diciendo que “en Ucrania estamos viviendo una crisis del viejo orden que exige nuevas formas de pensar, nuevas precauciones, una nueva comprensión de los profundos desafíos de este interregno histórico”. Porque, en caso contrario, y tras reconocer que “la influencia [de EEUU] en el extranjero sigue disminuyendo”, llegamos a una situación en la que “asistimos al desmoronamiento del status quo” –en referencia al predominio de EEUU- que el periódico estadounidense identifica con un “desorden internacional sin precedentes desde 1930” (13).
EEUU y la UE cada vez pintan menos en la escena geopolítica. Siguen siendo actores importantes, pero ya no cruciales. Ahora hay otros que están, cuando menos, a su mismo nivel si no por encima. Tal vez sea una simple anécdota, pero una muestra de cómo asistimos a un nuevo tiempo lo acaba de proporcionar el Movimiento Nacional para la Liberación de Azawad, la organización tuareg del norte de Mali, al solicitar el apoyo de Rusia a su estado, proclamado el 6 de abril de 2012, y que está siendo combatido por el gobierno de Mali –formalmente hay una tregua desde junio de 2013- con el apoyo de Francia.

Notas:
(1) Alberto Cruz, “La nueva estrategia de defensa de EEUU: el último intento por mantener el dominio mundial”, http://www.lahaine.org/index.php?p=59471
(2) RBC Daily, 7 de abril de 2014.
(3) Ibid.
(4) Novosti, 28 de abril de 2014.
(5) Irán ha puesto una demanda millonaria contra Rusia por incumplimiento de contrato. Rusia sabe que va a perder la demanda y está negociando la entrega a Irán de otros misiles de capacidad similar, como los Tor, aunque Irán rechaza un cambio insistiendo en los S-300. Con la crisis de Ucrania se ha vuelto a hablar de un acuerdo Rusia-Irán sobre el tema, sin especificar en qué consistiría aunque se dice que incluiría la compra de petróleo iraní a pesar de las sanciones, así como la construcción de mini-refinerías o la explotación de yacimientos de gas en territorio iraní.
(6) Bloomberg, 9 de abril de 2014.
(7) Diario del Pueblo, 26 de febrero de 2014.
(8) Xinhua, 8 de marzo de 2014.
(9) Efe, 3 de marzo de 2014.
(10) Global Times, 22 de abril de 2014.
(11) Alberto Cruz, “La cooperación entre Rusia y China: el nuevo enfoque geoestratégico que pone fin al poder de Occidente” http://www.lahaine.org/index.php?p=57539
(12) Diario del Pueblo, 13 de marzo de 2014.
(13) Internacional New York Times, 16 de abril de 2014.
albercruz@eresmas.com. CEPRID

miércoles, 20 de diciembre de 2017

¿Hacia dónde va China: de regreso a la economía planificada o al fortalecimiento del capitalismo?

tomado de: El Militante: http://argentina.elmilitante.org/
 Original:
http://argentina.elmilitante.org/internacional-othermenu-33/asia-othermenu-36/7479-2017-12-13-11-45-30.html

Escrito por Zhan Dou Zhe y Dan Morley
Miércoles 13 de Diciembre de 2017 11:42


En el reciente decimonoveno Congreso del Partido Comunista Chino, celebrado del 18 al 24 de octubre en Beijing, Xi Jinping aprovechó la oportunidad para hacerle saber al mundo que China es una "fuerza poderosa" que pronto recuperará su posición legítima, como el "Reino Medio", es decir, el centro de la humanidad. Sin embargo, detrás de todas las fanfarronadas, uno podría detectar inquietud ante la perspectiva de una creciente inestabilidad interna que fluye de la inminente crisis del capitalismo.




El Congreso fue una rara ocasión para que los medios y políticos del mundo pudieran vislumbrar las perspectivas y prioridades del Estado chino. Las dos características principales del Congreso fueron el discurso de apertura de Xi Jinping y el anuncio del nuevo Comité Permanente del Politburó, el organismo dirigente del Estado chino.

Ambos han sido percibidos en los medios de comunicación occidentales exclusivamente a través del prisma de su preocupación liberal por la creciente concentración de poder de Xi, que también temen que esté alejando a China del capitalismo y volviendo al maoísmo. Pero para aquellos de nosotros que no estamos cegados por los prejuicios liberales, es claro que la centralización del poder tiene un propósito muy opuesto: un mayor fortalecimiento del capitalismo en toda China.

Desde que asumió el cargo en 2012, la administración de Xi Jinping se ha caracterizado por su marcada dominación como líder preeminente de China, su campaña anticorrupción contra los poderosos jefes del Partido, sus menciones a Mao y el alto a la privatización de empresas estatales. Muchos de estos rasgos han llevado a algunos en Occidente a creer que Xi tiene un programa para regresar a la era de Mao de una economía nacionalizada planificada bajo una dictadura estalinista.

En un intento de equilibrar el proceso de transformación de China en una economía capitalista mientras mantiene su viejo poder estatal, el Partido ocasionalmente ha tenido que atacar a capitalistas individuales, corporaciones y burócratas rivales que actúan por su cuenta y amenazan la estabilidad del sistema. Tal es el caso de Guo Wengui, un magnate inmobiliario independiente que escapó de las investigaciones de corrupción en China y regularmente expone a funcionarios chinos corruptos en Youtube, particularmente a Wang Qishan, desde su ático en los Estados Unidos.

La cruzada anticorrupción de Xi puede tener como objetivo eliminar los "imprevisibles" u otras amenazas a la estabilidad. Sin embargo, en sí mismo también contiene el riesgo de aumentar la creciente inestabilidad. Por esta razón, representa una desviación dramática de la política más “a puertas cerradas" adoptada por la burocracia del Partido después del caos de la Revolución Cultural. Debajo de toda la retórica altisonante, está claro desde las perspectivas esbozadas en el Congreso del Partido por el propio Xi Jinping, que la creciente liberalización y profundización del mercado es una prioridad en su agenda.


El Comité Permanente (CP)
Con la respiración contenida, los medios de comunicación y políticos capitalistas del mundo esperaban el nombramiento del nuevo Comité Permanente del Politburó. Esta es una rara oportunidad para que el resto del mundo alcance a ver “entre bambalinas". La nueva composición del comité revelaría cuán fuerte es Xi y qué línea será la que adopte.

Este año, como temían los liberales occidentales, el nuevo Comité Permanente se aleja de la tradición del Partido de varias maneras. En lugar de ser un resultado del tira y afloja entre las facciones, la nueva lista está claramente dominada por aquellos que están subordinados a Xi. A ninguno de los nuevos miembros del Comité Permanente se le podría considerar un potencial sucesor futuro de Xi, lo que rompe con la tradición tácita del Partido de que un líder futuro debería ser parte del CP antes de asumir el control. Esto establece las bases para que Xi permanezca en el poder a través de un tercer mandato, algo sin precedentes desde la muerte de Mao. Esta ruptura con la tradición también puede alterar permanentemente la forma en que se forma el CP, ya que la influencia personal de Xi en la decisión de su composición ha socavado el uso tradicional de encuestas espontáneas de los miembros del Politburó para tomar decisiones.

En su primer mandato, Xi tuvo que compartir una lista al CP con altos líderes de diferentes facciones como Zhang Dejiang, Yu Zhengsheng y Zhang Gaoli, lo que requirió que se apoyara en gran medida en Wang Qishan para su campaña anticorrupción contra burócratas rivales. Ahora, la nueva lista del Comité Permanente integra 5 nuevos miembros (de 6 que no eran de Xi Jinping) que fueron promovidos por Xi o que están en completo acuerdo con sus puntos de vista.

Li Zhanshu, que ha estado cerca de Xi desde que ambos eran funcionarios del condado en la provincia de Hebei, en la década de 1980, es visto como uno de los lugartenientes más fuertes de Xi en la Secretaría del Partido en el período reciente. Wang Huning había sido el Secretario General de la Oficina de Profundización de las Reformas, uno de los nuevos órganos centrales creados por Xi para impulsar sus reformas económicas. Es considerado frecuentemente como el principal "teórico" pro mercado en el período actual. Zhao Leji, quien sucederá al saliente Wang Qishan como nuevo “zar” contra la corrupción, impresionó a Xi con su fuerte apoyo a la campaña anti-corrupción de Wang como jefe del Departamento de Organización del Partido, especialmente en su destacada función al abordar el fracaso rampante en el pago de las cuotas de los miembros del Partido. Se le confiará la creación del Comité Nacional de Control como el nuevo órgano para combatir la corrupción, tal como lo presentaron Xi y Wang Qishan. Wang Yang es un "reformador" que profundizó la mercantilización de la provincia clave de Guandgong y ha trabajado estrechamente con Li Keqiang (el actual primer ministro). La figura extraña es claramente Han Zheng, el secretario del partido para Shanghai y considerado abiertamente como un miembro de la facción de Jiang Zemin, la camarilla de Shanghai.

También debemos señalar que Liu He, el economista educado en Harvard y uno de los asesores más cercanos de Xi en liberalización económica, también ha sido promovido al Politburó, otra voz influyente para la liberalización y un aliado de Xi.

Pero la consolidación política de Xi no es tanto una muestra de un arte de gobernar sobrehumano, sino más bien la falta de alternativas que enfrenta la burocracia del PCCh en su conjunto. Después de décadas de crecimiento vertiginoso, la sociedad china está llegando a sus límites. La desigualdad y la injusticia desenfrenadas, la contaminación, el estrés y las enormes contradicciones económicas y el endeudamiento están empujando a la sociedad en múltiples direcciones y amenazan a todo el sistema. La burocracia se esfuerza por establecer un control político monolítico y sumamente poderoso con el que aplastar cualquier disidencia o huelga mientras se implementan complicadas reformas pro mercado. Con este fin, Xi ha impuesto un equipo de tecnócratas y ejecutores completamente subordinados a su agenda mercantilista contra todas las demás facciones.


El “aburguesamiento” del PCCh

Dado que la clase capitalista china ha surgido alimentada por el aparato estatal estalinista, no tiene más remedio que adaptar el Partido Comunista a sus propias necesidades, una tarea que la dirección del PCCh ha promovido y en la que ha participado. La composición de clase del PCCh se vuelve cada año que pasa más burguesa.

Los congresos del PCCh, que tienen lugar cada cinco años, brindan una buena ocasión para medir estos cambios. Además de los cientos de delegados empresarios, 27 delegados representaban formalmente a empresas privadas. Entre ellos se encuentran no solo directores generales o presidentes de grandes compañías chinas, sino también representantes de corporaciones multinacionales como Samsung y KPMG. People.com.cn reconocía que las empresas privadas representan más del 60% del PIB de China y crean el 90% de todos los empleos nuevos, para justificar su representación y concluir que las opiniones de estos 27 delegados están ganando cada vez más peso.

Al mismo tiempo, la riqueza de los 100 miembros más ricos de la Asamblea Popular Nacional (el parlamento de China que se reúne anualmente en la primavera) aumentó un 64% durante el primer mandato de Xi, alcanzando una fortuna combinada de 507 mil millones de dólares, que se asemeja al PIB de Bélgica y empequeñece la riqueza del Congreso de los Estados Unidos (en sí mismo poco conocido por sus cualidades espartanas o anticapitalistas). La reciente incorporación en las organizaciones del partido de grandes empresas privadas es una prueba más de que la burguesía china ha penetrado y adaptado completamente el PCCh a sus propósitos. El congreso del PCCh de 2017 indicó que el partido se abrirá más a los elementos capitalistas a medida que se profundice la economía de mercado.

Los medios oficiales enfatizan abierta y repetidamente el hecho de que los delegados en el congreso de este año provenían de un entorno más profesional y con mayor educación, lo cual es una manera eufemística de decir que son más ricos e, inevitablemente, más pro-capitalistas. La entrada de capitalistas privados en las estructuras del Partido y el Estado no es un fenómeno nuevo y sorprendente, sino que se remonta a finales de la década de 1990, cuando la restauración del capitalismo se aproximaba a su finalización. Así lo demostró el estudio realizado en 2010 por Christopher McNally y Teresa Wright, Fuentes de apoyo social al orden político actual de China: La "fuerte incorporación" de los inversores de capital privado:

"De hecho, un estudio nacional realizado en 2000 halló que el 20% de todos los empresarios privados eran miembros del PCCh, mientras que para 2003 había subido a casi el 34%. Entre los miembros del partido prevalecían particularmente los propietarios de empresas privadas medianas y grandes: en las encuestas de finales de la década de 1990, formaban el 40% del Partido, y más del 25% del resto habían sido seleccionados por el PCCh y querían unirse. A modo de comparación, a partir de 2007, sólo el 5.5% de toda la población era miembro del PCCh".

"Se cree, sin duda, que los empresarios privados son el sector social más altamente representado por los miembros del PCCh".

El creciente peso de la clase capitalista dentro del Partido que vemos hoy bajo Xi es un hecho establecido e indiscutible. Es parte de lo que se han convertido el partido y el Estado. El PCCh no sólo no puede oponerse a esto, sino que lo acepta a medida que la influencia del mercado sobre la sociedad se vuelve global.

Por ahora, la burocracia, especialmente los que están en la cima, puede mantener un grado de independencia con respecto a la burguesía, que sin embargo está acentuando su influencia dentro del partido. Pero a medida que se expande el poder y la influencia capitalista, la crisis del capitalismo está creando las condiciones para que la clase obrera, también cada vez más poderosa, avance hacia una lucha más militante contra el capitalismo. Es por estas razones que Xi se ve obligado a tomar medidas bonapartistas para equilibrar el Partido entre la clase trabajadora y la clase capitalista en un intento por manejar las contradicciones.


¿Qué significa el régimen de hombre fuerte de Xi? Bonapartismo

Como se divulgó ampliamente, en la ceremonia de clausura del Congreso Xi Jinping aprovechó para introducir su "teoría" del "Socialismo con características chinas en la Nueva Era", apodada el "Pensamiento Xi Jinping", y se votó en la Constitución del Partido. Esto lo convierte en el segundo líder del partido en tener sus propios "pensamientos" escritos en la Constitución mientras todavía está vivo y en el puesto de presidente, el primero fue el propio Mao. Esto, combinado con la eliminación de prominentes burócratas del PCCh (“la caza de tigres”), indica que algo está en marcha en China.

¿Qué significan estos cambios drásticos y maniobras? Muchos estalinistas en Occidente están sacando esperanzadoras conclusiones de que Xi es Mao reencarnado, y que revertirá por completo el retroceso capitalista de China y regresará a los días gloriosos de la economía nacionalizada planificada, pero esto es obviamente ilusorio, como lo muestran las cifras anteriores sobre la composición del partido. ¿Qué hay, entonces, detrás de las intrigas y por qué el pensamiento de Xi está escrito en la constitución?

Se trata de un fortalecimiento y concentración del bonapartismo del Estado chino. Por bonapartismo nos referimos cuando el Estado gana un alto grado de autonomía incluso con respecto a la clase económica gobernante. Esto se conoce comúnmente como una dictadura, pero el significado es más científico y exacto, porque especifica que esta dictadura se logra por el equilibrio y juego de las dos clases principales entre sí. Aunque esto priva a la burguesía del poder político directo, los mayores poderes represivos del Estado se utilizan para defender, en última instancia, el sistema económico capitalista. El bonapartismo salva el capitalismo de los propios capitalistas.

Esto es exactamente lo que está pasando en China. En el período pasado, vimos a muchas grandes empresas chinas establecer células del Partido Comunista bajo la presión del Estado, lo que llevó a muchos a creer que representaba un crecimiento de la interferencia del Estado e, incluso, la hostilidad hacia el funcionamiento del capitalismo. Algunos han especulado que esto es evidencia de un plan de renacionalización. De hecho, sólo en 2016, la proporción de empresas privadas con célula del partido creció un 16,1%.

Mientras que las células del partido de la compañía colocan a la administración bajo una especie de correa política, son en un grado mucho mayor los órganos de control directo sobre el sindicato de la compañía (si hubiera uno), ya que por ley todos los sindicatos de la compañía están bajo la dirección de las células del partido de la compañía. La proliferación de células también ofrece a las propias administraciones un canal para participar en la vida política del Partido, lo que les proporciona influencia y un grado de protección política contra, por ejemplo, un juicio por corrupción. Los trabajadores que son miembros del partido también disfrutan automáticamente de los beneficios y se les da prioridad para las promociones, creando así una capa de trabajadores privilegiados susceptible de enfrentarse a sus compañeros. Por lo tanto, estas células se usan para controlar políticamente ambas clases, pero mucho más a la clase trabajadora, en beneficio de la clase capitalista.

El partido responde a las quejas de la clase trabajadora, pero se opone fuertemente a cualquier intento de resolver disputas laborales fuera del marco permisible. Lo que menos puede tolerar es la actividad militante independiente y coordinada de la clase trabajadora. El sistema de 'Shang Fang' o de denuncias y reclamaciones se ha expandido y está supervisado por el Buró Estatal de Cartas y Llamadas. En los últimos 5 años, la provincia de Sichuan afirma haber procesado 3,8 millones de solicitudes, lo que podría derivar en el despido de los funcionarios locales denunciados o en presionar a empresas privadas para que paguen a sus trabajadores.

Por otro lado, a los activistas sindicales independientes como los que participaron en las huelgas de la fábrica de Guangdong, a finales de 2015, se les arresta inmediatamente. La huelga nacional de los trabajadores de Walmart en 2016 también recibió la aprobación tácita del sindicato oficial de la compañía, que simultáneamente acusó a los líderes de la huelga de estar bajo influencia extranjera. El Estado se apoya en la cólera de la clase trabajadora en un intento por manejar las contradicciones del capitalismo, especialmente porque quiere que los trabajadores reciban salarios más altos para impulsar la demanda interna en la economía. También debe demostrar que responde a sus quejas, ya que su justificación para abrirse al capitalismo es que está elevando los niveles de vida y mejorando las vidas de las masas. Pero no tolerará ninguna actividad independiente de la clase trabajadora.

El Partido ha sido capaz de mantener su posición dominante dentro de la sociedad principalmente porque el capitalismo chino es completamente incapaz de desarrollarse sin el apoyo de un Estado fuerte, un Estado que de hecho es responsable de la existencia misma del capitalismo en China. Ésta es la razón por la cual, en ausencia de una crisis económica severa, el PCCh aún puede equilibrarse entre las clases mientras que al mismo tiempo desarrolla el capitalismo chino.

Sin embargo, una crisis económica severa es lo que le espera a China después de décadas de crecimiento. Xi Jinping y la clase dominante china son conscientes de ello. Por más que intenten posponer ese momento, en el fondo saben que es inevitable. Son conscientes del fuerte aumento de la deuda. Son estos problemas económicos profundamente arraigados y la exacerbación de la lucha de clases que esto traerá consigo, lo que ha provocado esta concentración de poder por parte de Xi: la eliminación de las facciones rivales a través de la campaña anticorrupción, la intensificación propagandística de los denominados "marxistas" pintando a Xi y al PCCh como campeones de las masas trabajadoras y la enorme expansión del aparato de seguridad a niveles sin precedentes.


El verdadero significado de la campaña anticorrupción

En los últimos cuatro años, Xi ha sacudido hasta los cimientos a toda la burocracia del partido con su campaña anticorrupción, creando la impresión de que nadie dentro del Partido, por poderoso que sea, está exento de la disciplina del Partido. De hecho, la campaña anticorrupción eliminó a algunos líderes militares y del partido muy poderosos, como al ex miembro del Comité Permanente, Zhou Yongkang, que tenía un enorme control sobre las empresas petroleras estatales, y el general Xu Caihou. Antes del 19º Congreso, también asistimos a la mayor cantidad de expulsiones de miembros del Comité Central, el más destacado de los cuales fue el aspirante al Comité Permanente, Sun Zhengcai. Según los informes, el jefe de personal del ejército, Fang Fenghui, también fue investigado.

Debemos entender que la purga de ciertos burócratas no representa un cambio fundamental en la política del Estado, sino la eliminación de aquellos que pueden impedir la capacidad de Xi para hacer cumplir sus políticas. Xi teme que en la crisis venidera, la existencia de cualquier facción en la burocracia pueda conducir a dividir o socavar la autoridad central del partido en una situación ya de por sí difícil. Una crisis económica o social pondrá a prueba el antiguo régimen hasta el límite, por lo que no puede permitirse ningún elemento poco fiable.

Sun Zhengcai, como el gobernador anterior de Chongqing, fue un ejemplo revelador de un burócrata prominente cuya corrupción era tan desenfrenada y generalizada que amenazaba al Partido y su programa capitalista. Poco antes de ser sometido a investigación antes del Congreso del Partido, se reveló que Sun había proveído a una oscura empresa de nuevas tecnologías con el capital y las conexiones para representarse a sí mismos en nombre de la iniciativa 'One Belt One Road' ante los jefes del Banco Central de Kazajstán y Lituania, esperando cosechar un inmenso beneficio al hacerlo.

Xu, un general del ejército, fue declarado culpable de intercambiar promociones por dinero en efectivo. Fang Fenghui, jefe de personal del ejército, fue acusado de mantener estrechas relaciones con figuras del ejército estadounidense. El más prominente de todos, Zhou Yongkang, miembro del Comité Permanente, utilizó su posición en la Corporación Nacional Petrolera de China para extraer miles de millones en sobornos y enriquecer a los miembros de su familia. Antes de su investigación, Xi se reunió con destacados líderes del partido y ex líderes, principalmente con Jiang Zemin, para sondearlos y avisarles de que su corrupción y decadencia amenazaban la estabilidad de todo el sistema.

La corrupción desenfrenada es una debilidad inherente en las burocracias estatales totalitarias como la de China. Tampoco existen "válvulas de seguridad" democráticas para liberar las enormes contradicciones de la sociedad. Los intereses capitalistas necesitan ganar influencia dentro de cualquier Estado, no va a ser menos en uno tan poderoso como el de China. La ficción de unanimidad y armonía en el aparato estatal está constantemente amenazada por estos factores.

Esto se extiende no solo a la parte superior de la burocracia sino a todo el partido. El PCCh, al ser el único partido y estar fusionado con el Estado, concentra en sí mismo una variedad de fuerzas sociales. Cualquiera que desee hacer carrera se une al partido y, por lo tanto, una de las funciones del partido es tejer una elaborada organización de redes. Es por esta razón que en el último año, el PCCh ha comenzado a establecer criterios más estrictos de afiliación en un intento de detener la podredumbre.

"Según las distintas investigaciones, la afiliación al partido para muchos jóvenes no se hace por vocación, sino como un acceso directo al empleo estable (muchos empleos en el servicio público y empresas vinculadas al gobierno están reservados para los miembros del partido), o simplemente como una forma más de probar su superioridad con respecto a sus compañeros. En 2015, una encuesta en una universidad descubrió que sólo una sexta parte de los solicitantes para ingresar en el partido lo hacían para "servir a la gente", y que sólo una cuarta parte podía considerarse que tenían un deseo "muy fuerte" de ser aceptados. "(The Economist, 23.11.17).

La burocracia central es más representativa de las partes de China donde el capitalismo está más desarrollado, frente a otros burócratas regionales que dependen más de la propagación y el control de las empresas estatales regionales. La autoridad del Estado tiende a desquebrajarse constantemente por los bordes. Los líderes del partido temen que la corrupción desenfrenada, especialmente en las provincias regionales, pueda abrir grietas en el régimen que aliente a las masas a actuar, iniciando un movimiento de masas que podría amenazar rápidamente a todo el régimen. Ésta es la razón por la cual han detenido preventivamente a una gran cantidad de funcionarios corruptos para disciplinar al aparato más amplio y crear la ilusión de que no toda la burocracia es un parásito de la clase trabajadora, sino que se trata de tan sólo un puñado de corruptos. Simultáneamente, el escándalo anticorrupción también elimina a los rivales políticos de Xi.


Economía de mercado con características PCCh

El muy esperado discurso de Xi duró tres horas y media, y su gran duración no pasó desapercibida para muchos de los medios de comunicación internacionales. Sin embargo, tres horas se llenaron de tópicos vacíos como "nuestro partido debe luchar por el sustento de la gente"; "Debemos realizar el sueño chino y el gran renacimiento de la nación china"; "Debemos ser estrictos con nosotros mismos y luchar contra la corrupción"; así como mentiras descaradas como "en nuestro país, la clase dominante es la coalición de trabajadores y campesinos"; "trabajamos duro para estudiar y desarrollar la teoría marxista".

Solo media hora aproximadamente del discurso tuvo alguna sustancia, durante la cual pasó la mayor parte del tiempo hablando de profundizar la mercantilización y liberalización de la economía (con puntos ocasionales sobre la necesidad de contar también con fuertes mecanismos reguladores, especialmente, en el mercado de la vivienda), al tiempo que se refuerza el gasto en bienestar. También describió planes para fortalecer el poder del gobierno central en la implementación de políticas a nivel nacional como una forma de afirmar el "liderazgo político" del partido en el país, así como detener la privatización de grandes industrias de propiedad estatal, prefiriendo gestionarlas de forma que sean "competitivas en el mercado". Cuidadosamente elegidos sus llamamientos a: "aumentar la globalización, mejorar la liberalización y la apertura" y "profundizar la reforma comercial, destruir el monopolio administrativo, evitar el monopolio del mercado, un sistema de monitoreo del mercado perfecto", resumen la dirección en la que Xi quiere conducir a China.

A pesar de la promesa utópica del PCCh de construir una economía de mercado sin riesgos sistémicos, la economía capitalista de China no puede escapar de la crisis fundamental de sobreproducción inherente al capitalismo. Esto se manifiesta en la desaceleración del crecimiento desde aproximadamente 2014, el fuerte aumento de la deuda, así como los choques ocasionales del mercado de valores. El partido, incapaz de ignorar estos hechos, se ve obligado a admitir a través de la agencia de noticias Xinhua que es consciente de los problemas y que encontrará formas de estimular más inversión privada.

El PCCh intenta lograr esto abandonando primero las restricciones que anteriormente imponía a las empresas extranjeras para operar en China. "Cualquier empresa que esté registrada dentro de la frontera de nuestro país será vista de la misma manera y tratada de la misma manera. Insistiremos en un nuevo modo de administrar las inversiones extranjeras basado en el nuevo sistema de mantenimiento de registros, elevando aún más la conveniencia de la inversión. "El sistema de registro en este caso se refiere a una revisión de los pasos legales que las empresas extranjeras tuvieron que realizar para poder operar legalmente, lo que generalmente toma de uno a tres meses.

China es conocida por imponer muchas restricciones y requisitos a las empresas extranjeras, como el requisito de establecer empresas conjuntas con empresas chinas y compartir su tecnología con ellas. El nuevo sistema propuesto simplificará drásticamente el proceso de registro para las empresas extranjeras y les permitirá entrar en el mercado de China con mayor rapidez. También promete que el Estado no interferirá en las decisiones de las corporaciones individuales sobre cómo asignan sus inversiones. Esto indica que el PCCh ahora tiene suficiente confianza en las grandes empresas chinas para competir con compañías extranjeras sin la asistencia que el Estado le brindó anteriormente, pero también que sienten la urgencia de atraer inversores extranjeros a China para mantener la tasa de crecimiento a flote.

Junto a esta estrategia interna, el Congreso delineó los planes para una estrategia externa para intentar retrasar la crisis de sobreproducción en la economía china: una política imperialista más agresiva de inversión en otros países por y para las empresas chinas. La ley One Belt One Road (que ya analizado previamente en el artículo, El presidente filipino Rodrigo Duterte inclinado hacia China - por qué? Y Pakistán: el poder cada vez mayor de China) es el mayor acto de diplomacia económica desde la Segunda Guerra Mundial y una señal inequívoca de las aspiraciones del floreciente imperialismo chino como un medio para superar temporalmente la crisis que se avecina del capitalismo chino.

China ahora produce la mitad de todo el acero y el aluminio del mundo. Shenzhen se está convirtiendo rápidamente en un centro mundial para la industria de la tecnología. En todos los sentidos, la gran expansión de las fuerzas productivas de China ha sentado las bases para una enorme crisis de sobreproducción (ver China y la economía mundial en 2016: "Vender todo").

En realidad, la economía china está sentenciada a sufrir una crisis desde hace tiempo, que debería haber llegado con la crisis mundial de 2008. Como sabemos, China rescató el capitalismo mundial en ese año fatídico con un gran estímulo fiscal: el más grande de la historia mundial. Pero eso fue logrado por medios capitalistas, es decir, con deuda, y como Marx y Engels explicaron en el Manifiesto Comunista, tales métodos sólo crean crisis más grandes en el futuro. ¡La deuda total de la economía china se ha cuadruplicado hasta alcanzar los 22 billones de libras desde 2008!

En uno de sus comunicados, el FMI, con sede en Washington, que publica informes anuales sobre sus países miembros, había señalado que "la deuda como proporción del producto interno bruto aumentaría del 235 por ciento a casi el 300 por ciento para 2022. Anteriormente, había pronosticado que la deuda alcanzaría un máximo del 270 por ciento del PIB ... China necesitaba tres veces más crédito en 2016 para alcanzar el mismo crecimiento que en 2008 ... Desde 2008, la deuda del sector privado en relación con el PIB aumentó en 80 puntos porcentuales a alrededor del 175 por ciento, grandes aumentos se han asociado internacionalmente con una fuerte desaceleración del crecimiento y, a menudo, crisis financieras ... China ahora tiene uno de los sectores bancarios más grandes del mundo. Con 310 por ciento del PIB, el sector bancario de China está por encima del promedio de la economía avanzada y casi tres veces el promedio del mercado emergente ". (The Guardian, 15.8.17).

Después de décadas de crecimiento asombroso, China ha cambiado profundamente. Todas las contradicciones del capitalismo se han incrustado en el tejido de China y, a su vez, China está inserta en el centro de una economía mundial plagada de crisis. La desaceleración de la economía, el creciente descontento y militancia de la clase obrera, la explosión de la deuda a niveles totalmente insostenibles y el embarque en empresas imperialistas, todo esto expresa la complejidad de la sociedad china y la inevitabilidad de una crisis inmensa. Dirigir China sobre esta base se parece a hacer girar platos y Xi necesita todas las manos para asegurarse de que estos platos sigan girando en beneficio del capitalismo. Esa es la lección del 19 ° Congreso del Partido Comunista Chino y la subordinación del Partido a la voluntad de Xi.


Para leer El Militante: http://argentina.elmilitante.org/

domingo, 10 de diciembre de 2017

Análisis de la Inversión Extranjera Directa en América Latina 1990-2016


Francisco Navarro y Guillermo Oglietti
15-19 minutes

@navarroulos y @GOglietti
1.- Introducción
En los países en desarrollo latinoamericanos nada genera tantas expectativas como la inversión extranjera. Grandes esperanzas se depositan en esta fuente de inversión de la que se espera un maná de secuelas positivas. Se dice que contribuye al crecimiento y al empleo gracias a las inversiones en capital, que genera transferencia de tecnología y hasta que traerá un “saber hacer” gerencial derivado de la sola existencia de firmas extranjeras. Se espera que la inversión extranjera contribuya a desarrollar eslabones de las cadenas productivas que impulsen las exportaciones, o que ocupen sectores que nunca podrían ser desarrollados por productores locales, y que, en el caso que existan productores locales, se dice que estimulará una sana competencia que mejorará las empresas locales. Y también se espera, por supuesto, un aporte fresco de capital financiero que contribuya a aliviar el insuficiente ahorro interno.
En los países en desarrollo latinoamericanos, si algo comparten a rajatabla los líderes de la izquierda, del centro y de la derecha, es que todos, sin excepción, comparten esta fe desmedida en la inversión extranjera. De hecho, el glamour para atraer la inversión extranjera se ha convertido en uno de los atributos ineludibles que debe tener cualquier líder latinoamericano y una de las varas que medirá el éxito de su gestión sin duda es la sumatoria de dólares de inversión extranjera conseguidos.
En los países en desarrollo latinoamericanos, lo único que ha generado tanta expectativa con tan pocos resultados como la inversión extranjera, ha sido el consumo de vidrios de colores allá por 1492. Resulta imposible hallar evidencia académica robusta que pruebe que la inversión extranjera ha contribuido al desarrollo en América Latina. Los trabajos académicos encuentran más bien que esta inversión ha contribuido más a su subdesarrollo, lo cual termina revalorizando los enfoques teóricos que predicen que la inversión extranjera es un caballo de Troya en la economía latinoamericana que más bien contribuye a deprimirla y contener su potencial.
Los trabajos académicos encuentran que la inversión extranjera en Latinoamérica ha tenido un rol muy diferente al que tuvo en el sudeste asiático. En Latinoamérica se ha dirigido, sobre todo, a los servicios públicos, al sector financiero y a la explotación de recursos naturales. En efecto, las privatizaciones de los 90 en adelante les abrieron las puertas al muy redituable negocio de servicios públicos como la telefonía y la distribución de gas, agua, electricidad etc., la desregulación permitió su ingreso al sector financiero sin restricciones mientras que las garantías otorgadas a los inversores a través de tratados de inversión internacionales o bilaterales, fueron una licencia para entrar masivamente a explotar recursos naturales sin riesgos ni ataduras. Pocas inversiones se dirigieron al sector manufacturero, que es el que tiene más posibilidades de generar los impactos positivos de la inversión extranjera. Una gran mayoría de las inversiones dirigidas a este sector no ampliaron la capacidad productiva local porque se trató de fusiones o adquisiciones de empresas locales. La inversión extranjera terminó desplazando empresas locales. En cuanto a la mejora de la capacidad gerencial que se esperaba derivaría del ingreso de inversiones extranjeras, es difícil afirmar cual fue su impacto real, pero a juzgar por los sectores rentistas a los que se ha dirigido, es más posible que esta transferencia de “saber hacer” gerencial haya profundizado las conductas gerenciales rentistas preexistentes. En definitiva, los sectores a los que se dirigió la inversión extranjera fueron sectores que no generan exportaciones, como los servicios públicos y las finanzas, donde desplazaron a empresas locales y se generaron economías de enclave, es decir, empresas integradas al mundo pero aisladas de su entorno geográfico más inmediato, y así fue como desaparecieron, por ejemplo, gran parte del tejido empresarial de proveedores de las grandes empresas privatizadas que fueron sustituidas por importaciones.
En muchos casos se ha observado que cuando las empresas nacionales demuestran capacidad para competir globalmente, por ejemplo gracias al desarrollo de una tecnología propia, la inversión extranjera ingresa para comprar estas empresas y adquirir sus patentes, lo que difícilmente se traducirá en un aumento de las posibilidades de desarrollo nacional.
Una de las razones que explica las adquisiciones de empresas nacionales es un fallo de mercado derivado del diferencial de intereses entre países en desarrollo y desarrollados. Las firmas extranjeras consiguen financiamiento en el mercado internacional a tipos de interés mucho más bajos que el costo al que acceden las empresas nacionales, por lo que una misma empresa nacional, pasa a valer mucho más en manos de un propietario extranjero que en manos de un empresario nacional.[1] Se trata de un fallo de mercado, porque genera un sesgo artificial a favor de la concentración propietaria de empresas en manos de los países desarrollados y no al revés.
El objetivo de esta nota es el de evaluar la contribución en términos de financiamiento de la inversión extranjera, es decir, del aporte en términos de capital fresco a las economías en desarrollo. Como veremos en los puntos siguientes, otra faceta del caballo de Troya de la inversión extranjera, es que esta hipótesis no se comprueba sino más bien lo contrario. La inversión en cartera termina extrayendo más recursos financieros de los que aporta a las economías en desarrollo agravando sus  problemas de insuficiencia de divisas.
Recepción de inversión extranjera en Latinoamérica
Para facilitar el análisis hemos dividido la inversión extranjera en sus dos componentes, inversión en cartera e inversión extranjera directa. La principal diferencia entre ambos tipos de inversión es que la inversión en cartera es aquella que no alcanza a superar el 10% del capital social de la compañía en la cual invierte. Este umbral del 10% es una convención arbitraria, pero útil para diferenciar las características de la inversión. La inversión en cartera se espera que tenga un mayor grado de volatilidad  porque tiene sobre todo una motivación especulativa-financiera, mientras que la inversión directa, representa una mayor compromiso y poder de decisión del inversor con la empresa receptora de la inversión, por lo tanto, se espera más estabilidad de parte de la inversión directa. La evidencia que soporta esta afirmación es que suele verificarse que cuando un país atraviesa una crisis hay influjos de inversión extranjera directa. Sin embargo, como lo afirma Krugman en su artículo “Fire-sale FDI”, esta supuesta estabilidad de la IED podría tratarse más bien de adquisiciones a precio de ganga de empresas en países que atraviesan crisis circunstanciales. En efecto, durante la crisis asiática, los valores de las empresas coreanas se redujeron un 70% aproximadamente para los inversores extranjeros, lo que atrajo muchas adquisiciones por parte de empresas del resto del mundo. ¿Constituyeron este tipo de adquisiciones un aporte a la economía coreana?
Aunque la IED supone el primer componente de entrada de capital extranjero, la inversión en cartera presenta números acumulados muy importantes. En el período de 16 años estudiado (1990-2016) la inversión se divide casi por partes iguales entre inversión directa (53%) y en cartera (47%), aunque esta última ha perdido participación desde el 2000 como lo muestra el hecho de que su participación se redujo al 38% en el período más reciente (2001-2016). Cabe destacar el caso de México donde la inversión en cartera, una inversión que se realiza mayoritariamente en forma de pasivos de deuda (bonos o renta fija) es incluso superior a las entradas de IED. Por lo tanto, tiene un carácter financiero especulativo menos comprometido con la actividad productiva doméstica.
Este rol de la inversión en cartera, con un mayor porcentaje de inversión en deuda, se repite en la mayoría de los países estudiados, excepto en Brasil, Chile, República Dominicana y Honduras, donde la participación en acciones tiene un mayor peso. En cualquier caso, la inversión en cartera que se materializa en pasivos de deuda suele tener una relación indirecta con la actividad económica doméstica a través de los diferentes instrumentos de financiación que en última instancia pueden llegar a la economía real. No obstante, esto se acabará concretando en aquellas actividades que mayor rendimiento ofrezcan a corto plazo y conlleva importantes riesgos financieros y económicos como puede ser la generación de burbujas, por ejemplo, inmobiliarias.
En la tabla 1 se observa las entradas de capital de acuerdo a los conceptos de inversión extranjera directa (IED) e inversión en cartera en distintos países de Latinoamérica.
























Tabla 1. Inversión extranjera recibida acumulada. 1990-2016
En millones de dólares
* Fuente: Balanzas de Pagos. Cepal.org
** No se disponen de datos de algunos componentes de algunos de los países estudiados.
Repatriación (salida) de utilidades de la inversión extranjera
Históricamente, la IED se ha caracterizado por brindar altos niveles de rentabilidad y si bien en los últimos años esta rentabilidad se ha reducido considerablemente, la media de la última década sigue estando por encima del 6% según el último informe de la CEPAL “La inversión extranjera directa en América Latina y el Caribe”.
Según la CEPAL, entre 2006 y 2012 las utilidades obtenidas por la IED representaron el 92% de la IED recibida, lo que muestra el potencial de generación de ganancia de esta inversión debido, especialmente, al crecimiento de los precios de las materias primas en ese período y también muestra que la IED no genera fondos frescos de divisas sino que los extrae de las mismas economías receptoras.
Una parte importante de esas utilidades son repatriadas por los capitales extranjeros, aproximadamente el 55% dependiendo del país y el período. Esto significa que grandes cantidades monetarias de divisas “vuelan” de Latinoamérica cada año agravando el problema de la restricción externa característico de nuestros países dificultando nuestro desarrollo económico.
En la tabla 2 se muestran los datos acumulados por país sobre las utilidades repatriadas que tienen como fuente la IED y la inversión en cartera. Tan solo en concepto de repatriación de utilidades de la IED, en el período que va del 1990 al 2016, se fueron de la región más de 935 mil millones de dólares, una cantidad similar al PIB anual de México o de Corea del Sur. El grueso de esta salida de divisas se concentró en el segundo período (2001-2016), por lo que el crecimiento de los precios de las materias primas tuvo un papel protagonista explicando esta evolución.
Este mismo patrón se observa en la inversión en cartera, cuyo monto total ascendió a 509 mil millones de dólares en todo el período, aproximadamente el PIB de Argentina o Suiza. Esto pone de manifiesto lo que se ha comentado en el apartado anterior sobre la importancia de esta vía para la llegada de capital extranjero y la gran cantidad de utilidades que conlleva, con su consiguiente repatriación.
Debe tenerse en cuenta que el rol más financiero de la inversión extranjera nos hace prever un comportamiento cortoplacista, más propenso a repatriar utilidades y por lo tanto, menos relevante que la IED para cumplir los objetivos de desarrollo nacional. Sin embargo, a lo largo del período 1990-2016, la inversión en cartera ha repatriado utilidades que representan un 39% del influjo de divisas a los países latinoamericanos, mientras que la inversión extranjera ha repatriado un 49%. No quiere esto decir que la inversión en cartera está más comprometida con el desarrollo latinoamericano que la inversión en cartera, sino que por el contrario, sugiere que son muy pocas las diferencias entre ambos tipos de inversión y que ambos tienen una conducta especulativa similar.
Teniendo en cuenta ambos componentes, las repatriaciones totales de utilidades en el período 1990-2016 sumó más de 1,44 billones de dólares; 1,23 de los cuales se produjo en el último período de 2001 a 2016.
Debe destacarse el caso de Brasil, cuyas repatriaciones de IED son menores que las procedentes de la inversión en cartera, aun siendo la primera sustancialmente superior. Es un caso interesante que merece un estudio teniendo en cuenta distintas variables como las tasas de rentabilidad de ambos tipos de inversión y el porcentaje de repatriaciones de las utilidades totales. Resultados sugerentes son los casos de Bolivia, Ecuador o Nicaragua, que en el período muestran una salida neta de inversión en cartera, es decir, los aportes de esta inversión extranjera de capital fresco en estas economías fueron inferiores a las extracciones de capitales, lo que a nuestro criterio muestra una acertada política de regulación y soberanía financiera de parte de estos países.






























Tabla 2. Salida de utilidades por tipo de inversión acumulada. 1990-2016
En millones de dólares



* Fuente: Balanzas de Pagos. Cepal.org
* *No se disponen de datos de algunos componentes de algunos de los países estudiados.
La tabla 3 muestra el porcentaje de repatriación de utilidades respecto a los ingresos generados por cada fuente de inversión extranjera. En el período 1990-2016 por cada dólar recibido de inversión extranjera directa se han repatriado casi 50 centavos (48,9%), y 55 centavos en el período 2001-2016. Asimismo, como en promedio el 55% de las utilidades fueron repatriadas, se deduce que el 45% fueron reinvertidas, por lo que un porcentaje importante de la IED está conformado por las utilidades reinvertidas. Es decir, una parte importante de la inversión extranjera directa está conformada por utilidades reinvertidas, es decir, recursos financieros que se extraen de la propia economía receptora y no constituyen un aporte fresco de recursos provenientes del resto del mundo.
























Tabla 3 Relación entre salidas por repatriación de utilidades y llegada de inversión extranjera (en periodos acumulados)
En millones de dólares



* Fuente: Balanzas de Pagos. Cepal.org
** No se disponen de datos de algunos componentes de algunos de los países estudiados o los resultados presentan valores negativos a causa de la utilización de datos acumulados.
Reflexiones finales
Parece ser que cuando se trata de inversión extranjera lo que espera la teoría y lo que dice la realidad son asuntos muy diferentes. Llama la atención la capacidad de resistencia de la economía neoclásica para seguir promoviendo irreflexiva y exitosamente las bondades de la inversión extranjera aún a costa de la abrumadora evidencia empírica en su contra en Latinoamérica. Llama la atención que todas las corrientes políticas de todos los países latinoamericanos no sean capaces de percibir esta realidad y sigan compitiendo ingenuamente entre ellas para atraer inversiones extranjeras. Llama la atención que estas fuerzas políticas no hayan aprendido del ejemplo de los países asiáticos, que gracias a sus regulaciones consiguieron utilizar las inversiones extranjeras para transformar sus estructuras productivas. La inversión extranjera liberada a la fuerza del libre mercado, como en Latinoamérica, solo orientará las inversiones a los sectores más rentistas, contribuyendo a consolidar la estructura productiva dependiente de América Latina. La inversión extranjera no es ni necesariamente buena, ni necesariamente mala para el desarrollo de nuestros países, todo depende de a qué se dedique, cuánto exporte, cuánta transferencia tecnológica produzca, cuántos proveedores locales desarrolle y cuánto financiamiento aporte. La evidencia latinoamericana al respecto es desilusionante y si no hay cambios en las políticas hacia la inversión extranjera seguiremos comprando vidrios de colores.
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[1] Como el método más utilizado para valuar una empresa es el Valor Actual Neto, que es una sumatoria de los beneficios futuros descontados por los tipos de interés futuros (), al ser los tipos de interés más altos en los países en desarrollo, el denominador es mayor en los países en desarrollo por lo que el valor actual de esta corriente de beneficios futuros de una empresa propiedad de un empresario de un país en desarrollo es menor al que la misma empresa tendría de tener un propietario externo. Este fallo de origen explica la mayor proporción de empresas de países en desarrollo que son adquiridas por empresas de países desarrollados y no al revés.