Yanis Varoufakis · · · · · |
09/12/12 |
Resumen de la intervención de Yani Varoufakis en el Foro Kreisky,
Viena, 5 diciembre de 2012.
En los 80 y en los 90, la
izquierda europea (y señaladamente, la socialdemocracia) abandonó la idea de
que los mercados laboral, financiero e inmobiliario son profundamente
ineficientes, siendo la desigualdad un mero producto lateral de su
ineficiencia; un producto lateral que, no obstante, retroalimenta y aun
exacerba la ineficiencia y la inestabilidad de cualquier sociedad capitalista
que se permite descansar en el “libre” funcionamiento de esos tres
(problemáticos) mercados. La izquierda europea, en la época del nacimiento del Minotauro Global
(es decir, desde finales de los 70 hasta 2008) fue olvidando cada vez más que:
- cuanto más financiarizado está
el capitalismo;
- cuanto más el trabajo es
tratado como cualquier otra mercancía;
- cuanto más descansan nuestras
sociedades en las burbujas inmobiliarias como fuentes de renta y de deuda;
- tanto más inestable, abocado a las crisis y, finalmente, incivilizado se vuelve el capitalismo.
El capitalismo experimentó su
apogeo bajo personajes como Kreisky: políticos que entendieron cabalmente la
verdad que se acaba de enunciar; dirigentes de todo punto escépticos con el
capitalismo; gentes que comprendieron la importancia de mantener a raya y en
mínimos la financiarización, la explotación del trabajo y las burbujas
inmobiliarias.
Queda, pues, la cuestión: ¿cómo pudo la izquierda europea abandonar
esos caros principios de Bruno Kreisky, de Willie Brandt y de Olof Palme? ¿Por
qué ha caído la izquierda europea ante la teoría económica y la política
tóxicas de nuestro tiempo? (La SPD de nuestros días, por ejemplo, vota a pies
juntillas todo lo que propone la señora Merkel, sea lo que fuere.)
Mi esbozo de respuesta es esta:
la izquierda Europa cayó en el viejo truco tramposo del Minotauro Global.
Vio los ríos de dinero privadamente acuñado que estaba imprimiendo el sector
financiero (mientras el trabajo era exprimido y se disparaban los precios de
los bienes raíces), y pensó que podría hacerse con parte del botín ¡para poner
por obra políticas socialdemócratas! En vez de seguir centrándose en los
beneficios industriales como fuente para financiar programas sociales, lo
socialdemócratas creyeron que podían abrevar en los ríos de efectivo generado
en el contexto de la financiarización. Dejemos libres a las finanzas para hacer
lo que les de la gana, y luego hagámonos con una parte de sus ganancias para
financiar el Estado de bienestar. Ese fue su juego, y por un tiempo, les
resultó una idea mejor, más moderna y a la moda, que tener que andar
constantemente a estricote con los industriales, buscando cargarlos de
impuestos para poder redistribuir. En cambio, los banqueros hacían las cosas
fáciles. Tan pronto como el político “de izquierda” les dejaba hacer lo que les
daba la gana, se sentían éstos felices de darle algunas migas de la
gargantuesca mesa en que celebraban sus banquetes.
En efecto, algunos de esos
socialdemócratas fueron, durante cierto tiempo, financiados por el sector
financiero harto generosamente para que pudieran llevar a cabo sus programas de
bienestar (lo que explica, por ejemplo, el considerable impulso del gobierno de
Blair al gasto público, o programas similares en la España del gobierno del
PSOE, etc.). Ello es, sin embargo, que para poder acceder a ese pequeño hilillo
del torrente de la financiarización y financiar programas sociales, los
socialdemócratas tuvieron que tragarse, entera, la lógica de la
financiarización, no sólo el anzuelo y el señuelo, sino la línea entera, y aun
el flotador. Tuvieron que rendir su inveterada desconfianza respecto de los
desembridados mercados financieros, laborales e inmobiliarios. Tuvieron que
suspender las facultades de su juicio crítico. Y así, cuando en 2008 los
tsunamis del capital generados por Wall Street, la City y Francfort arrasaron
con todo, la bancada socialdemócrata de la política europea carecía ya de las
herramientas analíticas y de los valores morales necesarios para someter a
escrutinio crítico el sistema colapsado. Estuvieron, pues, prontos a la
aquiescencia, a la capitulación total, frente a los remedios tóxicos ofrecidos
por la derecha (por ejemplo, los rescates bancarios), remedios cuyo
inconfundible propósito no es otro que sacrificar al pueblo trabajador, a los
desempleados y a los vulnerables en beneficio de los financieros. El resto es
una triste e interminable historia.
Yanis
Varoufakis es un reconocido economista
greco-australiano de reputación científica internacional. Es profesor de
política económica en la Universidad de Atenas y consejero del programa
económico del partido griego de la izquierda, Syriza. Actualmente enseña en los
EEUU, en la Universidad de Texas. Su último libro, El Minotauro Global, para muchos críticos la mejor explicación
teórico-económica de la evolución del capitalismo en las últimas 6 décadas,
está a punto de ser publicado en castellano por la editorial española Capitán
Swing, a partir de la 2ª edición inglesa revisada. Una extensa y profunda
reseña del Minotauro, en SinPermiso Nº 11, Verano-Otoño 2012.
Traducción para www.sinpermiso.info: Miguel de
Puñoenrostro
sinpermiso electrónico se
ofrece semanalmente de forma gratuita. No recibe ningún tipo de subvención
pública ni privada, y su existencia sólo es posible gracias al trabajo
voluntario de sus colaboradores y a las donaciones altruistas de sus lectores.
Si le ha interesado este artículo, considere la posibilidad de contribuir al
desarrollo de este proyecto político-cultural realizando una DONACIÓN o
haciendo una SUSCRIPCIÓNa la REVISTA SEMESTRAL impresa
|
sábado, 15 de diciembre de 2012
Cuándo y por qué se jodió la socialdemocracia europea
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario