Entrevista a Jerome Duval, activista en la semana global contra la Deuda y las instituciones financieras internacionales
Como activista
contra la deuda externa, Jerome Duval participa en la semana global
contra la deuda que se celebra entre el 7 y el 14 de octubre en todo el
mundo. Jerome Duval forma parte de la Plataforma Auditoria Ciudadana de
la deuda en el estado español. Ha colaborado, además, en el libro “La
deuda o la vida”, coordinado por Eric Touissant y Damien Millet (Ed.
Icaria) y ha escrito numerosos artículos sobre la deuda externa, entre
otras publicaciones, en rebelión.org.
Afirma que hoy en Europa, al igual que anteriormente en América Latina,
África o el sureste asiático, “la deuda se ha convertido en un sutil
instrumento de dominación, vinculado a planes de ajuste draconianos”.
Una de las principales propuestas de los colectivos que se oponen al pago de la deuda es la realización de auditorías ciudadanas. ¿En qué consisten? ¿Cuáles son los referentes?
Las auditorías ciudadanas suponen impulsar un movimiento para abrir los libros de las cuentas públicas del estado, comunidades autónomas y municipios, con el fin de averiguar qué partidas proceden de la corrupción, el despilfarro y que, en definitiva, no han beneficiado a la población; una vez determinadas estas partidas, se trata de considerarlas ilegítimas y anular el pago. Uno de los principales referentes lo constituye el gobierno de Rafael Correa, en Ecuador, quien en el año 2007 promovió una auditoría pública, con la participación de movimientos sociales y expertos, que duró varios meses y derivó en un informe. Entonces el ejecutivo decidió no abonar una parte de la deuda, cantidad que se destinó a servicios sociales, sobre todo salud y educación. Pero éste es un caso singular.
¿En qué sentido?
Debe recordarse que Correa accedió al poder con el apoyo de los movimientos sociales. Además, es economista y ocupó la cartera de Economía en un gobierno anterior; ya en ese momento se enfrentó a los acreedores porque pretendía derivar las rentas petroleras de Ecuador a servicios sociales, no al abono de la deuda. Correa acabó dimitiendo y, una vez como presidente, promovió las auditorías contra el pago de la deuda. Se trata, sin duda, de un buen referente para el movimiento y el ejemplo más actual.
¿Existen otros casos, tal vez menos conocidos?
Hay otro ejemplo que precisamente en estas fechas deberíamos recordar. La cancelación de una parte de la deuda alemana tras la Segunda Guerra Mundial, en virtud de los Acuerdos de Londres de 1953. Fíjate en el agravio comparativo respecto a Grecia, tal como explica Eric Toussaint. Porque Alemania también se benefició del Plan Marshall y tenía el control sobre su propia moneda, el marco. Otro ejemplo de manual . Cuando Estados Unidos invadió Irak en 2003, había un interés muy claro de las compañías privadas en explotar el negocio del petróleo. De acuerdo con estos intereses, Estados Unidos negoció con el club de París (que reúne a los países acreedores más ricos del planeta) la cancelación de la deuda pública de Irak. Acabó anulándose el 80% de la deuda pública iraquí. Es más, llegó a utilizarse el concepto de deuda odiosa , que pronto se retiró para que otros países no hicieran uso del mismo.
¿Hay que mirar a Islandia?
Islandia es un pequeño país, de unos 300.000 habitantes, que se ha erigido en paradigma por diferentes motivos. En primer lugar, como modelo de crecimiento económico neoliberal. En este punto el fracaso ha sido rotundo. Pero también nos sirve como ejemplo de lucha social frente al rescate de los bancos y frente al pago de la deuda privada por parte del estado. Se ha trabajado, y esto resulta muy positivo, para la elaboración de una nueva constitución con participación ciudadana; además, se ha promovido el juicio de altos responsables políticos implicados en quiebras y corrupción. Ahora bien, no hemos de idealizar el caso islandés. El país sigue sometido todavía a las directrices del FMI y sus acreedores.
¿Qué otra medidas proponéis como complemento de las auditorías ciudadanas?
Por ejemplo, la expropiación de bancos para transferirlos al sector público bajo control ciudadano; Instaurar una verdadera justicia global europea y una justa redistribución de la riqueza, además de prohibir los paraísos fiscales y gravar con dureza las transacciones financieras. También planteamos luchar contra el fraude fiscal masivo de las grandes empresas y los más ricos; disciplinar los mercados financieros, principalmente mediante la creación de un registro de propietarios de títulos y la prohibición de ventas al descubierto; reducir de modo notable el tiempo de trabajo para crear empleos, pero con aumento de salarios y pensiones; socializar las numerosas empresas y servicios privatizados en los últimos 30 años; y plantear una asamblea constituyente de los pueblos para otra Unión Europea.
El caso español. ¿Qué responsabilidad tiene el sector financiero y, por extensión, el endeudamiento privado en la actual crisis?
En este punto la gente ha de tener las ideas muy claras. El origen de la crisis, como se ha repetido hasta el infinito, está en el endeudamiento privado, no en la deuda pública. De hecho, el estado español cumplía los objetivos de Maastricht en cuanto a déficit y endeudamiento públicos cuando la crisis estalló. Alemania, por ejemplo, no cumplía con estos indicadores. Si en el estado español se ha dado un incremento de la deuda pública, ha sido, en buena medida, por el rescate del sector financiero. Hay una idea central en este sentido: se está transfiriendo al sector público, es decir, a todos los ciudadanos, los riesgos que emprendieron banco privados y cajas de ahorro durante la burbuja inmobiliaria .
A grandes rasgos, ¿mediante qué mecanismos se produce esta transferencia?
Cuando recortan salarios y servicios sociales es porque ha de pagarse a los acreedores privados. Cuando se rescata el sector financiero, pongamos el caso de Bankia, las deudas de las entidades privadas las asume el pueblo en forma de recortes en educación, salud y servicios sociales. Éste es el principal mecanismo de transferencia del sector privado al público, muy simple y directo, pero que mucha gente todavía no ha llegado a entender. Los casos de Irlanda y España son dos buenos ejemplos.
¿Por qué la crisis de la deuda no guarda relación muchas veces con los índices de endeudamiento?
Me detendré en el ejemplo de Estados Unidos. El más claro. Se trata, sin duda, del país más endeudado del planeta. Pero paga casi la totalidad de su deuda en dólares y, además, la Reserva Federal puede emitir moneda propia, por lo que mantiene la capacidad de control sobre su economía. Hay otra cuestión decisiva. Estados Unidos está al frente de las instituciones que controlan el reembolso de la deuda, por ejemplo, el Fondo Monetario Internacional (FMI), del que es principal accionista. Esto le permite aplicar condiciones de reembolso mortíferas a países muy pobres (caso de los africanos), que nunca se impondría a sí mismo. En cuanto a los países de la periferia europea, no cuentan con un banco central propio con capacidad de emitir moneda y, además, son víctimas de la propia construcción de la Unión Europea y de sus políticas neoliberales, que otorgan la supremacía claramente a los países centrales.
Pero suele afirmarse que los ciudadanos del sur han vivido “por encima de sus posiblidades”
Ésta es una de las muchas mentiras mediáticas que debemos desmontar. Lo cierto es que hace décadas que se reducen los impuestos a las empresas privadas y las rentas altas, mientras se recortan los servicios sociales. Es un proceso de largo aliento, característico del neoliberalismo de la década de los 80, que consiste en la transferencia de rentas del trabajo a rentas del capital. Lo de “vivir por encima de nuestras posibilidades” no es más que uno de los grandes ejes del discurso mediático, que pretende culpabilizar a la gente por la crisis, con un único fin: que acepte sin rechistar la realidad de los recortes.
En los presupuestos del estado español de 2012, está previsto el pago de unos 40.000 millones de euros sólo por los intereses de la deuda pública. ¿Genera esto una espiral enloquecida, por la cual la deuda nunca deja de crecer?
Así es, se produce un efecto “bola de nieve”, pero no es algo exclusivo, ni mucho menos, del estado español ni de la periferia europea. Hay países africanos y del sureste asiático que han reembolsado varias veces su deuda. Puede que incluso lo hicieran hace décadas y que, a pesar de ello, deban todavía una cantidad superior al monto inicial. Según cifras de 2009 y en términos globales, los países en desarrollo desembolsaron el equivalente a 110 veces lo que debían en el año 1970, pero mientras tanto su deuda se multiplicó por 50. Además, 2009 fue el primer año (desde 1993) en que la transferencia neta sobre la deuda externa pública (la diferencia entre los préstamos recibidos y los reembolsos totales) fue positiva, es decir, los estado desembolsaron menos de lo que recibieron en nuevos préstamos. Otro dato contundente sobre las citadas transferencias. Ente 1985 y 2009 arrojaron un saldo negativo de 666.000 millones de dólares.
Por último, ¿sirve como ejemplo para Europa lo ocurrido con la crisis de la deuda en América Latina?, tal como suele afirmarse.
La crisis de la deuda en América Latina comenzó en el año 1982, en México. Al no poder afrontar sus pagos este país, intervino el Fondo Monetario Internacional (FMI), única institución que se hallaba dispuesta a prestar dinero. En el más de un centenar de países (de América Latina, África o el sureste asiático) donde ha intervenido el FMI como prestamista, se impulsaron planes de ajuste estructural draconianos, muy similares a los que se dan hoy en Europa. Bajo estas condiciones, la deuda se convirtió, también como a día de hoy en Europa, en un mecanismo sutil de dominación.
Una de las principales propuestas de los colectivos que se oponen al pago de la deuda es la realización de auditorías ciudadanas. ¿En qué consisten? ¿Cuáles son los referentes?
Las auditorías ciudadanas suponen impulsar un movimiento para abrir los libros de las cuentas públicas del estado, comunidades autónomas y municipios, con el fin de averiguar qué partidas proceden de la corrupción, el despilfarro y que, en definitiva, no han beneficiado a la población; una vez determinadas estas partidas, se trata de considerarlas ilegítimas y anular el pago. Uno de los principales referentes lo constituye el gobierno de Rafael Correa, en Ecuador, quien en el año 2007 promovió una auditoría pública, con la participación de movimientos sociales y expertos, que duró varios meses y derivó en un informe. Entonces el ejecutivo decidió no abonar una parte de la deuda, cantidad que se destinó a servicios sociales, sobre todo salud y educación. Pero éste es un caso singular.
¿En qué sentido?
Debe recordarse que Correa accedió al poder con el apoyo de los movimientos sociales. Además, es economista y ocupó la cartera de Economía en un gobierno anterior; ya en ese momento se enfrentó a los acreedores porque pretendía derivar las rentas petroleras de Ecuador a servicios sociales, no al abono de la deuda. Correa acabó dimitiendo y, una vez como presidente, promovió las auditorías contra el pago de la deuda. Se trata, sin duda, de un buen referente para el movimiento y el ejemplo más actual.
¿Existen otros casos, tal vez menos conocidos?
Hay otro ejemplo que precisamente en estas fechas deberíamos recordar. La cancelación de una parte de la deuda alemana tras la Segunda Guerra Mundial, en virtud de los Acuerdos de Londres de 1953. Fíjate en el agravio comparativo respecto a Grecia, tal como explica Eric Toussaint. Porque Alemania también se benefició del Plan Marshall y tenía el control sobre su propia moneda, el marco. Otro ejemplo de manual . Cuando Estados Unidos invadió Irak en 2003, había un interés muy claro de las compañías privadas en explotar el negocio del petróleo. De acuerdo con estos intereses, Estados Unidos negoció con el club de París (que reúne a los países acreedores más ricos del planeta) la cancelación de la deuda pública de Irak. Acabó anulándose el 80% de la deuda pública iraquí. Es más, llegó a utilizarse el concepto de deuda odiosa , que pronto se retiró para que otros países no hicieran uso del mismo.
¿Hay que mirar a Islandia?
Islandia es un pequeño país, de unos 300.000 habitantes, que se ha erigido en paradigma por diferentes motivos. En primer lugar, como modelo de crecimiento económico neoliberal. En este punto el fracaso ha sido rotundo. Pero también nos sirve como ejemplo de lucha social frente al rescate de los bancos y frente al pago de la deuda privada por parte del estado. Se ha trabajado, y esto resulta muy positivo, para la elaboración de una nueva constitución con participación ciudadana; además, se ha promovido el juicio de altos responsables políticos implicados en quiebras y corrupción. Ahora bien, no hemos de idealizar el caso islandés. El país sigue sometido todavía a las directrices del FMI y sus acreedores.
¿Qué otra medidas proponéis como complemento de las auditorías ciudadanas?
Por ejemplo, la expropiación de bancos para transferirlos al sector público bajo control ciudadano; Instaurar una verdadera justicia global europea y una justa redistribución de la riqueza, además de prohibir los paraísos fiscales y gravar con dureza las transacciones financieras. También planteamos luchar contra el fraude fiscal masivo de las grandes empresas y los más ricos; disciplinar los mercados financieros, principalmente mediante la creación de un registro de propietarios de títulos y la prohibición de ventas al descubierto; reducir de modo notable el tiempo de trabajo para crear empleos, pero con aumento de salarios y pensiones; socializar las numerosas empresas y servicios privatizados en los últimos 30 años; y plantear una asamblea constituyente de los pueblos para otra Unión Europea.
El caso español. ¿Qué responsabilidad tiene el sector financiero y, por extensión, el endeudamiento privado en la actual crisis?
En este punto la gente ha de tener las ideas muy claras. El origen de la crisis, como se ha repetido hasta el infinito, está en el endeudamiento privado, no en la deuda pública. De hecho, el estado español cumplía los objetivos de Maastricht en cuanto a déficit y endeudamiento públicos cuando la crisis estalló. Alemania, por ejemplo, no cumplía con estos indicadores. Si en el estado español se ha dado un incremento de la deuda pública, ha sido, en buena medida, por el rescate del sector financiero. Hay una idea central en este sentido: se está transfiriendo al sector público, es decir, a todos los ciudadanos, los riesgos que emprendieron banco privados y cajas de ahorro durante la burbuja inmobiliaria .
A grandes rasgos, ¿mediante qué mecanismos se produce esta transferencia?
Cuando recortan salarios y servicios sociales es porque ha de pagarse a los acreedores privados. Cuando se rescata el sector financiero, pongamos el caso de Bankia, las deudas de las entidades privadas las asume el pueblo en forma de recortes en educación, salud y servicios sociales. Éste es el principal mecanismo de transferencia del sector privado al público, muy simple y directo, pero que mucha gente todavía no ha llegado a entender. Los casos de Irlanda y España son dos buenos ejemplos.
¿Por qué la crisis de la deuda no guarda relación muchas veces con los índices de endeudamiento?
Me detendré en el ejemplo de Estados Unidos. El más claro. Se trata, sin duda, del país más endeudado del planeta. Pero paga casi la totalidad de su deuda en dólares y, además, la Reserva Federal puede emitir moneda propia, por lo que mantiene la capacidad de control sobre su economía. Hay otra cuestión decisiva. Estados Unidos está al frente de las instituciones que controlan el reembolso de la deuda, por ejemplo, el Fondo Monetario Internacional (FMI), del que es principal accionista. Esto le permite aplicar condiciones de reembolso mortíferas a países muy pobres (caso de los africanos), que nunca se impondría a sí mismo. En cuanto a los países de la periferia europea, no cuentan con un banco central propio con capacidad de emitir moneda y, además, son víctimas de la propia construcción de la Unión Europea y de sus políticas neoliberales, que otorgan la supremacía claramente a los países centrales.
Pero suele afirmarse que los ciudadanos del sur han vivido “por encima de sus posiblidades”
Ésta es una de las muchas mentiras mediáticas que debemos desmontar. Lo cierto es que hace décadas que se reducen los impuestos a las empresas privadas y las rentas altas, mientras se recortan los servicios sociales. Es un proceso de largo aliento, característico del neoliberalismo de la década de los 80, que consiste en la transferencia de rentas del trabajo a rentas del capital. Lo de “vivir por encima de nuestras posibilidades” no es más que uno de los grandes ejes del discurso mediático, que pretende culpabilizar a la gente por la crisis, con un único fin: que acepte sin rechistar la realidad de los recortes.
En los presupuestos del estado español de 2012, está previsto el pago de unos 40.000 millones de euros sólo por los intereses de la deuda pública. ¿Genera esto una espiral enloquecida, por la cual la deuda nunca deja de crecer?
Así es, se produce un efecto “bola de nieve”, pero no es algo exclusivo, ni mucho menos, del estado español ni de la periferia europea. Hay países africanos y del sureste asiático que han reembolsado varias veces su deuda. Puede que incluso lo hicieran hace décadas y que, a pesar de ello, deban todavía una cantidad superior al monto inicial. Según cifras de 2009 y en términos globales, los países en desarrollo desembolsaron el equivalente a 110 veces lo que debían en el año 1970, pero mientras tanto su deuda se multiplicó por 50. Además, 2009 fue el primer año (desde 1993) en que la transferencia neta sobre la deuda externa pública (la diferencia entre los préstamos recibidos y los reembolsos totales) fue positiva, es decir, los estado desembolsaron menos de lo que recibieron en nuevos préstamos. Otro dato contundente sobre las citadas transferencias. Ente 1985 y 2009 arrojaron un saldo negativo de 666.000 millones de dólares.
Por último, ¿sirve como ejemplo para Europa lo ocurrido con la crisis de la deuda en América Latina?, tal como suele afirmarse.
La crisis de la deuda en América Latina comenzó en el año 1982, en México. Al no poder afrontar sus pagos este país, intervino el Fondo Monetario Internacional (FMI), única institución que se hallaba dispuesta a prestar dinero. En el más de un centenar de países (de América Latina, África o el sureste asiático) donde ha intervenido el FMI como prestamista, se impulsaron planes de ajuste estructural draconianos, muy similares a los que se dan hoy en Europa. Bajo estas condiciones, la deuda se convirtió, también como a día de hoy en Europa, en un mecanismo sutil de dominación.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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