sábado, 6 de octubre de 2012
Uruguay El Pais digital: Qué Pasa A la izquierda de la Izquierda
Los "ultras", divididos en decenas de grupos, convocan a una marcha "antiimperialista" para este lunes. Algunos de ellos defienden la lucha armada y la violencia para hacer "la revolución". A la Policía le preocupan los anarquistas.
SEBASTIÁN CABRERA
El salón, con esa luz blanca típica de los tubo lux, está al fondo de la vieja casa reciclada del Cordón donde funciona la Asociación de Funcionarios de UTU. Ahí, a eso de las siete de la tarde una decena de militantes de diferentes grupos de ultraizquierda (o lo que los medios de comunicación, para simplificar, han denominado "radicales") prepara la movilización "antiimperialista" del lunes, que coincidirá con la cumbre de ministros de Defensa de las Américas en Punta del Este y con el aniversario de la captura de Ernesto "Che" Guevara.
En ese salón se mezclan sesentones que militaron en el Frente Amplio (y ya no) con treintañeros con pinta de bohemios y ganas de revolución. Hay militantes de Plenaria Memoria y Justicia, el movimiento que tiene a Irma Leites como cara visible y que nació en respuesta a la Comisión para la Paz que creó el ex presidente Jorge Batlle. También hay gente de la autodenominada Coordinadora Pro Retiro de las Tropas de Haití y sindicalistas de la Tendencia Clasista y Combativa, la corriente radical del Pit-Cnt.
Fernando Moyano, un canoso de 65 años y sonrisa grabada en la cara, es uno de los promotores originales de la movilización y lidera esa coordinadora pro retiro de tropas. Militó en la Juventud Socialista en la década de 1960, participó en la creación del MPP en la década de 1980 y luego se pasó a la Corriente de Izquierda de Helios Sarthou. Hoy está desencantado con el gobierno del Frente Amplio. Como todos los que están allí. "La última vez que los voté fue cuando ganaron (en 2004) y nunca más", dice. Y vuelve a reír.
Moyano cuenta que la movilización "antiimperialista" del lunes será más grande de lo previsto inicialmente porque a último momento el Pit-Cnt dio su apoyo (aunque le agregó la consigna "por la paz"). La movida partirá de la rambla y Ejido, pasará cerca de la embajada de Estados Unidos y terminará frente a la Universidad, donde hablará Henry Boisrolin, un haitiano que vive en Buenos Aires. Tocarán dos bandas de rock-fusión: Patada de Ninja y Made in Taiwan. Hay grupos que también preparan movilizaciones en Punta del Este.
Moyano dice que no habrá violencia. Pero la historia muestra que, cuando hay una movilización de este tipo, hay más chances que ocurran hechos violentos. El último antecedente relevante se dio el 9 de marzo de 2007, cuando la visita del entonces presidente estadounidense, George W. Bush (ver recuadro).
En Uruguay hoy no hay mucho más de 1.500 militantes activos a la izquierda (y por fuera) del Frente. Pero quienes participan semanalmente en las reuniones son unos 500, divididos en decenas de grupos. Tienen en común su desprecio hacia el Frente Amplio, el rechazo a megaproyectos como el de Aratirí y, claro, el odio a Estados Unidos. Pero hay diferencias en el método. Algunos, como el Movimiento Revolucionario Oriental (MRO), Plenaria Memoria y Justicia y grupos anarquistas, consideran que la violencia y la lucha armada es un camino a seguir para hacer "la revolución". Otros creen que el camino electoral es el único posible.
Los violentos, según dice una fuente de la Dirección Nacional de Inteligencia, hoy no son más de 50, muchos integrantes de grupos con tendencias anarquistas. Están "bajo observación", dice la fuente, porque se "controla a los grupos que tienen conductas riesgosas para la seguridad y el orden público", a veces con conexiones internacionales. En Uruguay esas conductas, por ahora, no han pasado de tirar bombas de alquitrán o romper vidrieras en una marcha. Inteligencia seguirá de cerca la movilización del lunes y también una que habrá el jueves 11 contra el proyecto de la minera Aratirí.
LÍNEAS. Podría decirse que esos 1.500 militantes se dividen en tres grandes corrientes de ultraizquierda. En primer lugar, la Asamblea Popular y la Construcción de la Unidad Popular, cuyas agrupaciones son casi todos escindidas del Frente y en general ven con simpatía al presidente venezolano Hugo Chávez y al nacionalismo latinoamericano de izquierda. Ahí están, además del 26 de Marzo, una larga lista de grupos con nombres rimbombantes: el MRO-Comisiones Unitarias Antiimperialistas Artiguistas (Comuna), ProUnir, el Movimiento de Defensa de los Jubilados, el Partido Comunista Revolucionario, el Partido Bolchevique del Uruguay, Refundación Comunista, Movimiento Avanzar, Movimiento Revolucionario Artiguista, Partido Humanista, Intransigencia Socialista y el Partido Ecologista Radical Intransigente.
Después está el Partido de los Trabajadores (PT), un partido histórico que nunca integró el Frente Amplio (se viene presentando a elecciones desde 1984 con votaciones que han oscilado entre los 300 y 600 votos), se define como trotskista y no toma como modelo ni referencia a gobiernos latinoamericanos de izquierda.
Y en un tercer escalón están los movimientos anarquistas, que realizan cada 29 de abril su propio acto del Día de los Trabajadores (el 1° de Mayo se descansa, dicen ellos). Llaman a votar anulado, rechazan el camino electoral y al sistema político. Allí está la histórica Federación Anarquista Uruguaya (FAU), que nació en 1956 y a fines de la década de 1960 tuvo su brazo armado, la Organización Popular Revolucionaria-33 Orientales (OPR-33).
Pero también hay grupos anarquistas más chicos, que tienen un discurso anti medios de comunicación. Así, una marcha realizada en setiembre hasta Canal 4, y desde la cual se tiraron bombas de alquitrán al edificio del diario El Observador, llevaba el lema "los medios desinforman, manipulan y mienten". Uno de los convocantes fue Acción sin Fronteras, grupo anarquista que nació para oponerse al "mega monstruo" de Aratirí.
Estos pequeños grupos tienen, además, un accionar algo caótico, desordenado y espontáneo. Aparecen y desaparecen con diferentes nombres. Este año en una marcha contra los megaoperativos y, sin haberlo coordinado previamente con las demás organizaciones, pusieron en primera línea una pancarta con un mensaje contra los medios de comunicación: "Los medios apuntan, la Policía dispara".
Quienes participan en los actos de la ultraizquierda saben que hay "anarquistas punks" y también otros que se identifican con el veganismo (aquellos que no usan ni comen nada que provenga de un animal) que a veces tienen actitudes violentas. De hecho, un dirigente dice que el partido al que pertenece (prefiere no nombrarlo) decidió hace un par de años participar solo en movidas en las que se sabe bien quién está atrás. "Un garrón te podés comer una vez", explica, "pero no te lo podés comer siempre".
Hay un colectivo anarquista que funciona desde hace un tiempo en "La Solidaria", una casa ocupada en Fernández Crespo y Cerro Largo, donde realizan talleres culturales, ciclos de cine y hay una biblioteca comunitaria. En la puerta dice "mano tendida al compañero, puño cerrado al enemigo". También está la Biblioteca Anarquista del Cerro en Chile y Viacaba.
Estos grupos editan el periódico Anarquía, que se define como un "producto anti autoritario", una publicación que "contiene productos tóxicos para alcahuetes, sumisos, políticos, patrones, botones y ricos en general". Allí se lee que "nos quisieron hacer creer que la democracia era igualdad, y por igual los políticos nos cagan, sean de izquierda o derecha". Los anarquistas no han participado de las reuniones de coordinación para el lunes, lo cual no significa que no asistan a la marcha "antiimperialista".
En este tercer grupo de movimientos de corte anarquista también podría incluirse -por los métodos que aplican y por no creer en el camino electoral- a Plenaria y al grupo Fogoneros. Ambos han reivindicado la violencia y coordinan con los anarquistas.
Fogoneros, que nació en 2003 y cuyos referentes se tapan la cara para participar en los actos, están relacionados con los argentinos del Movimiento Patriótico Revolucionario Quebracho. Tienen una casa en un asentamiento en Malvín Norte y han sufrido divisiones internas. Según Inteligencia, este grupo está "adormecido", en un proceso de renovación o de "repensar sus métodos". Qué Pasa se comunicó con un miembro de la organización pero al cierre de esta edición no había respondido si aceptaba la entrevista.
La Policía cree que los anarquistas que practican la violencia lo hacen con desconocimiento de "las caras visibles" de la FAU, que tiene su sede en Magallanes y La Paz, atrás de la imprenta Aragón.
De mameluco azul, Juan Pilo -miembro de la comisión de organización de la FAU- recibe a Qué Pasa en la mitad de un día de trabajo e invita a pasar al fondo del edificio. De 55 años, barba y pelo blanco, Pilo no tiene pinta de tipo violento. Eso sí, pide que no le tomen fotos porque la suya es una organización colectiva. Muestra un enorme mural pintado hace 20 años y señala un gato dibujado allí: es un símbolo del anarquismo. También muestra una foto del payador Carlos Molina, que era anarquista: "Por favor, mencionalo", pide.
Pilo explica que la FAU sigue la vertiente doctrinaria "especifista". Pero que no discrimina a otros movimientos anarquistas y coordina con ellos para actividades puntuales. "No tenemos la patente del anarquismo en Uruguay", dice en medio de un cuarto lleno de afiches, "sí tenemos 55 años de vida". Casi un eslogan, el dirigente dice que cree en "la Revolución", en el cambio hacia una sociedad diferente, "sin explotados ni explotadores". Y sostiene que la "acción directa" ayudará a construir una alternativa al capitalismo.
VIGILADA. "Bien de bien", responde Leites por mensaje de texto cuando Qué Pasa la cita en la redacción del diario El País a media tarde. Nadie diría que esa señora de sonrisa dulce y con cierta dificultad para caminar es la militante radical que parte de la opinión pública asocia a discursos de barricada, escraches, cócteles molotov y violencia.
"Plenaria es una organización social de derechos humanos", dice Leites, una ex tupamara que hace 12 años fundó una organización que se especializó en hacer "escraches" contra represores de la dictadura, pero que con el paso del tiempo se ha sumado a muchas otras causas no vinculadas al pasado reciente.
Leites (presa en dictadura, luego exiliada a Suecia y, ya en democracia, funcionaria de la Federación Uruguaya de la Salud) dice que es apenas la "vocera" de un movimiento que se reúne todos los sábados. "El compañero que diseña los afiches no tiene cara ni nombre, pero existe", ejemplifica. A las reuniones de Plenaria asisten entre 20 y 50 personas.
En 2005 Leites fue procesada por "desacato por ofensas", luego de que pintara la leyenda "alcahuetes de los milicos" frente al Tribunal de Apelaciones que ordenó el archivo de la investigación sobre la desaparición de María Claudia García de Gelman. Y su hija, Hyara, fue procesada sin prisión por otra pintada: en 2010 adentro del Ministerio de Trabajo ocupado por el sindicato del taxi.
Leites dice que Plenaria y su entorno es controlado por la Policía. "Nos sentimos amenazados y perseguidos", cuenta, "nos siguen con camionetas, controlan nuestros teléfonos". Y que en todas las marchas identifican "tiras" (policías encubiertos) a los que a veces echan. Según Inteligencia, en manifestaciones donde participa Plenaria "han ocurrido hechos violentos" y por eso hay control. Una fuente de la ultraizquierda dice que Plenaria convoca a movilizaciones pero después no siempre puede controlar lo que allí sucede.
La organización hoy no se plantea formar un frente electoral para captar la desilusión de los votantes frenteamplistas. Por el contrario, busca canalizar el descontento de otra forma. En la próxima elección Leites llamará a no votar y pagar la multa. "No nos planteamos el desarrollo de una situación parecida a la de la década de 1960", dice Leites. "Pero sí creemos que las causas que provocaron un planteo de revolución en aquellos años están mucho más agudizadas hoy. Me refiero a las condiciones sociales, los derechos de los trabajadores, la plusvalía que se roba la burguesía y las multinacionales.
-¿Descarta la lucha armada?
-No. Siempre ha sido una vía. No la descarto, no. Ahora estamos en una etapa de la lucha en la que muchos grupos no la plantean. Pero la lucha armada siempre la han ejercido los Estados. Y yo cuestiono ese monopolio de los poderosos.
EL CAMINO ELECTORAL. En la puerta de CX36 Radio Centenario, la trinchera anti gobierno del 26 de Marzo, hay un cartel que dice "la imprescindible". Ese es el eslogan de la emisora donde en algún momento Tabaré Vázquez tuvo su audición radial. Eso, claro, antes de ser presidente. Una hora antes del mediodía, el dirigente Eduardo Rubio prepara su audición mientras charla con Qué Pasa al lado del estudio José Germán Araujo.
Rubio -de pelo peinado con raya al costado, lentes y buzo escote en v- enumera los grupos que integran Asamblea Popular, pero en un momento se detiene y piensa en voz alta: "Me está faltando un grupo, che". No se acuerda. Una hora más tarde, llama: "¿Te dije Intransigencia Socialista? Ese era el que faltaba".
Este año Asamblea Popular hizo una alianza con otros sectores, formando la "Construcción de la Unidad Popular", para intentar tener un diputado en 2015. En la última elección no estuvo tan lejos: a unos 3.000 votos. Porque, a diferencia de Plenaria o de los anarquistas, ellos sí creen en la lucha electoral.
Una de las cosas que más le preocupan a Rubio hoy es el proyecto de puerto de aguas profundas en Rocha porque, dice, "será punto de apoyo para la cuarta flota de Estados Unidos, que no tiene dónde sentar sus bases en el Atlántico Sur".
-¿Y usted dice que el presidente José Mujica plantea el puerto sabiendo eso?
-¡Por supuesto! ¿A qué vienen los SEAL a entrenar marinos uruguayos? Yo no veo amenazas internas. Nosotros nos vamos a presentar en la próxima elección.
En Fernández Crespo y Nicaragua, la sede del MRO -un grupo que defiende el "nacionalismo popular latinoamericano", se desvinculó del Frente en 1993 y en 2014 volverá a tener presencia electoral gracias al acuerdo con Asamblea Popular- está llena de libros. Hay de todo: novelas, enciclopedias, cuentos y biografías. Desde afuera, en la vereda, se ven las caras de José Artigas, Ernesto "Che" Guevara y Raúl Sendic. Un pizarrón promociona la venta de libros a 10, 20 y 50 pesos: "Pase y vea".
Dos hombres cincuentones atienden el local, donde hay bastante olor a un insecticida que acaban de echar. Las paredes están tapizadas con banderas de Cuba y fotos del "Che". Y se lee que "el deber de todo revolucionario es hacer la revolución". Sergio Pereira, sindicalista del taxi que trabaja en una parada en Punta Carretas y es dirigente del MRO, señala una biblioteca donde están los libros de "teoría". Esos no se venden.
Atrás suyo hay pegotines por la independencia del País Vasco y un afiche que dice "Palestina de los palestinos". Pereira lleva un pañuelo palestino en el cuello y habla lento. Toma mate y más tarde armará un cigarro. Dice que, aunque hoy el MRO tiene un frente electoral, la "independencia y socialismo se logra con la violencia organizada de las masas", ya que por la vía electoral los dueños no entregarán las fábricas a los obreros. Así, explica, su movimiento "no condena" cuando se rompe una vidriera: "Ojalá todos los pibes se indignaran rompiendo vidrios y no choreando carteras o fumando pasta base. Nosotros, locos de la vida".
No muy lejos de allí, en el living de una típica casa de clase media con parrilla en la azotea, en el Cordón, el ex candidato presidencial del PT Rafael Fernández dice que "hay un creciente desencanto" con el Frente Amplio, que debe ser canalizado.
Fernández, sindicalista y funcionario del Banco de Seguros, sueña con "un gobierno de trabajadores" donde no se pague la deuda externa y se nacionalice la banca. Y cita ejemplos internacionales donde los movimientos radicales han crecido de mano de la crisis. Como en Grecia, donde apareció la corriente radical Syriza y logró más del 30% de los votos.
"En Uruguay ya vivimos el derrumbamiento del régimen basado en los partidos tradicionales", afirma, "y ahora vamos a una nueva crisis, a un desencanto con el Frente Amplio".
PRESO POR SEDICIÓN
Cuando en marzo de 2007 vino el ex presidente George W. Bush, hubo incidentes en 18 de Julio. La Justicia procesó con prisión a Fernando Maiselot, un muchacho que integraba un grupo anarquista y que rompió vidrieras. Y para ello desempolvó la figura de "sedición". Algunos lo vieron como un preso político en un gobierno de izquierda. En 2012 también fue procesado con prisión un sindicalista del taxi que agredió a un taxista que trabajaba el 1° de mayo. Estuvo preso dos meses.
PANORAMA BASTANTE CAMBIANTE
Más allá de los partidos históricos, el panorama en la izquierda radical suele ser cambiante. Hay grupos que aparecen y desaparecen rápido. O que cambian de nombre. Eso, entre los pequeños movimientos de jóvenes anarquistas es claro. En enero de 2007, por ejemplo, Qué Pasa hizo un informe sobre "los ultras". Uno de los anarquistas entrevistados allí pertenecía a la Organización Libertaria Cimarrón, que ya no existe más.
1.500
militantes activos se estima que tiene la izquierda radical en Uruguay.
50
militantes tienen tendencias violentas, dicen en la Dirección de Inteligencia.
Tomado de El Pais Digital: http://www.elpais.com.uy
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