Siguiendo con las
entrevistas a los candidatos a la
presidencia de la Republica le llega el turno a este maestro que se postula por
la Unidad Popular que es en realidad un frente de varios de grupos de izquierda
no frenteamplista. Hablamos de su vida,
su pensamiento y las propuestas que piensan impulsar si alcanzan a obtener
bancas en el Parlamento.
POR Jorge Lauro y Alfredo García / fotos Rodrigo
López
Contanos de vos.
Tengo 67
años. Mi abuelo materno había sido diputado blanco por Salto, antes de la
dictadura de Terra, que lo destituyó, y casado con una nieta de Tomás
Gomensoro, que había sido presidente colorado. Mi abuela hablaba pestes de los
blancos, porque era riverista, pero los votaba porque su esposo era blanco. Hubo
mucha política en mi infancia. Un tío político me hizo conocer
de niño el campo y me enamoré profundamente de esos inmensos espacios. Y decidí
que iba a ser maestro rural. En esos años fue cuando empezó la revolución
cubana y también los llamados cantegriles.
Y a mí, que conocía de niño lo que eran los conventillos, me resultaba increíble
que hubiera pobreza que viviera entre chapas y revisara la basura. Eso para
toda mi generación fue impactante. Por lo tanto, a pesar de que mi familia era
de tradición blanca y yo sigo siendo un devoto saravista, abracé las ideas de
izquierda. Mis compañeros, a través del Che Guevara, se metieron en el MLN o en
el OPR-33. Yo como leí los clásicos del marxismo desde adolescente, incursioné
en el Partido Comunista porque me parecía una fuerza más científica para el
manejo de la revolución. De maestro rural me trasladé a una escuela urbana,
porque Marx explicaba que la revolución la iba a hacer el proletariado urbano,
y si no yo me iba a quedar como un bobo en el campo. Y después como militante
del Partido Comunista tardaron más en detectarme, por lo tanto yo sobreviví
todo el año 74, en condiciones de doble vida. Yo estaba en el equipo de
seguridad de autos y casas del Partido, y recién en el 75 empezaron a golpear
esa estructura. En el 76 nos fuimos a Buenos Aires, porque los comunistas
habíamos llegado a la conclusión científica de que, siendo Isabelita Perón tan
reaccionaria, ahí no iba a haber golpe de Estado. Pero una vez más, como los
milicos no son científicos, dieron el golpe.
Y porque los comunistas
nunca entendieron el peronismo.
Entonces
nuestros compañeros empezaron a caer como moscas. A mí me salvó mi familia que
era mitad entrerriana, ya que por ahorrar, me había ido a refugiar a la casa de
mis primos. Yo era muy discrepante con la dirección del Partido en ese momento.
Fui acogido como refugiado, después de la muerte de Michelini y de Gutiérrez
Ruiz, y terminé en Cuba en el 76. Ahí hice la carrera de profesor de Historia,
me integré, fui miliciano, pero cada vez me sentía más lejos de las posiciones
del exilio uruguayo, que vivían como verdaderos burgueses.
¿Disidente con la línea
del partido?
Con la línea
del partido, claro.
¿En ese momento estaba la
Convergencia?
Exacto. Pero
yo ya me había peleado en la huelga general, por no haber usado las armas. Me
habían dicho: “No, pero las condiciones leninistas para el levantamiento...” Y
yo: “Mirá, para un levantamiento obrero Lenin plantea condiciones muy
específicas, pero contra el fascismo no me lo enseño Lenin, me lo enseño mi
abuelo blanco que se alzó en el Paso Morlán. Contra el fascismo donde están
matando compañeros, si vos tenés armas es criminal no usarlas. Es así de simple
y esto no tiene nada que ver con la violencia revolucionaria ni con las tesis
del Che, ni con nada”. Entonces ahí empecé a enfrentarme a la línea del
Partido, y me bloquearon, me aislaron.
¿Era fuerte esa
tendencia tuya en el Partido o era una minoría?
Fue una
línea que en un momento irrumpió mucho en los jóvenes. Si tú estudiás la música
de la juventud comunista de la época, se decía: “Tú debes estar dispuesto a
empuñar el fusil y a allí a donde la patria te llame, allí debes ir”. Jaime
Pérez confesó después que el aparato armado del Partido se había creado a los
efectos de que un montón de jóvenes no nos hiciéramos tupamaros. En Cuba me
integré, y estuve colaborando con tareas
internacionalistas en Nicaragua. Con tareas logísticas, nunca combatí. Después
estuve becado en la Unión Soviética, en el
79-80. A mí me marcó
mucho, estudiar en la Unión Soviética.
¿Qué estudiaste?
Estudié
Ciencias Sociales. Me permitió investigar mucho sobre los periodos anteriores,
sobre el estalinismo. Volví al Uruguay a fines del 84. A los que no habíamos
sido tupamaros fue a los primeros a los que se nos dio el pasaporte. Me impactó
mucho el Pacto del Club Naval, que fue mi ruptura definitiva con el Frente. Los
seispuntistas, que realmente habían sido las únicas personas con las cuales yo
había sintonizado en un enfoque de lo que había que hacer en Uruguay, hacen en
el 89 una alianza con la 1001, así que quedé totalmente orejano. Creamos con
Gustavo López y el abogado Chimuri una especie de espacio de reflexión política
marxista que se llamó Universidad Popular Joaquín Lenzina. Empecé a escribir
libros y me contrataron para un proyecto de Naciones Unidas que se llamaba
“Evaluación para impactos culturales de los megaproyectos”. Donde había una
represa nueva, donde había una ruta, teníamos que ir a las aldeas a que los
indios dieran testimonio de cómo habían vivido ellos el impacto. La expansión
de la soja, la frontera agrícola, todo eso. Y estaban financiado un proyecto
para visitar aldeas indígenas. Tuve que aprender guaraní, y algo de quechua,
pero con lo que más me manejé fue con el guaraní, y trabajamos en equipos
interdisciplinarios. Eso también me marcó.
¿Qué pasó en ese periodo?
En la selva
y en la montaña verifiqué una cosa que yo había sentido en Nicaragua, un
elemento que el marxismo clásico —excepto Mariátegui— no había tomado, que es
que la religiosidad popular es una religiosidad sincrética y no es de por sí ni
reaccionaria ni revolucionaria, es campo de lucha de clases. Lo mismo en la
religión umbandista, como en la teología cristiana, como en cualquier
cosmovisión andina, tú podes entender cómo se refleja la lucha de los opresores
contra los oprimidos. Empecé a hacer una relectura del Uruguay rural y me dije:
hay una visión demasiado montevideana del interior rural. Es decir, la gente
creía que los gauchos eran inmigrantes que habían bajado de los barcos y se
habían agauchado, y en realidad la historia está mal estudiada. Entonces, ¿cómo
demostrar que había mucho más de indígena y mucho más de africano, junto con lo
sincrético cristiano?
Generamos
una hipótesis: buscar, para la variable cosmovisión y raíces, el indicador
creencias sobrenaturales. Lobizones, luces malas, casas con luces. Así que
estuvimos de estancia en estancia, de yerra en yerra y empezamos a hacer un
trabajo que, cuando creíamos que estábamos descubriendo la pólvora, descubrimos
que en Entre Ríos y en Corrientes estaban mucho más avanzados. Hicimos una coordinación,
y realmente nos enseñó muchísimo. Eso nos absorbió y nos alejó totalmente de la
política partidaria, y sin embargo nos acercó a una luz de alarma de cómo se
estaba destruyendo nuestro campo y se estaba envenenando la tierra y el agua.
Por eso cuando Sarthou se va del Frente y se crea la Asamblea Popular, y nos
pusimos al servicio de ese proyecto que tenía como objetivo instalar
determinados debates en el Parlamento que hoy no existen.
¿Cómo te embarcás en la
candidatura presidencial?
Porque el pez
por la boca muere. Qué pasa, en la Unidad Popular surgen nuevos grupos, es una
ebullición tremenda...
¿Quién integra la
Unidad Popular?
Está
integrada por dos grupos que se fueron íntegros del Frente Amplio, que son el
Movimiento 26 de Marzo y el PCR. Cuatro grupos que se reestructuran a partir de
gente de izquierda decepcionada:el Movimiento Avanzar; el MODEJU, Movimiento de
Defensa de los Jubilados; el POYCU, Partido Obrero y Campesino del Uruguay,
PROUNIR, que no presenta lista; y el Partido Humanista. ¿Qué une a todo esto en
Unidad Popular? Un programa de emergencia nacional. El programa máximo de
Unidad Popular es un programa que tuvo la virtud asombrosa de rehacernos a
todos nosotros, es decir, los viejos somos menos esquemáticos y los jóvenes han
madurado muchísimo. Unidad Popular ha desarrollado mecanismos internos de
democracia, que para un partido como el nuestro, prácticamente en situación de
calle, nos dimos cuenta que no hay nada más caro que la democracia, y nada más
barato que el autoritarismo. Nosotros funcionamos con una coordinación de los
grupos integrantes, que por supuesto los no sectorizados no integramos.
Vos no estás en ninguno
de esos grupos.
No. Para una
persona de formación marxista, no es un orgullo ser no sectorizado. Pero como
diría el legislador, no encontré comparsa. Entonces vos tenés la coordinación
de los grupos políticos que integran, y la convocatoria a los plenarios
nacionales, que es el órgano máximo.
¿Por qué dijiste que el
pez por la boca muere?
Ah, porque
yo me entusiasmé tanto con el proyecto que dije: “Acá se necesita el perfil de
alguien independiente”, y dijeron: “A vos mismo”. Eso fue a comienzos del 2013.
El programa nos rehízo a todos. Y realmente hoy me congratulo, porque ya
tenemos un triunfo irreversible. Hemos demostrado la fortaleza infinita del
poder popular. Porque la construcción de políticas públicas a partir de un
programa general que hay que implementar
en cada lugar implicó construir grupos de elaboración de políticas públicas
concretas, definiendo primero cuál es la etapa de la revolución uruguaya hoy, y
en segundo lugar, en función de esa etapa, cuáles son las tareas posibles para
la revolución hoy. Y en función de las tareas posibles, quiénes son las fuerzas
motrices para la revolución hoy, que son mucho más amplias, y en función de las
fuerzas motrices la política de alianzas políticas que podemos hacer.
¿En qué etapa estamos
en la revolución uruguaya?
Creemos que
estamos en una etapa de recobrar la soberanía del Estado contra las transnacionales,
para avanzar hacia la liberación nacional. No avizoramos una solución rápida a
la socialización de los medios de producción. Entendemos que hay que restaurar
la soberanía frente a un proyecto de país coordinado por los cuatro partidos
con representación parlamentaria, que tiene cierto fatalismo: “Las
transnacionales nos dan de comer, vamos a abrirles las puertas”. Nosotros
planteamos que con dieciséis millones de hectáreas de tierra fértil y solo tres
millones y medio de habitantes, podemos conseguir los insumos que sí necesitamos
del exterior, pero desde un punto de vista de la negociación en otros términos,
y mucho más cuando toda la estructura financiera entorno al imperio y a sus
socios se quebranta y aparecen otros actores grandes como los BRICS. Tenemos condiciones
para negociar que son inmejorables. Entonces lo primero es soberanía del Estado
que hoy pasa por la soberanía alimentaria.
Nosotros prácticamente tenemos
la soberanía alimentaria.
La
deberíamos tener. El ajo viene de China, las semillas…
Lo estás defendiendo al
PERI.
No soy
competidor del PERI, coincido en muchas cosas que plantea César Vega. En muchas
cosas es nuestro maestro, porque yo creo conocer mucho el campo, nosotros
tenemos agricultores, gente que conoce la tierra, y yo soy una persona
que conoce y ama el campo, pero César Vega vive en el campo. Es una diferencia.
¿No lograron formar una
alianza?
Es
responsabilidad de él. Nosotros tuvimos conversaciones con Vega desde el
comienzo, porque creíamos que programáticamente podíamos entendernos. Él empezó
a poner algunas objeciones, por ejemplo, él defiende las AFAPs y nosotros
queremos derogarlas; él quería poner al ejército en la calle, nosotros no; él
quería que los antecedentes del menor permanezcan, nosotros no. Teníamos un
montón de diferencias, sin embargo entendíamos que para la emergencia nacional
podíamos consensuar en algunas cosas, y él se retiró. Totalmente distinto a lo
que nos pasó con el PT y los votoanuladistas, que nosotros decimos que son
nuestros hermanos de intemperie, y los respetamos. El problema es que el PT,
que nos tiraba por la cabeza y decía de todo de nosotros, hace un viraje, por
un congreso interno, y nos plantea en abril de este año la unidad. Y yo le dijo
a Rafael (Fernández): “Falta medio
mes para las elecciones, tenemos que presentar las listas y no podemos convocar
a un congreso”. Ahí nuestra propia democracia interna nos mató. Y le dije a
Rafael que por qué tan tarde, y me dijo que porque la interna de él tampoco es
fácil.
¿Y por qué ustedes no
se lo plantearon antes?
Porque nunca
se nos ocurrió que la Tribuna de los Trabajadores que decía que éramos
nacionalistas, que hacíamos concesiones a la Federación Rural, que yo prefería
ir a la Federación Rural y no al PIT-CNT. La verdad es que nunca se nos habría
ocurrido que nos plantearan la unidad.
¿Cuáles son las fuerzas
motrices para esta etapa de la revolución uruguaya?
Al ser el
problema agrario un problema central, nosotros entendemos que junto a los
sectores obreros organizados, a los sectores obreros tercerizados, que no
tienen más que perder que sus cadenas, junto a los sectores juveniles y
estudiantiles que no tienen horizonte con este programa, tenemos un sector de
productores pequeños y medianos en el campo, muy amenazados por la megaminería
y por el fracking, que son objetivamente fuerzas motrices de la resistencia al
modelo y del avance hacia un proceso de respeto al pequeño y mediano productor.
¿Cuántos campesinos hay
en Uruguay?
Cada vez
menos, el gobierno del Frente Amplio expulsó 10.000 pequeños productores.
Por eso, como fuerza
motriz se te está achicando el paño.
El problema
es que las fuerzas motrices no implican solo el factor objetivo, sino también
el factor subjetivo. Todos los aspirantes a colonos, toda la gente que
realmente tiene la vocación por el campo, y que hace de Radio Rural en
Montevideo la tercera en audiencia, implica una percepción de pertenencia de
clase que no implica, necesariamente, estar en la producción directa. Desde ese
punto de vista toda la gente que realmente siente que el despojo del campo es
un despojo a la patria, es objetivamente hoy nuestro aliado en resistir el
modelo destructor y en imponer un modelo que para nosotros no es la
socialización de los medios de producción, y se parece mucho al Reglamento de
Tierras de Artigas de 1815. Por eso en esta etapa entendemos que nuestros
compañeros de ruta son muchos más.
¿No hay que hacer un
nuevo estudio de clases sociales en Uruguay?
Es urgente.
Pero hay una cosa que es muy clara. Cuando Marx habla de proletariado
industrial, él plantea que el proletariado industrial es aquel que solo tiene
para perder sus cadenas. Lo toma en términos incluso de la antigua Roma
imperial, donde el proletario es aquel que sólo tiene hijos. ¿Dónde están estos
sectores? Usualmente no están en los cargos altos de las fábricas que quedan,
que son tecnócratas y que podrían llamarse, usando el término leninista,
aristocracia obrera, es decir, gente que no le interesa mucho que cambie nada
porque está bien. Hay una aristocracia obrera que se expresa hoy, sobre todo,
en la cúpula del PIT-CNT. La cúpula megaminera del SUNCA es aristocracia
obrera.
¿En ADEOM en
Montevideo?
No, en ADEOM
no hay ese fenómeno de aristocracia obrera. No lo percibo. Lo cual no significa
que esté de acuerdo con la línea de ADEOM. Me refiero a que los que están
claramente con la megaminería son la cúpula del SUNCA, o la cúpula del SOYMA,
de repente. Pero no la ADEOM, ahí creo que los fenómenos son otros. Nosotros
creemos que el obrero hoy, el verdadero obrero que solo tiene para perder sus
cadenas, es un hombre con vocación fabril, no lumpen. Que hace tres semanas en
una empresa de limpieza, tres semanas en una empresa de vigilancia, después se
coloca en una empresa tercerizada, después vuelve a la economía informal y
vende algo en Piedras Blancas. Pero tiene vocación de trabajo. Esa gente que
muchas veces está en asentamientos, porque hay asentamientos y asentamientos, y
hay asentamientos con voluntad obrera, y ese es el acento que nos interesa.
Ahora, junto con eso, hay un sector de la clase obrera organizada, junto con un
sector del Estado, que tiene que ver también con una vieja conciencia de clase
que tiene que ver con una concepción clasista —y eso se ve en muchos sindicatos
fuertes, por ejemplo entre los ferroviarios— que también es un sector que
nosotros lo definimos como fuerza motriz. Después los sectores vinculados al
campo, y un fuerte sector estudiantil y juvenil, porque cada vez más la
enseñanza uruguaya, incluso la universitaria, se fractura en un educación de
excelencia, que significa excelencia para los altos cargos, y una educación
cada vez más devaluada, en lo que se llama la devaluación de las credenciales
educativas.
El movimiento
estudiantil organizado es mucho más débil de lo que supo ser.
Es
intencionalmente debilitado. Una vez que la Universidad pasa a venderse al
modelo neoliberal y al agronegocio y a exponerse al servicio de los
laboratorios, conscientemente se intenta corromper la dirección de la FEUU y se
logra, por lo menos, neutralizarla bastante. Hoy, igual que en todos los
lugares de América donde está pasando eso, vos tenés mucho más combatividad en
el sector preuniversitario y en el sector de formación no universitaria
terciaria que en la propia Universidad. Entonces nosotros hablamos del estudiantado
que tiene la clara conciencia de que no tiene horizontes. No el que está
haciendo ingeniería de sistemas. Esos son sectores de fuerza motriz, sin duda.
Y después el movimiento barrial vinculado a la economía informal, a la gente
que hoy está aterrorizada porque tiene un pequeño comercio, o un puesto de
venta, o está en la economía informal, y que se le viene la bancarización que
es, de hecho, la destrucción de todas las pequeñas superficies. Los cuatro
partidos están de acuerdo en la bancarización. Entonces, ahí nosotros tenemos
un aliado potencial. En los asentamientos, nosotros llegamos y lo primero que
dicen es: “Viva el Pepe”, porque el MIDES ha operado con un clientelismo
político muy interesante: no da salidas pero da pequeñas aspirinas, que son
sumamente importantes, porque la vida de cada pobre es la vida de cada pobre,
no puede esperar a la revolución y necesita resolver tareas urgentes ahora, y
hasta para cambiar el celular el MIDES le sirve. Es un sector de desesperanza
que por culpa de los gobiernos se ha convencido que es una pobreza sin
esperanzas. Es distinto a la pobreza de los conventillos que yo conocí en mi
infancia, donde la gente laburaba y laburaba para salir. Ahora la gente se
queda, sabe que nació perdedora. Pero el MIDES le sirve. Y en realidad, en esa
convivencia que hemos tenido con la gente más humilde y más excluida, solo nos
entienden cuando cae un hijo preso de manera injusta, porque entonces ahí
descubren que las cárceles son la penalización de la pobreza. Pero en tanto
vivan una vida como estrategia de supervivencia, el MIDES y el Pepe son Gardel
y todo lo demás es burguesía.
Uno escucha las
estadísticas y cada vez hay menos pobres de estos que estás describiendo.
Pensalo
desde tu propia experiencia. ¿Hay más gente o menos gente en la calle, en
Montevideo? Yo les puedo hacer una visita guiada por Tres Cruces, y mostrarles
que hay cada vez más gente en la calle. Lo que pasa es que la hemos
invisibilizado. Si vas a un partido de fútbol de la Liga Palermo, donde juegan
mis nietos, mirás un partido de los gurises de AEBU con los gurises de los
tugurios de Palermo, y siendo de la misma categoría, habiendo nacido en el
mismo año, parecen los hermanos menores. Y se quedan sin piernas en el segundo
tiempo, reforzando la sensación de que son perdedores. Los indicadores están
mal hechos, la Universidad de la República lo acaba de demostrar. No es que los
indicadores sean falsificados, son falsos. Uno de cada dos niños tiene una
necesidad básica insatisfecha. Es en ese marco, que yo decía en el debate de la
Universidad: piensen en sus familias, en una muchacha de su familia, en una
sobrina tuya, si tuvo formación terciaria y no pospuso su primer embarazo hasta
los dieciocho, diecinueve años de edad. Andá al asentamiento. A los trece lo
tienen. Y no porque no sepan cuidarse. Se lo decía al cura Bonifacino una
muchacha de catorce allá en la Cruz de Carrasco: “Qué me importa vivir en un
rancho de lata, si yo en invierno quiero bañarme tengo que desnudarme delante
de toda mi familia”. Y como nuestra asistencia perinatal es muy buena, ella
llega al Pereira Rossell y un médico joven le dice: “Mamá, ¿te pusiste un
camisón limpio? ¿Tomaste el café con leche? ¿Te vino leche? ¿Acariciaste a tu
bebé?” Y es Gardel. Y después como le faltan los dientes no puede ser cajera
del supermercado, y se embaraza otra vez, y al cuarto hijo ya vive con el MIDES
atrás. Me decía una maestra, con horror: “Hay mamás muy desechas por la
desesperanza, que entre que su hijo salga abanderado y que le den un
certificado de discapacidad intelectual, prefieren lo segundo”. Eso es a lo que
este sistema ha condenado a nuestro pueblo, a la destrucción de la esperanza.
Por momentos hasta
parece el discurso reaccionario de que el MIDES les da para el teléfono y
mantiene vagos.
El problema
es este. Dimitroff definió en los años 30 al fascismo como la dictadura
terrorista del capital financiero y la demagogia social. En un Estado como la República
de Weimar, que no funcionaba, que era todo barrer para abajo de la alfombra, el
fascismo levantó los derechos obreros, tanto es así que el Partido Nazi se
llamaba nacionalsocialista. Y Mussolini
empezó en el Partido Socialista italiano. Entonces para mí que la derecha
incorpore los temas diciendo que con ellos sería diferente es una cosa que… Son
mis enemigos de clase. Es su problema lo que digan, yo no les creo. A mí lo que
me importa es confrontar con la realidad lo que yo digo. Y porque alguien de la
extrema derecha, o de Pare de Sufrir, diga una cosa que es verdad, a mí no me
duelen prendas en decir que tienen razón.
¿Cómo sería la manera
de operar en esa realidad para un gobierno de Unidad Popular?
Hay dos o
tres escenarios. Uno, si no tenemos ningún diputado. En este momento tendríamos
diputados, pero todavía nos falta el tramo más complicado, que es cuando la
televisión vierta toda su inteligencia y todo el talento de los asesores de
imagen y a nosotros nos pinchen. La televisión es el altar más importante de
cada hogar, porque vos podés tener un Sagrado Corazón de Jesús, podés tener a
Iemanjá, o al equipo de Peñarol en la pared, pero el lugar más sagrado, el más
visible, donde vos hacés la limpieza, donde vos cocinás, es la televisión. Y
ahí nosotros no entramos.
Se dan tres
escenarios: no tener ningún diputado, tener diputados —que es el escenario más
razonable, aunque no descartamos el primero, porque la situación es muy
cambiable— o ganar el gobierno. Como dice el cura Pepe allá en la Cruz de
Carrasco, los milagros existen y si no, no serían milagros. Vamos a suponer el
escenario de dos diputados o tres. Nosotros tenemos ya un paquete de medidas
con nuestros primeros proyectos de ley, que apuntan en la dirección de nuestro
programa máximo: agrario, antiimperialista y de nacionalización de la banca,
pero proyectos que puedan implementarse sin la reforma constitucional que
pregonamos —abolir el Senado y todo eso— y con los recursos que de hoy se puede
disponer. Esos proyectos tienen que ver con un cambio esencial en la educación
que reconozca el Congreso Julio Castro y el pensamiento de los docentes sobre
fines y objetivos del programa. Tiene que ver con el uso del medio millón de
hectáreas al cuete que tiene el Estado, para el reasentamiento de familias
campesinas y de emprendimientos cooperativos y sustentables. Tiene que ver con
una fuerte política impositiva hacia el monocultivo forestal que hoy está
exonerado, y hacia los sojeros, y especialmente los sojeros no residentes. No
hacer como Argentina, duplicar las detracciones, y si se quieren ir que se
vayan. Ser muy prudentes con las fuerzas de trabajo que hoy existen, pero al
mismo tiempo generar proyectos vitrina, demostrando que otra forma de
relacionarse y de cuidar la naturaleza es posible. Y en la educación, por
ejemplo, dentro de los fines y objetivos de la reincorporación de valores, el
trabajo agrícola de un pequeño cantero como materia evaluativa, tanto como la
lectoescritura o las matemáticas, hasta con un casillerito en el carnet.
Si le ponés “debee
rendir más” te echan agrotóxicos y pesticida.
(Risas.) No lo había pensado, me mataste. No,
pero la idea es recuperar las semillas nativas y las prácticas agroecológicas.
Pero tenés razón, hecha la ley, hecha la trampa.
Hablaste de proyectos
vitrinas. ¿Cuáles son?
Por ejemplo,
imagínate que nosotros logremos auspiciar directamente, que eso requiere muy
poquito, algunos proyectos de gestión obrera. El Frente impulsó algunos
proyectos de autogestión obrera, de los cuales algunos funcionaron muy bien.
Nosotros tenemos el mapeo de todos. Pero desconoció cientos más. Les doy un
ejemplo que tengo en la cabeza. Acabo de reunirme con la gente de Urupanel, de
Tacuarembó, que tienen un proyecto maravilloso, y me acabo de reunir con los
ferroviarios, que tienen un proyecto extraordinario. Te digo uno muy sencillo:
existía una fábrica de lana sintética en San José de Mayo que fue cerrada, y
quedó todo eso herrumbrándose. Los obreros dieron mantenimiento a las máquinas,
estudiaron, trabajaron con las cooperativas obreras de autogestión maravillosas
que hay en Brasil y Argentina. Y en Mato Grosso do Sul les dijeron: “Les
compramos todo lo que ustedes puedan procesar de botellas de plástico blancas y
verdes”. Hicieron un proyecto, que se lo presentaron a UCRUS, que absorbía
todas las botellas de plástico de Montevideo, Canelones y San José. Todo. Con
un sistema de lavado en cooperativas de trabajadores, iba todo para allá y se
vendía en Mato Grosso do Sul. Lo único que necesitaban era 15.000 dólares para
una pequeña modificación de las máquinas. Se lo plantearon a la Comisión Nacional
de Desarrollo y les mandaron a un auditor que les dijo que necesitaban un
economista para estudiar la factibilidad. Y ahí están. Pongo este ejemplo, pero
miren que hay cientos en el país, cientos.
Pero que un
emprendimiento de capital mínimo pueda quedar trancado por eso parece absurdo.
Es absurdo.
Pero te puedo decir lo mismo de Urupanel. Los compañeros de Urupanel —que por
suerte me recibieron y fue un orgullo para mí— me recibieron con termos de la
1001, te imaginás, todos frenteamplistas, y yo les dije: “Muchachos, yo les
agradezco que me hayan recibido, miren que estamos aprendiendo, no vamos a
discutir por qué hay desempleo en Tacuarembó, yo lo que quiero es aprender su
proyecto”. Y me deslumbraron. La gente de AFE, de los ferrocarriles, del sindicato
que se escindió, me recibió, y me explicó una cosa que yo nunca había visto tan
clara: no hay reforma agraria sin un cambio en el ferrocarril. Es lógico, pero
yo nunca lo había pensado. A veces uno piensa que las mejores políticas
públicas son no matar con impuestos a los pequeños, matar con impuestos a los
grandes, y generar un modelo de mercado interno fortalecido que permita creer
más en nosotros mismos. Y si esos proyectos vitrina funcionan, el descubrir el
sí se puede, genera lo que Lenin diría que son las condiciones subjetivas para
ir a más.
¿Este tipo de vitrinas
son proyectos de autogestión?
Es
maravilloso. Yo no entiendo, o sí entiendo, desgraciadamente, como el Frente
demostró en pequeño y no expandió un modelo de autogestión que realmente está
existiendo en todos lados. Pero además hay proyectos que son muy claros. Se
están muriendo las abejas, porque los agrotóxicos las están matando. A mí me
decía un apicultor de Soriano, bajo el gobierno de Tabaré: “Mujica es mágico
como ministro, en tres años de administración hizo desaparecer treinta años de
apicultura orgánica”. ¿Qué nos plantean los agricultores? Para mí es muy
interesante. Hoy no estamos en condiciones de reactivar la apicultura orgánica,
pero necesitamos salvar las abejas. Y me decía un apicultor de Soriano: “Cuando
vos tenés una gran extensión de tierra y tenés un relicto de monte nativo, te
exoneran de impuestos. Doble exoneración entonces, con la servidumbre de paso,
y dejar entrar ahí a los apicultores con las abejas que les quedan, porque la
abeja le hace bien al monte nativo y el monte nativo le hace bien a la abeja”.
Salvar las abejas, ni siquiera reimplantar ya la apicultura orgánica a escala
para volver a tener compradores en Alemania, que ya los perdimos. En Urupanel
nos decían que en Uruguay es inconcebible que haya problemas de vivienda, si
ahora tenemos madera para resolver el problema de la vivienda para siempre.
Pero no hay
idiosincrasia para la madera en Uruguay.
No hay
voluntad política. Porque vos cuando estás necesitado, como pasó en el 2002, te
cambia la idiosincrasia. A mí los australianos me preguntaban por qué se hacen
planchadas en el Uruguay, que es un disparate. “En Australia lo hemos abandonado,
son todos techos livianos.” Y lo que ahorrás. A veces la gente no se da cuenta…
Bueno, hay un elemento para la patria y es que tenemos un millón de uruguayos
fuera del país, que aportan al país cien millones de dólares por año en cuatro
rubros fundamentales: apoyo a las familias, solidaridad con escuelas y
hospitales rurales, turismo interno y compras de casas o chacras para la vejez.
El Departamento 20 creó un proyecto para apoyarlos y terminó currándolos de una
manera infame, generando una inmensa frustración. Podría contar anécdotas
terribles de cómo se sintieron frustrados los uruguayos que dieron el corazón,
y el puñal por la espalda que sintieron cuando el Frente no ensobró el voto
consular. ¡Los proyectos que nosotros podemos hacer en el campo!, me lo dice
gente del Frente que está afuera del país: “Gonzalo, si ustedes hacen un
proyecto de emprendimientos sustentables, nosotros no solo lo apoyamos sino que
lo financiamos y vamos voluntarios como técnicos”. Hay un proyecto de algunos
uruguayos ingenieros, en Europa y en Sidney, sobre usar la energía de las olas
para energía limpia. Se lo presentaron a Uruguay y les dijeron que lo
financiaban como proyecto piloto, y está durmiendo en una carpeta. En Sidney
son todos del Frente, y le plantearon al gobierno de Frente que ellos querían
tres cosas: primero, que oyeran sus proyectos, segundo, que mandaran profesores
y maestros para los niños, que se ponen la celeste y tienen la foto de Suárez
pero hablan inglés, y tercero más derecho para las visas de los abuelos. El
propio consejo consultivo se encargaba de ponerlos en el avión para que no se
quedaran. Y el Parlamento les dijo que no, que lo que necesitaban era que los
empresarios australianos invirtieran en Uruguay. “Ahora entendemos por qué el
cónsul en Sidney compró un apartamento mirando a la bahía. Era para darnos la
espalda”. Ahora, si vos lográs que esa gente vuelva a creer…
Desde tu percepción,
¿por qué el Frente actúa de esta manera? ¿Qué hay ahí?
Es el mismo
problema del PSOE o de Hollande en Francia. Yo creo que la caída del socialismo
real generó como una evaluación errónea. “Todo eso murió, lo que hay es el
capitalismo y vamos a tratar de meternos en él y de hacer lo mejor que se
pueda”. Yo me muero de ganas de hablar con Lorier, que me había dicho esto,
cuando ahora surgen dos repúblicas soviéticas en el este de Ucrania, ¿no? Y se
habla otra vez de los soviets de los años veinte, y el propio Putin ya no sabe
qué hacer porque el primero de mayo se le llenó de banderas rojas. Porque además
es muy interesante la situación de Rusia, yo estuve hace dos años ahí. Más allá
de eso, yo creo que fue un quiebre. No sé qué filósofo decía que hay que tener
cuidado de que cuando tires el agua sucia no se te caiga también el niño. Creo
que fue una errónea concepción de que todo está perdido, y lo que no se llegó a
percibir de inmediato es que los amos del mundo están imaginando un planeta
cloaca, con pequeñas arcas de Noé para unos pocos. Los Astori creen que
mandando a sus hijos a los mejores colegios y hablando inglés fluído van a
tener espacio en el Arca, y cuando se acerquen nadando les van a dar con los
remos en las manos y van a quedar abajo. Creo que no se percibe claramente la
perversidad de este modelo destructor de la naturaleza, y por lo tanto no
entiende la importancia de sumarse a Evo Morales, a la gente que resiste, al
Movimiento de los Sin Tierra en su mejor expresión, a la selva Lacandona, a la
lucha de los mapuches, a la lucha de los aborígenes australianos, a la lucha de
Grecia, al Podemos en España. Esa es realmente la lucha social y política
alternativa. No se dio, y yo creo que ahora el piloto automático está puesto y
no hay enmienda posible dentro del Frente.
¿No hay posibilidades
de revertir internamente el Frente?
Cuando surge
la alternativa de la candidatura de Constanza yo les pedí a los compañeros de
prensa que me hicieran su prontuario como legisladora. Fue soldado tranquilo de
la obediencia debida durante cinco años. Ahora está con un discurso lindo, pero
es un rastrillo de izquierda y termina apoyando, ella, la defensora del género,
al orden del candidato más machista que tiene el Frente. Ella, defensora de la
renovación generacional, termina apoyando al candidato más viejo. Es
paradójico. ¿Qué es Constanza? Acaba de votarse hace un mes atrás una ley que
establecía que para usos agropecuarios las sociedades extranjeras no podían
tener paquetes accionarios de Estados extranjeros. Para minería sí, pero para
el agro no. Inmediatamente el Senado rectificó, permitiendo que, por excepción,
el Ejecutivo autorice la presencia de paquetes accionarios de Estados
extranjeros. Y lo votó Constanza Moreira.
Entonces,
¿dónde está la oposición en el Frente? En el dolor de los frenteamplistas de a
pie que son nuestros hermanos. Sin ellos, no va a ser posible el cambio, porque
las elecciones pasan y los problemas quedan.
Ustedes consideran que
en la derecha Bordaberry y Lacalle representan distintas cosas.
Ah, sí, sin
duda. Lacalle es como Batlle, un neoliberal. Bordaberry es un fascista. Es
diferente.
¿Entonces frente a este
escenario ustedes apostarían a que sigue siendo mejor el Frente continuando en
el gobierno?
Si Julissa
Reynoso pudiera votar en Uruguay, votaría al Frente. Por una sencilla razón…
Es muy progresista.
(Risas.) Julissa Reynoso es una agente del
imperio sumamente inteligente, y opera un poco como virrey. Ahora le pidieron
que aguantara un poco en el molde por el tema de la campaña electoral, pero es
la que rige. El propio Mujica dice, ingenuamente, “Yo no le puedo fallar a esta
muchacha”. Y ella votaría al Frente por una sencilla razón: frente al saqueo transnacional
lo que garantiza el Frente es que la cúpula sindical va a darle lugar. Si
perdiera el Frente las elecciones, la cúpula sindical se vuelve izquierdosa de
nuevo y complica las inversiones. O sea, que desde ese punto de vista, el peor
escenario es que gane el Frente. Pero hay otro escenario que es la política
internacional. Desde el punto de vista de la política internacional el Frente
es ambiguo, los que rodean a Lacalle son perros de presa de la reacción mundial
y aliarán a Uruguay con las peores fuerzas reaccionarias.
Trobo en su arremetida
sin pausa contra Cuba y Venezuela.
Exacto.
Entonces no es lo mismo, desde ningún punto de vista es lo mismo, pero de todos
modos nosotros tenemos que tener mucho cuidado como Unidad Popular de no
entreverar las cartas. Lo nuestro es una política agraria, antiimperialista, y
esa política entra en ruta de colisión con los dos proyectos. Y no somos el
Partido Independiente, es decir, si nosotros decimos ahora que preferimos a
alguien, ¿cómo se lee? Ah, marcan los votos en la primera vuelta y después
reciben favores en la segunda. En la Unidad Popular cada uno hará lo que se le
cante. No vamos a perder un minuto en debatir la segunda vuelta. En mi caso
personal, y en el de muchos dirigentes, vamos a votar en blanco en la segunda
vuelta.
¿Cómo van a funcionar
si logran esa bancada de la que hablabas y terminan siendo el fiel de la
balanza para lograr mayorías?
No es
problema nuestro, es problema de los otros. Nosotros ni vamos a acordar con
nadie ni vamos a negar nuestro voto al que coincida con lo nuestro. Somos
kamikazes del programa.
Ministerio de Ganadería
y Agricultura no estaría mal.
No estaría
nada mal, pero no, mirá que no vamos a aceptar ningún cargo, de ningún tipo y
de ningún gobierno de la derecha.
¿Con acuerdo
programático en alguna área tampoco?
No, porque
los dos proyectos entran en ruta de colisión frontal con el proyecto nuestro.
Sin embargo en el tema
de la megaminería y el fracking tanto Lacalle como Bordaberry se han
manifestado como opositores.
No. Solo
Aratirí. El discurso ambiguo de Lacalle es: “¿Por qué tanto apuro por el
proyecto, por qué tanto apuro?” Porque él se basa en el informe Ramírez, que
escrachó al Frente y al Partido Independiente, de votar el proyecto Aratirí con
nombre y apellido. Pero no están contra la megaminería, y Bordaberry menos. El
fracking es otra historia.
¿Expectativas de dos
diputados, sí?
Sí, pero los
tres escenarios son posibles, porque nosotros entramos en un momento donde
tenemos estimado un casco de fierro de 14.000 y una periferia de votantes que
van entre 30 y 35.000. Esa periferia es vulnerable a los impactos sensibles y
muy inteligentes de la política, que se van a manejar con los recuerdos, con
las imágenes, con las canciones.
Y a la polarización.
Y a la
polarización. “El Cuqui es tan bravo que mejor voto al Frente.”
¿Cómo se financian
ustedes, en base a qué? ¿Alguna empresa les ha dado contribuciones?
(Risas.) No, somos un partido en situación de
calle.
Llamen al MIDES.
Tenés razón.
Mirá, nosotros empezamos la gira en abril de 2013.
Caminando fueron…
En ómnibus
de línea y alojándonos con los compañeros. Me ha tocado dormir en casas muy
lindas y en casas muy modestas. Y realmente yo creía conocer el país hasta que
empecé a alojarme en casa de compañeros. Porque vos encontrás un compañero que
es maravilloso pero tiene la familia deshecha por un problema de droga con los
gurises. En realidad la gente del asentamiento a veces come más que la gente
que gana 14.000 y paga un alquiler de 10.000, porque para que los hijos no
pierdan el techo muchas veces no almuerzan, y vos te das cuenta cuando vivís
ahí y llega en nene de la escuela y dice: “¿Mamá, por qué hoy hay Coca Cola?” Y
es porque estás vos. O dormís entre Barbies porque a la nena la pasaron a la
cama de los padres, o vas a un baño donde el nylon llega nada más que hasta los
tobillos y tenés que salir a buscar un balde afuera y llenarlo y lavarte las
manos ahí y pasar por delante de la familia que están como en Los Simpsons
mirando todos una pantalla gigante de televisión, porque eso sí lo tienen.
Aprendés a convivir con un montón de gente, a andar en una moto, a andar en un
Fiat Uno, a andar a pie o en taxi, y todo sobre la base de los aportes
financieros. Ahora no, porque en setiembre la Corte da a cada partido, en
función de los votos que tuvo la vez pasada, un adelanto.
Ustedes sacaron…
Casi 16.000
votos como Asamblea Popular. Con ese dinero terminamos de pagar la impresión de
las listas para las internas y empezamos a pagar la impresión de las listas
para las nacionales. Solo la impresión de las listas para las internas salió
6.000 dólares. Ahora ni pensar lo que va a salir esto.
¿Qué cantidad de listas
piensan hacer?
Pero no es
lo que vos pensás hacer, es lo que te obliga la Corte. La Corte te obliga a
veinte ejemplares por circuito. Más los sobres. Estábamos calculando el costo
en sobres y es increíble. No es para pobres la elección uruguaya.
Una cosa que
nosotros debatimos mucho es si hacerlas
en blanco y negro y al final nos jugamos
al color. Queremos ir imponiendo el rojo y verde como señal de identidad.
De Rampla Juniors.
Sí, dice
Gustavo (López), que es hincha de
Cerro: “Estamos con los pobres, estamos con los desgraciados, ¿cómo no vamos a
tener los colores de Rampla?” Pero el problema es que uno de cada tres
uruguayos no sabe todavía que existe la Unidad Popular. Hemos tratado de meter,
por encima del abanico de banderas, el rojo y verde como señal de identidad.
¿Vos estás jubilado?
Estoy
jubilado. 12.000 pesos por mes.
tomado de Voces, semanario: http://www.voces.com.uy/entrevistas-1/gonzaloabelladeunidadpopular
No hay comentarios:
Publicar un comentario