Víctimas del “sentido común”
“El desacuerdo entre el sueño y la realidad no
tiene nada de nocivo, siempre que el hombre que sueña crea seriamente
en su sueño, que observe atentamente la vida, compare sus observaciones
con sus castillos en el aire y, de una manera general, trabaje a
conciencia por la realización de su sueño”.
V.I. LENIN
V.I. LENIN
El “sentido común” -santo patrono de la política chilena- ha
conseguido ahogar en su cuna los más hermosos sueños de nuestro pueblo.
En los hechos ha impuesto antivalores como la hipocresía y la doctrina
del acomodo y el conformismo, la adopción del camino fácil y el
pragmatismo como virtudes ciudadanas. En conjunto, han arrasado con la
ética en política, reduciéndola al regateo de cargos públicos y
prebendas. Por eso, cuando aparecen líderes del pueblo, como Iván
Fuentes, el profeta que vino de Aysén, que hablan con la verdad
sencilla, directa y franca, el país se conmociona. No está acostumbrado
a oir el lenguaje sin artificios de los humildes.
El “sentido común”, seudónimo de la ideología burguesa, se ha
apoderado de millones de conciencias. Su arma favorita es la corrupción,
que aplica de manera sistemática a través de los conductos de la
institucionalidad y del modelo económico vigentes. De ese modo
convierte en cómplices a sus víctimas. Sin embargo, a pesar de los
muros de contención levantados por el “sentido común”, los que luchan
por cambiar esta sociedad y que retoman las banderas caídas en mil
combates, han aumentado en forma vertiginosa gracias a la protesta
social. En la acción y debate democrático de las protestas que vienen
sucediéndose en el país, se generan nuevos liderazgos y se renueva el
mensaje transformador de la sociedad.
La protesta social, en efecto, está remeciendo la
institucionalidad. Se trata de instituciones y leyes heredadas de la
dictadura con la Constitución de 1980. Ellas cierran el paso a la
justicia social e impiden avanzar a una democracia de amplia
participación ciudadana, respetuosa de la diversidad y protectora de la
naturaleza.
El sentido profundo de la protesta social -ya sea de
estudiantes, trabajadores, pobladores, o de los barrios, comunas o
regiones- es la exigencia de una nueva Constitución y el cambio del
modelo económico neoliberal. Pero los sectores subordinados cuya
conducta política se guía invariablemente por el “sentido común”, se
esfuerzan en castrar las protestas, limitándolas a peticiones
corporativas que canalizan al laberinto del Parlamento y demás
instituciones. Las exigencias del pueblo se estrellan así contra el
dique de la Constitución. La protesta social -sobre todo la que se
desarrolla en Aysén- ha puesto en evidencia el abismo que en Chile -uno
de los países más injustos del mundo- separa a ricos de pobres. Esa
diferencia hace antagónica la aspiración democrática del pueblo con las
instituciones y leyes que lo oprimen.
Por supuesto, las diferencias de clase en Chile no son tema
nuevo. Un historiador conservador señala: “Desde el siglo XVIII y
comienzos del XIX, todos los viajeros perspicaces que visitaron Chile
advirtieron un fenómeno social que se ha mantenido hasta nuestros días:
la extraordinaria distancia entre las clases, que ellos atribuyeron al
espíritu aristocrático y a la excesiva diferenciación de la
cultura”(1). Cabe agregar que esto fue escrito hace 60 años, cuando aún
no aparecían las ocho familias que hoy reúnen un patrimonio de más de
40 mil millones de dólares. Las diferencias de clase y las
discriminaciones sociales se han acentuado a un extremo odioso y
vergonzante.
El “sentido común” como cultura social y política, hace que
muchos acepten en forma inconsciente las diferencias de clase que tienen
su expresión más brutal en Santiago, muchas veces comparada con las
ciudades del apartheid sudafricano. Sin embargo cada vez más
chilenos despiertan a esa realidad y sacan conclusiones. Por ejemplo,
un joven “rostro” de la televisión, Ignacio Franzani, dice: “Cuando
llegué a vivir a Santiago empecé a sentir algo que no entendía: yo no
sabía que existían las clases sociales, un poco porque era un niño,
pero también porque en el norte los niños éramos todos iguales. Yo era
amigo del hijo del entrenador de Cobreloa, del hijo de un abogado y de
una jueza, y del hijo de la señora del quiosco de la esquina, y
andábamos juntos en bicicleta”. Y Franzani concluye: “Creo que estamos
viviendo en un país que se rebela ante las injusticias y las
prohibiciones”(2).
Ese tufo a rebelión lo huelen los dueños del poder y están
asustados. El diputado Patricio Melero -en ese momento presidente de la
Cámara y ahora presidente de la UDI- admitía al diario La Segunda
que la clase política siente miedo ante la protesta social y no sabe
qué hacer. Igual temor traslucen los editoriales y comentarios
políticos de El Mercurio, los balbuceos de la Concertación o las elípticas declaraciones del Episcopado.
El pueblo es el protagonista de este nuevo periodo histórico.
Se abren esperanzadoras perspectivas para los movimientos sociales
capaces de cohesionar y orientar la lucha por una nueva sociedad. Es el
momento propicio para una Izquierda pluralista que levante una
alternativa socialista y humanista. Una Izquierda sin lastres que se
atreva a volar con sus propias alas y deje de ser el salvavidas de la
Concertación neoliberal.
Estamos ante el dilema de siempre: acatar al “sentido común” o
creer en nuestros sueños. Optar por el futuro, o por un presente que ya
comienza a entrar en el pasado.
MANUEL CABIESES DONOSO
(1) Francisco A. Encina, Leopoldo Castedo: Resumen de la Historia de Chile, Tomo I, pág. 385.
(2) http://mujer.latercera.com /2012/19/01/contenido/25_3252_ 9.shtml
(2) http://mujer.latercera.com /2012/19/01/contenido/25_3252_
(Editorial de “Punto Final”, edición Nº 754, 30 de marzo, 2012)
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Un tal Iván
Pocas cosas alegran tanto el alma como escuchar a
Iván Fuentes, el buzo mariscador que emergió desde las aguas de la
Patagonia y ha encabezado el movimiento que ha puesto en las cuerdas al
poder.
Un don nadie salido del mismísimo anonimato, representando a miles de
sus compañeros, amigos y vecinos, ha retomado la costumbre ancestral
de decir las cosas por su nombre. Y mediante ese simple expediente, ha
llenado de optimismo a un país entero.
Algo está pasando. A la irrupción de dirigentes estudiantiles que
remecieron con sus argumentos y marchas la somnolencia de un sistema
que agoniza, le ha seguido el estallido aysenino, cuya gente reclama
para que el sistema recuerde que ellos también son. Y en la primera
línea de fuego, el rostro sencillo y transparente de Iván.
Se ha detonado una fuerza que no se sabe cuándo ni cómo terminará por
deflagrar. Especialmente por la irrupción de una nueva generación de
personas que han aceptado el desafío de representar a sus iguales,
superando a los anquilosados dirigentes que en los últimos años han
hecho encomiables esfuerzos por no dormirse en los salones, abotagados y
bien servidos.
Una extraña consigna recorrió Chile en este verano inusual: “Tu
problema es mi problema”. En una sociedad en que la cultura del egoísmo
ha permeado e influido hasta al más pintado de los antiguos héroes, la
evocación solidaria del llamado de Aysén no deja indiferente.
Más aún cuando el portavoz de la Patagonia enardecida es una persona
como Iván Fuentes, cuya principal fortaleza es ser como cualquiera es.
Porque Iván Fuentes tiene un perfil más propio de presidente de Centro de Padres que de dirigente de una región rebelde. Su pelo lacio y escaso, su perfil aguzado y sus ojos transparentes, lo alejan del estereotipo de los añejos dirigentes sindicales y gremiales del país.
Porque Iván Fuentes tiene un perfil más propio de presidente de Centro de Padres que de dirigente de una región rebelde. Su pelo lacio y escaso, su perfil aguzado y sus ojos transparentes, lo alejan del estereotipo de los añejos dirigentes sindicales y gremiales del país.
No tiene la voz engolada de los acostumbrados a los salones, pero es
claro al momento de hablar. Y por sobre todo, dice la verdad. Y peor
aún, la gente, su gente, le cree. Pocas cosas tan peligrosas como esta
conjunción de virtudes casi extintas.
Su inicial timidez ante los micrófonos ha derivado en una seguridad
amparada en la confianza de ser uno más de los que han peleado contra
el desprecio y la represión. Estamos en presencia de un caso inusual de
dirigente social que no se queda en la retaguardia, sino que combate
codo a codo con sus hermanos de barricada. Tampoco mide la hondura
antes de meterse al agua.
Despojado de las formalidades que atrapan, Iván Fuentes ha dicho con
la transparencia propia del aire patagón las verdades que los poderosos
se niegan a escuchar. Este genuino subversivo dirigente de los
pescadores se ha atrevido a decir frases que encierran un peligro enorme
para el sistema. “El sentido de bandada, de cardumen, de manada, nos
da la fuerza a los que no tenemos fuerza, nos da poder a los que no
tenemos poder”.
En alguna oficina secreta estas declaraciones terribles deben
haber alertado a los estrategas, y activado planes de emergencia.
Y no cae del cielo, Iván Fuentes, ni emerge de las aguas levitando entre rayos dorados.
Y no cae del cielo, Iván Fuentes, ni emerge de las aguas levitando entre rayos dorados.
Es un hombre cuya apostura es la del sencillo y digno conocedor
de la pobreza, la marginación, el abuso y la postergación. De una
familia de doce hermanos, a los diez años, empujado por la pobreza,
cuidaba vacas por tres litros de leche al día como salario.
Desde entonces le viene el convencimiento de que la vida es
dura para un pobre. Y que ha nacido en un país en que un rico es
intocable y que las personas importan en la medida que tienen.
La niñez de Iván no es distinta a la de los nacidos en una
tierra en que las oportunidades las da la cuna. En donde el que nace
pobre, lo será toda su vida y el que nace rico, mantiene su estatus para
siempre.
“Hay que cambiar el norte del pensamiento humano”, dice sin ninguna
postura fatua. “Para que no haya más barricadas, Chile debe ser un país
justo”, y de la convicción de sus palabras emerge el vínculo que lo
hermana con sus compañeros en Aysén y en el resto del país.
Este joven buzo de las Guaitecas es producto de la tierra en la que ha
criado a sus hijos. No le ha pasado inadvertido el paisaje: más bien la
naturaleza fiera del sur le ha entregado los secretos para ser una
buena persona, solidaria, despojada del egoísmo que no conocen ni las
bandadas, ni los cardúmenes, ni las manadas que ha visto en los cielos,
los mares y las llanuras de la Patagonia.
Cursa una mala noticia para los poderosos que en un intento vano
quisieron ver rendido a un hombre digno, traído desde sus tierras hasta
los salones intimidantes del poder ilegítimo. El mal ejemplo de Iván
Fuentes y sus compañeros recorre el territorio. Hizo mal el sistema en
no haber cortado de raíz el movimiento aysenino en los albores de su
incursión histórica. Les jugó una mala pasada el desprecio con que
miraron a Iván y a su gente
Ahora ya es tarde. En Chile hay bandadas, manadas y cardúmenes de personas que si se miran bien, son todas como Iván Fuentes.
Ricardo Candia Cares(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 754, 30 de marzo, 2012)
Crucial negociación en Aysén sobre participación ciudadana en la evaluación de megaproyectos
Jueves, 26 de Abril de 2012 10:30
Colaboradores/ El Clarín
Este jueves se realiza en Aysén la reunión de la mesa negociadora por la Demanda 4 del petitorio del Movimiento Social por la Región de Aysén: participacion ciudadana vinculante
para la evaluación de los megaproyectos, incluidas las represas,
considerando los proyectos en tramitación como HidroAysén y Energía
Austral, las que garanticen y resguarden la seguridad a la vida de las
personas.
Además, deben cumplir con compromisos y requerimientos regionales y se debe garantizar Aysén como reserva de vida.
Los temas que planteará la mesa serán:
Consulta ciudadana regional
realizada por los 10 municipios regionales (se cuenta con el compromiso
de todos ellos si se les entregan los recursos) sobre los proyectos
HidroAysén (que aún debe ser resuelto por el Comité de Ministros) y río
Cuervo (que aún debe ser resuelto por la Comisión de Evaluación
Ambiental regional), cuyos resultados sean considerados por las
instancias gubernamentales pertinentes al momento de tomar una decisión.
Mientras no se tenga tal resultado, suspensión del procedimiento
administrativo, lo cual es posible dado que en estos momentos, por
voluntad del gobierno, eso ya está ocurriendo.
Participación ciudadana vinculante
para proyectos futuros, a través de la legalización de los actuales
instrumentos de planificación y ordenamiento territorial que ya se han
validado en la región de Aysén con participación ciudadana: Estrategia
de desarrollo regional, plan regional de ordenamiento territorial,
zonificación del borde costero, zonas de interés turístico, planes
reguladores e intercomunales (publicación), entre otros y en todos los
cuales la ciudadanía regional ya ha participado y expresado su opinión.
Aportar recursos para que se genere programa de manejo integrado de
cuencas.
Fortalecimiento de la participación y regionalización a través de la modificación de leyes
actuales o presentación de los proyectos, en términos de plebiscitos
comunales, regionales y nacionales, y mayores atribuciones a los
gobiernos regionales. También, se en las comisiones de evaluación
ambiental la ciudadanía y representantes de la ciudadanía elegidos
tengan participación y derecho a voto.
Ley o estatuto Aysén Reserva de Vida,
que materialice, mediante un proyecto de ley, las palabras del
Presidente Sebastián Piñera en el sentido de que quiere "proteger la
Patagonia". Que esto derive en un estatuto especial para la región de
Aysén que permita reconocer la calidad ecológica y cultural de excepción
de Aysén.
La negociación será con el subsecretario de Desarrollo Regional y Administrativo, Miguel Flores, por estar involucrados recursos para los municipios y materias de descentralización regional.
Tomado de Noticias Uruguaya: http://noticiasuruguayas.blogspot.com/
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