jueves, 2 de agosto de 2018

STELLA CALLONI: "La democracia de seguridad nacional es la nueva forma de intervención estadounidense" 01 Agosto 2018


tomado de: http://www.radiolaprimerisima.com/blogs/1944/








Por Bruno Sgarzini/misionvedad.com

Stella camina con un bastón a sus 83 años por los pasillos del Palacio de Convenciones de La Habana donde se desarrolla el XXIV Foro de São Paulo. Entre remolinos de gente, se le acercan personas a saludarla y hablarle mientras se dirige hacia el sitio asignado en uno de los salones del Palacio, al Encuentro de la Red de Intelectuales realizado en paralelo a las actividades del foro.

En este contexto, rodeado de figuras políticas como Manuel Zelaya, Dilma Rousseff y Nicolás Maduro, Misión Verdad entrevistó a una de las investigadoras con más trabajos sobre las estrategias de intervención de Estados Unidos como corresponsal itinerante del diario mexicano La Jornada, entre los que destaca por su precisión y su rigurosidad "Operación Cóndor, un pacto criminal", dedicado a los años más oscuros de las dictaduras militares del Cono Sur.

La lucidez de sus definiciones, además del conocimiento profundo acerca del tema, hace que esta entrevista se convierta en un material de referencia para todo aquel que en el futuro quiera estudiar las nuevas formas de intervención en la región.

Dado que, según la propia Stella, quizás una de las tareas pendientes del mundo intelectual regional sea la de definir el campo de batalla en el que nos enfrentamos.

Desde el año 2014 se da una nueva forma de intervención en los países de la región basada en los jueces, los medios de comunicación y las fuerzas de seguridad, entre otros actores. En este contexto, se da un periodo de golpes de Estado a presidentes como Dilma Rousseff, Fernando Lugo y Manuel Zelaya. ¿Cuándo Estados Unidos reelabora esta estrategia y cómo la lleva a la práctica?

A principios de los años 2000, Washington trazó un periodo hacia delante basado en reemplazar el dispositivo que se había creado con las dictaduras militares con un esquema conocido como "democracias de seguridad nacional", según documentos del Comando Sur.

Con este objetivo, Estados Unidos se centró en infiltrar los medios de comunicación, los partidos políticos, el poder judicial y las fuerzas policiales de la mayoría de los países de la región. Además de enfocar su financiamiento a través de fundaciones y ONGs, como la Fundación Nacional para la Democracia y la Agencia del Departamento de Estado para el Desarrollo Internacional, creadas durante la administración de Ronald Reagan.

Se crearon escuelas de justicias y La Academia Internacional Para el Cumplimiento de la Ley en El Salvador con el mismo criterio de captación y formación de funcionarios judiciales y policiales de la famosa Escuela de Las Américas, reconocida por haber adiestrado a los militares que encabezaron las dictaduras del Cono Sur.

Por esto hoy los jueces, fiscales, periodistas y policías son más importantes que los militares, excepto en países como Colombia donde estos aún continúan con un papel preponderante en la política interna.

Paradójicamente, para esta captación se valen de la vanidad de los profesionales de estos sectores de la sociedad, tal como lo habían previsto en los documentos de Santa Fe elaborados por importantes figuras del establecimiento conservador de la era Reagan.

¿Cuál te parece uno de los casos más ejemplares de este cambio en la forma de intervenir en la región?

El golpe en Honduras contra el presidente Manuel Zelaya refleja bastante cómo funciona este esquema en la práctica. Ya que cuando el país se les va de las manos, la por entonces secretaria de Estado, Hillary Clinton, nombra como embajador en Honduras a John Negroponte, quien estuvo a cargo de la guerra sucia en Centroamérica durante los ochenta y debería estar preso por crímenes de lesa humanidad.

Negroponte rápidamente se encarga de corromper el parlamento y presionarlo para que nombre una Corte Suprema de Justicia favorable a los intereses de Estados Unidos. Hecho esto, los medios generan un clima de opinión contra los supuestos intentos de Zelaya de reelegirse, comprobadamente falsos, para justificar que los militares lo sacaran del poder y lo trasladasen a una base militar en Costa Rica.

Con este pretexto fue que la Corte Suprema estableció que no había habido un golpe sino una defensa del Estado contra los intentos de Zelaya de violar la constitución hondureña. Episodio que terminó con la elección de Roberto Michelletti como presidente de facto por parte del parlamento.

Un ejemplo claro de cómo actúan los medios, los políticos, la justicia y los militares en este caso.

Hablamos de democracias tuteladas en la que se tiene un control directo de los países a través del manejo de la justicia, los medios de comunicación, la policía, y diferentes actores de la sociedad como pueden ser los jóvenes o los grupos indígenas.

En cierto sentido, es como si existiese una dictadura de seguridad nacional pero sin los militares en el poder.

Otro ejemplo claro es el de Colombia, donde formalmente hay elecciones, y un presidente elegido por votos, a pesar de ser una nación manejada por las Fuerzas Armadas, totalmente formadas por Estados Unidos.

Eso también tiene su réplica en planes como el de la Seguridad Democrática de Álvaro Uribe Vélez, donde se reordenó parte del territorio colombiano en función de instalar un sistema de gobierno que permitiese la extracción de recursos naturales sin ningún tipo de oposición local.

Sí, porque en Colombia lo que sucedió con estas "zonas de pacificación" es que, después éstas, quedaron repletas de paramilitares. En realidad lo que hicieron fue utilizar la figura del enemigo interno con las FARC para afinar en estas zonas una estructura de control que luego brindase seguridad a las transnacionales para explotar los recursos naturales de estas zonas.

En cierta forma, lo mismo sucede ahora en la Patagonia con el mismo uso de los mapuches como enemigos internos, mientras cerca de Vaca Muerta, uno de los principales reservorios energéticos del país, se instala una base militar de Estados Unidos.

En México sucede lo mismo pero con el pretexto de la lucha contra el narcotráfico para firmar la Iniciativa Mérida, similar al Plan Colombia.

Así, de esta forma, Estados Unidos le presta dinero para que después le compren armas y sus asesores los formen para usarlas.

Al igual que en Colombia, esta modalidad lo que ha dado como resultado es la limpieza de la población de lugares del norte del país, donde muchas personas huyeron ante la imposibilidad de poder lidiar con los asesinatos y los secuestros.

De esta forma, limpian zonas enteras de la región para reorganizar el territorio en función de la extracción de recursos naturales para el proyecto capitalista de Estados Unidos, hoy necesitado de abrir otros frentes ante el ascenso de China y Rusia.

Es en este contexto donde se ve que en países como Brasil se da una ocupación militar en Río de Janeiro y una condena política a Lula. ¿Hacia dónde va la región?

A un punto donde el Comando Sur afirma que debe haber, paradójicamente, una seguridad democrática en todo el continente. Donde se ve con el modelo mexicano y colombiano que el objetivo es una disolución en la práctica de los Estados-nación. Con la diferencia de que antes buscaban hacerlo con ocupaciones por la fuerza, y ahora apuestan hacerlo de otra manera.

Por eso es necesario sentarnos a pensar con un grupo de trabajo los planes para la región de Estados Unidos, bajo el fin de idear formas para anticiparnos a éstos. Que evaluemos cuáles son las armas que cuenta cada país y creemos una unidad para enfrentarlos.

Ya que Estados Unidos en cierto punto hoy es un gigante con pies de barro debido a su contexto interno. Que se encuentra desesperado porque no hay un manejo sólido de la situación en su establecimiento, que está desesperado por no haber podido controlar completamente ningún país de Medio Oriente en las últimas décadas, pese a haber ocupado Irak.

En este contexto, debemos salir de algunas posiciones dogmáticas, proponernos un trabajo de masas en serio, como el que se hizo en Venezuela, para superar los límites impuestos por proyectos como el de Estados Unidos, que en países como Argentina no pudimos pasar por solo hacer trabajo en estructuras medias y altas.

Sobre todo si entendemos que hay una crisis que abre una oportunidad para salir de estos planes si se unifican criterios. Ante esta encrucijada en la que estamos tanto los de arriba como los de abajo.

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