LA ENFERMEDAD INFANTIL DEL POGRESISMO
El progresismo en el gobierno adopta de
un tiempo a esta parte la estrategia del avestruz, combinada con la
del gran bonete. Ante cualquier crítica a su gestión, la premisa
básica es negar absolutamente todo, afirmar que todo está bien y
que solo son maniobras de la oposición para obtener réditos
políticos (como si por los siglos de los siglos esa no fuera la
estrategia de toda oposición, incluido el FA cuando lo era). Eso en
primer lugar. En segundo lugar, afirmar que antes era peor, esto es,
“nosotros podremos ser malos, pero los que estaban antes que
nosotros eran peores”. Y cuando las cosas se ponen feas y ninguna
de las premisas anteriores sirven, entonces se comienza a repartir la
culpa a diestra y siniestra, o también a diluir la misma en un “todos
somos responsables" (usted y yo también, vecina, vecino).
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