El
pasado fin de semana culminó el VI Congreso del Frente Amplio Hugo Cores, en un
Palacio Peñarol a medio llenar. Quizás por el calor, por el clásico, por la
escasa difusión o el poco interés que
despierta entre los frenteamplistas esta instancia, que se supone es la máxima
autoridad del conglomerado de izquierda.
Paredes
de cristal ahumado
En los días previos fueron llegando a nuestra casilla de
correos comunicados oficiales del Frente Amplio sobre las características del Congreso
y nos parece interesante reproducirlos como una muestra de la miopía imperante
en la estructura de la izquierda uruguaya. El primero que nos llamó la atención fue el
siguiente.
Comunicado
del FA jueves 21/11/2013 07:07 p.m El
sábado 23 y domingo 24 de noviembre se desarrollará el Congreso, del cual
"saldrá el próximo Presidente/a de la República y las Bases Programáticas
orientadas a construir una sociedad más justa, más libre, más democrática y más
igualitaria".El Congreso es cerrado. Sin embargo, se permitirá a
camarógrafos y fotógrafos tomar imágenes durante la jornada. El domingo 24, el cierre (se estima que
será a las 14.30 h.) será abierto y se
transmitirá en vivo por www.frenteampliotv.com
Las protestas en las redes sociales no se hicieron
esperar y diecinueve horas después llega
un nuevo comunicado que modifica las reglas anteriores y se habilita el ingreso
desde el sábado al “cuarto poder” con el siguiente comunicado:
Comunicado
del FA viernes 22/11/2013 02:04p.m. Acreditaciones
a la prensa. La instancia de las
Plenarias, tanto el sábado a partir de las 18 h., como la jornada del domingo
serán abiertas a los medios de comunicación. Las acreditaciones serán en
el Palacio Peñarol, entrando por la puerta de la calle Minas.
Más tarde un nuevo mensaje informa que será
abierto para los frenteamplistas pero no es una convocatoria ni un llamado sino
un mero trámite. Todo parece indicar que la discusión del programa y los
precandidatos es algo que compete o interesa solo a los “elegidos” ya sean
dirigentes o militantes de comités de base de la fuerza política que gobierna
nuestro país y tuvo más de un millón de votos en el 2009.
Un largo y tortuoso camino
El pasado 19 de marzo comenzaron a funcionar
las unidades temáticas de la Comisión de Programa del FA que, desde tiempos
inmemoriales, es presidida por Héctor Lescano. Poco se supo del proceso de
elaboración salvo cuando el economista Jorge Notaro decide retirarse porque le
cuestionaron que hiciera público algunas discrepancias en la unidad que tocaba
el tema económico. Aparte de eso, para el hombre de la calle, la Comisión de
Programa es un enorme agujero negro. Dicen los dirigentes, que participaron ochocientas
personas. Quiénes son y cómo llegaron
ahí es una gran incógnita. Pero suponemos que habrán tenido en cuenta para sus
propuestas la experiencia y el conocimiento que muchos compañeros frentistas
adquirieron en el ejercicio del gobierno. Sería lo lógico, ¿no? La cuestión es
que las bases programáticas elaboradas fueron aprobadas en general por el
Plenario Nacional el 21 de setiembre de 2013 y luego enviadas para su discusión
en los comités de base. Allí es donde se eligen los delegados que solo con ser
adherentes mayores de dieciséis años, con cotización al día y haber participado
en por lo menos dos discusiones de los documentos pueden participar en la
máxima instancia de decisión del Frente.
Flaca representación
Se manejaron muchas cifras y es difícil
acordar cual fue el número verdadero de delegados participantes. Lo que se sabe
a ciencia cierta es que los ciento setenta y siete miembros del Plenario tenían
derecho a concurrir al Congreso y damos por descontado que así fue. Entonces
tomamos como cifra creíble como máxima participación el número que se expresó
en la votación de los precandidatos, punto alto de la jornada, si lo hubo, y
fue de mil doscientos diecinueve votos. Si le restamos los integrantes del
Plenario llegamos a la conclusión de que el mayor número de delegados de base
fue de mil cuarenta y dos. La aritmética frentista marca que para elegir
delegados el comité debe de tener un mínimo de 20 asambleístas diferentes en
Montevideo y Canelones y 15 en el Interior y Exterior. Y que se elegirá un
delegado cada cuatro asambleístas. Lo que nos da aproximadamente que se
reunieron 208 comités con un total de 4160 frentistas suponiendo que cada uno
juntó al menos 20 personas. O sea que poco más de cuatro mil personas son los
que definen el programa que el futuro gobierno del Uruguay llevará adelante.
Poca gente, pensando en el millón de votantes frenteamplistas. No vamos a
entrar en las conjeturas de cuántos de los delegados son independientes o
pertenecen a uno u otro sector porque es especular con cifras muy grises e
inseguras. Pero el peso del partido Comunista y del MPP sin duda es muy importante.
La participación como falacia
Seis comisiones, mil y pico de personas, doce
horas de discusión. Mucho debate, muchas propuestas y desencuentros importantes
en aspectos claves: economía, educación y relaciones internacionales. Se tensa
la cuerda, hay delegados incontrolables por los grupos y otra vez de nuevo, se
termina negociando entre cuatro paredes por delegados de los grupos
mayoritarios. No se puede embretar al líder con políticas públicas prefijadas,
porcentajes presupuestales o mandatos de
política exterior.
Domingo de mañana se retoma la sesión
plenaria que había quedado sin cuórum en la noche del sábado. El cronograma se
extiende mucho más allá del programado cierre a las catorce y treinta, caras
largas de hinchas que se pierden el clásico de fútbol.
Alguno temas fueron las perlas que marcaron
la correlación de fuerzas al interior del Frente y de los grupos. La moción de
fijar como piso el 6% de presupuesto para la educación no tuvo andamiento y el
subsecretario de Educación, para que su partido no quede totalmente derrotado,
argumenta reconsideración de la votación proponiendoque se vote la otra moción
que dice de tender hacia el 6%. Aprobado.
La barrera de los dos tercios para imponer
cambios al programa es casi una muralla china que impide cualquier modificación
a lo que ya estaba votado por el Plenario. Y todos los intentos de “giro a la
izquierda” o nuevos modelos económicos rebotan. Mucho ruido y pocas nueces.
El caballo del comisario
Se acerca el momento culminante de votar las
precandidaturas, ya el clásico había terminado con el triunfo de Peñarol, y las
pasiones marcan otra válvula de escape. Se propone que los delegados puedan
votar a los dos candidatos y la moción es rechazada por seiscientos y fracción
contra cuatrocientos y pico de votos. Se quiere marcar la cancha, una cosa es
el apoyo a “el candidato” y otra el
permiso para competir a “la intrusa”. Dos secretarios generales fueron los que
argumentaron: Pardiñas, por los socialistas y Anzalone por el PVP. Luego viene
la fundamentación por cada uno de los precandidatos. Paradójicamente es Juan
Castillo el que defiende a Tabaré, hecho que parece indicar la necesidad del
disciplinamiento interno del PCU, pues muchos delegados comunistas no están
entusiasmados con llevar al expresidente como candidato. El resultado es
conocido: Vázquez 820, Moreira 287 y 112 abstenciones. Vienen los discursos,
lentamente se va vaciando el palacio Peñarol, y el frio apretón de manos que
Tabaré le da a Constanza cuando ella
termina de hablar, muestra que la camaradería no será la tónica que prevalezca
en la campaña hacia las internas.
Siendo las nueve de la noche nos vamos
caminando hacia dieciocho reflexionando sobre la escasa participación y entusiasmo
que despierta este Congreso que,se puede afirmar sin temor a equivocarse,
eligió al futuro presidente uruguayo. Una maratón de Nike, una marcha de
mujeres de negro, incluso un acto de proclamación de Pedro en ese mismo
escenario, tuvieron muchísima más convocatoria. Anda alicaída la mística
frentista. O será que como dicen los que saben: la vida está en otra
parte.
Tomado de: http://www.voces.com.uy/articulos-1/congresodelfrenteampliolapoliticadelavestruzporalfredogarcia
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