sábado, 18 de mayo de 2013
UNIDAD: ACUSAR AL BOMBERO POR EL INCENDIO
EL
FA, MODELO DE UNIÓN PARA LAS NUEVAS IZQUIERDAS EUROPEAS
Los
que conocemos al FA desde chiquitos, sabemos que la unidad es siempre
complicada. Sabemos que los consensos casi siempre son hijos de la negociación,
ergo: no son espontáneos. Eso es lo más natural en un frente que integra
diferentes partidos y movimientos.
Es
interesante notar cómo en Europa están tomando al FA como modelo organizativo a
seguir para lograr la unión de las izquierdas que habían quedado totalmente
disgregadas tras más de una década de “revisionismos” y de conversiones
liberales de todo orden. (El caso italiano es prototípico de una izquierda que
termina suicidándose por su conversión total a la socialdemocracia).
Sin
embargo, hace unos años, en Francia nace el Front de Gauche que reúne
escindidos del gran partido tradicional PS que de socialista no le queda más
que el nombre, el Partido Comunista francés (uno de los que no se convirtió a
la socialdemocracia) y unos cuantos partidos menores venidos de ámbitos tanto
ecologistas, como escisiones de partidos de ultra izquierda que asumen la
posibilidad de ser izquierda de gobierno y no más izquierda de estricta
denuncia. Ellos explícitamente citan al FA como modelo de organización, pero la
diferencia central quizás radique en que no se incorporan en sus filas los
socialdemócratas, por la sencilla razón de que ellos están llevando adelante
las mismas políticas que la derecha (en materia económica), que el Front de
Gauche naturalmente rechaza y a las cuales opone una serie de propuestas
inéditas dignas de estudio para todos nosotros.
En
Inglaterra viene de nacer hace apenas unos días Left Unity, frente de
izquierdas inglesas que se juntan por primera vez con el director de cine Ken
Loach como principal figura visible. Si
bien los laboristas nunca fueron lo que se diga marxistas, lo cierto es que el
Blairismo terminó por enterrar cualquier posibilidad de asimilación de ese
partido al más mínimo concepto de izquierda que se pueda pensar.
Die
Linke (la izquierda) en Alemania, había abierto la ruta a este tipo de frentes
que se propagan como reguero de pólvora en el viejo continente. Es cierto que
algunos errores estratégicos hicieron que su propuesta original se empantanase
ligeramente, pero eso es harina de otro costal.
Syriza
en Grecia, con una propuesta claramente de izquierda estuvo a muy poco de
lograr formar gobierno en las últimas elecciones, y si no lo logró fue
precisamente porque los sectores socialdemócratas, prefirieron aliarse con la
derecha que con ellos. Sin embargo, ha logrado imponerse como el principal
partido de izquierda, dejando a los socialdemócratas lejos atrás.
Podríamos
seguir citando ejemplos, pero estos son suficientes como para reivindicar que
el Frente Amplio uruguayo mostró con el ejemplo la posibilidad cierta de
unión de las izquierdas para lograr un objetivo común: la transformación social
que condujera a una sociedad más justa económica y socialmente. El FA nunca fue
un fin en sí mismo, sino una herramienta para esos cambios. Eso es lo que
nuestros hermanos europeos han comprendido y asimilado de nuestro humilde
ejemplo.
¿PELIGRA
LA UNIDAD DEL FA?
Sin
embargo, ¡Cuánto más fácil es mantener la unidad cuando se es oposición que
cuando se es gobierno! ¿Por qué? La respuesta es sencilla: del dicho al hecho,
hay mucho trecho. Me explico: Cuando éramos oposición bastaba tener un programa
común que nos amparara a todos, que representara el grueso de nuestras ideas,
en donde si bien nadie podía decir que lo compartía 100%, también nadie podía
decir que no lo representara en absoluto. Hijo de la negociación, el FA
elaboraba programas de consenso general. Para lograrlo, nos poníamos de acuerdo
en 10 o 12 cosas muy básicas que todos compartíamos. Fue bajo esas
circunstancias que el FA gana por primera vez. Pero ahí viene el hecho. Tras el
primer gobierno del FA nos dimos cuenta que el programa no era “palabra santa”
para el compañero presidente, sino apenas una línea general de acción que podía
o no cumplirse, según el gobierno lo decidiera. Ciertos aspectos del programa
empezaron a desaparecer como por arte de magia de la operativa gubernamental
(cuando no vetados lisa y llanamente). Ese fue el primer llamado de atención
acerca del peligro que corría la unidad.
El
primer gobierno del FA tomaba el país en una situación tan lamentable que las
políticas para sacarlo del pozo eran compartidas por todo el FA, de modo que no
fue difícil para el compañero presidente poner en obra esas propuestas con
pleno apoyo de toda la fuerza política. Dichas políticas se mostraron justas y
así Tabaré termina su proceso con una enorme aprobación.
Ya
en el segundo período, no se trataba más de sacar el país del pozo sino de
empezar a profundizar los caminos abiertos. Una vez más pudimos acordar un
programa y una vez más vemos cómo el mismo es aplicado muy parcialmente, no ya
según la voluntad del presidente, sino del equipo económico de gobierno, que
por primera vez, no coincidían. Así, empezamos a notar que el poder real se
ejerce más desde Economía que desde Presidencia. Ese es un constato que no
todos esperábamos realizar. Este fue el segundo llamado de alerta acerca del
peligro que corría la unidad, puesto que se instala una lucha entre ambas
visiones, dejando al desnudo las diferencias que hasta entonces eran mucho
menos visibles.
Paralelamente,
ciertos grandes partidos, fundadores del FA comienzan a transformarse
internamente. La caída del bloque socialista tiene todo que ver en ello.
Tras la caída del muro, el PCU queda
desvencijado, sufriendo enormes rupturas. El shock que supuso el
cuestionamiento de su propuesta de sociedad alternativa y la dificultad para
encontrar algo más adaptado al mundo de hoy, lo ha reducido a una pobre
expresión de sí mismo, apareciendo hoy en día, como poco capaz a la hora de
proponer un modelo social diferente y por ende, con poco impacto en la
sociedad, al tiempo que mantienen cierto grado de organización militante que le
asegura un espacio de poder en la interna frenteamplista a través de los
comités de base. Aparentemente el PIT CNT se muestra como un ámbito más
propicio para la intuición comunista. Visto de afuera, pareciera que saben muy
bien hacia donde no hay que ir, pero que no fueran capaces de dar una dirección
alternativa, es quizás por ello que en el mundo obrero aún son tan eficientes,
puesto que actúan más en la inmediatez (y qué bueno que alguien lo haga).
El
PS por su parte, parece haber empezado a recorrer el mismo camino que sus
hermanos europeos. Tras haber roto con la internacional socialista en el 60 por
sus tendencias socialdemócratas y por la posición del PS francés en relación a la
guerra de Argelia, pudo encarnar un fiel de balanza en el Frente Amplio, punto
medio entre la izquierda y la derecha internas. Pero tras la caída del muro, en
1999 vuelven a entrar a la IS, dando una clara señal de afiliación a esas teorías que
tanto tiempo rechazaron. Últimamente tras el alejamiento de Chiflet y Gargano,
la cosa se acentuó. Hoy ya no pueden ser fiel de balanza, pues se
han acercado
tanto a ideas socio liberales que ya forman parte íntegra de esa
corriente de
pensamiento. Recordemos tan solo que Felipe Gonzáles, Blair, Zapatero,
Hollande y Papandreu, entre otros, son miembros de la internacional
socialista, y el estado de sus países, muestra los límites que en la
práctica supone la aplicación de ese tipo de polítcas, fruto de la
transformación de las ideas socialdemócratas hacia otras
socio-liberales, aunque sea un eufemismo, puesto que no hay nada de
social en el liberalismo.
La necrosis del PCU y la “derechización” del PS desestabilizan la correlación
de fuerzas del FA. Surge entonces el MPP para rodear la figura de un gran
caudillo popular como Mujica y que nuclearía a la izquierda del FA huérfana de
partido, quizás por eso es un “movimiento”. Y por serlo, no tiene una clara
ideología ni una sola dirección política.
El
que ganara la interna no solo se debe al liderazgo carismático, sino también a
su posicionamiento como izquierda. Astori nunca ganó una interna. Eso no es un
dato menor.
Entonces
ahora, tenemos dos Frente Amplios, sin fiel de balanza. La socialdemocracia
sabe bien para dónde va, la izquierda aún no tanto, a falta de un profundo
debate ideológico, todavía pendiente en nuestro país. Sin embargo, sabe bien
para donde no quiere ir. Eso se manifiesta claramente en la rendición de cuentas:
dos FA opuestos, sin consenso alguno. Tercer
llamado de atención sobre el riesgo que corre la unidad.
Ahora,
la imposición de Tabaré como candidato es como la gota que derrama el vaso.
Representante de las corrientes más socialdemócratas, visto en los medios de
comunicación (que responden al poder que ya sabemos) mañana tarde y noche, es propulsado
por las encuestas. La dirigencia del frente parece vivir más en una
encuestocracia que en una democracia,
propagan como virus la idea de que
con él se gana, o no se gana. Cualquiera que salga a la calle sabe que
la gente de izquierda no está para nada contenta. Penúltimo llamado de atención
sobre el peligro que corre la unidad. Nada hay más peligroso para la unidad que las imposiciones sean cuales fueren.
Si
Tabaré llega a ser el candidato, será de una violencia tan inusitada para el FA
que muchos izquierdista por primera vez no votarán al FA, siendo ese un
primer quiebre, en este caso, entre las bases y sus dirigentes. Tras algunos
años de gobierno de Tabaré en donde no es misterio para nadie que aplicará el
programa que están urdiendo sus hinchas de la NAP, la gente de izquierda es
probable que no soporte y se produzca otro quiebre. En este caso se cuestionará
la validez del FA como la herramienta de los cambios.
Ante
esta historia (que por otra parte ni siquiera en nueva en el mundo, pues es lo que
ha pasado con muchos grandes partidos de izquierda de gobierno en países no tan
diferentes al nuestro) es indignante observar cómo hay gente que dice que
quienes alertamos sobre esto, somos quienes no queremos la unidad. Es como acusar al bombero del incendio.
Ante
este cúmulo de señales que nos hablan del peligro que corre la unidad caben dos
alternativas: o sentarse a esperar que suceda la fractura o hacer algo al
respecto antes de que la misma sea inevitable.
Quienes
no queremos un segundo mandato de Vázquez, somos la primer línea de defensa de
la unidad. El FA debe ser capaz de encontrar otro candidato que no esté tan
adherido a una línea socialdemócrata, y que de antemano se sabe, cumplirá su
programa no el del FA. Eso provocará la debacle tan temida. El FA debe encontrar a alguien que pueda
funcionar mejor como fiel de balanza o
que al menos, su agenda sea la del programa y no la propia. Debe encontrar a alguien que quizás no sea tan amado por un sector, pero que al menos, no sea tan rechazado por otro. Eso aseguraría la
preservación de la unidad al menos por un buen tiempo más.
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