domingo, 10 de abril de 2011

Cuento de Juan José Morosoli "El Camino", de su cuentario PERICO

Les cuento sobre el autor:

Juan Jose Morosoli
Nació en Minas, el 19 de enero de 1899. Murió en la misma ciudad, el 29 de diciembre de 1957. Hijo de padre suizo de profesión albañil, su formación fue autodidacta. Matriculado en la escuela primaria en 1907, debió abandonarla en 1909 para ponerse a trabajar. No pudo realizar nunca sus estudios.
Vivió siempre en su ciudad natal. Fue mandadero y dependiente y desempeño otros diversos oficios, hasta adquirir un almacén y barraca, al frente del cual estuvo hasta su muerte.
A la par de estas actividades, desde su juventud ejerció intensamente el periodismo, popularizando en seudónimo de “Pepe”. Se inició  en la literatura con una colección de versos. BALBUCEOS (1925), que formaba parte del volumen titulado “Bajo la misma sombra”, donde colaboraban también J. M. Cajaraville, G. Cuadri, V. Magri y J. Casas Araujo.
Luego siguieron: LOS JUEGOS (versos), 1928); HOMBRES (cuentos, 1936); HOMBRES Y MUJERES (cuentos, 1944); PERICO (relatos para niños 1945); MUCHACHOS (novela, 1950); VIVIENTES (cuentos, 1953); TIERRA Y TIEMPO (cuentos, 1959.

Después de la introducción del autor El Cuento
El camino

Nuestro rancho estaba en el fondo del campo. Era el último “puesto” de la estancia.
La escuela quedaba lejos.
Como no había caminos, para llegar a ella hubiéramos tenido que hacer un rodeo muy largo.
Nosotros oíamos hablar de aquel camino que nos acercaría a la escuela; a los otros niños y a los libros. Acaso cruzaran por el carretas y tropas y caballadas.
Pero al dueño del campo no le gustaban los caminos.
Camino, camino, camino. Ya era el una presencia llena de nuestra simpatía. Sabíamos que era alga más que  una huella. Que estaba siempre entre los alambrados tensos y derechos.
Que por el andaba nuestro padre y encontraba amigos y veía casas sucesivas y almacenes con jarras pintadas y recados y golosinas. Que por el iba al pueblo dende había como mil casas todas juntas…
Un día llagaron unos hombres. Clavaron banderines rojos por toda la extensión ilimitada…
Después llegaron mas hombres y maquinas y carros y fueron haciendo el camino.
Por el fuimos a la escuela.
Éramos seis hermanos galopando alegres y felices.
El camino traía y llevaba gentes que hablaban con mi padre. Hablaban del propio camino y de ellos mismos y de nosotros y de la ciudad.
Un día mi padre y mi hermano mayor partieron hacia ella.
Después lo hicimos nosotros. Llevábamos lo que teníamos.
Al rancho le sacamos las ventanas y la puerta.
Desde el camino nuestra casa parecía una cosa muerta, sin ojos y sin boca.
El camino nos llevaba y huía de la tapera.
No miramos para atrás por miedo de que la tierra nos llamara.

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