viernes, 20 de mayo de 2016

Brasil entrevista_EvelynBchtold Balance de ocho años de gobierno Lula : “Un social liberalismo a la brasileña”


original: http://www.cetri.be/Balance-de-ocho-anos-de-gobierno?lang=fr
cetri.be 

Evelyne Bechtold-Rognon
¿Cómo se sitúa Brasil desde una perspectiva geopolítica, especialmente respecto al resto de los países latinoamericanos ?
Algunas cifras resultan esclarecedoras : Brasil representa en extensión la mitad del territorio de Sudamérica y su población supera los 190 millones de habitantes. Es un gigante, desde todos los puntos de vista. Su economía se sitúa aproximadamente en el octavo o noveno puesto mundial, justo detrás de España.
Forma parte del grupo “BRIC” : Brasil, Rusia, India y China, acrónimo que designa los grandes países llamados emergentes. Pero los dirigentes brasileños rechazan ese término y consideran que representan una economía “emergida”. Es un país que, en el plano diplomático y geopolítico, siempre ha buscado la autonomía, el multilateralismo y cierta independencia. Desde que gobierna Lula, ese aspecto se ha acentuado todavía más. Brasil quiere jugar en Primera División. Reclama, por ejemplo, un sitio en el Consejo de Seguridad de la ONU. Es también uno de los promotores del G-20, que se concibió como un foro económico más amplio que el G-8 y abierto a algunos países del sur.
La voluntad de desarrollarse de forma independiente frente al poder estadounidense llevó a Brasil a decir “no” al proyecto imperial del ALCA [1] en 2005, junto a Venezuela y Argentina. Es un hecho que el voto de Brasil era absolutamente determinante ya que de él dependía la continuidad del proyecto. Por otra parte, no hay duda de que Brasil desempeña un papel predominante en el Mercosur [2] y, en general, es un país clave para plantearse la integración económica de los países de América Latina. Así, ha tenido un papel esencial en la reciente entrada de Venezuela en ese mercado común. Sin embargo, aunque Brasil propugne la autonomía, no defiende un modelo de desarrollo alternativo, sino todo lo contrario. En el terreno económico actúa siguiendo una orientación capitalista desarrollista, e incluso en algunos aspectos neoliberal. En sus relaciones con los países de la región, se detecta una clara voluntad de hegemonía de proximidad. Algunos autores hablan de “semi-imperialismo” o de “imperialismo periférico”. Varias empresas brasileñas son multinacionales que practican una política económica agresiva hacia sus vecinos : Petrobras con el petróleo u Odebrecht en el ámbito de la construcción, que han provocado conflictos importantes con países cercanos como Bolivia o Ecuador... La misma relación desigual se da con Paraguay en cuanto a la gestión de recursos hidroeléctricos comunes en Itaipu, donde Paraguay ha sido literalmente privado de su soberanía en ese sector. Y es que la burguesía financiera e industrial brasileña (en especial la de Sao Paulo) defiende así sus prerrogativas en el mercado mundial, lo que, por otra parte, no impide los acuerdos estratégicos entre Brasil y Estados Unidos, por lo que respecta, por ejemplo, a los agrocombustibles.
Desde el punto de vista diplomático, la presidencia actual ha intentado desmarcarse apoyándose en los gobiernos de izquierda o centro-izquierda de la región. Lula siempre ha apoyado a Chávez (como por ejemplo durante el golpe de Estado de abril de 2002), mantiene también buenas relaciones con el gobierno cubano y fue muy claro sobre la situación en Honduras tras el golpe contra el presidente Zelaya. Además, Lula amenazó con no asistir a la cumbre UE-América Latina de Madrid en mayo si Lobo -el presidente hondureño golpista- estaba presente (este último tuvo que desistir). Su diplomacia favorece las relaciones Sur-Sur en el plano diplomático pero también económico. Así China se ha convertido en uno de sus principales socios económicos : en 8 años, el comercio de ese país con Brasil aumento de 750%... Siguiendo un principio de multipolaridad y buscando tener más espacio en el escenario mundial, el gobierno brasileño rechaza las ingerencias de las grandes potencias del Norte en los asuntos de los países del Sur, lo que explica su apoyo a Irán frente a Estados Unidos o la denuncia de nuevas bases militares estadounidenses en Colombia.
Brasil apuesta por el desarrollo de la Unsasur (Unión de naciones sudamericanas), que responde a su preocupación de independencia política y consolidación económica, con un proyecto que preve instaurar una moneda y un parlamento comunes. Si se materializa, dicha unión concentraría una población de 360 millones de habitantes y será, en extensión (17 millones de km2), la unión económica, monetaria y política más grande del mundo. Pero quedan por superar numerosos obstáculos a causa de las múltiples competencias económicas intrarregionales y de las tensiones existentes entre los diferentes sectores del capital, obstáculos que paradójicamente han sido creados por las elites brasileñas al intentar defender sistemáticamente sus intereses en detrimento de una perspectiva de cooperación real.
Las relaciones de Brasil con la Unión Europea se inscriben en esa preocupación por una mayor inserción competitiva en el mercado mundial. Así, Brasil ha firmado con Francia un importante contrato de armamento. Además, el Mercosur está en negociaciones con la UE aunque choca con el proteccionismo europeo, sobre todo en el terreno de la agricultura.
¿Qué balance se puede hacer al cabo de los ocho años de gobierno de Lula ?
Según varios analistas, las enormes decepciones que siguieron a la llegada del PT y de Lula al gobierno en 2002 se podían prever. Es verdad que una parte de la izquierda y de los movimientos sociales no había analizado bien hasta qué punto el PT había cambiado de naturaleza y de orientación política entre principios de los años ochenta y la victoria electoral de 2002. El PT se fundó en febrero de 1980 a partir de una oposición colectiva y popular radical a la dictadura militar. Desde finales de 1978, sindicalistas, intelectuales, dirigentes de movimientos populares hablaban de la necesidad de crear en Brasil un nuevo partido independiente, de clase y abiertamente socialista. El PT ha sido uno de los partidos obreros más grande del mundo y sigue siendo el partido de izquierdas más importante de América Latina. En sus inicios, reunió una gran variedad de sectores sociales movilizados : sindicalistas, claro está, procedentes principalmente de la CUT [3] , que representan su columna vertebral, militantes de movimientos asociativos, feministas, vecinales, pero también muchas comunidades de cristianos de base, inspiradas en la teología de la liberación. En veinte años y tras tres derrotas electorales sucesivas en las elecciones presidenciales, el partido ha cambiado mucho. De un programa inicial anticapitalista, que prometía una alternativa radical, el discurso se ha vuelto cada vez más moderado, de centro izquierda. En 2002, el eslogan de la campaña de Lula era “Paz y amor”... Tenemos aquí un nuevo ejemplo de lo que el británico Perry Anderson analizó en Europa : « la izquierda ganó sus galones de partido de gobierno después de haber perdido la batalla de las ideas ». El PT ha sufrido una transformación de su composición social, dejando un sitio cada vez mayor a las clases medias e intelectuales con un proceso de institucionalización-burocratización de su aparato y de su dirección, progresivamente ocupada por los parlamentarios y los diferentes electos en detrimento de los sindicalistas de ayer. A pesar de todo, la victoria de Lula en 2002 despertó muchas esperanzas en el país e incluso en toda América Latina. Pero ha llegado el momento de hacer un balance. El sociólogo Emir Sader habla del “enigma Lula”, que escaparía a los juicios ya hechos. Otros sociólogos como Michael Löwy o Atilio Boron son más críticos y este último señala que estos dos mandatos han estado marcados por el “posibilismo conservador”. En efecto, se puede constatar que Lula ha renegado de los ideales del PT de 1980 para poner la estabilidad macroeconómica y los intereses del capital muy por encima de las reformas sociales prometidas.
Hay señales evidentes de continuismo con la política de F. H. Cardoso (el gobernante anterior), con el argumento de que la salvación de Brasil sigue siendo el mercado mundial, la explotación masiva de materias primas y la apertura del país (y de su mano de obra) a las transnacionales. En este sentido, el “éxito” económico es real : la economía de Brasil es una de las más dinámicas del mundo, con más de 5 % de crecimiento anual, y vista desde Brasilia la crisis sólo habría sido una “marejadilla”, en palabras del propio Lula. Sin tocar a la estructura social, y con el aplauso de los grandes empresarios y del FMI, el gobierno de Brasil practica tasas de interés muy elevadas, para gran beneficio de los capitales especulativos internacionales. Este “éxito” tiene como contrapunto el mantenimiento, incluso el incremento, de las desigualdades sociales y de renta, lo que constituye uno de los principales problemas democráticos reales del país. Brasil es una especia de “Suiza-India”, que reúne en el mismo territorio rentas extremas. Sin embargo, Lula no ha actuado sobre esas desigualdades estructurales : en efecto, durante su mandato, las rentas de los más pobres han aumentado de manera notable pero las de los ricos todavía más. Según el economista Pierre Salama, el número de brasileros con más de mil millones de dólares en activos financieros creció de más de 19% solamente entre 2006 y 2007. Otro problema aún más grande es que Brasil se ha embarcado en una política de agrobusiness, que incluye el cultivo intensivo de OGM y de agrocombustibles, para gran regocijo de empresas como Monsanto, acogidas con los brazos abiertos, pero con consecuencias medioambientales y sociales desastrosas. Por lo demás, esto llevó a la Ministra de ecología, Marina Silva, a dimitir al cabo de unos meses.
En estas condiciones, la gran reforma agraria tan esperada, tan anunciada durante la campaña, no se ha llevado a cabo. Si embargo, en Brasil, no podrá haber desarrollo alternativo, democrático y sostenible, sin una reforma agraria radical. Se trata de una problemática ineludible. Toda esta política ha representado una ducha de agua fría para el movimiento social y en particular para el MST.- [4] , el mayor movimiento social del continente (que reúne a varios millones de militantes) y uno de los más interesantes por sus formas de auto-organización y de promover una educación popular impresionante.
Sin duda, esas políticas públicas conservadoras se han visto favorecidas por los obstáculos institucionales del Estado federal que es Brasil. El PT es minoritario en el Parlamento y en el Senado y sólo es mayoritario en tres estados. Desde el principio, buscó aliarse con la derecha liberal y latifundista para gobernar, lo que acentuó su inmovilismo, en particular desde el punto de vista de la política agraria. Además, la exigencia de estabilidad económica era un argumento al que Lula era muy sensible en el momento de su elección, como muestra la carta a los brasileños que publicó durante la campaña. Sus principales asesores económicos habían salido de las escuelas del pensamiento neoliberal estadounidense y la contrarreforma del sistema de pensiones de los funcionarios fue una de las primeras medidas que tomó su gobierno. Esta revisión de las conquistas sociales de los funcionarios condujo a la aparición de las primeras diferencias en el seno del PT y llevó a la creación del PSOL [5] en torno a figuras de la izquierda como Heloisa Helena o Plinio Sampaio. Sin embargo, sería erróneo olvidar que Lula sigue siendo extraordinariamente popular, sobre todo entre las clases más pobres (en particular del Nordeste). Ha llevado a cabo varios programas sociales asistencialistas (especialmente durante el segundo mandato), muy rentables electoralmente, como Bolsa Familia . [6]. , programa de ayuda financiera condicionado a la escolarización infantil, que han logrado sacar de la miseria extrema a más de 20 millones de brasileños. La cobertura social y los sueldos mínimos han sido también ampliados y los niveles de criminalización de los movimientos sociales por parte del Estado han bajado considerablemente, abriendo espacios de diálogo e incluso de cooptación de muchos dirigentes sociales y sindicales. Tampoco hay que olvidar que los grandes grupos mediáticos están en manos de una oligarquía arcaica, todavía ferozmente hostil a Lula, que le sigue considerando un sindicalista procedente de la izquierda, y por lo tanto potencialmente peligroso por la composición de su base social.
En resumen, se podría decir que la política de Lula conjuga una política macroeconómica neoliberal y una política social asistencialista centrada en la lucha contra la extrema pobreza, dando in fine estabilidad al sistema, razón por la cual el ex-sindicalista es considerado por Wall Street y gran parte de las elites como uno de los mejores presidentes de la historia democrática del país. Se podría calificar su gestión de “social liberalismo a la brasileña” o quizá como hacen algunos autores de “liberal-desarrollismo”, puesto que el Estado brasileño sigue queriendo regular una parte de la actividad económica del país.
¿Cómo ve el futuro del país ?
Lula no puede volver a presentarse a las próximas elecciones de octubre. Para el PT, el desafío es hacer “lulismo sin Lula”, captar su popularidad, por supuesto con pocos cambios en la orientación política y económica. La candidata actual es Dilma Roussef. Economista de formación, jefa del gabinete ministerial de Lula, una especie de Primera Ministra, militó en su juventud en los movimientos de lucha armada contra la dictadura. Poco carismática, ha subido mucho en los sondeos gracias al apoyo decidido de Lula y es probable que gane las elecciones en primera vuelta frente al principal candidato de la oposición, José Serra (social-democracia liberal). A la izquierda del PT, el PSOL presenta a Plinio de Sampaio, luchador social incansable y gran defensor de la reforma agraria. Pero desgraciadamente, no habrá candidato común de la izquierda radical en particular con el PSTU (Partido Socialista de los Trabajadores Unificado – trotskista) y el PCB (comunista). Marina Silva será la candidata de los verdes, encarnando la ecología liberal.
A pesar de la crítica de una parte de la izquierda, es probable que el PT consiga el apoyo de importantes sectores populares y de los que no quieren la vuelta de una derecha represiva y del centro neoliberal encarnado por la candidatura de Serra. A medio plazo, creo que es interesante ver lo que sucede en el seno del Movimiento de los Sin Tierra, de los sin techo y de las organizaciones sindicales. Así, este verano se intentó crear una nueva central sindical clasista, en la perspectiva de un sindicalismo más independiente que la CUT frente al poder y que congregue a obreros combativos junto a estudiantes, feministas y colectivos afrobrasileños o indígenas. Este primer paso no resultó. Pero creo que es este tipo de recomposición “desde abajo” que puede hacer surgir la esperanza de una renovación de las alternativas anticapitalistas en Brasil, tierra del Foro Social Mundial y de la consigna “otro mundo es posible”.

martes, 17 de mayo de 2016

Plínio de Arruda Sampaio Jr. em ‘Mañanas de Radio’,“EL PRIMER GOLPE LO DIO DILMA CONTRA EL PUEBLO, AHORA SE PROFUNDIZAN LOS AJUSTES,...



LA LIBERALIZACIÓN Y LA PRIVATIZACIÓN DE LA ECONOMÍA BRASILEÑA”
Contacto con Plínio de Arruda Sampaio Jr. em ‘Mañanas de Radio’, 12 de mayo de 2016



“El pueblo mira lo que está pasando en Brasil como una cosa artificial, ajena a ellos. Y esto tiene una razón fuerte que es importante que todos sepan, que los uruguayos sepan: Lo que está pasando en Brasil es un golpe dentro del golpe. El golpe no es contra Dilma, el golpe es contra el pueblo. El pueblo eligió a Dilma porque Dilma prometió que no habría ajustes. Y ahora está el golpe dentro del golpe, porque lo que se hace ahora es profundizar los ajustes, la liberalización, la privatización de la economía brasileña. Y el pueblo sabe que no es esto lo que él quiere, entonces mira de lejos perplejo”, aseveró el Economista y analista político brasileño, profesor Plínio de Arruda Sampaio Jr. en diálogo con CX36, horas después de la suspensión de Dilma Rousseff. Transcribimos esta nota que Usted puede volver a escuchar aquí:
http://www.ivoox.com/12-05-2016-jueves-audios-mp3_rf_11504321_1.html



Efraín Chury Iribarne: Naturalmente que lo ocurrido en las últimas horas en Brasil es la noticia y lo que dinamiza esta mañana y seguramente las próximas horas por todas las consecuencias que eso puede tener en el área latinoamericana.
Estamos aquí con Diego Martínez y con María de los Ángeles Balparda porque tenemos un contacto con Brasil .

María de los Ángeles Balpardo: Y ya está allí Plínio de Arruda Sampaio Jr.
Plínio, buen día.

Plínio de Arruda Sampaio Jr.: Buen día. Un gusto hablar con la gente de Montevideo, con Radio Centenario.



MAB: Estos días hemos venido hablando mucho pero hoy es un día diferente, hoy ya está votado en el Senado el inicio del juicio político a Dilma Rousseff.
Hace un ratito publicaban que Dilma dio de baja a todos sus ministros y la sorpresa fue que al ministro de Deportes también le dio de baja que pensaban que lo iban a dejar porque vienen los Juegos Olímpicos en agosto, pero también lo bajó.
Queremos tu interpretación de lo que está ocurriendo en Brasil a estas horas.

PASJ: Bueno, aquí se pasó la votación más o menos como era previsible, la votación contra el gobierno fueron más o menos los votos que se esperaban y la gran novedad de ayer yo creo que es la apatía del pueblo.
El gobierno fue depuesto sin manifestaciones relevantes de apoyo, en defensa del gobierno, y tampoco hubo en Brasil manifestaciones de conmemoración de la deposición de la presidenta, lo que demuestra lo que está pasando aquí.
Se quiere resolver una crisis profunda de la superestructura brasileña por adentro de la propia superestructura podrida. Y el pueblo mientras está asistiendo atónito lo que está pasando.



MAB: Plínio, lo que estás diciendo de que no hubo manifestaciones es una noticia. Nosotros hemos visto agencias que están diciendo que hubo muchísima gente en la calle, grandes movilizaciones. ¿No fue así?

PASJ: No, no fue así, al contrario.
En comparación con las manifestaciones anteriores que sí fueron grandes, el encaminamiento que se está dando para resolver la crisis profunda del gobierno Dilma, no encuentra eco en el pueblo. Yo miré la televisión por la noche, en San Pablo las manifestaciones yo creo que no reunieron más de unas 500 personas de lado a lado. Y además por primera vez había más gente en los que defendían al gobierno que en la otra banda, pero de cualquier manera eran grupos muy chicos.
Pero la televisión brasileña también dijo hoy de mañana que la deposición se conmemoró en las calles, que se conmemoró con fuegos de artificio pero nadie escuchó nada.
Entonces, mientras, no hay manifestación alguna.



Diego Martínez: Ahora, Plínio, 500 personas en San Pablo es prácticamente nada.

PASJ: Es nada.
Ayer hubo una manifestación por la mañana un poco mayor en San Bernardo do Campo, en la región sudeste de Brasil, pero no reunieron tampoco más que 800 personas. Esto es en defensa del gobierno.
Pero, de cualquier manera no importa qué dice la prensa brasileña o la prensa internacional, en mucho contexto el pueblo mira lo que está pasando en Brasil como una cosa artificial, ajena a ellos. Y esto tiene una razón fuerte que es importante que todos sepan, que los uruguayos sepan.
Lo que está pasando en Brasil es un golpe dentro del golpe. El golpe no es contra Dilma, el golpe es contra el pueblo.
El pueblo eligió a Dilma porque Dilma prometió que no habría ajustes. Y ahora está el golpe dentro del golpe, porque lo que se hace ahora es profundizar los ajustes, la liberalización, la privatización de la economía brasileña.
Y el pueblo sabe que no es esto lo que él quiere, entonces mira de lejos perplejo.



DM: ¿Cómo fue la votación? ¿Quiénes respaldaron? ¿Esos 20 votos que respaldaron a Dilma de qué partido eran? ¿Del otro lado, había aliados también que votaron en contra de Dilma?

PASJ: No, ayer todo se pasó exactamente como estaba previsto, un juego de cartas marcado. Quedaron con el gobierno básicamente el PT, PCdoB y algunos senadores que eran de oposición al gobierno como por ejemplo la gente de Marina Silva, de gente como un Senador muy bueno, muy combativo (…) y algún senador del PMDB más nacionalista.
Pero no hubo ninguna sorpresa, los que votaron a favor reúnen a los más fisiológico, corrupto y conservador de la política brasileña.
Más o menos lo que pasó es eso.



DM: A nosotros, durante todo este tiempo de conversaciones contigo Plínio, nos llamaba la atención que en realidad era la oposición aliada al PT la que estaba generando esta situación de inestabilidad.

PASJ: Sin duda alguna Diego.
Si uno mira el Ministerio de Michel Temer vemos que eran ministros de Lula y de Dilma. Entonces el nuevo Ministerio, la novedad es que salen algunos ministros más íntegros del PT y entra gente más conservadora y más reaccionaria.
Entonces, es lo que está pasando. Creo que Efraín decía que la novedad en Brasil es el nuevo gobierno, pero el nuevo gobierno en realidad no es ninguna novedad, es un museo de cosas antiguas y conocidas en Brasil. Entonces, es un Ministerio muy parecido con los que existían en el gobierno de José Sarney en la dictadura militar. Se sale del pacto del poder la gente un poquito más seria y "progresista" y entran los tradicionales de la política brasileña.
Ningún negro en los Ministerios, ninguna mujer, entonces esto da un poquito la cara de lo que viene.



DM: ¿Hay algún integrante del PT entre los ministros mencionados que se dice van a asumir en las próximas horas?

PASJ: Mira Diego, la falta de vergüenza del PT es grande pero no para tanto. No, no hay gente del PT.



DM: Cuando el PT llegó al gobierno, llegó con muchos acuerdos, con varios partidos y dándole lugar de responsabilidades muy duras, muy fuertes a otros partidos, pero no lo está haciendo el PMDB. O sea, la derecha cuando gobierna, gobierna.

PASJ: La derecha cuando gobierna, gobierna, sobre todo porque el PT ya gobernaba con la derecha.
Para que vean que no estoy exagerando, la principal figura del gobierno Temer es el ministro de Economía, ahora con el Ministerio de la Presidencia Social fundido al Ministerio de Economía, es Henrique Meirelles, que era un diputado del PSDB de Goiás, un hombre del Banco de Boston, muy conservador y que fue ministro de Lula.
Entonces, el hombre fuerte de Temer es el hombre fuerte de Lula en la economía en el primer mandato.
Entonces la derecha estaba y ahora está pura sangre.



DM: ¿Qué se puede esperar para estas horas? Sabemos que Dilma ya ha sacado a sus ministros, que ha sacado sus pertenencias de la Casa de Gobierno, que Temer se prepara para anunciar medidas y su gabinete. ¿Pero qué puede pasar de acá a estos 6 meses? ¿Qué pasa con Lula ahora que queda nuevamente expuesto ante la Justicia?

PASJ: Mira, empecemos por Lula. Una de las cosas interesantes de los últimos 10 días, 2 semanas, es el elocuente silencio de Lula.
En el momento de defender al gobierno, de dar la cara y de salir con dignidad Lula se escondió, porque en verdad está preparando el pos Dilma. Entonces, de Lula un gran silencio.
Sobre el nuevo gobierno lo que va a pasar es que ellos van a hacer una aventura neoliberal. Entonces, van a anunciar reformas en la Presidencia, reformas laborales, privatizaciones y una liberalización.
Aquí sí yo también escuché, hablando del Mercosur y de los BRICS, José Serra que fue candidato a presidente por el PSDB es el ministro de Relaciones Exteriores y anunció sus intenciones de recomponer de manera más próxima la relación de Brasil con EE.UU.
No es que antes Brasil ya no estuviera con EE.UU., pero mantenía una distancia mayor y en algunos problemas de aquí de Sudamérica buscaba una posición más autónoma.
Ahora haremos un alineamiento más directo, y también se negociarán acuerdos de libre comercio con EE.UU. y con Europa. Esta es la orientación que viene.
Entonces, esto probablemente profundizará la crisis, porque el ajuste tiende a aumentar la recesión. La intensificación de la crisis y el aumento del desempleo debe agravar las protestas sociales, y yo creo, puedo estar equivocado, que en unos 3 o 4 meses tendremos la vuelta de la decepción generalizada. La crisis económica y política es profunda y estos remedios superficiales e institucionales no resuelven nada.
Entonces, tendremos un par de meses de perplejidad y después yo creo que la vida vuelve a la normalidad con los efectos de la crisis.



EChI: Plínio, estaba leyendo esta mañana algo que además me sugirió una pregunta. Al describir el caso brasileño dice que una amplia coalición de organizaciones políticas opositoras al PT, una mayoría expresiva de las dos Cámaras del Congreso, un sector del Poder Judicial, medios de comunicación predominantes, cámaras empresariales y organizaciones civiles han coincidido desde el inicio del segundo mandato de Dilma, el 1º de enero del año pasado, en una campaña con claros fines destituyentes.
Primero, a través de un intento de desconocimiento del escrutinio de la segunda vuelta en octubre del 2014. Luego con una judialización por supuesta financiación ilegal de la campaña. Más tarde intentando vías de juicio político contra la mandataria por las derivaciones del escándalo Petrobras.
Y finalmente, como vemos hoy, debido al presunto crimen de responsabilidad del maquillaje de las cuentas públicas, pero no es todo porque se agrega, mucho se ha hablado del papel cumplido por los mencionados actores en esta trama. Menos, mucho menos se ha dicho sobre la acción de otro poder inmerso, la acción del poder judicial y sus organismos auxiliares. Suele ocurrir, se agrega, que en lo velado, en lo oculto, anidan muchas veces los factores más decisivos del desemboque de un proceso político como el de Brasil. Y ahí se menciona a otro caballero, a otro señor que califican como el hombre del momento, Sergio Moro, juez federal de Curitiba.

PASJ: Esta descripción que haces del proceso de deposición de Dilma está muy bien hecha, es correcta.
La verdad es que el gobierno de Dilma en verdad terminó sin haber comenzado, porque el gobierno fue una crisis desde el comienzo. Y yo creo que la contradicción principal es que el pueblo votó para que no hubiera ajuste, y Dilma desde el comienzo hizo el ajuste.
Entonces, hay un primer golpe que es el golpe contra el gobierno. Al hacer este golpe Dilma se deslegitima y queda totalmente dependiente del aval del capital. Y el capital aprieta para que ella acelere el ajuste.
Y cuando vio que Dilma no haría el ajuste con la violencia y la brutalidad que ellos quieren, entonces dio luz verde para este golpe que sí es verdad que articula lo tradicional de la política, los monopolios de la prensa, el Poder Judicial. Y en este proceso terminamos con la deposición de Dilma.



MAB: Vos decías el otro día acá en la Radio, Plínio, que Brasil tiene una clase dominante que es muy competente para dominar. Y que si uno mira lo que pasó en Brasil desde el golpe militar, desde el punto de vista de la burguesía, hicieron todo con mucha seguridad, muy firmes, y con representantes políticos que en cada época representaron la voluntad del gran capital. ¿Esta etapa es una continuación de este proceso?

PASJ: Mira Ángeles, voy a hacer una excepción a lo que dije el otro día, la elección de Collor. Fernando Collor de Melo fue un Presidente que claramente no estaba a la altura de las necesidades históricas de la burguesía, pero se logró rápidamente sacarlo del poder y meter más gente profesional. Yo creo que ahora estamos en un momento parecido con el de Collor. O sea, se metió gente que no tiene la altura para hacer las medidas y para enfrentar los problemas que tiene Brasil. Y yo creo que detrás de esto hay un proceso profundo que es, la necesidad histórica de la burguesía ahora en Brasil es reciclar el modelo neoliberal, profundizar la liberalización. Y para esto necesitan otro pacto de poder, otro patrón de dominación, y todavía no saben cuál este patrón. Saben que tiene que ser más duro, saben que no pueden escuchar al pueblo porque el pueblo no sanciona el ajuste que ellos quieren pero no saben exactamente cómo operar esto.
Entonces Temer tiene para resolver de manera ad hoc un problema, pero yo sinceramente no creo que sea todavía la solución. O sea, en este patrón histórico de mando muy seguro y duro, estamos en una brecha, estamos en un momento de debilidad de la burguesía porque por más fuertes que sean no tienen respuestas para los problemas concretos.



MAB: Estábamos mirando un poco también qué ha dicho EE.UU. frente a esto. Hoy habló el vocero de la Casa Blanca y dijo que Brasil “está bajo escrutinio y presión mundial por la crisis política”. Que es “un momento difícil para Brasil, los funcionarios gubernamentales están en problemas, están bajo los focos internacionales” y demás, pero dijo: “y EE.UU estará allí para ayudar a nuestro amigo a responder a los retos”.

PASJ: Ángeles, yo creo que estamos viviendo en Brasil y en toda América Latina un momento de transición en que el viejo todavía no murió y el nuevo todavía no nació.
El problema de la burguesía yo creo que lo colocaste muy bien, de manera muy concreta. Es que hay que recomponer las relaciones de la burguesía brasilera con la burguesía internacional, de un lado, este es un problema que hay que resolver. Y el otro es que hay que contener al pueblo, en este proceso de reciclaje del modelo neoliberal.
Entonces, la votación que hubo en la Cámara asustó al mundo, toda la prensa brasileña informó aquella barbaridad que ustedes vieron como una cosa normal, pero la prensa internacional, los periodistas que asistieron, divulgaron esto y los grandes medios sancionaron el estupefacto de los periodistas. Esta gente es muy primitiva, el capital internacional quiere una cosa más previsible, más sofisticada, "más moderna".
O sea, esta gente tradicional, conservadora, truculenta, que gobernó en la dictadura, no sé si es lo que quiere ahora el imperialismo, el gran capital internacional.
Entonces, esto se está por ver.
Por otro lado, para hacer esta brutalidad con el pueblo latinoamericano y brasileño, la burguesía tiene que contener al pueblo.
Y puro circo no resulta.
Entonces, todavía no está definido cómo van a hacer esto. Entonces, yo estoy seguro que Temer es una transición, porque los problemas son muy profundos y ellos todavía están lejos de haber encontrado la fórmula.
De cualquier manera Ángeles, yo creo que es interesante acompañar lo que pasa aquí en Brasil, en Argentina, en toda América Latina, porque así como el ciclo de las dictaduras comenzó en Brasil en el ‘64, después tuvimos el ciclo de la redemocratización que empieza con Argentina. Bueno, ahora vamos a un nuevo ciclo, que no sabemos todavía la cara que va a tener.



DM: Plínio, desde el punto de vista económico, ¿qué margen para más ajuste hay hoy en Brasil? Porque decías que una de las medidas principales que va a encarar el gobierno de Temer, es otro ajuste. O sea, un ajuste sobre otro ajuste.

PASJ: Lo que tenemos que presentar al pueblo brasileño es la recuperación económica, este es el discurso. No hay legitimidad de voto, no hay ninguna figura así más impugnante. La única cosa es vamos a resolver la crisis económica, pero la realidad es que no hay margen alguno para resolver esto de manera rápida, el ajuste va a profundizar la recesión y el pueblo ya viene bien castigado por la recesión del año pasado. El año pasado la economía brasileña sufrió una contracción del 4%, la expectativa es que este año sea más 4 y que el año siguiente más o menos sea menos 1.
Esto, en la sociedad brasileña es inusitado. Y la experiencia que hay en Brasil es que ningún presidente aguanta 2 años de recesión. En la historia brasileña esto nunca ocurrió, entonces, no hay margen alguno, la política es de ataque a las políticas sociales, la orientación de Temer. Entonces, vamos para una crisis económica que se va a transformar en una crisis social de gran proporción.



DM: ¿Y eso tendrá respuesta? ¿O sea, es de esperar que aparezca una fuerza popular, no sé si nueva, o que se reforzarán algunas organizaciones que en su momento pudieron organizar a la población? ¿Está dado el escenario para que eso ocurra?

PASJ: Este es el núcleo de la disputa política en la izquierda ahora. El PT se posiciona a la izquierda ahora y quiere capitanear el descontento del pueblo con la esperanza que con el desgaste de Temer logre reasumir el gobierno en 180 días.
Y la izquierda que no está atada al capital tiene ahora que superar al PT, y para eso tiene que presentar un proyecto alternativo al neoliberal. Porque el proyecto de neoliberalismo light ya tiene su representación política en el PT.
Esta alternativa en realidad sería un proyecto que recoloque la necesidad histórica de las reformas estructurales, la reforma urbana, la reforma agraria, la inversión de prioridad en la utilización de los recursos públicos, la independencia nacional, la solidaridad con América Latina. Esto hay que colocarlo en forma de un proyecto político, este es el reto que está puesto, hay muchas conversas y movilizaciones en la izquierda, o se aprovecha esta brecha o el PT va a capitanear a la oposición y hará una oposición dentro de los parámetros del neoliberalismo.



MAB: Eso es tremenda lección, para este proceso que vos decías muy bien, que empieza en Brasil pero que después se corre para el resto de América Latina. Es muy importante eso que estás diciendo .

PASJ: Sí, y por eso Ángeles, esos problemas brasileños son en realidad latinoamericanos así como los argentinos son brasileños y los de Uruguay son de todos nosotros.
Yo creo que debemos conversar bastante sobre estos asuntos para ver si nos ayudamos mutuamente.



MAB: Si, claro.
Plínio, aunque parezca menor en este momento ya pero van a seguir mientras habiendo novedades sobre el tema corrupción. A mí personalmente se me había pasado que fue detenido esta semana Guido Mantega, el ex ministro de Hacienda. Y se habla de que pueden llegar otras denuncias más y se pueden complicar otros casos que ya están dando vueltas.

PASJ: Mira Ángeles, ese es uno de los grandes enigmas de la nueva situación. El ministro de Justicia nombrado por Temer es un hombre de extrema derecha y sin grandes escrúpulos. Entonces, no se sabe lo que va a hacer.
Yo creo que lo más probable es que utilicen la ofensiva judicial para mantener al PT en defensiva y para domesticar y ajustar al PT a su nueva posición de oposición.
Entonces, es posible que esto continúe un poquito como escaramuza, pero la impresión que tengo es que la justicia no puede profundizar nada porque si profundiza tendrá que aprender al 80 o 90% de los ministros de Temer.
Entonces, lo que parece es que hay un acuerdo para meter un punto final a estos procesos de investigación de la financiación de partidos. Porque la realidad es que no es sólo el PT el que está involucrado en la corrupción. El PT nada más hizo lo que todos hacen.



DM: ¿Y en el marco del Mercosur cuál es la orientación que puede llegar a tener el gobierno de Brasil en este escenario de crisis interna impresionante para una negociación con Europa nada más y nada menos por un posible acuerdo de libre comercio?

PASJ: Mira Diego, el Ministerio de Temer es un Ministerio muy poco expresivo, con políticos de muy baja calidad. Pero tienen en la economía, como ya discutimos, un hombre del mercado y del capital internacional, Henrique Meirelles.
Y para hacer las negociaciones comerciales metieron a un hombre fuerte, una personalidad política importante en Brasil que es José Serra. Entonces, él va con un mandato claro de ajustar la política externa brasileña a los intereses de los grandes capitales internacionales.
Entonces, yo creo que el Mercosur ya no será prioridad de la política externa brasileña. Estoy casi seguro de esto aunque Serra todavía no ha explicitado sus medidas.



EChI: ¿Y el hombre que estuvo inclusive casi por ganarle las elecciones a Dilma, Aécio Neves, en qué lugar está, cómo se ha movido en esto?

PASJ: Mira, Aécio Neves al final apoyó la deposición de Dilma de manera muy entusiasta. Pero la gente del PSDB está muy dividida, hay 3 grupos básicamente que se aglutinan en torno a los candidatos a presidente. La gente de José Serra, los que se agrupan en torno a Aécio y los que se agrupan en torno del gobernador de San Pablo, Geraldo Alckmin.
Y ellos disputan para ver, se posicionan pensando en su interés personal. Entonces, hay gente del PSDB que incita en meterse de cabeza en el gobierno Temer porque sabe que es un gobierno muy débil y la crisis en unos meses se va a representar de manera fuertísima.
Entonces, hay mucha excitación, pero al final todos se juntaron para deponer a Dilma.
De cualquier manera, Efraín, tienes toda la razón cuando ves la falta de liderazgo en Brasil. Parte de nuestra crisis política es la ausencia total de líderes con capacidades de representar, de encarnar proyectos políticos.
Entonces, ante la ausencia de proyectos políticos sobresalen los proyectos personales. Y el gobierno de Temer es una especie de federación de intereses personales que se va a desarticular con la profundización de la crisis.



MAB: Muy bien, te agradecemos mucho Plínio y estaremos en contacto.

PASJ: Perfecto Ángeles, es un gusto este ejercicio que estamos haciendo de discutir la situación brasileña y latinoamericana. Yo creo que es un ejercicio importante para que logremos abrir nuevos horizontes para nuestros pueblos.


Brasil Entrevista Plínio de Arruda Sampaio Jr. desde Brasil, "AHORA EL MUNDO VE LA MAGNITUD DE LA CRISIS INSTITUCIONAL...





“AHORA EL MUNDO VE LA MAGNITUD DE LA CRISIS INSTITUCIONAL POR LA QUE PASA BRASIL”
Contacto com Plínio de Arruda Sampaio Jr. desde Brasil, 10 de mayo de 2016.




“Es claro que Dilma no tiene condiciones y que va a caer, eso no hay duda alguna. Pero lo que sí es un problema ahora es que la gente no sabe a quién poner en el lugar, y peor, cómo conducir de manera más o menos institucional la transición. Y esto da la dimensión de la crisis política vivida en Brasil en el momento”, dijo el Economista y analista político brasileño, profesor Plinio de Arruda Sampaio Jr. en su habitual contacto con CX36. Transcribimos la nota que Usted puede volver a escuchar aquí:

http://www.ivoox.com/10-05-2016-martes-audios-mp3_rf_11479337_1.html







Diego Martínez: Brasil sigue en el tapete de las noticias y para conocer qué está pasando estamos en contacto con Plinio de Arruda Sampaio Jr.

¿Plínio, qué tal? Bienvenido, buen día.

Plínio de Arruda Sampaio Jr.: Buen día Diego, un gusto hablar con ustedes.




DM: Cuando concertábamos esta charla, hablábamos del estado de situación cada vez más deplorable de la política brasileña, lo llevábamos al terreno del circo pero ya no como una exageración.

PASJ: Claro, lo que el mundo está asistiendo ahora es la magnitud de la crisis política del sistema representativo brasileño. Lo que quedaba oculto, mismo en Brasil hasta hace poco, que quedó claro en Brasil hace unos meses, ahora el mundo ve la magnitud, la profundidad de la crisis institucional por la que pasa Brasil. Es una (...)




DM: Tenemos ahí unas dificultades de conexión hoy con Brasil.

Plínio, estabas explicando la profundidad, la magnitud que tiene esta situación de crisis en Brasil.

PASJ: Sí, lo que el mundo ve ahora es lo que los brasileños están viendo hace unos meses y lo que ya estaba latente hace algún tiempo que es la total disfuncionalidad, colapso de las instituciones representativas brasileñas. Ayer fue un circo total, el presidente de la Cámara primero renovó el proceso que había dado inicio al proceso de impeachment y a la noche por increíble que parezca, después del quilombo total que armó, renovó la revocación.

Entonces, esto demuestra la absoluta incapacidad de la burguesía brasileña de conducir una solución para la crisis política de manera más o menos ordenada. Están completamente perdidos.




DM: Decíamos hoy temprano, Plínio, cuando hablábamos justamente del tema, que ya uno no solo no entiende o entiende, lo que le cuesta creer a uno es el tamaño del manejo y la manipulación de instituciones tan importantes de Brasil, y que Brasil no es un país tampoco pequeño que no pueda tener un debate más o menos adecuado...

PASJ: Sin duda alguna.

Diego, mira, Brasil tiene una clase dominante muy competente para dominar. Y si uno mira lo que pasó en Brasil desde el golpe militar desde el punto de vista de la burguesía, todo fue hecho con mucha seguridad, con pasos muy firmes y con representantes políticos que a cada época representaba de hecho la voluntad del gran capital.

La dictadura hizo su trabajo, la transición fue hecha de manera (...)




DM: Plínio, se cortó justo, nos estabas hablando del poder, lo que ha pasado de unos años a esta parte con el poder y su manera de ejercerlo en Brasil.

PASJ: Sí, Diego, hoy en día los uruguayos pueden ver no sólo el colapso del sistema político sino también de la privatización de las telecomunicaciones aquí. Entonces, tienen un duro ejemplo de lo que pasa aquí.




DM: Claro, totalmente.

PASJ: Pero lo que decía, Diego, es que la clase, la burguesía brasileña es una burguesía que es muy rústica para organizar la economía pero que es muy competente para organizar el mando interno. La tradición de la burguesía brasileña es de tener a cada momento un representante que expresa bien lo que a ella le conviene. Así fue con la dictadura, así fue la transición democrática por arriba, sin participación del pueblo, sin democratizar de hecho la sociedad, así cumplió su papel a su debido tiempo Fernando Enrique que es una persona con gran capacidad política, y así también con Lula.

Ahora uno ve la incapacidad de sustituir a Dilma. Entonces, es claro que Dilma no tiene condiciones y que va a caer, eso no hay duda alguna. Pero lo que sí es un problema ahora es que la gente no sabe a quién poner en el lugar, y peor, cómo conducir de manera más o menos institucional la transición. Y esto da la dimensión de la crisis política vivida en Brasil en el momento.




DM: Ayer escuchábamos a un senador importante del PT diciendo que, bueno, Dilma prácticamente no había estado a la altura del cargo que ocupaba. O sea, ya las críticas no solamente ocurren desde afuera sino también desde adentro y ya no solo solapadamente o en la interna así en ambientes cerrados sino ahora también a la prensa. Esto lo leíamos del "Folha".

PASJ: Sin duda, el senador que dijo esto es Humberto Costa, senador de Pernambuco, una personalidad importante en el gobierno, es líder del gobierno en el Senado.

Entonces, esto demuestra bien que también es sintomático del movimiento del PT, Diego. Lo que el PT hace ahora, el PT defiende de manera muy tímida a Dilma, prácticamente ya la soltó a los leones y está más preocupado en posicionarse en la oposición para ver si vuelve al gobierno apostando que la crisis es profunda y que Temer no tiene, como de hecho no tendrá, ninguna solución para los problemas brasileños.

Entonces esto muestra que en la crisis el PT, cada uno cuida de sí mismo, como decimos en Brasil, cada uno por sí y Dios para todos. El PT soltó, se distancia de Dilma y hace una defensa nada más para salvar la cara.




DM: ¿Ahora, cómo se entiende esto entonces? Claramente el PT no está teniendo, desde el punto de vista orgánico, una centralidad que conduzca tampoco ni la salida ni la transición ni el planteo hacia futuro. ¿Porque cómo se entiende entonces que en Diputados, ni bien se fue Temer unos minutos ya apareció un diputado que quiso revocar el proceso?

PASJ: Eso demuestra la falta de unidad de la burguesía, la falta de unidad del campo organizado por el PMDB. Que es bueno que los uruguayos entiendan que hasta antes de ayer estaban en el PT. Ayer yo bromeaba aquí en la casa, cuando me llamen de Radio Centenario va a ser difícil explicar a los uruguayos el quilombo que es aquí, porque Uruguay es un país más o menos civilizado y creen que Brasil es más o menos civilizado. Pero hay momentos en que la cosa se suspende totalmente.




DM: De qué manera vos crees que puede ordenarse esta situación donde parece no tener sentido a esta altura, no tener un respaldo en el raciocinio, lo que está ocurriendo donde agarra uno dos minutos el Parlamento y cambia lo que pasó durante los últimos dos meses. O agarra un fiscal y manda preso al que acusa y el otro manda preso. O sea, parece ser realmente un loquero.

PASJ: Sí, estamos en una situación más o menos caótica y caminando para el caos. Yo creo dos cosas, primero la falta de alternativa de proyecto, o sea, aquí hay un proyecto nomás, el proyecto del capital que en el momento es el proyecto del ajuste. No hay líderes políticos que organicen la vida política. Estamos viviendo y viendo, es una total falencia de líderes políticos. Brasil tiene una tradición de tener figuras, que no son para mi gusto, pero que sí tenían expresión y que organizaban la vida política.

Ahora, lo que se dio ayer es esto, Temer se posiciona como jefe político pero es desacatado por uno de sus subordinados, de una persona que es próxima de Cunha y de la gente del PMDB.

Entonces, lo que yo creo es que caminamos para un período de convulsiones, de tumulto porque la burguesía no tiene sustituto, este es el problema grave.

¿Entonces, cómo se ordena esto? Mientras no alcancen un sustituto la situación quedará caótica. De cualquier manera lo más probable es que ahora se encamine esto con Temer pero Temer en dos o tres meses va a estar en una crisis abierta, política y económica.




DM: Bien, uno supone, más allá de la credibilidad o no que puedan tener las elecciones, la institución elecciones, que las elecciones podrían por lo menos darle a la gente la tranquilidad de que va a optar y que no va a ser una cuestión de quién esté dos minutos más o dos minutos menos en un cargo el que determine qué pasa con el futuro. ¿Este marco, que en algún momento tomó mucha fuerza y que ahora parece debilitado nuevamente, se puede llegar a dar en los próximos meses? ¿Hay fuerzas a nivel de los diferentes actores políticos para que la gente se exprese en las urnas o de la manera que sea?

PASJ: Mira Diego, tu colocación es perfecta, porque la solución para esto desde el punto de vista del sistema representativo tiene que pasar o tendría que pasar necesariamente por el voto, por el pueblo. O sea, quién tiene la solución para un lío de este porte, nada más puede ser del pueblo, a través del voto.

El problema es que el pueblo votó por Dilma, 54 millones votaron contra el ajuste, este fue el voto en Dilma, y esta fue la gran decepción entre Dilma y su electorado, porque la gente votó por no hacer el ajuste y ella vino e hizo el ajuste.

Ahora se da el golpe dentro del golpe, el golpe al pueblo, porque lo que se está tramando en Brasil es un ajuste duro, durísimo. Y lo que pasa es que esta propuesta no puede ser sometida al pueblo porque el pueblo ya se manifestó y se manifestará cuantas veces sea necesario contra el ajuste.

Entonces, en realidad claro que hay un golpe contra Dilma, porque la política burguesa aquí se hace de golpes a golpes, pero el golpe verdadero es el golpe contra el pueblo, y esa es la dificultad que ellos tienen de hacer las elecciones. Y esta es en realidad la raíz del problema de la crisis política brasileña.




DM: Claro, con qué planteo van a ir a las elecciones.

PASJ: Exacto, porque lo que pasa es que el pueblo dice claramente que no quiere ajuste y el sistema dice, ah, ya entendí, quieren ajuste. O sea, es lo contrario.

Entonces, esta es la raíz de la crisis del sistema, el sistema no logra representar lo que el pueblo quiere. ¿Por qué? Porque ahora tienen que hacer ajustes y el pueblo sabe que no le conviene el ajuste, y que el ajuste cae en la espalda del pueblo.

Entonces, esta es la raíz del problema. Mismo así, con el agravamiento de la crisis, yo creo que no es imposible que la clase política tenga que llamar a elecciones en un plazo de meses, porque aquí vamos a una situación parecida con lo que ocurrió en Argentina a comienzos del 2000 y en cierto sentido parecido con lo que ocurrió en Venezuela antes de Chávez, cuando todo el sistema partidario colapsó, entró el falencia total y Chávez entra en este (...)

Lo que digo que es parecido es la falencia de los partidos. Entonces, en última instancia a lo mejor van a tener que llamar a elecciones, pero yo creo que van a hacer lo imposible para no llamar porque el pueblo se va a manifestar otra vez contra el ajuste.




DM: Ahora, para cerrar Plínio, más allá del daño gigante que se le ha hecho al PT con los casos de corrupción tan descamisados, descarnados que han ocupado a los principales periódicos y a los principales informativos del mundo en los últimos años, el daño que se le ha hecho a Brasil por parte de Lula y su equipo es tremendo ¿no? No sé cuántos años pasaran para poder recuperar la confianza en el sistema político por parte de los brasileros.

PASJ: Sin duda alguna, el balance que se hace del PT, desde mi punto de vista de la clase trabajadora es sombrío, porque la verdad es que el PT le dio 13 años al proyecto neoliberal y cuando este proyecto entra en nueva crisis, la clase obrera se encuentra totalmente desarmada, desarticulada para enfrentar el ajuste que viene.

Entonces sí, yo creo que el principal daño hecho por el PT fue la total desorganización de la clase obrera, problema que va a seguir, porque qué es lo que hace el PT ahora. El PT tiene dos juegos de hecho, él simula que defiende a Dilma pero ya sabe que el caso se perdió pero se preocupa por dos cosas, la primera es para arriba, es de no entrar, de negociar el pos Dilma para que todo termine en pizza y que nadie sea sancionado más que de una cosa simbólica.

Pero por otro lado el PT disputa con la izquierda la oposición, entonces, se reposiciona como una izquierda más combativa, como la opción posible contra el ajuste más duro, y con eso saca el oxígeno de la izquierda real para dialogar con el pueblo.

Entonces, no sólo el PT hizo mucho daño como lo continúa haciendo.




DM: No sé cuál es el margen que tenga el PT en Brasil para seguir señalando que es de izquierda pero bueno, no se nota mucho desde acá al menos, desde Uruguay.

Plínio, te queremos agradecer como siempre el contacto. Suponemos que te vamos a convocar nuevamente sobre el cierre de la semana porque promete tener nuevos y jugosos capítulos lamentablemente en contra de los intereses del pueblo la telenovela brasileña.

PASJ: Seguro que sí Diego, yo estoy aquí a las órdenes para hablar con Radio Centenario, siempre un gusto. Un abrazo.


viernes, 13 de mayo de 2016

BRASIL FÁBIO FÉLIX: O alto preço da conciliação

psol50.org.br


PSOL Nacional
FÁBIO FÉLIX: O alto preço da conciliação
Crédito da foto: Agência Brasil
Temos concentrado todas nossas forças de mobilização na defesa da democracia e no combate a um impeachment ilegítimo comandado pelos setores mais retrógrados da elite nacional. Sem comprometer esses esforço de mobilização, acredito que não podemos deixar de refletir sobre algumas questões importantes que nos trouxeram até esse estado de crise política extrema. Se estamos assistindo ao resultado da rearticulação de segmentos do “andar de cima” com as representações institucionais mais conservadoras, também tem centralidade nesse processo os inúmeros erros do PT à frente do governo federal brasileiro.
Desde 2003, quando assumiram a Presidência da República, Lula e o PT fizeram uma opção consciente pela radical conciliação de classes na condução de sua gestão. A aliança com partidos fisiológicos, o casamento com Sarney, Renan Calheiros, Roberto Jefferson e outros tantos figurões da oligarquia política brasileira foram um sinalização clara do que seria realizado. As primeiras medidas desse governo, que resultaram na ruptura de um setor da esquerda, foram a reforma da previdência, o apoio à eleição de Sarney para a Presidência do Senado e a nomeação de Henrique Meireles para o Banco Central.
A conciliação foi o grande método de ação e teve sua expressão nas mais diversas frentes, desde o papel do Vice-Presidente José Alencar como representante do “empresariado” até um flerte público com a Igreja Universal. Essas movimentações atraíram centenas de “novos aliados” do campo conservador-pragmático, que logo se adaptaram a um parasitismo no autointitulado “governo dos trabalhadores”. Os resultados danosos dessa forma de governar colhemos com pesar nestes tempos sombrios: a) o enfraquecimento da esquerda como referência política; b) o esvaziamento de pautas estratégicas do programa histórico da esquerda brasileira e c) a reorganização conservadora no campo institucional aliado a retomada de base social conservadora antes esfacelada.
A pergunta do dia é o que fazer a partir de agora. Como os segmentos progressistas, socialistas e movimentos sociais devem agir no próximo período? Não há respostas prontas para esse cenário, mas algumas reflexões preliminares podem nos ajudar a pensar nossas tarefas. Primeiro, precisamos compreender que o pacto de governabilidade conservador construiu um falso clima de paz social e foi capaz de desarticular os setores mais avançados da esquerda brasileira. A conciliação do inconciliável, ao invés de entregar os prometidos avanços seguros e graduais, produziu silenciosamente um repertório de robustos retrocessos na política.
A elite conservadora brasileira nunca teve qualquer vocação para a democracia, mesmo a meramente formal, e a esquerda sempre soube disso. A decisão de se aliar e compor um “projeto de Brasil” com esses segmentos sociais como parceiros não alterou em nada seu desprezo pelas manifestações populares e sua compreensão patriarcal e patrimonialista do Brasil. Agora, querem o seu país “de volta”. Por isso hoje estamos inseridos em uma crise política de graves proporções, dominados por uma teia parlamentar ultraconservadora, financiada pelos diversos esquemas de corrupção que a conciliação petista optou por manter a todo o vapor até os últimos momentos.
Nosso primeiro desafio serPsol-bandeirasá fazer uma profunda autocrítica dos erros causados por este projeto e sua forma de governar. Teremos de recompor a duras penas um campo social que enfrente a radicalização do neoliberalismo, principal objetivo do ilegítimo governo de Michel Temer. O enfrentamento do novo governo puro-sangue das elites deve vir acompanhado da construção de novas ferramentas políticas da esquerda, da atualização de nosso programa político e da constatação taxativa da falência do ciclo de conciliação do conflito social liderado pelo PT.
A reinvenção da esquerda e da sua forma de fazer política não é um sonho. Em diversos países do mundo vêm surgindo novas expressões do programa progressista. Na Espanha, Grécia, Portugal, EUA, França, Inglaterra e em tantos outros lugares, a esquerda tem se reagrupado sob novas estratégias, cultura política e estética. Só seremos capazes de enfrentar esta nova face da direita aprendendo com os erros do passado e apontando para a construção do novo. As lágrimas de hoje devem se tornar a esperança da construção de um amanhã de sonhos, lutas e persistência por um novo Brasil que enfrente sem meias palavras a desigualdade social, a LGBTfobia, o racismo, a criminalização da juventude, o fundamentalismo religioso, o machismo. Nossa mobilização em defesa da democracia não começou com o impeachment do governo Dilma. Nem terminará com sua queda.
Fábio Felix é Professor da Faculdade de Direito e Humanidades da Universidade Católica de Brasília (UCB), Secretário-Geral do PSOL/DF e constrói o Movimento O Barulho dessa cidade é a nossa voz. 

Origen y auge de las lumpenburguesías latinoamericanas


Jorge Beinstein
A raíz de la llegada Mauricio Macri a la presidencia se desató en algunos círculos académicos argentinos la reflexión en torno del “modelo económico” que la derecha estaba intentando imponer. Se trató no solo de hurgar en los curriculum vitae de ministros, secretarios de estado y otros altos funcionarios sino sobre todo en la avalancha de decretos que desde el primer día de gobierno se precipitaron sobre el país. Buscarle coherencia estratégica a ese conjunto fue una tarea ardua que a cada paso chocaba con contradicciones que obligaban a desechar hipótesis sin que se pudiera llegar a un esquema mínimamente riguroso. La mayor de ellas fue probablemente la flagrante contradicción entre medidas que destruyen el mercado interno para favorecer a una supuesta ola exportadora evidentemente inviable ante el repliegue de la economía global, otra es la suba de las tasas de interés que comprime al consumo y a las inversiones a la espera de una ilusoria llegada de fondos provenientes de un sistema financiero internacional en crisis que lo único que puede brindar es el armado de bicicletas especulativas .

Algunos optaron por resolver el tema adoptando definiciones abstractas tan generales como poco operativas (“modelo favorable al gran capital”, “restauración neoliberal”, etc.), otros decidieron seguir el estudio pero cada vez que llegaban a una conclusión satisfactoria aparecía un nuevo hecho que les tiraba abajo el edificio intelectual construido y finalmente unos pocos, entre los que me encuentro, llegamos a la conclusión de que buscar una coherencia estratégica general en esas decisiones no era una tarea fácil pero tampoco difícil sino sencillamente imposible. La llegada de la derecha al gobierno no significa el reemplazo del modelo anterior (desarrollista, neokeynesiano o como se lo quiera calificar) por un nuevo modelo (elitista) de desarrollo, sino simplemente el inicio de un gigantesco saqueo donde cada banda de saqueadores obtiene el botín que puede obtener en el menor tiempo posible y luego de conseguido pugna por más a costa de las víctimas pero también si es necesario de sus competidores. La anunciada libertad del mercado no significó la instalación de un nuevo orden sino el despliegue de fuerzas entrópicas, el país burgués no realizó una reconversión elitista-exportadora sino que se sumergió en un gigantesco proceso destructivo.
 
Si estudiamos los objetivos económicos reales de otras derechas latinoamericanas como las de Venezuela, Ecuador o Brasil encontraremos similitudes sorprendentes con el caso argentino, incoherencias de todo tipo, autismos desenfrenados que ignoran el contexto global así como las consecuencias desestabilizadoras de sus acciones o “proyectos” generadores de destrucciones sociales desmesuradas y posibles efectos boomerang contra la propia derecha[1]. Es evidente que el cortoplacismo y la satisfacción de apetitos parciales domina el escenario.
En la década de 1980 pero sobre todo en los años 1990 el discurso neoliberal desbordaba optimismo, el “fantasma comunista” había implotado y el planeta quedaba a disposición de la única superpotencia: los Estados Unidos, el libre mercado aparecía con su imagen triunfalista prometiendo prosperidad para todos. Como sabemos esa avalancha no era portadora de prosperidad sino de especulación financiera, mientras la tasas de crecimiento económico real global seguían descendiendo tendencialmente desde los años 1970 (y hasta la actualidad) la masa financiera comenzó a expandirse en progresión geométrica.  Se estaban produciendo cambios de fondo en el sistema, mutaciones en sus principales protagonistas que obligaban a una reconceptualización. En el comando de la nave capitalista global comenzaban a ser desplazados los burgueses titulares de empresas productoras de objetos útiles, inútiles o abiertamente nocivos y su corte de ingenieros industriales, militares uniformados y políticos solemnes, y empezaban a asomar especuladores financieros, payasos y mercenarios despiadados, la criminalidad anterior medianamente estructurada comenzaba a ser remplazada por un sistema caótico mucho más letal. Se retiraba el productivismo keynesiano (heredero el viejo productivismo liberal) y comenzaba a instalarse el parasitismo neoliberal.

El concepto de lumpenburguesía

Existen antecedentes de ese concepto, por ejemplo en Marx cuando describía a la monarquía orleanista de Francia (1830-1848) como un sistema bajo la dominación de la aristocracia financiera señalando que “en las cumbres de la sociedad burguesa se propagó el desenfreno por la satisfacción de los apetitos más malsanos y desordenados, que a cada paso chocaban con las mismas leyes de la burguesía , desenfreno en el que, por la ley natural, va a buscar su satisfacción la riqueza procedente del juego, desenfreno por el que el placer se convierte en crápula y en que confluyen el dinero, el lodo y la sangre. La aristocracia financiera, lo mismo en sus métodos de adquisición, que en sus placeres, no es más que el renacimiento del lumpenproletariado en las cumbres de la sociedad burguesa”[2]. La aristocracia financiera aparecía en ese enfoque claramente diferenciada de la burguesía industrial, clase explotadora insertada en el proceso productivo. Se trataba, según Marx, de un sector instalado en la cima de la sociedad que lograba enriquecerse “no mediante la producción sino mediante el escamoteo de la riqueza ajena ya creada[3]. Ubiquemos dicha descripción en el contexto del siglo XIX europeo occidental marcado por el ascenso del capitalismo industrial donde esa aristocracia navegando entre la usura y el saqueo aparecía como una irrupción históricamente anómala destinada a ser desplazada tarde o temprano por el avance de la modernidad. Marx señalaba que hacia el final del ciclo orleanista “La burguesía industrial veía sus intereses en peligro, la pequeña burguesía estaba moralmente indignada, la imaginación popular se sublevaba. París estaba inundado de libelos. “La dinastía de los Rothschild”, “Los usureros, reyes de la época”, etc. en lo que se denunciaba y anatematizaba, con más o menos ingenio, la dominación de la aristocracia financiera” [4].

Resulta notable ver aparecer a los Rothschild como “usureros”, imagen claramente precapitalista, cuando en las décadas que siguieron y hasta la Primera Guerra Mundial simbolizaron al capitalismo más sofisticado y moderno. Karl Polanyi los idealizaba como pieza clave de la Haute Finance europea instrumento decisivo, según él, en el desarrollo equilibrado del capitalismo liberal, cumpliendo una función armonizadora poniéndose por encima de los nacionalismos, anudando compromisos y negocios que atravesaban las fronteras estatales calmando así la disputas interimperialistas. Describiendo a la Europa de las últimas décadas del siglo XIX Polanyi explicaba que: “los Rothschild no estaban sujetos a un gobierno; como una familia, incorporaban el principio abstracto del internacionalismo; su lealtad se entregaba a una firma, cuyo crédito se había convertido en la única conexión supranacional entre el gobierno político y el esfuerzo industrial en una economía mundial que crecía con rapidez[5].

Lo que para Marx era una anomalía, un resto degenerado del pasado, para Polanyi era una pieza clave de la “Pax Europea”, del progreso liberal de Occidente quebrado en 1914.  La permanencia de los Rothschild y de sus colegas banqueros durante todo el largo ciclo del despegue y consolidación industrial de Europa demostró que no se trataba de una anomalía sino de una componente parasitaria indisociable (aunque no hegemónica en ese ciclo) de la reproducción capitalista. Por otra parte el estallido de 1914 y lo que siguió desmintió la imagen de cúpula armonizadora, estableciendo acuerdos, negocios que imponían equilibrios. Sus refinamientos y su aspecto “pacificador” formaban parte de un doble juego peligroso pero muy rentable, por un lado alentaban de manera discreta toda clase de aventuras coloniales y ambiciones nacionalistas como por ejemplo las carreras armamentistas (y de inmediato pasaban la cuenta) y por otro las calmaban cuando amenazaban producir desastres, pero esa sucesión de excitantes y calmantes aplicadas a monstruos que absorbían drogas cada vez mas fuertes terminó como tenía que terminar: con un gigantesco estallido bajo la forma de Primera Guerra Mundial.
El concepto de “lumpenburguesía” aparece por primera vez hacia fines de los años 1950 a través de algunos textos de “Ernest Germain” seudónimo empleado por Ernest Mandel haciendo referencia a la burguesía de Brasil que el autor consideraba una clase semicolonial, “atrasada”, no completamente “burguesa” (en el sentido moderno-occidental del término). Fue retomado más adelante, en los años 1960-1970 por André Gunder Frank generalizándolo a las burguesías latinoamericanas[6]. Tanto Mandel como Gunder Frank establecían la diferencia entre las burguesías centrales: estructuradas, imperialistas, tecnológicamente sofisticadas y las burguesías periféricas, subdesarrolladas, semicoloniales, caóticas, en fin: lumpenburguesas (burguesías degradadas).

Pero ese esquema empezó a ser desmentido por la realidad desde los años 1970 con la declinación del keynesianismo productivista y sus acompañantes reguladores e integradores.  Se desató el proceso de transnacionalización y financierización del capitalismo global que desde comienzos de los años 1990 (con la implosión de la URSS y la aceleración del ingreso de China en la economía de mercado) adquirió un ritmo desenfrenado y una extensión planetaria. Mientras se desaceleraba la economía productiva crecía exponencialmente la especulación financiera, una de sus componentes principales, los productos financieros derivados equivalían a unas dos veces el Producto Bruto Mundial en el 2000 y representaban en 2008 unas 12 veces el Producto Bruto Mundial, por su parte la masa financiera global (derivados y otros papeles) equivalía en ese momento a una 20 veces el Producto Bruto Mundial. Hegemonía financiera apabullante que transformó completamente la naturaleza de la elites económicas del planeta, la desregulación (es decir la violación creciente de todas las normas), el cortoplacismo, las dinámicas depredadoras, fueron los comportamientos dominantes produciendo veloces concentraciones de ingresos tanto en los países centrales como en los periféricos, marginaciones sociales, deterioros institucionales (incluidas las crisis de representatividad).

Todo ello se ha agravado desde la crisis financiera de 2008 confirmando la existencia de una lumpenburguesía global dominante (resultado de la decadencia sistémica general)cuyos hábitos de especulación y saqueo enlazan con ascensos militaristas que potencian su irracionalidad, los Estados Unidos se encuentran en el centro de esa peligrosa fuga hacia adelante. Escalada militar en el Este de Europa, Medio Oriente y Asia del Este acompañada por claros síntomas de descontrol financiero donde por ejemplo el Deustche Bank acumula actualmente unos 75 billones de dólares en productos financieros derivados[7], papeles altamente volátiles que representaban en 2015 unas 22 veces el Producto Bruto Interno de Alemania y unas 4,6 veces el Producto Bruto Interno de toda la Unión Europea, del otro lado del Atlántico solo cinco grandes bancos norteamericanos (Citigroup, JP Morgan, Goldman Sachs, Bank of America y Morgan Stanley) acumulaban derivados por cerca de 250 billones de dólares[8], equivalentes a 3,4 veces veces el Producto Bruto Mundial o bien unas 14 veces el Producto Bruto Interno de los Estados Unidos. Imaginemos las consecuencias económicas globales del muy probable desplome de esa masa de papeles, mientras tanto los grandes lobos de Wall Street juegan alegremente al poker admirados por pequeñas aves carroñeras de la periferia deseosas de “abrirse al mundo” y participar del festín.

América Latina

América Latina no ha quedado fuera de esa mutación de carácter global. Existe un consenso bastante amplio en cuanto a la configuración de las elites económicas latinoamericanas durante las dos primeras etapas de la “modernización” regional (es decir su integración plena al capitalismo) entre fines del siglo XIX y mediados del siglo XX: la agro-minera-exportadora con sus correspondientes “oligarquías” seguida por el llamado período (industrializante) de sustitución de importaciones con la emergencia de burguesías industriales locales. Especificidades nacionales de distinto tipo muestran casos que van desde la inexistencia de  “segunda etapa” en pequeños países casi sin industrias hasta desarrollos industriales significativos como en Brasil, Argentina o México con burguesías y empresas estatales poderosas. Desde prolongaciones industriales de las viejas oligarquías hasta irrupciones de clases nuevas , advenedizos no completamente admitidos por las viejas elites hasta integraciones de negocios donde los viejos apellidos se mezclaban con los de los recién llegados.

En torno de los años 1960-1970 el proceso de industrialización fue siendo acorralado por la debilidad de los mercados internos y su dependencia tecnológica y de las divisas proporcionadas por las exportaciones primarias tradicionales, apabullado por un capitalismo global que impuso ajustes y destruyó o se apoderó de tejidos productivos locales. La transnacionalización y financierización globales se expresaron en la región como desarrollo del subdesarrollo, firmas occidentales que pasaron a dominar áreas industriales decisivas mientras bancos europeos y norteamericanos hacía lo propio con el sector financiero, al mismo tiempo se agudizaba la exclusión social urbana y rural. La llamada etapa de industrialización por sustitución de importaciones había significado el fortalecimiento del Estado y en varios casos importantes la “nacionalización” de una porción significativa de las elites dominantes con la emergencia de burguesías industriales nacionales inestables, pero eso comenzó a ser revertido desde los años 1960-1970 y el proceso de colonización se aceleró en los años 1990.
 
Lo que ahora constatamos son combinaciones entre asentamientos de empresas transnacionales dominantes en la banca, el comercio, los medios de comunicación, la industria, etc. rodeados por círculos multiformes de burgueses locales completamente transnacionalizados en sus niveles más altos rodeados a su vez por sectores intermedios de distinto peso. Los grupos locales se caracterizan por una dinámica de tipo “financiero” combinando a gran velocidad toda clase de negocios legales, semilegales o abiertamente ilegales, desde la industria o el agrobusiness hasta el narcotráfico pasando por operaciones especulativas o comerciales más o menos opacas. Es posible investigar a una gran empresa industrial mexicana, brasileña o argentina y descubrir lazos con negocios turbios, colocaciones en paraísos fiscales, etc. o a una importante cerealera realizando inversiones inmobiliarias en convergencia con blanqueos de fondos provenientes de una red-narco a su vez asociada a un gran grupo mediático. Las elites económicas latinoamericanas aparecen como una parte integrante de la lumpenburguesía global, son su sombra periférica, ni más ni menos degradada que sus paradigmas internacionales. Muy por debajo de todo ese universo sobreviven pequeños y medianos empresarios industriales, agrícolas o ganaderos que no forman parte de las elites pero que si consiguen ingresar al ascensor de la prosperidad inevitablemente son capturados por la cultura de los negocios confusos, si no lo hacen se estancan en el mejor de los casos o emprenden el camino del descenso.

Aunque cuando estudiamos a esas elites rápidamente descubrimos que su dinámica puramente “económica” solo existe en nuestra imaginación, un negocio inmobiliario de gran envergadura seguramente requiere conexiones judiciales, políticas, mediáticas, etc., por su parte para llegar a los niveles más altos de la mafia judicial es necesario disponer de buenas conexiones con círculos de negocios, políticos, mediáticos, etc. y ser exitoso en la carrera política requiere fondos y coberturas mediáticas y judiciales. En suma, se trata en la práctica de un complejo conjunto de articulaciones mafiosas, grupos de poder transectoriales vinculados a, más o menos subordinados a (o formando parte de) tramas extra-regionales a través de canales de diverso tipo: el aparato de inteligencia de los Estados Unidos, un mega banco occidental, una red clandestina de negocios, alguna empresa industrial transnacional, etc.
A comienzos del siglo XX la elites latinoamericanas formaban parte de una división internacional del trabajo donde la periferia agropecuaria-minera exportadora se integraba de manera colonial a los capitalismos centrales industrializados, en aquellos tiempos Inglaterra era el polo dominante[9]. Luego llegó el siglo XX y su recorrido de crisis, guerras, revoluciones y contrarrevoluciones, keynesianismos, fascismos, socialismos… pero al final de ese siglo todo ese mundo quedaba enterrado, triunfaba el neoliberalismo y el capitalismo globalizado y cuando este entró en crisis en América Latina emergieron y se instalaron las experiencias progresistas que intentaron resolver las crisis de gobernabilidad con políticas de inclusión social a sistemas que eran más o menos reformados buscando hacerlos más productivos, menos sometidos a los Estados Unidos, más igualitarios y democráticos. Las elites dominantes se pusieron histéricas, aunque no habían sido seriamente desplazadas perdían posiciones de poder, se les escapaban de las manos negocios suculentos y su agresividad fue en aumento a medida que la crisis global dificultaba sus operaciones. Por su parte los Estados Unidos en retroceso geopolítico global acentuó sus presiones sobre la región intentando su recolonización. Al comenzar el año 2016 los progresismos han  sido acorralados como en Brasil o Venezuela o derrocados como en Paraguay o Argentina, Obama se frota las manos y sus buitres se lanzan al ataque, los capriles y macris cantan victoria convencidos de que estamos retornando a la “normalidad” (colonial), pero no es así; en realidad estamos ingresando en una nueva etapa histórica de duración incierta marcada por una crisis deflacionaria global que se va agravando acompañada por señales alarmantes de guerra.
Las éĺites dominantes locales no son el sujeto de una nueva gobernabilidad sino el objeto de un proceso de decadencia que las desborda, peor aún esas lumpenburguesías aportan crisis a la crisis más allá de sus manipulaciones mediáticas que tratan de demostrar lo contrario, creen tener mucho poder pero no son más que instrumentos ciegos de un futuro sombrío. Aunque la declinación real del sistema abre la posibilidad de un renacimiento popular, seguramente difícil, doloroso, no escrito en manuales, ni siguiendo rutas bien pavimentadas y previsibles.                       


[1]    Jorge Beinstein, "Serra contra o Mercosul: o auge das direitas loucas na América Latina" http://cartamaior.com.br/?/Editoria/Internacional/Serra-contra-o-Mercosul-o-auge-das-direitas-loucas-na-America-Latina%0D%0A/6/15507
[2]    Carlos Marx, “Las luchas de clases en Francia de 1848 a 1850”,  en Carlos Marx-Federico Engels, Obras Escogidas, Tomo I, páginas 128-129, Editorial Progreso, Moscú 1966.
[3]    Ibid.
[4]    Ibid.
[5]    Karl Polanyi, “The Great Transformation.The Political and Economic Origins of Our Time”, Bacon Press, Boston, Massachusetts, 2001.
[6]    Andre Gunder Frank, “Lumpenburguesía: lumpendesarrollo”, Colección Cuadernos de América, Ediciones de la Banda Oriental, Montevideo, 1970.
[7]    Tyler Durden, "Is Deutsche Bank The Next Lehman?", Zero Hedge, http://www.zerohedge.com/news/2015-06-12/deutsche-bank-next-lehman
[8]    Michael Snyder, "Financial Armageddon Approaches", INFOWARS, http://www.infowars.com/financial-armageddon-approaches-u-s-banks-have-247-trillion-dollars-of-exposure-to-derivatives/
[9]    "La inversión de las naciones industriales, en especial de Inglaterra, fluyó hacia América Latina. Entre 1870 y 1913, el valor de las inversiones británicas aumentó de 85 millones de libras esterlinas a 757 millones, una multiplicación casi por nueve en cuatro décadas. Hacia 1913, los inversores británicos poseían aproximadamente dos tercios del total de la inversión extranjera". Skidmore, Thomas E. y Smith, Peter H., "Historia contemporánea de América Latina. América Latina en el siglo XX", Ed. Grijalbo. 4a. edición, España, 1996.