miércoles, 18 de junio de 2014

Crónicas de la victoria Ni Taba Ni Cuqui. Por Andres Freire

Autor: Andres Freire Docente en concejo de Eduacación
Militante del 26 de Marzo.

Nosotros vamos por los cambios en serio y la derrota definitiva del fascismo y la reacción
18 de junio de 2014 a la(s) 9:20

Aveces la vorágine de los acontecimientos políticos hacen olvidar a algunos compañeros, que nosotros no estamos en campaña contra el Frente Amplio, no es nuestro objetivo que este pierda las elecciones, y tampoco por supuesto que las gane, cualquiera de ambas cosas que suceda no sería para nosotros ni un triunfo ni una derrota, porque el objetivo de nuestro accionar político es por un lado desarrollar una actividad pedagógica hacia toda la sociedad, en cuanto a cuáles son las soluciones de fondo para los graves problemas que nos aquejan, rescatando y sacudiendo del polvo las banderas históricas de la izquierda, que no son consignas vacías, sino un programa histórico vigente para lograr la emancipación nacional y comenzar la construcción del socialismo oriental.

            Y el segundo de nuestros objetivos es, en esta etapa actual,  acceder al Parlamento para desde ahí tener una voz que interactuando con la clase obrera y sus aliados movilizados, pueda ser una campana de resonancia de sus luchas, un grito de denuncia entre tanta oscuridad, un escudo limitado y pequeño, pero escudo al fin, frente a la persecución y las amenazas a nuestras libertades.

Un equipo de compañer@s que presente pedidos de informes, que  impugne, que diga las cosas que todos pensamos pero que la ausencia de fueros nos impide expresar, que se haga presente en cada desalojo, en cada detención arbitraria, en cada huelga, acompañando a cada ciudadan@ oriental como un tribuno de la plebe, y que sea además un representante de la nación, que se plante con firmeza frente al saqueo neo colonial que padecemos, que levante la mano, no en soledad, sino junto a los miles que gritamos “la tierra no se vende, se defiende”, para defender la soberanía de la nación.



Culminar la victoria sobre el fascismo es también la primer tarea del momento.



            No es sólo a los representantes del gobierno socio-liberal y a la cúpula de  su partido político que enfrentamos, sino que buscamos abrirnos paso por en medio de ellos, para llegar a combatir a las fuerzas más oscuras que desde siempre han querido encadenar a nuestra nación ya nuestro pueblo, a la rancia oligarquía y los intereses del capital extranjero, que los dos gobiernos frentistas, derrotados espiritualmente no han querido enfrentar.

            Decimos derrotados espiritualmente,porque esa fue la gran victoria del fascismo que perdura hasta hoy, la victoria decisiva que explica incluso su otra gran victoria que es la continuidad y reafirmación de la impunidad durante dos gobiernos supuestamente de izquierda, en un discurso muy reproducido del presidente Mujica, este dice “Pertenezco a una generación que quiso cambiar al mundo, fui aplastado, derrotado, pulverizado, pero sigo soñando que vale la pena luchar para que la gente pueda vivir un poco mejor y con un mayor sentido de igualdad”.

            Este discurso que parece de izquierda en realidad no lo es: ¿Por qué?: Sencillamente porque aquí se reafirma la renuncia a cualquier cambio estructural y su sustitución por algunos cambios menores que aceptados por el sistema, contribuyen a su continuismo y no a su desarme. Y este fue el gran logro del fascismo, lograr que la izquierda asumiera que no hay  lugar para cambios estructurales, y que no es posible plantearse cambios de fondo, como los que nosotros estamos proponiendo, la nacionalización de la banca, del comercio exterior, de la industria frigorífica, etc.

Después de muchos años de lucha y resistencia, en la cárcel, la clandestinidad, y el exilio, lo mejor de nuestro pueblo obligo a los fascistas a abandonar el poder, ahora nos toca a nosotros culminar esa victoria, avanzado hacia las imprescindibles transformaciones de fondo, sacándonos de encima de una vez y para siempre, esa maldición que nos hace creer que la realidad en la que vivimos es en lo sustancial inmodificable y que sólo admite cambios menores, y que constituye el aspecto cultural y espiritual del poder de los mismos de siempre.



El Herrerismo es la reacción, y a esta se la combate solamente avanzando hacia las transformaciones de fondo.



            Lo diremos una y otra vez hasta el cansancio, si nos resignamos a estirar una frazada corta, siempre será corta, de lo que se trata es precisamente de estirar la frazada, esquilando las ovejas que están en el mismo lugar de siempre, el verde prado de la rancia oligarquía.

            Sí, la misma rancia oligarquía que pretende ofrecerse como solución de recambio frente al derrumbe del modelo progresista, pero que tras el rostro de un hombre joven, inteligente y carismático esconde el mismo carácter  de siempre, el de la reacción en estado puro, porque eso y no otra cosa es el herrerismo, fuerza política que  fue la gran mayoría de las veces uno de los sectores más retrógrados de nuestro país (salvando quizás la oposición de algunos sectores del mismo al proyecto constitucional de la (esperemos por siempre) última dictadura militar).

Fue Luis Alberto de Herrera quien enfrento  con ahincó y decisión al reformismo batllista, y participo activamente en el golpe de Estado de 1933, el que impulso desde fuera del gobierno, participando luego del golpe en el famoso “senado del medio y medio”, desalojado luego del poder por el retorno del batllismo, maniobro luego elaborando junto a un sector colorado la  Constitución de 1952, para frenar a un Luis Batlle que no pudo evitar caer en la trampa.

Más adelante llego al poder con la alianza herrerismo-ruralismo junto a  Nardone y compañía, y de todo este entramado nacerá la figura del golpista Juan María Bordaberry, realizándose durante el primer colegiado blanco el primer experimento de inspiración neoliberal en el país: la reforma cambiaria y monetaria del contador Azzini, que termino con los tipos  de cambio múltiples, herramienta clave utilizada por Luis Batlle para lograr poner al servicio de la nación, parte de las enormes e infames ganancias obtenidas por el sector agro exportador, y que si bien desvirtuada por la corrupción de parte del sistema político, fue un intento válido que demuestra que sí es posible aplicar retenciones a este sector y que es de ahí y no de los bolsillos de las “capas medias” de donde hay que sacar los recursos que debemos invertir en el desarrollo nacional y la justicia social.

Con todo lo limitado y contradictorio que fue su modelo, Luis Batlle fue llamado por sus enemigos de derecha “comunista chapa 15”, y por supuesto que no fue comunista, pero comparándolo con un gobierno supuestamente de izquierda, que también conto a favor con el ciclo económico, con mayoría absoluta en las dos cámaras por 10 años, integrado por partidos que se dicen “socialista” y “comunista” y que no tomaron ninguna medida de fondo contra los intereses dominantes, sino que se limitaron a tomar parte de los ingresos de las capas medias para transferirlos a la capas marginales con planes asistencialistas, presentando como gran éxito aplicar o actualizar parte de la legislación reformista que él creo, la verdad se nos parece cada vez más, a un ultra izquierdista rabioso.



Quién gobierna como la derecha, es quien prepara el camino a las fuerzas reaccionarias.



En 1989 ya en democracia, el herrerismo regresara al poder  fue precisamente en el gobierno de Lacalle padre donde se intento la privatización de todas las empresas públicas,y se hizo entre otras cosas la ley de seguridad social que creo las afap y que el frente amplio se niega a modificar en lo sustancial.

Y también fue el gobierno en el que agentes de la policía nacional asesinaron con certeza por lo menos a un ciudadano que se estaba manifestando en los entornos del Hospital Filtro, en un crimen que continua impune hasta hoy, siendo incluso ascendidos los responsables del operativo policial durante el gobierno del Frente Amplio.

¿Qué curioso no? La dirección frentista cuando se digna hablar de nosotros, es por ejemplo para decir que le hacemos el juego ala derecha y que queremos que gane Lacalle Pou, pero en sólo dos ejemplos,hemos visto continuidades preocupantes entre el herrerismo y los gobiernos frentistas, hablamos de la no eliminación de las Afap, y a su vez de la falta de verdad, justicia y reparación para los casos de Fernando Morroni y Roberto Facal, crimen cometido en plena democracia.

Y más preocupante aún, el 24 de agosto de 1994 a partir de las cinco de la tarde, sin que hubiera un decreto del poder ejecutivo, fueron abolidas de hecho las garantías constitucionales y miles de personas que se hallaban haciendo uso de sus derechos de manifestación pacífica y sin armas, convocados por el Frente Amplio y el PIt-CNT entre otros fueron salvajemente reprimidos y pudo haber habido muchos más por el uso de armas letales por parte del personal policial, casi 20 años después, un grupo de jóvenes anarquistas denunciaron haber sido detenidos y sometidos a maltratos por parte de personal policial cuando se disponían a concurrir a una movilización en recuerdo de aquellos mismos hechos. Otro tenebroso hilo que une al herrerismo con el frentismo, a propósito de quien es la derecha y quien le hace el juego a esta con su accionar concreto más allá de discursos e intenciones.

Y a eso le sumamos que no mienta Lacalle Pou cuando afirma que en muchos aspectos mantendrá la política económica astorista.

            Pero volviendo al punto central de la cuestión que estamos tratando; para dejar en claro de una vez y para siempre que intereses de clase y que mentalidad han estado históricamente ligada al herrerismo, y dejando claro que lo que algunas personas valoran como el "antiimperialismo de Herrera", ni siquiera es real, ya que él se opuso a la influencia norteamericana por su simpatía hacia el fascismo, y no creo que de ahí nada bueno pueda nacer.

            En 1942 Eugenio Gómez analizando el golpe  del General Baldomir decía: "¿qué significa el desplazamiento de Luis Alberto de Herrera? Significa arrojar de posiciones de gobierno al hombre del nazi-fascismo que ha representado (...) el interés de un pequeño núcleo de latifundistas (...) opuestos al progreso nacional" Acusar de nazi a Herrera es obviamente erróneo, pero sus simpatías con el fascismo italiano de la primera hora son conocidas, a su vez es claro que siempre represento a ese núcleo de latifundistas opuestos al bien público. En definitiva el Herrerismo fue y es la reacción se presente como se presente, porque aunque la mona se vista de seda mona se queda.

 ¿Ahora bien? ¿Cómo se derrota a la reacción?¿Retrocediendo? ¿Insultando vanamente? ¿Refugiándose en algunos pocos avances habidos? No, se la derrota avanzando, atacando lo sustancial de sus intereses de clase, nacionalizando la banca, el comercio exterior, la industria frigorífica, realizando la reforma agraria, socializando los medios de transporte, en definitiva tomando para toda la sociedad los elementos que hoy constituyen la base de su poder.

Por que serán los cambios de base, es decir las transformaciones estructurales en las relaciones de producción, las que arrojaran al basurero de la historia a la misma reacción a la que le sirven de parachoques los oportunistas encaramados en el gobierno, esa será la única garantía posible de que nunca más en este país haya un solo niño que se muera de hambre, y todo lo demás es ilusión, porque salvo el poder todo es ilusión.

lunes, 16 de junio de 2014

Cristina Fernadez: Los Fondos Buitres. Ponen en peligro no sólo a la Argentina


El país|Lunes, 16 de junio de 2014
En el encuentro del G-77, la Presidenta se refirió a los fondos buitre y obtuvo el respaldo de la cumbre

“Ponen en peligro no sólo a la Argentina”

Antes del fallo de la Corte estadounidense, Argentina logró el apoyo de la cumbre del G-77+China, que repudió el accionar “altamente especulativo” de los capitales financieros. También se obtuvo la adhesión al reclamo argentino por Malvinas.

Por Sebastian Abrevaya
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lunes, 9 de junio de 2014

Pepe Escobar: El nacimiento de un siglo eurasiático


pepeescobarPepe Escobar
Corresponsal itinerante de Asia Times/Hong Kong, analista de RT, y colaborador regular de TomDispatch. Con un capítulo sobre Irán, es editor colaborador deThe Global Obama: Crossroads of Leadership in the 21st Century



Un fantasma persigue a Washington, la inquietante visión de una alianza china-rusa combinada con una expansiva simbiosis de comercio e intercambio de bienes a través de gran parte de la masa continental eurasiática a costa de EE.UU.
Y no es ninguna sorpresa que Washington esté ansioso. Esa alianza ya es un hecho en una variedad de maneras: mediante el grupo BRICS de potencias emergentes (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica); en la Organización de Cooperación de Shanghái, el contrapeso asiático a la OTAN; dentro del G20 y a través del Movimiento de No Alineados (NAM) de 120 naciones. El comercio y el intercambio de bienes son solo parte del futuro pacto. Las sinergias en el desarrollo de nuevas tecnologías militares también son de interés. Es seguro que Pekín quiere tener una versión del ultrasofisticado sistema de defensa aérea antimisiles ruso al estilo de La guerra de las galaxias después de que se introduzca en 2018. Mientras tanto, Rusia está a punto de vender docenas de cazas jet Sukhoi Su-35 de última generación a los chinos cuando Pekín y Moscú procedan a sellar una cooperación en el terreno de aviación e industria.
Esta semana debería deparar los primeros verdaderos fuegos artificiales en la celebración de un nuevo siglo eurasiático en gestación cuando el presidente ruso Vladimir Putin visite al presidente chino Xi Jinping en Pekín. Recordareis el “Ductistán”: todos esos oleoductos y gasoductos claves que cruzan de un lado a otro Eurasia para formar el verdadero sistema circulatorio de la vida de la región. Ahora parece que también se firmará lo último en acuerdos de Ductistán por valor de 1 billón [millón de millones] de dólares que se ha preparado durante 10 años. En ese acuerdo el gigante energético ruso controlado por el Estado, Gazprom, aceptará suministrar a la gigantesca Corporación Nacional de Petróleo de China (CNPC), controlada por el Estado, 3.750 millones de pies cúbicos de gas natural licuado diarios al menos por 30 años, a partir de 2018. Es el equivalente de un cuarto de las masivas exportaciones de gas de Rusia a toda Europa. La actual demanda diaria de gas de China es de cerca de 16.000 millones de pies cúbicos diarios y las importaciones cubren el 31,6% del consumo total.
Es posible que Gazprom todavía reciba la parte principal de sus beneficios de Europa, pero Asia podría ser su Everest. La compañía utilizará este meganegocio para aumentar las inversiones en Siberia oriental y toda la región será también reconfigurada como centro privilegiado de gas para Japón y Corea del Sur. Si queréis saber por qué ningún país clave de Asia ha estado dispuesto a “aislar” a Rusia en medio de la crisis ucraniana –y desafía al gobierno de Obama– no hay que buscar más allá del Ductistán.
Sale el petrodólar, llega el “gas-o-yuan”
Y luego, hablando de ansiedad en Washington, hay que considerar la suerte del petrodólar, o más bien la posibilidad “termonuclear” de que Moscú y Pekín se pongan de acuerdo en el pago del acuerdo Gazprom-CNPC no en petrodólares sino en yuanes chinos. Apenas se puede imaginar un desplazamiento más tectónico, en el cual el Ductistán se cruza con una creciente cooperación política-económica-energética china-rusa. Junto a ella aparece la futura posibilidad de un impulso, dirigido de nuevo por China y Rusia, hacia una nueva moneda de reserva internacional –en realidad un canasto de monedas– que reemplace el dólar (por lo menos en los sueños optimistas de miembros de los BRICS).
Directamente después de la decisiva cumbre china-rusa vendrá una cumbre de los BRICS en Brasil en julio. Es cuando un banco de desarrollo de los BRICS de 100.000 millones de dólares, anunciado en 2012, nazca oficialmente como potencial alternativa al Fondo Monetario Internacional (FMI) y al Banco Mundial como fuente de financiamiento de proyectos para el mundo en desarrollo.
El “gas-o-yuan” refleja más cooperación de los BRICS a fin de soslayar el dólar, como en el caso de gas natural comprado y pagado en la divisa china. Gazprom incluso considera mercadear bonos en yuan como parte de la planificación financiera de su expansión. Bonos respaldados en yuanes ya se comercializan en Hong Kong, Singapur, Londres y más recientemente en Frankfurt.
Nada podría ser más sensato que el nuevo pacto de Ductistán se pague en yuanes. Pekín pagaría a Gazprom en esa moneda (convertible en rublos); Gazprom acumularía los yuanes y Rusia entonces compraría la miríada de bienes y servicios hechos en China en yuanes convertibles en rublos.
Es de conocimiento común que los bancos de Hong Kong, de Standard Chartered a HSBC –así como otros estrechamente vinculados a China por tratos comerciales– han estado diversificando en yuanes, lo que implica que se convertiría en una de las monedas de reserva de facto incluso antes de que sea totalmente convertible (Pekín trabaja extraoficialmente en un yuan totalmente convertible en 2018).
El trato ruso-chino del gas está inextricablemente vinculado a la relación energética entre la Unión Europea (UE) y Rusia. Después de todo, la parte principal del PIB ruso proviene de ventas de petróleo y gas, así como su influencia en la crisis de Ucrania. Por su parte, Alemania depende de Rusia en un importante 30% de sus suministros de gas natural. Sin embargo, los imperativos geopolíticos de Washington –nutridos con la histeria polaca– han llevado a empujar Bruselas a encontrar maneras de “castigar” a Moscú en la futura esfera energética (pero sin poner en peligro las actuales relaciones en el terreno de la energía).
Hay consistentes rumores en Bruselas estos días sobre la posible cancelación del proyectado gasoducto South Stream, de 16.000 millones de euros, cuya construcción debería comenzar en junio. Una vez terminado bombearía todavía más gas natural ruso a Europa, en este caso bajo el mar Negro (evitando Ucrania) a Bulgaria, Hungría, Eslovenia, Serbia, Croacia, Grecia, Italia y Austria.
Bulgaria, Hungría y la República Checa ya han dejado claro que están firmemente opuestos a cualquier cancelación. Y probablemente no tenga lugar una cancelación. Después de todo, la única alternativa obvia es gas del mar Caspio de Azerbaiyán, y no es probable que esto pase a menos que la UE pueda repentinamente reunir la voluntad y los fondos para un programa urgente a fin de construir el legendario oleoducto Bakú-Tiflis-Ceyhan (BTC), concebido durante los años de Clinton expresamente para soslayar Rusia e Irán.
En todo caso, Azerbaiyán no tiene capacidad para proveer los niveles de gas natural necesarios y otros actores como Kazajistán, plagados de problemas de infraestructura, o el poco fiable Turkmenistán, que prefiere vender su gas a China, ya están fuera del cuadro. Y no hay que olvidar que South Stream, combinado con proyectos energéticos subsidiarios, creará numerosos puestos de trabajo e inversiones en muchas de las naciones de la UE más devastadas económicamente.
A pesar de todo, semejantes amenazas de la UE, por poco realistas que sean, solo sirven para acelerar la creciente simbiosis de Rusia con los mercados asiáticos. Para Pekín especialmente, es una situación en la que ambas partes solo pueden ganar. Después de todo, no hay comparación entre energía suministrada a través de mares vigilados y controlados por la armada de EE.UU. y permanentes y estables rutas terrestres desde Siberia.
Escoge tu propia Ruta de la Seda
Por cierto, el dólar estadounidense sigue siendo la máxima moneda de reserva global, involucrando un 33% de los valores en divisas extranjeras globales a finales de 2013, según el FMI. Era, sin embargo, un 55% en el año 2000. Nadie conoce el porcentaje en yuanes (y Pekín no habla), pero el FMI señala que las reservas en “otras monedas” en los mercados emergentes han aumentado un 400% desde 2003.
Se puede decir que la Fed está “monetizando” un 70% de la deuda del Gobierno de EE.UU. en un intento de impedir que las tasas de interés suban al cielo. El consejero del Pentágono Jim Rickards, así como todo banquero basado en Hong Kong, tiende a creer que la Fed está en quiebra (aunque no lo dirán oficialmente). Nadie puede llegar a imaginar la dimensión del posible futuro diluvio que el dólar de EE.UU. podría sufrir en medio de un monte Ararat de 1,4 trillones de derivados financieros. No hay que pensar, sin embargo, que se trataría del final del capitalismo occidental, es solo la decadencia de la fe económica reinante, el neoliberalismo, que todavía es la ideología oficial de EE.UU., de la abrumadora mayoría de la Unión Europea y de partes de Asia y de Suramérica.
En cuanto a lo que se podría llamar el “neoliberalismo autoritario” del Imperio del Medio, ¿qué es lo que puede no gustar por el momento? China ha demostrado que es una alternativa orientada a los resultados del modelo capitalista “democrático” occidental para naciones que quieren tener éxito. Es construir no una, sino una miríada de nuevas Rutas de la Seda, masivas conexiones de ferrocarriles de alta velocidad, conductos, puertos, y redes de fibras ópticas por inmensas partes de Eurasia. Estas incluyen una carretera del Sudeste Asiático, una carretera de Asia Central, una “carretera marítima” del océano Índico e incluso un ferrocarril a través de Irán y Turquía que llega hasta Alemania.
En abril, cuando el presidente Xi Jinping visitó la ciudad de Duisburg sobre el río Rin, con el mayor puerto tierra adentro del mundo y directamente en el corazón de la industria del acero del Ruhr en Alemania, hizo una audaz propuesta: debería construirse una nueva “Ruta de la Seda económica” entre China y Europa, sobre la base del ferrocarril Chongqing-Xinjiang-Europa que ya va de China a Kazajistán, luego a través de Rusia, Bielorrusia, Polonia, y finalmente Alemania. Son 15 días en tren, 20 días menos que barcos de carga navegando desde el litoral oriental de China. Eso representaría el decisivo terremoto geopolítico en términos de integrar el crecimiento económico a través de Eurasia.
Hay que recordar que, si no hay cambios radicales, China está a punto de convertirse, y mantenerse, en la potencia económica global número uno, una posición que mantuvo durante 18 de los últimos 20 siglos. Pero no lo contéis a los hagiógrafos de Londres, todavía creen que la hegemonía de EE.UU. durará, bueno, eternamente.
Camino a la Guerra Fría 2.0
A pesar de serios problemas financieros recientes, los BRICS han estado trabajando conscientemente para convertirse en una antítesis del original G8 y –después de expulsar a Rusia en marzo– de nuevo un Grupo de 7 o G7. Están ansiosos de crear una nueva arquitectura global para reemplazar la que fue impuesta después de la Segunda Guerra Mundial y se consideran un potencial desafío al mundo excepcionalista y unipolar que Washington imagina para nuestro futuro (con su país como robocop global y la OTAN como su fuerza de robo-policía). El historiador y animador imperialista Ian Morris en su libro War! What is it Good For?, definió a EE.UU. como el decisivo “globocop” y “la última esperanza de la Tierra”. Si ese globocop “se cansa de su rol”, escribe, “no existe un plan B”.
Bueno, existe un plan BRICS, o por lo menos es lo que quieren creer los BRICS. Y cuando los BRICS actúan en este espíritu en la escena global, conjuran rápidamente una curiosa mezcla de temor, histeria y pugnacidad en el establishment de Washington. Tomemos a Christopher Hill como ejemplo. El exsecretario de Estado adjunto para el este de Asia y embajador de EE.UU. en Irak es ahora asesor del Albright Stonebridge Group, una firma consultora muy bien conectada con la Casa Blanca y el Departamento de Estado. Cuando Rusia estaba “derrotada”, Hill solía soñar con un “nuevo orden mundial” hegemónico estadounidense. Ahora, cuando los mal agradecidos rusos han despreciado lo que “Occidente ha estado ofreciendo” –es decir “un estatus especial con la OTAN, una relación privilegiada con la Unión Europea y cooperación internacional en esfuerzos diplomáticos– están, a su juicio, tratando activamente de resucitar el imperio soviético. Traducción: si no sois nuestros vasallos, estáis contra nosotros. Bienvenidos a la Guerra Fría 2.0.
El Pentágono tiene su propia versión de esto dirigida no tanto contra Rusia como contra China que, afirma su think-tank sobre futuras guerras, ya está en guerra con Washington de numerosas formas. Por lo tanto si no es el Apocalipsis ahora, será el Armagedón mañana. Y sobra decir que cualquier cosa que vaya mal, mientras el gobierno de Obama “gira” descaradamente hacia Asia y los medios estadounidenses se llenan la boca sobre un renacimiento de la “política de contención” de la era de la Guerra Fría en el Pacífico, todo es culpa de China.
Empotrados en el demencial arranque hacia la Guerra Fría 2.0 están algunos risibles hechos en el terreno: el gobierno de EE.UU., con 17,5 billones de dólares de deuda nacional, y suma y sigue, considera un enfrentamiento financiero con Rusia, el mayor productor global de energía e importante potencia nuclear, tal como también promueve un cerco militar económicamente insostenible alrededor de su mayor acreedor: China.
Rusia tiene actualmente un considerable superávit comercial. Los gigantescos bancos chinos no tendrán problema alguno para ayudar a los bancos rusos si los fondos occidentales se agotan. En términos de cooperación inter-BRICS, pocos proyectos superan un oleoducto de 30.000 millones de dólares que se está planificando y que se extenderá de Rusia a India a través del noroeste de China. Las compañías chinas ya discuten ávidamente la posibilidad de participar en la creación de un corredor de transporte de Rusia hacia Crimea, así como un aeropuerto, astillero, y terminal de gas natural líquido en el lugar. Y se prepara otro gambito “termonuclear”: el nacimiento de un equivalente del gas natural a la Organización de Países Exportadores de Petróleo que incluiría a Rusia, Irán, y según se informa al descontento aliado de EE.UU. Catar.
El (no definido) plan a largo plazo de los BRICS involucra la creación de un sistema económico alternativo que incluye un canasto de monedas respaldadas en oro que dejaría de lado el actual sistema financiero global centrado en EE.UU. (No sorprende que Rusia y China estén acumulando todo el oro posible.) El euro –una moneda sana respaldada por grandes mercados líquidos de bonos e inmensas reservas de oro– también sería bienvenido.
No es ningún secreto en Hong Kong que el Bank of China ha estado utilizando una red SWIFT paralela para realizar todo tipo de comercio con Teherán, que sufre un duro régimen de sanciones estadounidenses. Como Washington esgrime Visa y Mastercard como armas en una creciente campaña al estilo de la Guerra Fría contra ella, Rusia se propone implementar un sistema alternativo de tarjetas de pago y crédito que no esté controlado por la industria financiera occidental. Un camino incluso más fácil sería adoptar un sistema de Unión de Pagos chino cuyas operaciones ya han superado a American Express en volumen global.
Solo giro sobre mí mismo
Es probable que ninguna cantidad de “giros” del gobierno de Obama hacia Asia para contener China (y amenazarla con el control de las vías energéticas marinas de ese país por la Armada de EE.UU.) logre que Pekín se aleje de su estrategia autodenominada de “desarrollo pacífico”, inspirada en Deng Xiaoping, con el propósito de convertirse en una potencia comercial global. El despliegue avanzado de tropas de EE.UU. o de la OTAN en Europa Oriental y otros actos al estilo de la Guerra Fría tampoco disuadirán a Moscú de un cuidadoso juego de malabarismo: asegurar que la esfera de influencia rusa en Ucrania se mantenga fuerte sin comprometer el comercio y el intercambio de bienes, así como los vínculos políticos con la Unión Europea, sobre todo, con el socio estratégico Alemania. Es el Santo Grial de Moscú: una zona de libre comercio de Lisboa a Vladivostok que (no por casualidad) se refleja en el sueño chino de una nueva Ruta de la Seda a Alemania.
Por su parte Berlín, cada vez más alerta respecto a Washington, detesta la noción de que Europa se vea atrapada en las garras de una Guerra Fría 2.0. Los dirigentes alemanes tienen problemas más importantes, incluyendo el intento de estabilizar una bamboleante UE mientras evita un colapso económico en la Europa meridional y central y el avance de los partidos de derecha cada vez más extremistas.
Al otro lado del Atlántico, el presidente Obama y sus altos funcionarios dan toda la impresión de hallarse atrapados en sus propios giros, hacia Irán, hacia China, hacia las zonas fronterizas orientales de Rusia, y (pasando desapercibidos) hacia África. La ironía de todas esas maniobras –militares para comenzar– es que en realidad ayudan a que Moscú, Teherán y Pekín refuercen su propia profundidad estratégica en Eurasia y otros sitios, como se refleja en Siria o, crucialmente, cada vez en más pactos energéticos. También ayudan a reforzar la creciente cooperación estratégica entre China e Irán. La incesante narrativa del “ministerio de la verdad” de Washington sobre todos estos eventos ignora ahora cuidadosamente el hecho de que sin Moscú “Occidente” nunca se habría sentado a discutir un acuerdo nuclear definitivo con Irán o habría conseguido un acuerdo de desarme químico de Damasco.
Cuando las disputas entre China y sus vecinos del Mar del Sur de China y entre ese país y Japón por la islas Senkaku/Diaoyou se sumen a la crisis de Ucrania, la inevitable conclusión será que tanto Rusia como China consideran que sus zonas fronterizas y vías marítimas son de propiedad privada y no van a aceptar tranquilamente los desafíos –sean mediante expansión de la OTAN, cerco militar de EE.UU., o escudos de misiles-. Ni Pekín ni Moscú tienden a la forma usual de expansión imperialista, a pesar de la versión de los eventos que se suministra actualmente a los públicos occidentales. Sus “líneas rojas” siguen siendo de naturaleza esencialmente defensiva, no importa las bravatas que a veces se urlizan en su protección.
Sea lo que sea lo que Washington quiera, tema o intente impedir, los hechos en el terreno sugieren que en los próximos años Pekín, Moscú, y Teherán se acercarán, lenta pero seguramente, creando un nuevo eje geopolítico en Eurasia. Mientras tanto, EE.UU. perplejo parece cómplice en la deconstrucción de su propio orden mundial unipolar mientras ofrece a los BRICS una auténtica oportunidad para tratar de cambiar las reglas del juego.
Rusia y China en modo de giro
En el mundo de los think-tanks de Washington se ha reforzado la convicción de que el Gobierno de Obama debería concentrarse en una reedición de la Guerra Fría mediante una nueva versión de la política de contención para “limitar el desarrollo de Rusia como potencia hegemónica”. La receta: armar a los vecinos de los Estados del Báltico para “contener” a Rusia. La Guerra Fría 2.0 existe porque desde el punto de vista de las elites de Washington la primera nunca ha terminado realmente.
Sin embargo, por mucho que EE.UU. pueda luchar contra la emergencia de un mundo multipolar, con múltiples potencias, los hechos económicos en el terreno apuntan regularmente a semejantes tendencias. Sigue existiendo la pregunta: ¿Será lenta y razonablemente digna la decadencia del “hegemón” o arrastrará consigo a todo el mundo en lo que ha sido llamada “la opción Sansón”?
Mientras contemplamos el desarrollo del espectáculo, sin que haya a la vista una jugada final, hay que recordar que una nueva fuerza crece en Eurasia y que la alianza estratégica china-rusa amenaza con dominar su región vital junto con grandes trechos de su parte interior. Ahora eso es una pesadilla de proporciones “mackinderescas” desde el punto de vista de Washington. Hay que pensar, por ejemplo, en cómo lo vería Zbigniew Brzezinski, el exconsejero nacional de seguridad que se convirtió en mentor en política global del presidente Obama.
En su libro de 1997 El gran tablero de ajedrez, Brzezinski argumentó que “la lucha por la primacía global seguirá jugándose” en el “tablero de ajedrez” eurasiático del cual “Ucrania era un eje geopolítico”. “Si Moscú recupera el control de Ucrania”, escribió entonces, Rusia “recuperará automáticamente los medios para convertirse en un poderoso Estado imperial, abarcando Europa y Asia”.
Esta sigue siendo la mayor parte de la justificación tras la política imperial de contención estadounidense del “exterior cercano” europeo, de Rusia al Mar del Sur de China. Sin embargo, sin una jugada final en el horizonte, no hay que perder de vista un giro de Rusia hacia Asia, China girando por el mundo y los BRICS trabajando intensamente en el intento de realizar un nuevo Siglo Eurasiático.
Pepe Escobar es corresponsal itinerante de Asia Times/Hong Kong, analista de RT, y colaborador regular de TomDispatch. Con un capítulo sobre Irán, es editor colaborador deThe Global Obama: Crossroads of Leadership in the 21st Century .
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Pepe Escobar
Corresponsal itinerante de Asia Times/Hong Kong, analista de RT, y colaborador regular de TomDispatch. Con un capítulo sobre Irán, es editor colaborador deThe Global Obama: Crossroads of Leadership in the 21st Century