23-08-2012
Asia Times Online
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens |
Ya
que no existe la posibilidad de unirse al robot Curiosity en Marte, no
hay dónde ocultarse de la histeria de “Bombardead Irán” que emana
inexorablemente de Tel Aviv y de sus puestos avanzados en Washington.
Ahora eso incluye a macheteros de tercera que sugieren que el presidente
Barack Obama debería ir personalmente a Israel para calmar al dúo
belicista Bibi-Barak [1].
Por
lo tanto es hora de hacer algo completamente diferente y que está
ausente de los medios corporativos occidentales: hacen falta mentes
iraníes sanas que analicen racionalmente lo que realmente subyace bajo
los tambores de guerra con respecto a Irán, Turquía, el mundo árabe y
toda Eurasia.
Comencemos
por el embajador Hossein Mousavian, académico investigador en la
Escuela Woodrow Wilson de Asuntos Públicos e Internacionales en la
Universidad Princeton, exportavoz del equipo de negociación nuclear
iraní desde 2003 hasta 2005 y autor de
The Iranian Nuclear Crisis: A Memoir.
En
la web de Arms Control Association [2], Mousavian va directamente al
grano: “La historia del programa nuclear de Irán sugiere que Occidente
está impulsando sin darse cuenta a Irán hacia las armas nucleares”.
En
siete pasos cruciales, describe cómo sucedió, comenzando por “el
ingreso de Irán al campo nuclear” debido en gran parte, a propósito, a
Washington: “En los años setenta el Sha [de Irán] tenía planes
ambiciosos de expansión del programa nuclear, planeaba 23 plantas de
energía nuclear para 1994, con apoyo de EE.UU.”
Mousavian
subraya que desde 2003 hasta 2005, durante el primer gobierno de Bush,
Irán presentó diferentes propuestas [nucleares] que incluían una
declaración de limitación del enriquecimiento al nivel del 5%; la
exportación de todo el uranio poco enriquecido (LEU) o la fabricación de
varillas de combustible; el compromiso de un protocolo adicional a su
acuerdo de salvaguardas con el OIEA y al Código 3.1 de los ajustes
subsidiarios del acuerdo, aseguraría el nivel máximo de transparencia; y
permitía que el OIEA realizara inspecciones instantáneas de las
instalaciones no declaradas. Esta oferta se hizo para responder a las
preocupaciones de Occidente respecto a la naturaleza del programa
nuclear de Irán al asegurar que no se desviaría uranio enriquecido hacia
un programa de armas nucleares. También habría facilitado el
reconocimiento del derecho de Irán al enriquecimiento según el TNP. A
cambio de esos compromisos iraníes, el expediente nuclear iraní en el
OIEA sería normalizado e Irán tendría una cooperación más amplia con la
Unión Europea en la política, la economía y la seguridad. Además, Irán
estaba interesado en obtener combustible para el reactor de
investigación en Teherán y estaba dispuesto a enviar su uranio
enriquecido a otro país para la fabricación de varillas de combustible.
El
gobierno de Bush lo rechazó todo. Mousavian recuerda “una reunión que
tuve en aquel entonces con el embajador francés François Nicoullaud,
quien me dijo: “Para EE.UU., el enriquecimiento en Irán es una línea
roja que la Unión Europea no puede cruzar”.
Por
lo tanto, “Occidente no estaba interesado en resolver el problema
nuclear. Más bien Occidente quería que Irán abandonara por completo su
programa de enriquecimiento”. Esto solo podría llevar a Teherán a
“cambiar su diplomacia nuclear y acelerar su programa de
enriquecimiento, ya que quería lograr la autosuficiencia en el
combustible nuclear”.
¿Sin almacenamiento de reservas?
Avancemos
rápidamente a febrero de 2010. Teherán propuso: “mantener sus
actividades de enriquecimiento a cambio del suministro por parte de
Occidente de varillas de combustible para el reactor de Teherán.
Occidente rechazó esta oferta”.
Luego,
en mayo de 2010, “Irán llegó a un acuerdo con Brasil y Turquía para
permutar sus reservas de LEU por combustible para el reactor de
investigación. El acuerdo se basó en una propuesta preparada primero por
el gobierno de Obama con funcionarios brasileños y turcos bajo la
impresión de que tenían el apoyo de Washington para negociar con Irán.
Lamentablemente, EE.UU. pisoteó su éxito al rechazar el plan; el Consejo
de Seguridad de la ONU aprobó a continuación sanciones adicionales
contra Irán”.
Todo
observador imparcial que estudia el expediente nuclear iraní conoce
estos hechos. Otro paso adelante, a septiembre de 2011, “cuando Irán
había dominado con maestría el enriquecimiento al 20% y tenía un
creciente almacenamiento de reservas, propuso detener sus actividades de
enriquecimiento al 20% y aceptar las varillas de combustible
suministradas por Occidente para el reactor de Teherán. Una vez más,
Occidente se negó y creó la necesidad de que los iraníes se orientaran a
la producción de sus propias varillas de combustible”.
asando
a las conversaciones de este año en Estambul y Bagdad, Mousavian
subraya: “con cada bloqueo y acción punitiva occidental, Irán avanza en
su programa nuclear”.
Y
la cosa empeora; “Una comparación de la declaración del 19 de junio en
Moscú de Catherine Ashton, jefa de política exterior de la UE y
principal negociadora por el P5+1, con su declaración del 14 de abril en
Estambul revela una importante diferencia. El P5+1 da ahora más énfasis
al cumplimiento iraní de sus obligaciones internacionales, es decir,
las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, en lugar de
concentrarse en las obligaciones del país según el TNP. Es un revés
evidente en relación con la posición de Estambul. Indica un enfoque en
la suspensión de las actividades de enriquecimiento de Irán, una demanda
que ha imposibilitado acuerdos desde 2003”.
El
punto básico es que “Occidente no solo ha impulsado a Irán a buscar la
autosuficiencia, sino que además en todas las ocasiones ha tratado de
privar a Irán de su derecho inalienable al enriquecimiento. Esto
simplemente a empujado a Irán a avanzar a toda velocidad hacia el
dominio de la tecnología nuclear”.
La
conclusión es inevitable: “El progreso del programa nuclear de Irán es
producto de los esfuerzos occidentales por presionar y aislar a Irán
mientras se niegan a reconocer sus derechos”.
Washington
y sus seguidores europeos simplemente no pueden comprender que “las
sanciones, el aislamiento y las amenazas no lograrán poner de rodillas
de Irán. Al contrario, esas políticas solo han conducido a que el
programa nuclear iraní avance”. Con sanciones cada vez más devastadoras y
la fiebre de “Bombardead Irán” que se convierte en un ataque, una
consecuencia, dice Mousavian, es segura: “Sería probable que Irán se
retirara del TNP y se concentrara en las armas nucleares”.
Lo que hace que el asunto sea aún más absurdo es que existe una solución a esta locura:
Para
rebajar las preocupaciones de Occidente respecto a las reservas del 20%
de Irán, una solución mutuamente aceptable a largo plazo significaría
una “reserva cero”. Según este enfoque, un comité conjunto del P5+1 e
Irán cuantificaría las necesidades internas de Irán para uso de uranio
enriquecido al 20%, y cualquier cantidad más allá de esa cifra se
vendería en el mercado internacional o se reconvertiría a un nivel de
enriquecimiento del 3,5%. Esto garantizaría que Irán no poseyera nunca
un exceso de uranio enriquecido al 20%, satisfaciendo las preocupaciones
internacionales de que Irán quiera armas nucleares. Sería una solución
que salvaría las apariencias para todas las partes ya que reconocería el
derecho de Irán al enriquecimiento y ayudaría a eliminar la
preocupación de que Irán busca armas nucleares.
¿Lo aceptarán algún día Washington y Tel Aviv? Por cierto no lo harán. Los perros de la guerra seguirán ladrando.
Un nuevo juego de seguridad
También es bastante refrescante hacer un examen de la visión de los analistas sobre Siria.
Mehdi
Mohammadi, en la web IranNuc.IR [3] señala que “el temor que la mayoría
suní tiene de una minoría salafista es una realidad muy importante, y a
menudo censurada, de la situación sobre el terreno en Siria. Es la
misma realidad que ha impedido que la oposición acepte cualquier forma
de negociaciones o incluso elecciones libres”. Este hecho es un anatema
total en la cobertura de Siria en los medios corporativos occidentales.
Mohammadi
evalúa correctamente las discrepancias entre diferentes facciones de la
Hermandad Musulmana (HM) en Siria; una facción de la línea dura quiere
la
Sharia; otra está
convencida de que el futuro de toda la región está en todo caso en manos
de la Hermandad, por lo tanto están en una misión divina; pero la
mayoría quiere extraer todo el dinero posible de Arabia Saudí mientras
está aliada con Francia, EE.UU., los suníes en Líbano y Jordania; “esta
parte forma la espina dorsal de la oposición armada en Siria”.
El
punto básico es que incluso en el mejor de los casos la Hermandad “está
cometiendo un grave error estratégico… Incluso si cae el gobierno de
Asad, los estadounidenses no permitirán que el gobierno sirio caiga en
manos de la parte de la Hermandad Musulmana que trata de continuar e
incluso profundizar el conflicto existente con Israel”.
Mohammadi
también describe, y da en el clavo, que EE.UU., Arabia Saudí y Turquía
“llegaron a la conclusión de que la mejor manera de impedir que los
eventos de la Primavera Árabe sirvan al creciente poder de Irán en la
región es convertir la situación en un conflicto entre chiíes y suníes”.
Esencialmente, ¿cómo
lo ve Teherán? Según Mohammadi, “hay un elevado grado de confianza en
que el gobierno sirio no caerá a medio plazo”. Además, “es muy poco
probable que Rusia y China lleguen a un acuerdo con Occidente sobre
Siria”, e “incluso respecto al expediente nuclear iraní”.
Por
lo tanto Teherán apuesta al logro estratégico de un “frente
anti-occidental fiable consistente de Rusia y China”. Su conclusión: “La
ecuación estratégica de la región como resultado de los actuales
acontecimientos en Siria no ha cambiado de ninguna manera en detrimento
de Irán”.
En una
entrevista en la web Iranian Diplomacy (IRD) [4] el exembajador y
analista estratégico Mohammad Farhad Koleini comenta que “algunos países
árabes, que tienen antecedentes muy sombríos en el campo de los
derechos humanos, han unido sus fuerzas a las de EE.UU. en la actual
ecuación en Siria a fin de definir un nuevo juego de seguridad. Este
juego de seguridad, sin embargo, se ha conducido tan mal que ciertamente
dañará la imagen internacional de EE.UU.”
Koleini
señala que mientras Occidente busca una nueva situación de seguridad en
el Mediterráneo, Moscú trata de “impedir que Occidente imponga su
monopolio geopolítico”. De modo que la actitud rusa hacia Siria “no se
concentra necesariamente en lo que ocurre realmente en el país, sino en
un paquete regional y de qué manera Moscú quiere regular ese paquete en
relación con sus interacciones con Occidente”.
Eso
explica por qué Rusia “nunca permitirá que los Estados occidentales
impongan una zona de exclusión aérea sobre Siria”. ¿Se trata de una
confrontación? No realmente; “Rusia hace todo lo posible para evitar una
confrontación directa. China también ha demostrado todo el tiempo que
sigue la misma política”.
Mehdi
Sanaei, director del Grupo de Estudios Rusia en la Universidad de
Teherán y exdirector del Centro de Investigación Irán y Eurasia (IRAS),
en la web Tabnak News [5] va más lejos: Moscú trabaja ahora bajo “una
sospecha sin precedentes de los objetivos e intenciones de EE.UU. en
Medio Oriente y Eurasia”.
Por lo tanto podemos olvidar el famoso “reajuste” entre Washington y Moscú.
Sanaei
se refiere al famoso artículo de política exterior [6] publicado por
Putin antes de la elección presidencial rusa: “Putin atacó directamente a
EE.UU. al acusar a Washington de engaño y abuso de la estructura y
resoluciones de la ONU, aplicando dobles raseros a varios problemas
globales en diferentes países, así como de perseguir sus propios
intereses bajo la cobertura de propugnar la democracia”.
Sanaei
también describe correctamente que los analistas rusos consideran que
la política exterior del gobierno de Obama “se basa en dos teorías:
‘máximo realismo’ y ‘nuevo liberalismo’. Como resultado, los
estadounidenses creen realmente que los países del mundo se dividen
simplemente en amigos y enemigos de EE.UU. Por lo tanto hay que
debilitar a los países hostiles y limitar e incluso suprimir su
presencia en los escenarios estratégicos globales y regionales en
términos políticos, económicos y culturales”.
Por
lo tanto, para Moscú, “una nueva ola de orden mundial ha sido iniciada
por EE.UU. a fin de crear una nueva versión del pasado sistema mundial
unipolar. Los principales objetivos de esta ola, sostiene Moscú,
incluyen el Norte de África, Medio Oriente, Irán, Eurasia, y finalmente
China y Rusia”.
Koleini, esta vez en el periódico
Tehran Emrooz
[7], introduce el tema de los conductos de energías en la relación
entre Irán y Rusia: “A pesar de su cooperación con el programa de
energía nuclear de Irán, Rusia siempre ha estado dispuesta a cortar la
mano de Irán en el mercado del gas natural en Europa. Por ello, Rusia ha
estado interactuando con Turquía y ciertos países europeos orientales
en el proyecto Blue Stream. Esto prueba más allá de cualquier duda que
Rusia trata de tomar la delantera en la estructura de la seguridad de la
energía en Europa mediante su política energética y la reducción de la
dependencia de Europa de otras fuentes de energía”.
Todo esto mientras “trata de jugar un rol de equilibrio en el caso nuclear de Irán”.
Koleini
también describe el principal desafío de la “política eurasiática”
planteada por Putin antes de su elección: “Lo principal es que Occidente
está elaborando nuevos juegos políticos, especialmente en Asia Central a
fin de crear nuevos problemas a Rusia y desviar la atención de Moscú de
Eurasia hacia esferas tradicionales de la antigua Unión Soviética”.
Egipto e Irán se reconcilian
Los
intelectuales iraníes monitorean cuidadosamente la vecina Turquía. El
experto en Turquía y el Cáucaso Elyas Vahedi señala que “el gobierno
turco planteó conceptos como ‘ni religión estatal ni Estado religioso’,
‘gobierno secular, no hombre secular’, ‘civilizar la constitución’,
‘apertura democrática / apertura kurda / apertura alauí’, y ‘control y
supervisión civil sobre el ejército’ y los ha estado utilizando para
fortalecer y mantener la influencia política del Partido Justicia y
Desarrollo” (AKP).
Y
por cierto, antes de la Primavera Árabe, se hablaba solo de “cero
problemas con nuestros vecinos” y la doctrina de “profundidad
estratégica” de Turquía.
Pero
ahora que Turquía está atascada en Siria, el gobierno del AKP “trata de
justificar su fracaso afirmando que la política de minimizar los
problemas con países vecinos acaba de entrar a su segunda fase… Turquía
cree que la característica principal de la segunda versión de esta
política es la interacción con la gente en los países vecinos en lugar
de la interacción con sus gobiernos”.
Simplemente
no tiene sentido, dice Vahedi: “Este punto de vista, a pesar de algunas
imperfecciones, se justificaba de cierto modo en algunos países como
Libia, Egipto y Túnez, pero no es el caso en Siria”. Además, Ankara
“mantuvo silencio ante la difícil situación de la gente de Bahréin, bajo
el pretexto de que las protestas políticas en Bahréin no son
populares”.
Además, la
política exterior de Turquía “también ha alimentado especulaciones de
que Ankara se ha sumado al conflicto chií-suní que ha sido fomentado por
Occidente. El daño que esta noción hará a la posición y al prestigio
nacional e internacional de Turquía será demasiado costoso para Ankara”.
Vahedi considera que
Turquía, así como Arabia Saudí y Catar, solo sigue a Occidente, que
dirige desde atrás, al estilo de Obama. “Al parecer [Turquía] ha
comprendido las intenciones de Occidente y trata de aceptar ese papel
por cuenta de Occidente a cambio de ciertas concesiones”. Pero no
servirá, por ejemplo, para facilitar el acceso de Turquía a la UE a
pesar de las inmensas objeciones francesas y alemanas.
Además
Ankara “enfrenta críticas cáusticas de personalidades nacionalistas.
Afirman que mientras se ignoran los derechos turcos en Karabakh, así
como en los Balcanes, bajo la supervisión de las potencias occidentales,
el gobierno de Turquía ha convertido la defensa de los derechos del
pueblo sirio en su prioridad”.
Ali
Akbar Asadi, del Departamento de Relaciones Internacionales de la
Universidad de Allameh Tabatabaei, explica con más detalle el evento
clave de las próximas semanas: la renovación de las relaciones
diplomáticas entre Irán y Egipto, que provoca la ilimitada ira de
Washington; el Departamento de Estado, en una actitud infantil, incluso
dice que Irán “no merece” albergar la cumbre del Movimiento de No
Alineados (NAM) en Teherán, a la que asistirá el presidente de Egipto
Mohamed Morsi [8].
Asadi
va a la yugular, las petromonarquías del Consejo de Cooperación del
Golfo (CCG) están aterradas porque “Egipto puede reanudar las relaciones
con la República Islámica de Irán o incluso iniciar relaciones
estratégicas con Turquía, trabajando así a fin de debilitar la
influencia y el peso del CCG en el nuevo equilibrio del poder regional”.
Por lo tanto el CCG
hace lo usual: reparte dinero. “Quiere mantener a su lado a Egipto, uno
de los principales actores políticos árabes”.
Además,
exige a Morsi y a la Hermandad Musulmana (HM) que “no den ningún paso
para exportar su revolución y activen afiliados” de la HM en el CCG. Y
“espera que El Cairo evite la adopción de una nueva actitud de
fortalecimiento de Hamás contra Fatah, que no ayude a Gaza y a su
población palestina y no adopte una posición inflexible contra el
régimen israelí”.
La
política del CCG, apoyada por Occidente e Israel, es “mantener a Egipto
sumido en sus desafíos interiores” e incapaz por ello de ejercer su
“reivindicación histórica de liderazgo del mundo árabe”.
Es
solo un ejemplo del nivel de discusión intelectual que existe en Irán.
En comparación con la histeria bélica de Tel Aviv y Washington, parece
como si viniera de Marte.
Notas:
1. An Obama Visit to Israel Could Stall Iran Attack , Bloomberg, 21 de agosto.
2. Vea
armscontrol.org /
3. Vea
www.irannuc .ir/
4. Vea
www.irdiplomacy.ir/
5. Vea
www.tabnak.ir/
6. Vea Russia and the changing world , RIANOVOSTI
7. Vea www.tehrooz.com
8. US says Iran doesn’t deserve to host summit of Non Aligned Movement , Washington Post, 21 de agosto
Pepe Escobar es autor de Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War (Nimble Books, 2007) y de Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge . Su libro más reciente es Obama does Globalistan (Nimble Books, 2009). Contacto: pepeasia@yahoo.com
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Fuente: http://www.atimes.com/atimes/Middle_East/NH22Ak06.html