sábado, 26 de mayo de 2012

Noam Chomsky opina sobre WikiLeaks

Noam Chomsky opina sobre WikiLeaks, los asesinatos selectivos y el distanciamiento de América Latina
"Nada de lo que WikiLeaks publicó constituía un verdadero secreto"

Democracy Now!


AMY GOODMAN: Volvemos a nuestra entrevista con Noam Chomsky. Hablamos con él la semana pasada en el jardín del Centro Rey Juan Carlos I de la Universidad de Nueva York. Allí le pregunté sobre WikiLeaks.

NOAM CHOMSKY: Creo que nada de lo que WikiLeaks publicó constituía un verdadero secreto. Es decir, WikiLeaks es un servicio a la población. Assange debería recibir un premio, una medalla presidencial de honor. Toda la operación de WikiLeaks ayudó a informar a la gente sobre qué hacen los representantes electos. Eso debería considerarse algo muy positivo, además de interesante. No se reveló nada verdaderamente extraordinario, aunque es interesante saber, por ejemplo, que, cuando el gobierno de Obama en los hechos apoyó el golpe de estado en Honduras que depuso al gobierno democrático y designó lo que viene a ser un gobierno respaldado por los militares, sabía exactamente lo que estaba haciendo. Porque, según sabemos por WikiLeaks, la embajada en Honduras había presentado un análisis detallado justo al comienzo del golpe que expulsó al presidente, donde se decía "Sí, es inconstitucional, es ilegal". Así que sabían exactamente lo que estaba haciendo, cuando Obama y Clinton dijeron: "Bueno, no es tan malo. Todo va a ir bien".

O por ejemplo, el tema de Anne Patterson, la embajadora en Pakistán, una de las revelaciones más interesantes. Patterson apoya la política estadounidense en AfPak, Afganistán y Pakistán, pero también avisó que la estrategia de los asesinatos y las presiones sobre Pakistán suponían un peligro real. Suponen el peligro de la radicalización de Pakistán –donde la oposición a esta política es enorme- y además crean la posibilidad de que los elementos yihadistas tengan acceso a instalaciones nucleares. Es decir, están creando un peligro enorme. De hecho, Pakistán es mucho más peligroso para la seguridad de EE.UU. que Afganistán, que en realidad no supone ningún peligro. Es bueno saber que tenían esa información. Se la daban los analistas, gente que escribía sobre ese tema y lo conocía, pero el hecho de que la consiguieran por intermedio de la embajada es importante cuando uno piensa en cómo esa estrategia se intensificaba. De hecho, es sorprendente ver cómo se aplican todas esas políticas, como si conscientemente estuvieran tratando de aumentar el peligro.

Pensemos, por ejemplo, en el asesinato de Osama Bin Laden. Estoy entre las pocas personas que piensan que eso fue un crimen. Considero que no se puede tener derecho a invadir otro país, secuestrar a un sospechoso (recordemos que sigue siendo un sospechoso aunque uno crea que es culpable) y, una vez que está apresado e indefenso, asesinarlo y tirar su cuerpo al océano. Los países civilizados no hacen ese tipo de cosas. Hay que tener en cuenta que se estaba corriendo un gran riesgo. El grupo de operaciones especiales Navy Seals tenía órdenes de salir de allí peleando si había algún problema. Si hubieran tenido que pelear para salir de allí, habrían tenido cobertura aérea y probablemente se habría producido una intervención militar. Podríamos haber entrado en guerra con Pakistán, un país que cuenta con un ejército profesional dedicado a proteger la soberanía del Estado y que no se habría tomado algo así a la ligera. Una guerra con Pakistán sería un desastre total. Es una de las grandes instalaciones nucleares que tiene vínculos con elementos islamistas radicales. No son un porcentaje elevado de la población, pero están en todas partes. Y, a pesar de todo, lo hicieron. Después de ese incidente, cuando Pakistán estaba totalmente indignado, hubo más ataques con aviones no tripulados. Es asombroso cuando uno analiza esta estrategia, además de la criminalidad que implica.

AMY GOODMAN: ¿Qué opina de que el presidente Obama recurra cada vez más a aviones no tripulados para atacar a personas en Pakistán, Afganistán, Yemen, Somalia y otros países?

NOAM CHOMSKY: Recuerdo un muy buen análisis de Yochi Dreazen sobre ese tema. Era el corresponsal militar del periódico Wall Street Journal; ahora es analista militar para otra organización. Después del asesinato de Osama Bin Laden, que por cierto él aprobaba, señaló que existía una diferencia interesante entre Bush y Obama. Lo digo con mis propias palabras, no con las suyas; yo hubiera dicho algo así: si al gobierno de Bush no le gustaba alguien, lo secuestraban y lo enviaban a un centro de tortura; si al gobierno de Obama no le gusta alguien, lo matan para no tenga que haber centros de tortura en todas partes.

En realidad, eso nos revela otra cosa. Basta con pensar en el primer detenido de Guantánamo que fue a juicio durante el gobierno Obama. “Juicio” entendido como una comisión militar, que quién sabe qué son. El primer caso fue muy interesante y revela muchas cosas. El detenido se llamaba Omar Khadr. ¿Y qué delito había cometido? Su delito fue que, cuando tenía 15 años, había intentado defender su aldea frente al ataque del ejército estadounidense en Afganistán. Ése es su delito y por lo tanto es terrorista. Lo enviaron a Bagram y más tarde a Guantánamo; en total estuvo ocho años en esos centros de tortura. Finalmente, lo llevaron a juicio durante el mandato de Obama y le dieron a elegir entre declararse inocente y quedarse en Guantánamo el resto de tu vida o declararse culpable y pasar allí ocho años más. De modo que sus abogados le recomendaron que se declarara culpable. Ésa es la justicia que se administra bajo el gobierno de nuestro presidente constitucional, para un chico de 15 años que defendió su aldea contra el ataque de un ejército. Y lo peor es que no se dijo nada sobre este caso.

Lo mismo se puede decir del asesinato del clérigo estadounidense Awlaki en Yemen, abatido por aviones no tripulados. Lo mataron a él y a la persona que estaba a su lado en ese momento. Poco después, su hijo también fue asesinado. Se habló un poco del hecho de que era ciudadano estadounidense: no se debería matar a ciudadanos estadounidenses así nomás. Pero, por ejemplo, cuando lo asesinaron, el titular del periódico New York Times fue algo así como "Occidente celebra la muerte de un clérigo radical". En primer lugar, no fue una "muerte" sino un asesinato. Y en segundo lugar, occidente celebra el asesinato de un sospechoso. Al fin y al cabo, era eso, un sospechoso. Hace unos 800 años se redactó algo llamado Carta Magna, la base del derecho angloamericano, donde se estipula que no se violarán los derechos de nadie sin un debido proceso legal y un juicio justo y rápido. No dice que hay que matar a un sospechoso.

AMY GOODMAN: A su juicio, ¿los medios de comunicación mejoraron en las últimas décadas?


NOAM CHOMSKY: Creo que son mejores de lo que eran. No soy un gran admirador de los medios de comunicación, pero considero que, si los comparamos con los de los años 1950 y 1960, mejoraron considerablemente.

AMY GOODMAN: El hecho de que exista competencia y de que la gente tenga acceso a otro tipo de información ¿supone una presión para los medios de comunicación dominantes?


NOAM CHOMSKY: No lo creo. En realidad, ahora la situación está más monopolizada que antes. Creo que es porque el país cambió. Ahora es un país más civilizado de lo que era antes, es decir, si lo comparamos con la situación de los años 1960. En primer lugar, hay que tener en cuenta los derechos de las mujeres. A lo largo de la historia de Estados Unidos, hasta hace poco, según la ley, las mujeres eran básicamente una propiedad. Eran propiedad de sus padres y de sus maridos. En los primeros años de vida del país, el argumento en contra del voto femenino era que no sería justo porque los hombres casados tendrían dos votos, ya que, evidentemente, la mujer tenía que hacer lo que le decían. Y, de hecho, hasta los años 1970, el derecho de las mujeres de integrar un jurado no estaba garantizado porque se consideraba que no podían hacer ese tipo de cosas. En las universidades de comienzos de la década de 1960, en la mía por ejemplo, solo había hombres blancos obedientes y respetuosos. Todo eso cambió.

También cambió en otros aspectos. Usted mencionó los derechos de los homosexuales. No hace muchos años, ni siquiera se podían pronunciar esas palabras. Y había leyes contra la sodomía, hasta hace muy poco, quizás todavía haya alguna. En Inglaterra es igual. Allí hubo un caso muy dramático, no sé si lo siguió. Uno de los grandes matemáticos del siglo XX, Alan Turing, que además fue un héroe de guerra y fue quien descifró los códigos alemanes y salvó a Inglaterra de los ataques, era homosexual. A principios de 1950 eso iba en contra de la ley de ese país y lo sometieron a un tratamiento para curarlo de esa “enfermedad”. El tratamiento era tan grotesco que acabó suicidándose. Pero eso fue hace mucho tiempo, en 1954. Ahora, cuando le preguntaron al primer ministro Cameron si había llegado el momento de concederle un perdón tardío, ya que este año se cumple el centenario de su nacimiento. La respuesta de Cameron fue: "No, infringió la ley británica. Eso no se perdona". Así que, en esencia, matamos a un héroe de guerra y a un gran matemático porque estaba infringiendo la ley británica. Todo eso ha cambiado mucho, quizá no en el gobierno de Cameron, pero ha cambiado en muchos aspectos. Y eso tuvo un efecto en los medios de comunicación. Las personas que trabajan en los medios, como por ejemplo muchas mujeres, tuvieron que soportar situaciones como ésa.

AMY GOODMAN: Noam Chomsky, ¿qué cosas le dan esperanza?


NOAM CHOMSKY: Hay muchas cosas que me dan esperanza. Aquí mismo tenemos el movimiento ”Occupy", por ejemplo. Es algo muy sorprendente y dramático. O el lugar en el que nos encontramos hoy, el encuentro del Congreso Estadounidense sobre América Latina (NACLA). Lo que ha ocurrido en América Latina en los últimos 10 años es algo espectacular. En los últimos diez años, por primera vez desde la conquista española y portuguesa, hace quinientos años, América Latina se ha liberado sustancialmente de la dominación y del control de Occidente, sobre todo de Estados Unidos.

De hecho, hubo un ejemplo de eso muy dramático hace apenas un par de semanas en la cumbre [de la OEA] realizada en Cartagena, una cumbre muy importante. Aquí no se mencionó nada de eso. Hubo un escándalo relacionado con el servicio secreto [de EE.UU], pero en esa cumbre ocurrieron cosas muy interesantes. En esa reunión participan todos los países del continente americano. Se debatieron principalmente dos cuestiones, aunque no hubo ninguna declaración porque no pudieron llegar a un acuerdo. Las dos cuestiones fueron Cuba y las drogas. Todo el continente quiere que Cuba sea admitida en la cumbre. Estados Unidos y Canadá se niegan. En relación con las drogas, prácticamente todo el continente está presionando para que haya una legalización porque son ellos los que están llevándose la peor parte, es un golpe en la boca del estómago. La demanda de drogas está aquí [en EE.UU.]. El suministro de armas está aquí. Y ellos son los que lo sufren. Por lo tanto quieren emprender el camino de la legalización. Pero Estados Unidos y Canadá se niegan.

Estados Unidos y Canadá están aislados en el continente. Y, de hecho, hay una nuevo organismo que se creó hace aproximadamente un año, Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC), que excluye formalmente a Estados Unidos y Canadá, e incluye a todos los demás países. Es muy posible que este nuevo organismo reemplace a la Organización de los Estados Americanos, que está regida por Estados Unidos. Un síntoma de ello es que Estados Unidos fue virtualmente expulsado de sus bases militares en América del Sur. Esos países están tratando de solucionar sus problemas internos, que son graves.

El otro tema interesante [en América Latina] es el papel de los movimientos populares. Por ejemplo, hay movimientos populares masivos de indígenas y trabajadores que son muy efectivos en producir cambios políticos de modo sustancial. Es algo de una importancia histórica.

AMY GOODMAN: Entonces el movimiento “Occupy” y América Latina son para usted motivos de esperanza.


NOAM CHOMSKY: Y la Primavera Árabe. En realidad están pasando muchas cosas interesantes en el mundo. Pero creo que la conciencia de la gente en relación a muchos temas está cambiando. Antes mencionaba la actitud de los chicos de 18 a 24 años, que es bastante mala, pero creo que eso también se puede cambiar.

AMY GOODMAN: Noam Chomsky es profesor de la universidad Massachusetts Institute of Technology (MIT), además de intelectual, disidente político y lingüista de renombre mundial. Lleva más de medio siglo dando clases en el MIT, donde tiene el cargo de Profesor del Instituto y es profesor de Lingüística. Lo entrevistamos la semana pasada en Nueva York en la celebración del 45 aniversario de NACLA, Congreso Estadounidense sobre América Latina, donde le rindieron homenaje. Noam Chomsky es autor de más de un centenar de libros, el más reciente lleva por título "Occupy".

Traducido por Javier Pérez; editado por Gabriela Díaz Cortez

Fuente: http://www.elmercuriodigital.net/2012/05/noam-chomsky-nada-de-lo-que-wikileaks.html

viernes, 25 de mayo de 2012

CDS sobre Deuda Soberana: ¿Qué son y cómo funcionan? El ejemplo de Grecia

Tomado Rebelion  http://www.rebelion.org 25-05-2012



CADTM


A finales de los noventas una división de JPMorgan desarrollo un mecanismo financiero diseñado especialmente para proteger a clientes de pérdidas derivadas del default de bonos u otros instrumentos financieros en su posesión. Dicho instrumento recibió el nombre de Credit Default Swap (CDS), y en poco menos de una década paso de ser una obscura invención de la ingeniería financiera a convertirse en una de las herramientas preferidas para llevar a cabo especulación financiera a gran escala que tiene lugar hoy en día. De ahí la importancia de entender como dicho instrumento funciona y el rol central que están jugando en las discusiones sobre la crisis de la deuda soberana en Europa.

En términos prácticos, un CDS cumple la función de un seguro sobre un instrumento financiero. Como en el caso de los seguros, la entidad que busca la protección sobre un activo (un crédito o bono) se compromete a hacer pagos regulares a cambio de protección por parte de la aseguradora en caso de default. Sin embargo existe una diferencia clave con los seguros tradicionales. Para obtener un seguro tradicional, es necesario ser el propietario del activo sobre el cual se adquiere la protección. Por ejemplo, una persona puede adquirir un seguro sobre un automóvil o vivienda que sean de su propiedad, pero no puede hacer lo mismo sobre el auto o vivienda de su vecino. La razón detrás de este impedimento tiene que ver con la creación de incentivos perversos para la destrucción de propiedad ajena. Si fuera posible para una persona adquirir seguros sobre la propiedad de otras personas, en este caso de su vecino, estaría en su interés incendiar el carro o vivienda de este para así obtener la compensación monetaria entregada por la compañía de seguros. Un resultado de este tipo seria claramente indeseable tanto desde el punto de vista individual como socia.

Tal impedimento no existe en el caso de los CDS. Un CDS puede ser adquirido y transado por cualquier persona o entidad sin que esta deba tener alguna relación de propiedad con el crédito o bono sobre el cual se origina dicha herramienta financiera. Esta característica especial de los CDS tuvo dos consecuencias. Primero, al diferenciarse de los seguros y derivados financieros tradicionales, permitió escapar a los CDS de la regulación que opera en ambos segmentos convirtiéndose así en una sección especialmente opaca de los mercados financieros internacionales. Segundo, al permitir comprar o vender posiciones referenciadas sobre un activo financiero al cual no se tiene acceso facilita la especulación por montos que algunas veces pueden ser múltiplos del valor del activo referenciado. Un ejemplo práctico de las profundas implicaciones de este segundo elemento pueden ser encontradas en el colapso de las hipotecas subprime en Estados Unidos. Gracias a los CDS pudieron realizarse apuestas especulativas en el orden de miles de millones de dólares sobre hipotecas avaluadas en millones de dólares. Esto es, los CDS permitieron expandir de forma exponencial la especulación sobre dichas hipotecas y en última instancia las pérdidas que se derivaron de la caída en el valor de estas.

Ante el colapso de este segmento del mercado, y la lógica irrefrenable del capitalismo financiero de mantener el crecimiento a una tasa de interés compuesto, los CDS comenzaron a ser utilizados de forma masiva en otras aéreas de los mercados financieros. Uno de los segmentos más dinámicos posterior al 2008 ha sido el de CDS sobre deuda soberana europea, donde se estima que existen posiciones brutas por un valor superior a un millón de millones de dólares. De hecho, como referencia Michael Lewis en su último libro “Boomerang”, fueron precisamente aquellos individuos e instituciones que hicieron una fortuna comprando CDS en contra del sistema de hipotecas de los Estados Unidos, los primeros en acumular significativas posiciones a través de este mismo instrumento en contra de la deuda soberana de países de la zona euro. De la misma forma que la euforia especulativa que tuvo lugar en Estados Unidos se baso en la capacidad de hogares de asumir deudas muy por encima de sus capacidades financieras, la prosperidad reciente de países como España o Irlanda se baso en la capacidad del sector privado y financiero de dichos países de acumular deudas superiores al ingreso nacional. En ambos casos, los CDS se convirtieron en la herramienta de aquellos especuladores que identificaron la insostenibilidad de dichos patrones para hacer fortunas, con el equivalente en el mundo de los seguros, de beneficiarse de la destrucción de la vivienda del vecino.

Un caso útil para comprender como operan y cuáles son los problemas que crean los CDS en el mundo de la deuda soberana, es la evolución de dichos instrumentos referenciados a la deuda pública de Grecia. Tras la implosión de Wall Street en Septiembre del 2008, se produjo un inusitado crecimiento en las posiciones netas |1| de CDS sobre deuda pública griega, las cuales en el 2009 se incrementaron en más de 2 mil millones de dólares, o más de 35%. Es importante resaltar que en este periodo se mencionaba de forma recurrente la capacidad del euro de mantener protegidos a sus miembros más débiles de ataques especulativos. Por ende el costo de comprar protección en la forma de CDS sobre un default de Grecia era relativamente bajo con un precio de 10 puntos básicos. En lenguaje simple esto significa que para comprar protección sobre 100 millones de euros en deuda pública de Grecia era necesario pagar 10 millones de euros a lo largo de la duración del contrato. Debido a que la mayoría de los contratos de CDS tienen una duración de 5 años, esto implicaba un costo anual de 2 millones de euros para mantener el CDS. De esta forma las entidades que entraron al mercado en dicho momento realizaron una apuesta en la cual si Grecia mantenía los pagos sobre su deuda pública en el periodo 2009-2014 podían perder un máximo de 10 millones de dólares, equivalente al costo de aseguramiento. Si por el contrario Grecia caía en default o reestructuraba su deuda podían llegar a ganar un máximo de 100 millones de dólares, el pago de la póliza del CDS, para un beneficio de 1000% sobre el riesgo asumido.

Ante una perspectiva de ganancia de tal magnitud, no sorprende encontrar que la situación empezó a cambiar radicalmente a lo largo del 2010. Las tasas de interés sobre la deuda pública griega empezaron a elevarse de forma significativa y se hizo evidente que era solo una cuestión de tiempo antes que el país helénico tuviera que recurrir a ayuda externa o a una restructuración para mantener las finanzas publicas a flote. Es en este periodo, alrededor de Junio de 2010, que los costos de los CDS sobre deuda pública griega comienzan a elevarse de forma significativa pasando de 10 puntos básicos a cerca de 80 puntos básicos en Febrero del 2012. La realización que la probabilidad de un default de la deuda pública griega era mucho más alta de lo que la mayoría de los agentes en el mercado pensaba inicialmente afecto no solamente los costos de obtener protección sobre dicho evento, sino también la disposición por parte de entidades financieras de ofrecer tal protección en la forma de CDS. Así, de forma paralela al incremento de los precios de CDS sobre deuda pública griega, las posiciones netas empezaron a caer. De un pico máximo de más de 9000 millones de dólares en Noviembre del 2009, las posiciones netas se redujeron progresivamente hasta alcanzar 3.100 millones de dólares en Febrero del 2012. Ambos fenómenos están relacionados. En la medida en que se hizo evidente que el default era cuestión de tiempo, las instituciones que vendieron inicialmente sobre CDS buscaron formas de vender este riesgo a una tercera parte o directamente llegar a un acuerdo con el comprador inicial del CDS para terminar el contrato con un pago en efectivo, reduciendo así los montos máximos a ser pagados en caso de default.

Desde el punto de vista de los compradores de CDS sobre deuda pública griega, la decisión de terminar los contratos a cambio de pagos en efectivo antes de esperar el default, y por ende maximizar las ganancias asociadas al CDS, se puede entender si se tiene en cuenta que dicho default era un evento probable pero no 100% seguro. Una vez comenzaron las negociaciones del gobierno de Grecia con la Troika para inicialmente recibir un paquete de ayuda, y posteriormente reestructurar la deuda del país, no existía claridad sobre si una reestructuración que incluyera a la mayoría de los acreedores podría ser denominada un evento de crédito y de esta forma activar los CDS. La International Swaps and Derivatives Association (ISDA), entidad encargada de decidir la activación y monto final de compensación de un CDS tomo una actitud ambivalente al respecto y creo un alto grado de incertidumbre. El debate se concentro sobre la posibilidad que las autoridades europeas lograran forzar la mano de la ISDA y la obligaran a declarar el proceso de restructuración como voluntario y de tal forma evitar la activación de los CDS con el objetivo de reducir la inestabilidad en los mercados. Ante la posibilidad de salir sin ninguna ganancia, un número importante de inversores con posiciones en CDS griegos actuaron como apostadores profesionales de casino y transformaron sus fichas en efectivo, llegando a acuerdos con las instituciones las cuales les vendieron inicialmente dichos instrumentos.

Por otra parte un grupo de inversores con posiciones en CDS griegos prefirió doblar sus apuestas adquiriendo bonos de deuda pública de Grecia. A primera vista esta decisión no tiene sentido, toda vez que los CDS representan una apuesta a que dichos contratos de deuda no serán cumplidos. Sin embargo el objetivo no era obtener beneficios financieros con los bonos per se. El objetivo real de la compra de bonos por parte de este grupo de inversores era lograr ser incluidos en las discusiones entre el gobierno de Grecia y los tenedores privados de bonos que tuvieron lugar previo a la reestructuración de la deuda griega de mediados de marzo del 2012. En dichas negociaciones, los tenedores de CDS pedían al gobierno de Grecia, que en contra de los intereses del resto de los tenedores de bonos, redujeran al mínimo los pagos derivados de la reestructuración. La explicación de esta paradójica situación es sencilla. Mayores pérdidas sufridas por parte de los tenedores de bonos implicarían mayores beneficios derivados de los CDS.

Así, inversores con CDS que participaron en las negociaciones de reestructuración se convirtieron en uno de los principales obstáculos para lograr un acuerdo en estas, eventualmente logrando que la reestructuración fuera denominada un evento de crédito. El anuncio oficial de un acuerdo para hacer un canje de deuda tuvo lugar el 9 de Marzo. Inicialmente, el 85% de los acreedores acepto canjear los bonos de deuda pública griega por nuevos bonos con un valor equivalente al 53% de los antiguos bonos. Esta cifra se elevo a 95% una vez fueron utilizadas clausulas de acción colectiva (CAC), que forzaron a otro grupo de inversores a aceptar el canje. El uso de CAC fue utilizado por el ISDA para declarar, el mismo 9 de marzo, el canje como un evento de crédito y por ende activar los CDS. Dicha declaración dio paso a la organización de la última etapa asociada a un contrato de CDS, el cálculo del monto final a pagar por parte de las entidades que venden protección.

Debido a que los CDS referencian precios de otros contratos financieros, como bonos de deuda pública, su valor depende del llamado valor de recuperación de dichos contratos tras la declaración del evento de crédito. Esto es, aun después del default, un contrato financiero conserva cierto valor que depende de la probabilidad que inversores, en la mayoría de los casos vulture funds, asignen de recuperar una pequeña porción del crédito original. En el caso de default corporativos, dicha probabilidad es relativamente alta por lo que el valor de recuperación normalmente se encuentra en el rango de 50 a 70 centavos sobre el dólar. En los casos de default de deuda pública este número es muy inferior y se encuentra regularmente en el rango de 10 a 30 centavos sobre el dólar. Debido a que un CDS referencia el valor del bono a par, es decir 100 centavos sobre el dólar, el pago final del CDS se calcula como la diferencia entre el valor a par y el valor de recuperación. Ello implica que desde la perspectiva de los tenedores de CDS, menores valores de recuperación que infringen mayores pérdidas sobre los tenedores de bonos, maximizan sus ganancias especulativas.

La forma como la ISDA determina los valores de recuperación, y por ende los pagos finales de los CDS, es la realización de una subasta sobre los bonos que han sido declarados en default. Tales subastas tienen un carácter especial toda vez que en la mayoría de los casos los tenedores de CDS sobrepasan en número a las entidades tenedoras de bonos. Al mismo tiempo toda vez los bonos en default tienen un carácter ilíquido, toda vez circulan muy poco en los mercados, las transacciones que tienen lugar en el marco de la subasta son relativamente pequeñas comparadas con el valor de los CDS. Para el caso de Grecia, la subasta fue realizada el 19 de Marzo en un proceso de 2 etapas. En la primera parte, los tenedores de bonos en default anuncian precios de compra y venta con los cuales están dispuestos a negociar tales instrumentos. En la segunda etapa, los participantes anuncian si están dispuestos a comprar o vender de acuerdo a los precios fijados en la primera etapa del proceso. En la subasta del 19 de Marzo se vendieron bonos por un valor total de 291 millones de euros y el valor de recuperación fue fijado en 21.5 centavos. De tal forma el valor de pago de los CDS fue fijado en 78.5 centavos, generando obligaciones de pago por un total de 2.5 millardos de dólares (cerca de 10 veces el valor de los bonos transados en la subasta) sobre 3.1 millardos de dólares de posiciones netas de CDS existentes. Es decir que en el caso de aquellos inversores que adquirieron CDS antes Junio del 2010, y mantuvieron sus posiciones hasta el final, estos instrumentos les reportaron una ganancia del 785%. Con este número en perspectiva, no sorprende entonces encontrar que los CDS se hayan convertido en la herramienta perfecta para la especulación financiera a gran escala.

Sin embargo en la misma escala que permiten crear el potencial para dicha magnitud de ganancias de carácter especulativo, representan un riesgo para la estabilidad de los mercados financieros. Primero, al permitir crear posiciones que representan un múltiplo del valor del activo real al cual referencia, los CDS incrementan de forma exponencial las perdidas asociadas a un pánico financiero. Segundo, los CDS crean la ilusión de disminuir dicho riesgo toda vez representan un mecanismo de aseguramiento. La realidad es que las pérdidas derivadas de un default son trasladadas a la entidad que vendió la protección en la forma de CDS. Es decir que las ganancias generadas de un CDS dependen directamente de la capacidad de las entidades que venden dicha protección de cumplir los contratos. Como demostró AIG en 2008, en el caso de pánicos financieros este no es el caso. Tercero, al depender de la declaración de eventos de crédito o default, los CDS incentivan comportamiento fraudulento que lleve al colapso de las entidades o países sobre los cuales están referenciados.

Teniendo estos elementos en cuenta los CDS deberían ser en el mejor de los casos completamente eliminados de los mercados financieros. En el peor, deberían ser regulados como mecanismos tradicionales de seguros que limiten las posiciones en CDS a las posiciones reales en activos financieros y que obligue a las entidades interesadas en vender tales instrumentos a incrementar de forma significativa sus reservas para perdidas. Mientras medidas de este tipo no sean tomadas, la inestabilidad financiera solo puede exacerbarse y la destrucción de países enteros en el nombre de las ganancias derivadas de los CDS un evento normal y recurrente en los mercados financieros.

http://www.cadtm.org/CDS-sobre-Deuda-Soberana-Que-son-y

sábado, 19 de mayo de 2012

POR QUÉ NO VOY A VOTAR EL 27 DE MAYO


Aclaro que como trasnochado, conservador, que vivo en los 60, ultra, que pongo palos en la rueda... etc, me hago responsable y comparto lo que el comañero espresa.

Por supuesto no pienso que el compañero sea nada de lo arriba espresado, sino que esta viviendo en el Uruguay real y no el virtual de nuestra vurocracia frenteamplista.

Nelson

Por Hoenir Sarthou

publicado a la‎(s)‎ 17/05/2012 12:28 por Semanario Voces
Soy de izquierda desde siempre y frenteamplista desde 1971. El 26 de marzo de 1971 fui al acto fundacional en un camión que salió desde mi liceo, el Dámaso Antonio Larrañaga. No pude votar en esa elección por falta de edad, pero, como muchos, hice pegatinas y barriadas, recorrí actos y comités, mordiéndome de bronca por no haber nacido tres años antes. Casi lloré, en la madrugada del 28 de noviembre, cuando supe que el Frente no ganaba. Me había entusiasmado con la propaganda triunfalista y con aquel aviso de “hermano, no te vayas; ha nacido una esperanza”, que pasaban por televisión, con la melodía de “El violín de Becho” como fondo.  


Después, como todos, me fumé la dictadura. Bastante gremialismo estudiantil y periodismo comprometido con el Frente en cuanto fue posible. Y después, sí, Me saqué las ganas. Voté al Frente durante casi treinta años, en 1984, 1989, 1994, 1999, 2004 y 2009. Sin contar las internas, las departamentales y los plebiscitos. Incluso lo voté en las departamentales de 2010, cuando tantos amigos resolvieron votar en blanco. Lo voté y expliqué por qué en un artículo publicado en Voces: básicamente porque, si todos los frenteamplistas hubiésemos votado en blanco en esa ocasión, la Intendencia de Montevideo habría ido a parar a manos de blancos o de colorados. Eso no me parecía bien. Y uno debe votar como si de su voto dependiera el país   

Disculpen esta historia personal. No tiene nada de especial. Es igual a la de cientos de miles que fueron jóvenes en los años setenta. El único motivo de contarla es aclarar que lo que voy a decir ahora lo digo como viejo militante frenteamplista.
EL MENSAJE

No voy a votar en las internas del 27 de mayo..

No voy a votar porque quiero enviarles un mensaje a la dirigencia y a parte de la militancia del Frente Amplio. Un mensaje democrático, modesto y personal. El que puede enviar un votante, dando o no dando su voto.

El mensaje es que no estoy conforme con muchas cosas de la gestión de estos siete años de gobierno.

No discrepo en todo. Algunas cosas buenas se han hecho y, en general, lo que había antes era mucho peor. Pero llevamos siete años gobernando el país y más de veinte gobernando Montevideo. No se puede vivir toda la vida comparándose con lo malo del pasado.
¿EN QUÉ DISCREPO?

Por ejemplo, en el excesivo privilegio que se le da a la inversión extranjera. Admitirla, y hasta estimularla en algunos casos, me parece bien. Pero no que cuente con acuerdos secretos, puertos, zonas francas y exoneraciones tributarias con que no cuenta la pequeña empresa ni mucho menos el trabajo nacional. Además, en muchos casos, no se analiza lo suficiente qué clase de actividad viene a hacer y qué consecuencias traerá para el ambiente, los recursos naturales y la vida social.

Tampoco me parece justa la forma en que se reparte la carga impositiva entre el trabajo y el capital. Ni la forma en que se distribuye, o se concentra, la riqueza. De un gobierno de izquierda esperaba más impulso a la industria y al trabajo nacional, el manejo de recursos públicos para la creación de una economía más social.

La enseñanza sigue deteriorándose sin que se tomen medidas radicales. La educación es clave para todo: para la justicia y la inclusión social, para la seguridad pública, para el bienestar económico, para el desarrollo de las ciencias, las artes y el pensamiento, para la vida democrática. Un gobierno comprometido con los intereses populares debería proponerse revolucionar a la educación, convertirla en una usina de personas lúcidas, críticas, participativas, capaces de cuestionar al poder, de disputarlo y de ejercerlo. Un gobierno que tolera la degradación de la enseñanza pública es objetivamente conservador, agite la bandera que agite.  

Discrepo con las políticas sociales. Son asistencialistas y focalizadas. Consolidan la marginalidad cultural. Entregan dinero y beneficios, en lugar de promover la educación y el trabajo en forma universal. Mejoran las estadísticas de pobreza e indigencia, pero no modifican la realidad vital.

Creo que la enorme crisis de la seguridad pública responde, en buena medida, al fracaso de las políticas sociales y educativas. A eso se suma el olvido del papel de la patria potestad en la formación de los niños y adolescentes y la indecisión de la izquierda para asumir la función represiva y reeducativa del Estado ante el delito ya consumado. Un cóctel  explosivo.

El manejo de la institucionalidad del Estado deja mucho que desear. A veces parece que no se entendiera la importancia de la transparencia y del respeto de las instituciones para el buen funcionamiento democrático y como garantía para los ciudadanos.

Para concluir, siento que estamos ideológicamente desarmados. No cuestionamos el derecho de la propiedad privada a afectar recursos naturales imprescindibles. O el concepto de “propiedad intelectual”, con el que gigantescas multinacionales se apoderan de –y cobran por- conocimientos que son patrimonio de la humanidad. O el avance de organismos y normas internacionales sobre el Estado y el derecho uruguayos, que tienen un fundamento democrático del que carece el orden internacional. O cruzadas delirantes impulsadas desde países centrales, como la “guerra” contra el narcotráfico, que está sumergiendo en sangre, en droga y en corrupción a muchos países del continente.
NADA PERSONAL

Nada tengo contra los compañeros Agazzi, Xavier, Rubio y Castillo. Los respeto y valoro mucho. Además no son especialmente responsables de que las cosas estén como están. Pero los he oído y he leído sus discursos y nada dicen que resuelva las dudas y discrepancias que acabo de reseñar.

Es más, verlos y oírlos aumenta mi preocupación. Aunque se supone que representan a casi todo el espectro del Frente, se presentan los cuatro juntos en todos lados y no debaten nada sustancial. ¿Cuál es el sentido de la elección, entonces? ¿Votar un nombre o una cara? ¿Fingir que elegimos aunque no haya ideas diferentes que justifiquen la elección? Siento que no se me respeta cuando no se debate seriamente.
UNA INSTANCIA DE LEGITIMACIÓN

Así , todo indica que la elección interna del 27 será sólo una instancia de legitimación del actual estado de cosas. Una prueba de fuerza del status quo frenteamplista para demostrar que tiene “apoyo de la base” y “tirar un poco más”. Para llegar a una nueva elección nacional y conquistar un nuevo período de gobierno sin cuestionamientos ni renovaciones.

Pero, a diferencia de en las elecciones departamentales de 2010, en esta elección el Frente no compite con la derecha ni con nadie. Que tenga más o menos votos no determinará que pierda cargos o poder en el Estado. Eso vuelve a esta elección una oportunidad perfecta para enviar un mensaje fuerte sin beneficiar a la derecha.
RAZONES PARA NO VOTAR EN BLANCO

Mucha gente piensa votar en blanco el 27. Esperan hacer llegar así un mensaje crítico a la dirigencia del Frente. En lo personal, pensé en hacerlo. Pero encontré que no expresaba lo que yo quiero expresar.

El voto en blanco indica indiscutiblemente que uno no se siente representado por las opciones que se le ofrecen. En este caso, significará que ni Agazzi, ni Xavier, ni Rubio ni Castillo satisfacen al votante.

Pero no dice lo mismo sobre la opinión del votante respecto al Frente Amplio o al gobierno. Cualquier analista podría deducir que el problema fueron los candidatos y que habría habido menos votos en blanco si se hubiesen postulado Mujica, Tabaré o Astori.

Cosa muy distinta ocurría en la elección departamental de 2010, en la que el Frente competía con otros partidos. Allí, el voto en blanco indicaba que al votante le disgustaba tanto la candidatura frenteamplista como la de los blancos, los colorados y los independientes. El mensaje era realmente fuerte.

Ahora, en cambio, puede ser interpretado como un apoyo a la gestión del partido de gobierno y una puntual disconformidad con los candidatos propuestos. Es más, apostaría a que, si el resultado es bueno, se utilizará el número total de votos de la interna, incluidos los en blanco, como expresión de apoyo al Frente y a su gestión

Quien quiera enviar un mensaje más duro a la dirigencia del Frente, deberá recurrir a otro mecanismo.

Es mi caso. Por eso no voy a votar. No porque reniegue del Frente Amplio, sino porque soy frenteamplista y tengo la esperanza de que se entienda que el Frente debe cambiar. 
  


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martes, 15 de mayo de 2012

Se necesitaría otra Tierra para mantener el consumo actual

15.05.2012 | 13.15

La Tierra tarda un año y medio en regenerar los recursos que la población mundial consume en doce meses, algo que no es sostenible a largo plazo y que debe ser asumido y modificado por los jefes de Estado que acudirán a la cumbre de desarrollo sostenible Rio+20.
Se necesitaría otra Tierra para mantener el consumo actual

Así lo advirtió este martes el Fondo Mundial para la Naturaleza, (World Wide Fund, conocido por sus siglas WWF) al presentar su informe "Planeta Vivo 2012", en el que hace una evaluación del estado de nuestro mundo, señala las presiones a las que está sometido y detalla soluciones para mejorarlo.

El texto afirma que de 1970 a 2008 la biodiversidad en el mundo se ha reducido un 30 %, y un 60 % de ella se ha perdido en los trópicos, en países muy poco desarrollados.

La demanda de recursos naturales se ha duplicado desde 1966, y actualmente el mundo tarda un año y medio en regenerar lo que consumimos en doce meses.

De hecho, si todos consumiéramos como un estadounidense medio, necesitaríamos cuatro planetas para soportarlo.

"Vivimos como si tuviéramos otro planeta disponible, estamos usando un 50 % más de recursos de los que el Planeta puede ofrecer. Tenemos la capacidad de ofrecer agua, comida y energía a los 9.000-10.000 millones de personas que vivirán en la Tierra en 2050, pero sólo si todos, gobiernos, empresas, y ciudadanos modificamos nuestro comportamiento", advirtió en una rueda de prensa Jim Leape, director general de WWF Internacional.

Leape considera que ese cambio puede producirse en la cumbre de la ONU conocida como Rio+20 -que se celebrará dos décadas después de la Cumbre de la Tierra, la primera gran reunión que trató sobre la degradación del planeta y cómo modificar dicha tendencia- aunque es consciente que la tarea no va a ser fácil.

"Este desafío es tan trascendental que no podemos dejar el cambio sólo a los individuos, los gobiernos tienen que actuar y el momento es ahora. No estamos donde deberíamos estar en cuanto a la negociación, pero falta aún un mes y debería hacerse todo el esfuerzo necesario para lograrlo".

Para evaluar el estado del planeta se han usado dos herramientas, el Índice Planeta Vivo, que evalúa la salud de los ecosistemas de la Tierra; y la Huella Ecológica, la demanda y uso de recursos por parte de los humanos en comparación con la capacidad de regeneración de los mismos, que se concreta en el área de tierra realmente disponible para producir recursos renovables y absorber las emisiones de CO2.

Los 10 países con mayor huella ecológica del mundo son Qatar, Kuwait, los Emiratos Árabes Unidos, Dinamarca, Estados Unidos, Bélgica, Australia, Canadá, Holanda e Irlanda; España se sitúa en el puesto 25.

"Puede sorprender ver a países como Dinamarca, conocidos como ecológicos, estar en una posición tan alta, pero es que la huella toma en cuenta las importaciones y su coste, y éste puede ser muy alto para el medio ambiente", explicó Gemma Cranston, de la Red Global de la Huella Ecológica, co-editora del informe.

Los países ricos tienen de media cinco veces más impacto que los menos desarrollados, pero el mayor declive en biodiversidad lo padecen las naciones pobres, que según el informe "subsidian el estilo de vida de los países ricos".

Para poder reducir el impacto de nuestro patrón de consumo sobre la Tierra deberíamos reducir drásticamente el uso de combustibles fósiles y sustituirlos por energías renovables, disminuir y mejorar el consumo de agua, producir más eficientemente, intentar comprar productos que hayan sido fabricados o creados de forma sostenible, y acabar con los subsidios, sugiere WWF.

Tomado de  Espectador. com http://www.espectador.com/index_home3.php

viernes, 4 de mayo de 2012

¿Quién controla la economía mundial? El poder de las transnacionales

Por Alberto Garzón Espinosa*
La pregunta es ambiciosa, desde luego. Algunos dirán que son los Estados-Nación más poderosos militarmente, como Estados Unidos. Otros dirán que son las personas más ricas y poderosas las que, conspirando, deciden en lugares poco transparentes cómo gestionar el mundo.
Sin duda también habrá quienes crean que son las voluntades individuales las que conforman, a través del mercado, el destino de nuestra economía mundial. Incluso, en una derivación de esta última opción, puede pensarse que son precisamente las empresas transnacionales las garantes del futuro político y económico de nuestro mundo. En todo caso, probablemente todas tengan algo -aunque sea poco- de razón, si bien para intentar responder tamaña cuestión no pueden servir análisis simples o prejuicios sin confirmar empíricamente.
Mi intención aquí no es otra que mostrar y difundir los resultados del reciente y único estudio que ha evaluado la red global que conforman las transnacionales (también llamadas multinacionales o grandes empresas a secas). Según este complejísimo estudio que ha analizado las redes de 43.060 transnacionales, apenas un 737 de ellas controlan el valor accionarial del 80% total. Esta distribución de poder es mucho más desigual que la distribución de riqueza y renta. Además, el 40% del valor de todas las transnacionales del mundo está controlado por un pequeño núcleo -core- de 147 transnacionales. Y, más interesante si cabe, de ese núcleo de trasnacionales tres cuartas partes son entidades financieras.

La evolución de la red empresarial

Los economistas clásicos distinguían entre capitalistas y trabajadores para distinguir los dos espacios que podían ocuparse en la actividad productiva. Corresponde esa clasificación a un análisis analítico abstracto de cómo opera el sistema económico capitalista, pero también a cómo era la configuración concreta del capitalismo más incipiente. Un capitalismo caracterizado por empresas donde la propiedad y la gestión coincidían y existía por lo tanto un capitalista activo preocupado por el control de su empresa y por lo tanto por los beneficios que les pudieran dar. El resto de la empresa eran, simplificando, trabajadores que alquilaban su fuerza de trabajo a cambio de un salario. Imaginen en esta visión al capitalista industrial del siglo XIX español, caracterizado por estar frente a la empresa vigilando la actividad productiva. Por ejemplo, a Miguel Agustín Heredia, empresario industrial riojano que montó importantes negocios en Málaga.
Según evoluciona el capitalismo, sin embargo, esta realidad va cambiando y haciéndose más compleja. Las empresas se hacen más grandes y surgen las primeras sociedades anónimas. Se disocia la propiedad de la empresa -que queda en manos de los accionistas- de la gestión de la misma -que queda en la dirección- y de la actividad puramente productiva -los trabajadores-. Los accionistas suelen ser grandes fortunas que juntando sus riquezas permiten acometer proyectos empresariales más complejos y que rinden más beneficios. Un ejemplo español fue la compañía de los Ferrocarriles de Madrid a Zaragoza y Alicante (M.Z.A.), que nació de la unión de los capitales de grandes fortunas como las del marqués de Salamanca, el duque de Morny y los Rotchschild (familia vinculada a las finanzas), si bien también -como siempre- con el apoyo de capital público. O el más obvio, el de la Rio Tinto Company Limited, empresa de capital danés e inglés que cotizaba en la bolsa de Londres y explotaba las minas de RioTinto (Huelva). En definitiva, las finanzas y la nueva organización empresarial permite al capitalismo desplegar proyectos más ambiciosos que en ningún caso una sola gran fortuna individual podría llevar a cabo, pero esa nueva organización empresarial modifica a su vez la relación entre los sujetos económicos (finanzas, propietarios, gestores, trabajadores) y por lo tanto las relaciones de poder.
Con la evolución de los mercados financieros, entre los que se incluye el mercado de acciones -la bolsa, es decir, el espacio donde se compran y venden derechos de propiedad de las empresas-, el sistema se hace aún más complejo. La globalización económica y financiera va empujando a las empresas a una mayor internacionalización. Hasta el punto de que gracias a la llamada ingeniería financiera las grandes empresas pueden comprar con enorme facilidad partes de otras grandes empresas o financiar nuevos proyectos de inversión. La aplicación de las políticas neoliberales, que retiran el corsé keynesiano -las prohibiciones y regulaciones que existían en el marco económico- no hacen sino disparar esas tendencias subyacentes. Las grandes empresas pueden, desde entonces, internacionalizarse incluso a partir de la emisión de lo que algunos autores han denominado capital financiero (véase el trabajo de Oscar Carpintero).
En este punto de la evolución capitalista, las empresas están formadas por propietarios, gestores y trabajadores pero que mantienen relaciones muy distintas a las anteriormente descritas. Los propietarios son los accionistas, pero que ya no tienen una preocupación directa por el estado de la actividad productiva -a diferencia del propietario tipo s. XIX- sino que únicamente se preocupan por rentabilizar su capital. La extraordinaria liquidez de los mercados les permite a estos accionistas pasar de una empresa a otra en cuestión de segundos, por lo que se disocian los intereses y vencen las estrategias cortoplacistas. Los gestores, por otra parte, son los consejos de administración de las empresas y los directivos, esto es, aquellas personas que toman las decisiones que afectan a la actividad productiva. Estos consejos de administración obedecen órdenes de los accionistas, porque a ellos les rinden cuentas -no en vano los accionistas pueden exigir la destitución de éstos si consideran que no lo están haciendo bien, es decir, de acuerdo a sus intereses-. Esta relación, propia de la etapa neoliberal, está definida como “shareholder value” y estudiada en la literatura económica en el marco de la llamada “corporate governance” y de la “teoría de la agencia”. Los trabajadores, por otra parte, también están fragmentados en función del segmento productivo al que están asociados -desde gerentes hasta trabajadores de cuello azul-.

La moderna red empresarial

El problema macroeconómico es que en el mundo no sólo existe la distribución de riqueza y renta, sino también la de poder. Las grandes empresas determinan la configuración económica de cualquier país o región, e influyen de forma directa e indirecta en la creación de empleo y la calidad de vida. Por lo tanto, la capacidad de tomar decisiones o influir en ellas por parte de las grandes empresas es especialmente importante y es una manifestación de poder. Pero dada la inmensa y compleja red que se ha tejido entre las propias empresas, es complicado saber quién se encuentra detrás de esas decisiones.
El estudio con el que he comenzado este escrito nos aporta datos esclarecedores. Teniendo presente que las grandes empresas internacionalizadas, es decir, las transnacionales, forman una red en la que por encima tienen a los accionistas y por debajo a sus filiales (para las cuales la empresa matriz es su accionista), se ha elaborado un mapa mundial de las 43.060 empresas más importantes. Como se puede observar en el siguiente gráfico, esto no podría haberse hecho sin tratamiento informático a partir del software adecuado (de hecho, la imagen sólo nos ilustra la composición, porque más allá de ello no vemos un pijo).
Nodos
Nodos
De lo que se extrae en el artículo es que hay un núcleo de empresas, o core (SCC en la imagen siguiente), que se encuentran dominando las relaciones del resto a partir de su control accionarial. Es decir, de las ramificaciones que nacen de las empresas centrales puede observarse que controlan parcial o totalmente gran parte del resto de empresas. En conjunto, ese núcleo está formado por 147 empresas que controlan el 40% del valor accionarial total. Saliéndonos del núcleo encontramos que 737 empresas controlan el 80% del valor total.
Core
Control
Uno de los aspectos más interesantes es que en ese núcleo de 147 empresas hay dos tercios que son empresas financieras, es decir, grandes bancos comerciales y de inversión.  Y estos son, por lo tanto, los sujetos económicos con más poder para determinar la economía mundial. La lista de esas entidades núcleo, que puede verse aquí, es ilustrativa también del poder nacional que respalda esos intereses económicos. A continuación, un zoom sobre las entidades financieras más importantes que componen ese grupo. ¿Os suenan?
 zoom sobre las entidades financieras
Zoom sobre las entidades financieras
Conclusiones
No cabe ninguna duda de que hay una relación directa entre las entidades que concentran el poder económico y político, en la medida que han aprovechado la debilidad autoimpuesta por los Estados por medio de las privatizaciones y desregulaciones, la responsabilidad en la crisis financiera y los beneficiarios del intento de salir de la crisis. Podemos decir, con los datos en la mano, que las entidades financieras son quienes controlan la economía mundial. Pero lo hacen sin necesidad de recurrir a conspiraciones oscuras, porque es la propia dinámica del sistema económico capitalista la que explica que estos sujetos económicos, las empresas transnacionales y su red, operen de acuerdo a una lógica que les lleva a defender sus intereses. Intereses que son antagónicos con los de los ciudadanos, de modo que su propia dinámica lleva al incremento de la explotación sobre los más desfavorecidos.
El análisis político de por qué un gobierno nacional sale en defensa de una trasnacional (como Repsol) queda para otra ocasión, como también dejaremos para más adelante un análisis de las implicaciones de clase que todo esto significa -por cierto, magníficamente estudiadas por el economista marxista Gerard Dumenil-. Aunque en ambos casos hay elementos en este propio artículo, en la medida que podemos saber que, por ejemplo, Repsol está participado por entidades financieras como CaixaBank y otras entidades que a su vez están participadas por entidades financieras nacionales e internacionales. Por otra parte, los accionistas acaban siendo, en última instancia, personas de carne y hueso. Esas personas son las clases altas, los segmentos más ricos de la sociedad que participan en las redes financieras -por ejemplo, en España el 40% de los hogares tiene el 60% de sus activos financieros en cuentas corrientes, que rinden poco o ningún beneficio, mientras que los hogares más ricos tienen gran parte de sus activos financieros en la forma de acciones o de fondos de inversión y de pensiones que en última instancia casi todos tienen que ver con los derechos de propiedad de las empresas transnacionales.
*Alberto Garzón es economista y diputado electo en el Congreso de los Diputados por Izquierda Unida Málaga.

tomado de CubaDebate:http://www.cubadebate.cu